(DYN)
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El 27 de octubre de 2010 era un día muy lluvioso. 
En el funeral realizado en la Casa Rosada, miles de personas desfilaban para despedir los restos de Néstor Kirchner, en una especie de capilla ardiente armada en el Salón de los Patriotas Latinoamericanos.
La entonces presidente Cristina Kirchner junto a sus hijos Máximo y Florencia, y algunos militantes de La Cámpora, custodiaban el féretro.
Recuerdo que por la tarde, en las afueras de La Rosada, un ex funcionario de confianza de Néstor Kirchner me dijo: "El problema es que la libretita la manejaba solo él, y él solo entendía lo que escribía allí".
En esa especie de cuaderno de apuntes, Kirchner anotaba todos los días el dinero que el Estado recaudaba y pagaba
Por eso, todos los días lo llamaba al secretario de Hacienda Juan Carlos Pezoa para que le dijera cómo cerraban las cuentas fiscales al final del día. 
"Era muy obsesivo para contar el dinero y siempre quería que entrara más de lo que salía y eso lo ponía en la libretita", comentaba el funcionario.
Luego de un tiempo, el mismo funcionario se sinceró y contó que en los primeros días de noviembre, Cristina llamó a dos ministros de su confianza y de muy mal humor los esperó agitando un cuaderno. "¿Qué es esto? ¿Alguien entiende lo que está escrito en este cuaderno?", preguntó la ex presidente fijando su vista en una libreta roja marca Arte, con una birome metida entre los espirales. Los funcionarios dijeron no saber de qué se trataba.
"Muy enojada, mencionaba anotaciones separadas mientras sacaba cosas de un cajón del escritorio, de la oficina que ocupaba el ex presidente contigua a la de ella, como por ejemplo un resumen de los activos y pasivos del Banco Central, que Néstor seguía día a día para saber cuántas reservas internacionales tenía el banco", continúa el relato del ex funcionario.

Kicillof impulsó la reforma de la Carta Orgánica del BCRA (Adrián Escandar)
Kicillof impulsó la reforma de la Carta Orgánica del BCRA (Adrián Escandar)

"¿Qué es esto; qué dice acá de la ANSeS?" ¿Por qué dice tanto Obras Públicas, con muchas anotaciones de números que no se entienden?", repreguntaba.
Los dos funcionarios permanecieron inmutables sin contestar hasta que se fueron del despacho. La frase final: "¡De acá en adelante se corta todo y me lo informan a mí!". Los dejó perplejos.
A partir de ese momento, la ex presidente comenzó a analizar cómo manejaría la economía Argentina, que había estado a cargo de su marido. 
Comenzó a confiar en el ministro de Economía Amado Boudou. 
Este pasó a ser el principal hacedor de la política económica hasta el 10 de diciembre de 2011 en que asumió como vicepresidente.
Antes de asumir su nuevo mandato, Cristina ya tenía los nombres de quienes la ayudarían para manejar la economía. 
Hernán Lorenzino, el nuevo ministro –puesto por Boudou– quedaría relegado por un joven economista de La Cámpora. 
El viceministro de economía Axel Kicillof, el secretario de Comercio Guillermo Moreno, la presidente del BCRA, Mercedes Marcó, y el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, serían los funcionarios clave de su gobierno para realizar la "desnestorización" de la economía, como así la definían.
Kicillof, pese a la resistencia de Lorenzino, impuso el modelo económico que quería La Cámpora, profundizando los controles a la compra de dólares, que habían comenzado 1 de noviembre de 2011 con el cepo cambiario, que originó un mercado paralelo del dólar similar al de los años 80. 
Entre las medidas que se tomaron luego de la muerte de Néstor Kirchner, se destacan la Reforma de la Carta Orgánica del Central, que significó una mayor injerencia del estado en la política monetaria y cambiaria de la institución. 
La Ley de Reforma del Mercado de Capitales permitía la intervención del Estado en empresas privadas y la estatización de YPF, que estaba en manos del grupo Repsol.
Kicillof, una especie de niño mimado de la ex mandataria, llegó al puesto de ministro de Economía el 23 de noviembre de 2013, cuando reemplazó a Lorenzino. 
De ahí se convertiría en protagonista del salto de 41,3% en el precio del dólar oficial, que durante sus casi dos años de gestión (desde el 10 de diciembre de 2011 al 20 de noviembre de 2013) subió de 4,279 a 6,04 pesos.

Cristina dilapidó el superávit fiscal que le dejó Néstor.
Cristina dilapidó el superávit fiscal que le dejó Néstor.
El ministro que se hizo célebre por la frase "me quiero ir" aventaja a Kicillof en cuanto al descontrol sobre el mercado paralelo. 
El dólar libre duplicó su valor en aquel período, de 4,70 a 9,92, más de un 100 por ciento. 
Pero la depreciación del peso no sirvió para frenar el atraso cambiario. 
La inflación acumulada –otro de sus logros– fue cercana al 80 por ciento.
Kicillof se transformó así en el ministro más devaluador del kirchnerismo, pese a lanzar frases como "la devaluación dinamita el salario" o "nunca vamos a devaluar". 
Lo concreto es que desde noviembre de 2013, cuando asumió, el dólar oficial pasó de 6 a 9,4 pesos y el "libre" subió de 9,90 a 15,70 pesos
La inflación medida por un Indec intervenido por Moreno primero y luego por Kicillof, sirve para explicar el atraso cambiario que dejó aquel gobierno.
El segundo mandato finalizó con un fuerte aumento de la inflación y del dólar, con un producto per cápita menor al nivel con el que la presidente asumió en 2011. 
Las reservas internacionales cayeron en más de USD 20.000 millones y se registró un superávit (¿sic?) fiscal de casi 8 puntos del PBI frente a la economía superavitaria de Néstor Kirchner. 
La economía mostraba su cuarto año de estancamiento. 
El crecimiento económico acumulado durante el segundo mandato de Cristina Kirchner llegó a solo 0,5%. 
En ese período los indicadores de pobreza e indigencia –sin medición del Indec– mostraron un gran deterioro, y la inflación medida por las consultoras privadas, una tasa de crecimiento del 30% promedio anual.
En ese segundo mandato se empezaron a conocer propiedades a nombre de los Kirchner en lugares como Puerto Madero. 
También hoteles en El Calafate como Hotesur, Los Sauces y Las Dunas, que ahora son investigados por la justicia relacionados con el lavado de dinero. 
Varios de esos datos, tal vez, figuraban en ese cuaderno Arte, que solo él conocía.
Quizás allí también Kirchner anotó en clave el nombre del funcionario que retiró ese 27 de octubre unos 200 millones de dólares de un banco local. 
Esos dólares nunca fueron entregados a la familia que sigue reclamándolos a la familia de quien los retiró, sin tener ninguna respuesta.

fuente
"infobae", 26.10.2016