sábado, 1 de octubre de 2016
Hilo rojo: Gustavo Vera, Julio Piumato y un juez en una causa por robo de maquinarias de talleres
El falso vocero papal y el gremialista fueron imputados por haberse quedado con máquinas entregadas por el magistrado.
La pantalla de la “incautación de bienes de la mafia”.
Allí, en los locales 23 y 24 el oficial de la comisaría 7ma encontró mercadería de procedencia confusa en medio de muchos locales igualmente confusos.
Movido por su olfato policial, supuso que las remeras de equipos de fútbol argentinos que eran exhibidas en el local podrían no ser originales.
Las mismas fueron tan profundas que consistieron en que un agente de la División Defraudaciones y Estafas de la PFA llegara al lugar y, bajo la apariencia de ser un comprador común, lograse averiguar que las remeras eran confeccionadas en un taller clandestino. Funcionó.
De paso, se llevó la dirección exacta del taller y hasta el nombre del fabricante.
Tanto apuro tuvo el juez que, en contra de lo que establece el Art 180 del Código de Procedimientos Penales, se olvidó de avisarle al fiscal de turno sobre la marcha de las investigaciones.
Allí confiscaron 19 máquinas destinadas a la confección de prendas de vestir, tres rollos de tela de jean color azul, 200 jeans color negro terminados, 270 jeans negros casi terminados, 775 pantalones de la misma tela semi terminados en color azul, 180 pantalones de jean celeste en proceso de fabricación, 180 pantalones de tela mimetizada, 730 cortes de tela de jean negro, 720 cortes similares pero de tela azul y 90 carreteles de hilo.
El acta finaliza describiendo el secuestro de una bolsa de plástico con etiquetas de las marcas “Diosa”, “Luna”, Straight Fight” y “Raiders Jeans”.
Lo que sí encontraron fue al ciudadano boliviano Faustino Mamani Chinche y a su esposa, Reyna Calizaya, quienes fueron detenidos por disposición judicial.
En otro tramo del expediente se hace notar que las jornadas laborales, según los propios empleados, iban “desde las 08:00 hasta las 17:00 horas en algunas ocasiones, y hasta las 19 en otras”, y que las personas “desayunaban y almorzaban en sus lugares de trabajo, y la comida era cocinada por Reyna Calizaya y se las proporcionaba Faustino Mamani”.
El 18 de diciembre siguiente, Gustavo Vera y Julio Piumato presentaron ante el juzgado de Lijo un escrito para que se le entregaran las máquinas y prendas secuestradas a Mamani Chinche.
Para convencer al magistrado, invocaron “…la trayectoria que ambos tenemos en la protección de los trabajadores y los grupos sociales más desprotegidos”, además de recordar que en el pedido de Piumato estaba “…involucrada la Secretaría de Derechos Humanos de la CGT” y que la Fundación La Alameda que dirige Vera “…ha demostrado experiencia y trayectoria en realizar emprendimientos de esta naturaleza”.
Luego de semejante presentación de credenciales, reclamaron que “se nos designe depositarios judiciales de dichas prendas, retazos y maquinaria textil”.
Cuando se les consultó a los voceros de Vera sobre cómo hicieron para enterarse de la existencia de esas máquinas y mercaderías, contestaron que existían “convenios” con los juzgados para que les informaran sobre los allanamientos a talleres clandestinos, aunque no aportaron documentos que sustentan esa afirmación ni explicaron por qué la justicia privilegiaba informar a algunas organizaciones y dejaba de lado a otras.
Es que, según las leyes argentinas, no es posible entregar un bien en custodia del Estado o de un tercero hasta que exista una sentencia firme.
Los dólares de Antonini debieron esperar 9 años. En el caso de lo que le fuera quitado a Mamani Pinche, esperaron cinco días, cuando la instrucción judicial no había logrado siquiera probar un delito.
La ironía del armado político-religioso de Vera es que ha unido a Julio Piumato, el dirigente sindical que más apoyó la investigación de Nisman, y a Rafecas, el juez que la enterró sin haber mirado de reojo la carátula.
El juez que cerró el ciclo de discursos de magistrados argentinos fue Ariel Lijo.
En una muestra de su poder para influir sobre la agenda del Vaticano, el legislador Vera logró que además Rafecas fuera invitado a un evento organizado por el Pontífice el próximo mes de noviembre.
Meses después, viajaría con ellos rumbo a Roma.
Mientras todos se encontraban peregrinando a Santa Marta, el abogado Alejandro Kim, defensor de Mamani Chinche, denunció al titular de La Alameda y al secretario general de los Judiciales por el delito de “malversación de caudales públicos”.
En su escrito, Kim dejó constancia que no se trataba de un hecho aislado, sino de una forma de proceder de un grupo en el que se ven implicados jueces y fiscales que, con la excusa de combatir el trabajo esclavo en la Ciudad de Buenos Aires, se apropian de bienes de los comerciantes textiles.
A esa metodología Kim la calificó de “forum shopping”.
La cuestión no es menor, ya que el ser depositario judicial no pueden disponer como se les antoje de los bienes que se les dan y que siguen siendo del Estado en tanto no exista una sentencia que dictamine su disposición final.
O dicho de manera más simple: solo podían atesorar los bienes y de ningún modo podían siquiera probarse uno de los pantalones y mucho menos entregarlos, usarlos o venderlos.
Pero no sólo dispusieron como quisieron, sino que un Juez los autorizó a hacerlo.
expediente que corre “por cuerda”, o sea, conexo a un expediente principal– para investigar qué sucedió con los materiales que Vera y Piumato no devolvieron. La cuestión no es menor, ya que el ser depositario judicial no pueden disponer como se les antoje de los bienes que se les dan y que siguen siendo del Estado en tanto no exista una sentencia que dictamine su disposición final. O dicho de manera más simple: solo podían atesorar los bienes y de ningún modo podían siquiera probarse uno de los pantalones y mucho menos entregarlos, usarlos o venderlos. Pero no sólo dispusieron como quisieron, sino que un Juez los autorizó a hacerlo.
La ahora nueva causa lleva la carátula “C7285/2016 Vera Gustavo Javier y otro S/Malversación de caudales públicos (Art 261 CP)”
En el entorno de Vera afirman que devolvieron las maquinarias, que el faltante fue un error involuntario - como si tal acto hiciera desaparecer la malversación - y que pidieron que se postergue la indagatoria.
El juez Bonadío espera el análisis de las actas de devolución para corroborar si es cierto que devolvieron máquinas textiles que nada tenían que ver con Mamani Pinche y menor cantidad de mercadería que la que recibieron en custodia.
El motivo de la charla tuvo como eje “la reutilización de bienes incautados a la mafia”. Sentado como conferencista se encontraba Germán Garavano, Ministro de Justicia y Derechos Humanos.
Allí dieron cátedra sobre la importancia de disponer de los bienes incautados a aquellos que recurrían a la ilegalidad para obtener beneficios.
El yerro de los asesores que no le avisaron de la situación judicial de Vera llevaron al ministro a decir que “Necesitamos que la justicia esté más cerca de la víctima”, sin haber tomado la precaución de acercar al estrado al ciudadano boliviano Faustino Chinche Mamani, que para ese momento llevaba nueve meses sin justicia y sin sus bienes.
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