29 jun 2019

DESMEMORIA Y… DÍAS SALVAJES -III-














DESMEMORIA Y…
DÍAS SALVAJES
-III-


El pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla
 
La teoría del cerco


La izquierda peronista, confundida, se decepciona con Perón apenas regresa al país.

Acusa a su ministro de Bienestar Social de aislarlo del pueblo.

Perón los recibe y escucha sus demandas en la residencia presidencial de Olivos, junto a López Rega.


“Yo soy un servidor de la Nación porque el General me coloca allí. Si el General me dice ‘López salga’, yo salgo; si el Genera me dice: ‘López quédese’, yo me quedo. Soy un soldado que cumple con la verticalidad del General Perón y que cumple su tarea como un argentino que tiene noción de lo que la Patria necesita”
José López Rega

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Llovía y eran miles.

Formaban diez cuadras de columnas compactas y detrás otras diez cuadra más raleadas.

El punto de partida de la concentración era el cruce de la avenida Maipú y Aristóbulo del Valle, cerca de la avenida General Paz.

Desde allí caminaron hasta la residencia que ocupaba Perón desde que había regresado al país, hacía ya un mes, en Gaspar Campos 1065.

La Juventud Peronista Regionales, subordinada orgánicamente a Montoneros, reclamaba un “diálogo directo”, sin intermediarios, con Perón.

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Querían “romper el cerco” que lo aislaba de s pueblo.

A la cabeza de la movilización estaban los cuatros dirigentes  de la Juventud Peronista Regionales: Juan Carlos Dante Gullo, Miguel Lizaso, Juan carlos Añón y Roberto Ahumada.

Eran las cinco de la tarde.

Había carteles y banderas de JP, Montoneros, FAR, FAP (Fuerzas Armadas Peronista).

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Más de medio millar de policías custodiaba la casa de Gaspar Campos.

Cuando los dirigentes llegaron, les dijeron que Perón estaba en la quinta de Olivos.

Les permitieron llamarlo por teléfono.

Los atendió López Rega.

Les aseguró que Perón los recibiría.

Entonces todas las columnas marcharon bajo la lluvia con esa promesa.

La novedad los colmó de algarabía.

Hacía ocho días que Cámpora y el vicepresidente Vicente Solano Lima habían renunciado.


La presidencia correspondía al titular del Senado Alejandro Díaz Bialet, pero se le adjudicó una misión en el exterior para que el poder recayera en Raúl Lastiri, presidente de la Cámara de Diputados y yerno de López Rega.

Lastiri había ingresado en el quinto lugar en la lista del FREJULI de Capital Federal.

López Rega e lo había pedido a Cámpora: adujo que su yerno padecía cáncer de ganglios y si fallecía deseaba que su hija Norma le quedara la pensión.


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Cámpora aceptó.

Lastiri lo sucedió en la presidencia.

Montoneros lo entendía como un regreso al pasado: “La presencia de Lastiri como presidente provisional supone la continuación imperialista y significa concretamente la vuelta al régimen derrotado el 11 de marzo” afirmaron en un comunicado.

Por eso propusieron que el Congreso designara a Perón como presidente provisional por ley de Acefalía.

Y lanzaron la consigna: “Perón presidente, inmediatamente”.

La movilización de la Juventud Peronista a Olivos también estaba enmarcada en la disputa por la vicepresidencia.

Montonero sostenía a Cámpora.

O en su defecto, al jefe radical Ricardo Balbín.

La fórmula Perón-Balbín, un hipotético acuerdo político que se denominaría “Movimiento de Unión Nacional”, seducía a algunos dirigentes del peronismo.

Perón le había dado cierto aire a esa posibilidad.

“Es una muy linda fórmula. Yo con Balbín voy a cualquier lado, porque es un excelente compañero”, había expresado.

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Perón lo había visitado en el Congreso al cuarto día de su arribo al país.

Sin embargo la posibilidad de Balbín como vice fue rechazada por os gremios: no aceptaban que la UCR obtuviera el poder en caso que e consumara la peor hipótesi.

Perón ya había tenido dos infartos en cuatro meses.

Loa gremios no tenían un dirigente propio para acompañar a Perón en la fórmula.

Reclamaban la vicepresidencia para Isabel o, en el último de los casos, para López Rega.

Todavía quedaban flotando e el aire los coletazos de la masacre de Ezeiza.

Montoneros había ordenado pintar las paredes con la inscripción: “Osinde, asesino del pueblo peronista”, y también, en afiches de fondo negro, imprimió las fotografías de José Ignacio Rucci, Alberto Brito Lima y Norma Kenedy, con la inscripción “traidores”.

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Una ignota “Juventud Peronista”, en tanto utilizaba el primer mes de aniversario de Ezeiza para denunciar a “los infiltrados en nuestras filas: ERP, FAR, Montoneros, con sus drogadictos homosexuales y mercenarios vernáculo y extranjeros”.


La lucha interna, además, comenzaba a dejar sus primeros muertos.

El 22 de julio el obrero Benito Sphan, militante dela Juventud Peronista, fue asesinado por un custodio de UOM en un salón del barrio 9 de  Julio, en San Nicolás.

Aunque luego se intentó quitarle “intencionalidad política” al crimen, la CGT local y las 62 Organizaciones habían declarado “personas no gratas” a cuatro concejales de la JP y al titular del Concejo Deliberante, Pedro Machi.

“SIN INTERMEDIARIOS”

Perón recibió a los dirigentes juveniles en un salón de la residencia de Olivos.

Era la primera reunión cara a cara, luego del frustrado  acto del 20 de junio.

Junto a Perón estaban Lastiri y López Rega.

El ministro de Bienestar Social los recibió con desconfianza.

“Yo sé que debajo de los ponchos hay armas largas”, afirmó.

Le pidió al jefe de custodia Juan Esquer que los revisara. Esquer no hizo caso.

Juan Carlos Dante Gullo le mencionó a Perón que la Juventud Peronista tenía medio millón de militantes encuadrados en todo el país y que era la única organización que podía movilizar en perfecto orden y disciplina.

“Los 60.000 compañeros que esperan afuera nos dan autoridad representativa como los únicos dirigentes de la JP.”

López Rega intentó ralear su autoridad como líder juvenil: “Juventudes Peronistas son muchas y están divididas”, dijo.

En la reunión, Gullo pidió un contacto permanente para que no hubiera intermediarios en la relación con la JP.

Perón respondió que, cada vez que necesitaran verlo, hablaran con Esquer.

La JP pidió que quedara un registro gráfico de la reunión.

López Rega intentó impedirlo: “Hoy no hay fotógrafos en la residencia”, dijo.

Aun así lograron hacer ingresar al reportero de “El Descamisado”, que esperaba fuera.

Parecía una acción política exitosa. Un final feliz.

De los hechos se desprendía la siguiente lectura: Perón había recibido a JP en el contexto de una movilización de miles de militantes; la había legitimado; la manifestación había sido pacífica, sin infiltrados ni incidentes; la JP había encontrado a Perón por primera vez  desde su regreso al país; lo habían encontrado en buen estado de salud, y bastaría contactar al jefe de la custodia Esquer para un nuevo encuentro.

“El Descamisado” lo graficó en la tapa del número 10: “La Juventud Peronista llegó hasta Perón. Se rompió el cerco del brujo López Rega”.



Incluso más: los líderes le pidieron a Perón que les escribiera una esquela de pocas líneas, para darle veracidad a encuentro. Perón aceptó.

Lo líderes juveniles atravesaron los portones de Olivos.

En la calle, la multitud los recibió con júbilo.

“Urgente, urgente, Perón presidente”, se cantaba.

También se escuchaban otras consignas más urticantes: “Que nadie lo discuta López Rega hijo de puta”.

“López, los muchachos quieren conectar conmigo”

Sin embargo, los diarios publicarían otra versión del encuentro de Perón con la JP.

La versión del gobierno. La versión oficial.

En un comunicado de Presidencia distribuido por Télam se informaba que José López Rega había sido  designado “delegado personal del teniente general Perón ante las distintas organizaciones que conforman la Juventud Peronista”.

Los recibiría en su despacho oficial los días jueves por la mañana.

Las entrevista debían solicitárselas a Julio Yessi.

En ese momento, Yessi era asesor de Gabinete del Ministerio de Bienestar Social y había sido designado por López Rega para conformar la Juventud Peronista República Argentina (JPRA).

López Rega quería tener su propia JP:

Las aclaraciones posteriores de López Rega tomaban de modo grotesco a aquella “juventud maravillosa” que elogiaba Perón durante la dictadura de Lanusse.

El hombre al que querían borrar del círculo de Perón los atendería de acuerdo con su agenda de actividades en el Ministerio.

Dos días después, López Rega explicó a la prensa lo sucedido en la reunión de Olivos: “Lo que ha ocurrido es que el general Perón, ante un pedido de los muchachos que lo fueron a ver, me llamó y me dijo: ‘López, los muchachos quieren conectar conmigo. ¿Cómo podemos hacer?’. ‘Buenos – le dije -, que me indiquen qué es lo que quieren, yo se lo traslado’. Y eso fue todo. Lo voy a decir con toda claridad. Siguiendo las indicaciones del General he manifestado que los días jueves, que es el día que tengo un poco más de tiempo en la mañana, de 9 a 11, recibiría a todos os dirigentes dela Juventud. Esto solamente a efectos de facilitarles un camino más directo, para que no anden penando y dando vueltas de un lado para otro buscando gente que los pueda acercar o buscando influencias que no existen. Si ellos dicen que no quieren verme a mí, tienen el derecho de hacer las cosas como se les dé la gana. Yo no puedo forzar a la JP ni tengo la menor intención. Yo soy un servidor de la Nación porque el General me coloca allí. Si el General me dice: ‘López salga’, yo algo; si el General me dice: ‘López quédese’, yo me quedo. Soy un soldado que cumple la verticalidad del general Perón y que cumple su tarea como un argentino que tiene noción de lo que la Patria necesita”.

López Rega anticipó que en su rol de intermediario recibiría “a todos los dirigentes de la juventud”.

El dilema de la JP era como seguir acusando a López Rega, sin cuestionar a Perón, y dar respaldo a la versión publicada en “El Descamisado”.

Convocaron a la prensa al local dela calle Chile, en San Telmo, y leyeron un comunicado.

Afirmaron que “Perón se encargó de enfatizar que entre ellos y la juventud no debía existir ningún tipo de intermediario, y no se habló del nombre (López Rega) que alude el comunicado de Presidencia”.

Además presentaron la esquela de Perón como prueba de legitimidad de que eran los únicos representantes juveniles:  “‘He recibido a los compañeros dirigentes de la Juventud Peronista’. Y nosotros agregamos que acá hay una sola Juventud Peronista y es la que luchó contra la dictadura militar, la que se moviliza masivamente”.

En medio del desánimo y la confusión, la JP continuó redactando comunicados contra López Rega, pero no puso en duda la palabra de Perón – “no habría ningún intermediario” – antes que admitir la trampa que les habían tendido en la noche de Olivos.

El 25 de julio, el Ministro de Bienestar Social comenzó sus tareas como delegado de Perón ante las organizaciones juveniles y recibió a una delegación de dirigentes de la JPRA y de la Juventud Sindical Peronista (JSP).

“NO ERA LÓPEZ REGA: ERA EL PLAN DE PERÓN”

El periodista Ricardo Grassi fue director de “El Descamisado” y de las posteriores publicaciones de la JP montonera. “El Peronista” y “La Causa Peronista”, entre 1973 y 1974.

Es autor del libro “El Descamisado. Periodismo sin aliento”.

Esto relató en una entrevista con el autor.

-          Una delas versiones difundidas sobre la reunión del 21 de julio de 1973 en la residencia de Olivos es que el “Descamisado” suprimió a López Rega de la foto de Perón con los dirigentes de la Juventud Peronista.

-          No, no hubo corte, López Regano estaba en la foto. La foto la había hecho un fotógrafo de “El Descamisado”. Perón dijo que el nexo era Esquer y después, cuando terminó la reunión, López Rega dijo que el intermediario era él. Era todo muy agitado. Nosotros creíamos en la “teoría del cerco”. Pero en realidad no se trataba de López Rega era el plan de Perón. Perón tenía mucha cancha. Si había dicho que era Esquer y después López Rega decía otra cosa a Perón no le importaba. ¿Qué podíamos hacer nosotros? Es como un tipo muy importante te firma un cheque sin fondos. ¿Qué le podes protestar?

-          ¿No se percibía esa manipulación de Perón?

-          Perón era muy habilidoso para mantener su poder. Así logró mantenerlo en los años de exilio. Él tenía un proyecto y necesitaba las personas para llevarlo adelante. Rucci era fundamental. Fue a quien eligió para manejar la organización sindical. No elgió a (Raimundo) Ongaro. Perón era pragmático. Tenía en  claro qué es el poder, que resortes se necesitan para un plan.

-          Un plan que no podía llevar adelante con Montoneros.

-          Montoneros y la izquierda peronista no tuvieron la flexibilidad para generar una situación que permitiese negociar. Todo era “de máxima”. A partir de matarlo a Rucci (el 25 de setiembre de 1973)se perdió toda posibilidad de negociación. Había que tener la lucidez para generar eso. En realidad, el que le había dado espacio al “montonerismo” había sido Cámpora. Y era una alianza electoral para el 11 de marzo. Perón dejó hacer porque el “montonerismo” era un sector que movilizaba. Después Perón defenestró a Cámpora, lo mandó de embajador, y era evidente que defenestró también a todo el “montonerismo”, no sólo a Cámpora. 

-          Ya con la caída de Cámpora, Montoneros perdió el espacio de negociación.

-          En política hay espacio para todo. Se necesita lucidez y políticos. Los militantes no son necesariamente políticos. Son personas puristas, llenas de principios. Entre ellos me pudo incluir. Pero los dirigentes tienen que ser políticos. Montonero no tuvo la capacidad de mantener un diálogo, una alternativa. Se empezaron a establecer elementos de puja, y esto Perón no lo digirió de ninguna manera…Salvador Linares, “El Palomo”, nuestro diagramador y peronista de la primera hora, decía: ”Con Perón no se jode, no soporta que les cuestionen la autoridad”. 

-          ¿Cómo se inventó la “teoría del cerco”? ¿Montoneros la creía realmente?

-          Hay dos cosas que manejar. La posición oficial, que se dice públicamente, y lo que piensan los individuos, que sólo importa internamente. Ante la situación de quedar desacomodados, se prefirió creer en la “teoría del cerco”. Porque una vez Perón había hablado de la patria socialista, en un libro, o en una entrevista filmada, y había hablado de las “formaciones especiales”… Pero Perón, cuando se reabrió el período democrático, entendió que las formaciones especiales ya no tenían sentido para su plan. Empezó a hablar de “democracia integrada” antes que de patria socialista. Algo que había que elaborar para seguir sintiéndose dentro del peronismo, y surgió la teoría del cerco. Alguno la creerían. En política no importa mucho lo que creés, importa lo que decís. De todos modo , más allá de la política, eran dos proyectos opuestos. Y para destruir del que encarnaban las formaciones especiales, tuvieron que inventar la Triple A y luego las desapariciones y torturas demenciales.

-          ¿Cómo era la participación de Mario Firmenich en “El Descamisado”?

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-          Alguien de la conducción, no necesariamente Firmenich, venía una vez por semana a la revista. Teníamos discusiones de contenido, pensábamos cómo sintetizar las cosas. A Firmenich le gustaba hacer e periodista, pero no reclamaba los títulos, sólo participaba de la charla política. Periodísticamente, todo se complicó a partir de que llegó Perón al país. Hasta entonces teníamos todo digerido para decir una cosa, y después el panorama cambió. Me acuerdo de que una vez, con un discurso de Perón en la CGT, publicamos “Condenó al imperialismo yanqui”, cuando el discurso decía otra cosa… apenas una mención perdida. Era una situación delicada y preocupante. Porque una cosa son las estructuras del poder y otra, algo que puede ser poderoso – como Montoneros – pero no está en la estructura del poder y no negocia dentro de un sistema. Fue un período de mucha tensión, hasta que sucedió la muerte de Rucci. Fue una equivocación total. Se creyó que poniéndole un cadáver sobre el plato, él iba a negociar. Perón no era así; dijo: “Acá se terminó”. Y además no era cualquier cadáver. Era el cadáver del tipo que él había elegido. Me lo dijo en el reportaje que le hice en Madrid en diciembre de 1972: “Rucci va a manejar los sindicatos”.

-          ¿Cómo vivió Montoneros la campaña en apoyo a la fórmula Perón- Isabel Perón para setiembre de 1973?

-          Se vivió mal. Era una fórmula que no pegaba en nada con la visión de Juventud Peronista. La revista hizo una  presentación crítica. Isabel  era López Rega. Pero a la vez, desde el punto de vista político, no había otra alternativa. Si no apoyabas esa fórmula, quedabas fuera del peronismo.


Fuente
“LOS DÍA SALVAJES”
MARCELO LARRAQUY
SUDAMERICANA
 

 

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¡BIENVENIDOS, GRACIAS POR ARRIMARSE!

Me atrevo a interpelar, por sentirlos muy cercanos, por más que las apariencias parecieran indicar lo contrario; insisto en lo de la cercanía, por que estamos en el mismo bote – que hace agua - , tenemos pesares, angustias y problemas comunes, recién después vienen las diferencias.

La idea es dialogar, hablar de nuestras cosas, hay textos que nos proporcionan la información básica – no única-, solo es una propuesta como para empezar. La continuidad depende de Ustedes, un eventual resultado adicional depende de todos.La idea es hablar desde un “nosotros” y sobre “nuestro futuro” desde la buena fe, los problemas exigen soluciones que requieren racionalidad, honestidad intelectual que jamás puede nacer desde la parcialidad, la mezquindad, la especulación.

Encontraran en “HASTA EL PELO MÁS DELGADO ...”, textos y opiniones sobre una temática variada y sin un orden temporal, es así no por desorganizado, sino por intención – a Ustedes corresponde juzgar el resultado -.Como no he vivido en una capsula, ya peino canas, tengo opiniones y simpatías, pero de ninguna manera significa dogmatismo, parcialidad cerrada.Soy radical (neto sin adiciones de letras ninguna), pero no se preocupen no es contagiosos … creo, solo una opción en el universo de las ideas argentinas. Las referencias al radicalismo están debidamente identificadas, depende de Ustedes si deciden “pizpear” o no.

El acá y ahora, el nosotros y el futuro constituyen la responsabilidad de todos.Hace más de cuatro décadas, en mi lejana secundaria, de una pasadita que nos dieron por Lógica, recuerdo el Principio de Identidad, era más o menos así: “Si 'A' no es 'A', no es 'A' ni es nada”, por esos años me pareció una reverenda huevada, hoy lo tomo con mucho más respeto y consideración. Variaciones de los mismo: no existe un ligero embarazo; no se puede ser buena gente los días pares.

Llegando al Bicentenario – y aunque se me tildé de negativo- siento que como pueblo, desde 1810, hemos estado paveando … a vos ¿qué te parece?. En algún momento perdimos el rumbo y ahí andamos “como pan que no se vende. Cuentan que don Ángel Vicente Peñaloza decía: “Como ei de andar, en Chile y di a pie, cuando hay de que no hay cunque, cuando hay cunque no hay deque”.

De tanto mirarnos el, ombligo y su pelusa, tenemos un cerebro paralitico, cubierto de telarañas y en estado de grave inanición. Padecemos una trágica concurrencia de factores que nos impiden advertir – debidamente -, este, nuestro triste presente y lo que es peor aún, nos va dejando sin futuro.

A los malos, los maulas, los sotretas, los villanos, los mala leche, los h'jo puta, los podemos enfrentar pero … ¿qué hacemos con los indiferentes, con los que solo se meten en sus cosas, y no advierten que el nosotros y el futuro por más que sean plurales son cosas personalisimas? Y luego dicen que quieren a sus hijos y su familia; ¡JA!, ¡doble JA!, ¡triple JA! (il lupo fero).

¡¡EL REY ESTÁ EN PELOTAS!!, dijo el niño de la calle, hijo de padre desconocido y madre ausente, ese niño es mi héroe favorito.

¿QUÉ ES PEOR LA IGNORANCIA O LA INDIFERENCIA?

¡¡NO LO SÉ Y NO ME IMPORTA!!

El impertinente, el preguntón es nuestra esperanza, nuestro “Chapulin Colorado”.

Mis querido “Chichipios” - diría don Tato- no olviden que además de ver el vaso medio vació o medio lleno, hay que saber que contiene – sino que le pregunten a Socrates - ¡Bienvenidos! Adelante. Julio


Mendoza, 11 de noviembre de 2009.