domingo, 25 de septiembre de 2016
La cofradía del Dragón: las razones familiares de Alberto Pérez para defender al cajero de Scioli.
Tras la apurada aparición del ex Jefe de Gabinete provincial se escondía una buena explicación.
Una sociedad, dos esposas, dos funcionarios, un monstruo en el jardín.
Documentos exclusivos.
El ex jefe de gabinete del sciolismo, Alberto Pérez, se apresuró a defender al otrora funcionario.
Sin que se le arrugase la cara de vergüenza, explicó que aquella obra de dudoso buen gusto era usada para guardar elementos de limpieza de la pileta, como lo haría cualquier otro argentino que coloca una figura de acero en su jardín con una bóveda dentro.
Detrás de la explicación clorada se esconde una razón mucho más concreta: la relación societaria que une a las esposas de Carbone y Pérez.
Y no, no se trata de una sociedad para ahorrar en cloro.
Trabajó bajo las órdenes directas de Alberto Pérez y desde 2008 fue el responsable de administrar miles de millones de pesos del presupuesto provincial.
En simultáneo fue el jefe de las finanzas de la fallida campaña “Scioli Presidente 2015”.
Su gestión en ambos rubros está sospechada de haber malversado grandes cantidades de dinero cuyo destino final habría sido el uso de fondos públicos para promover la candidatura del gobernador y haber aportado a la mejora de la vida patrimonial de sus funcionarios más cercanos.
La causa penal en la que se investiga el manejo de los fondos de campaña tras la denuncia de la diputada Elisa Carrió es llevada adelante por Álvaro Garganta, fiscal a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción n°11 de La Plata.
¿Su antecedente más notable?
Fue socio de un locutorio en la ciudad de Buenos Aires junto con el exdiputado kirchnerista Martín Cosentino Moreto.
Como suele suceder con muchos funcionarios, al llegar a un alto cargo gubernamental tuvo una racha inmejorable de buena suerte financiera.
Silvina Noemí Lorenzo es la esposa de Walter Carbone y –según se investiga– quien aportó dinero de una herencia para que la familia pudiera comprar la casa dentro del country Abril.
Sin el aporte súbito de tanto dinero, es muy difícil justificar cómo hizo un ciudadano para hacerse de tanto patrimonio cobrando menos de 100 mil pesos mensuales que, si bien no es un sueldo despreciable, no alcanza para el nivel de vida que permite gastos suntuarios tales como contratar a un artista para que le construya un bodoque de hierro con el único fin de guardar el limpiafondo y el cloro de la pileta.
Según los registros impositivos de la sucursal Lomas de Zamora de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), Silvina Lorenzo es docente y trabaja en relación de dependencia en la categoría “servicios de asesoramiento, dirección y gestión empresarial”.
Es además monotributista clase B con autorización para brindar “locaciones y servicios”.
Probables incompatibilidades mediante, hasta aquí nada indica que haya tenido una carrera empresarial que explique su contribución para que el matrimonio pueda haberse mudado a un departamento en el edificio de la calle Callao 1618 del porteño barrio de la Recoleta.
No es que sea una zona que diste con el espíritu Nac & Pop: el departamento queda a metros de la vivienda de la expresidente Cristina Fernández de Kirchner.
Al mismo tiempo pudieron hacerse propietarios de una costosa casa en el country Abril, con lo cual resta saber si la mentada herencia alcanzó para dos adquisiciones inmobiliarias, para una, o tuvieron suerte con el plan Procrear: Abril Club de Campo, ubicado en el partido de Berazategui, es uno de los emprendimiento más caros de la zona zur del conurbano bonaerense, sus gastos de mantenimiento no son precisamente bajos, mucho menos si hay que mantener bien alimentado a un dragón que pernocta en el jardín.
La sede social fue establecida en la Avenida Montes de Oca 1762, piso 6, departamento “D”. Aparentemente, la unidad es enorme, ya que en la misma dirección fueron inscritas otras empresas denominadas “Aeromotores SA” y los accionistas de “Sistemas Integrados SA”, sin que pueda establecerse otra relación con la consultora de la empresa de Lorenzo.
Asistencia técnica y asesoramiento en proyectos de investigación social, política y psicológica”, además de “evaluación de proyectos de inversión de todo tipo, estudios de factibilidad y pre inversión de planes, programas, proyectos de inversión (SIC)”.
El objeto social se amplía luego a “realización de programas de entrenamiento para dirigir, instruir, y entrenar a grupos de personas” y “realizar encuestas, estadísticas, elaboración y análisis de datos”.
Si no le suena, le contamos que es el mismo tipo que el 12 de junio de 2014 dio fe de las donaciones hechas por un grupo de ciudadanos a la campaña de Daniel Scioli por 70 mil pesos.
Fuentes reservadas que participaron de la campaña, sugieren que el mismo escribano prestó servicios en otras donaciones similares.
El 20 de noviembre de 2013, CMS Consultores SRL anotó la salida de la socia Claudia Campana, quien cedió sus acciones a Lorenzo y Orella.
El cambio de composición societaria había sido avalado también por el escribano Malich.
¿Quién es María Marta Orella, la socia que quedó como única compañía de la esposa de Carbone en la consultora? Nada menos que la actual mujer de Alberto Pérez.
La sociedad de María Marta Orella con la esposa de Carbone explica el apuro de Alberto Pérez por salir a los medios apenas se descubrió la presencia de la caja fuerte dentro de la obra de arte que descansaba en el jardín de su ex subalterno.
Ambas familias son vecinas del country y el propio Pérez reconoció haber ido en numerosas ocasiones a la casa de Carbone.
Resulta difícil que aquella sociedad de objetivos sociales amplios fuera útil para justificar la fortuna del excajero de Daniel Scioli.
O quizás haya que bucear en los registros provinciales para saber si facturó algún servicio que les haya permitido darle sentido al haber puesto los 30 mil pesos de capital que aportaron las fundadoras de la empresa al momento de crearla.
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