26 abr 2015

EL MALHUMOR DEL HUMORISTA... Y LA POBREZA

EL MALHUMOR DEL HUMORISTA...
                                                   Y LA POBREZA




Ignorando la pobreza

Por Jorge Sosa - Especial para Los Andes

En nuestro país ocurren cosas insólitas. Usted me dirá: en todos los países ocurren. Pero es que aquí son personalidades destacadas las que las producen. No fue hace mucho tiempo atrás cuando el turco dijo que dentro de poco íbamos a usar vehículos que se moverían por la estratosfera para unir Córdoba con el Japón. Y era el presidente.

No fue hace mucho tiempo cuando la Presidente habló sobre el contenido del testamento de Artigas, un documento que nunca se encontró. No fue hace mucho tiempo cuando el gobernador de la Provincia productora de vino por excelencia le sugirió a los campesinos que en vez de uva plantaran tomate. Los insolitismos (palabra realmente insólita), los bolazos, las ignoranteces (una palabra levemente ignorante), las pifias de los tipos y tipas que nos mandan, se agrandan por su misma investidura. 

Le cuento algo ligado al tema: cuando nuestra provincia era gobernada por un señor de escasa estatura,  llegaron a la provincia unos periodistas chilenos para hacerle un homenaje a Martínez de Rozas, periodista y personaje público notable que había desarrollado su tarea tanto aquí como del otro lado.

Nuestro gobernador no pudo concurrir a la reunión de homenaje por problemas de agenda (excusa de todo funcionario), entonces envió una nota de adhesión en donde se prodigaba en  saludos, abrazos y los mejores deseos para su vida futura a Martínez de Rozas quien había muerto en 1813. Un papelón. 

Pues ahora nos encontramos con lo dicho por el ministro de “Seconomía” argentino Axel Kicillof, cuando dijo que no sabía cuántos pobres hay en la actualidad en nuestro país. ¿Quién sino él, que maneja la economía, puede tener este dato? ¿El ministro de Obras Públicas? ¿El portero del ministerio?
¿Ludovica Squirru? Es más, dijo que ese era un dato estigmatizante. “Estigmatizar” es marcar, es dejar a una persona marcada al hacerle una imputación que pone en duda su honra. ¿Esto quiso decir el muy desinformado? La pobreza es una deshonra para el que la sufre no para el que la ignora. En vez de Kicillof debería apellidarse Késeyof. 

¿Cómo no va a saber el ministro de Seconomía, nada menos que el ministro de Seconomía, cuántos pobres hay en el país? ¿Entonces para qué es ministro? Porque, precisamente, su tarea, es administrar bien las finanzas del país a los efectos de conseguir que cada día haya menos pobreza ¿Cómo no va a saber cuántos son los menos (más)?  Esto es lamentable, pero de un estado de lamentatez (palabra lamentable) nunca antes conocido.

Es como si Milani dijera, no sé cuántas balas tengo, bueno, no debe saber porque todos los días le afanan un cuartel. Es como si el ministro de Salud dijera no sé cuántos  hospitales hay en el país, bueno, mucho no debe saber porque hay una gran cantidad a la que no les llegan los insumos. 

La ignorancia puede ser negligencia del ignorante, pero generalmente es negligencia de las circunstancias y los gobiernos que lo rodean.

Pero hay especialidades donde se necesita conocer el tema. No se puede alegar ignorancia en una función en la que ha sido puesto por conocimiento. Es como si un médico nos dijera: “Usted tiene una infección, de eso estoy seguro, ahora no me pida que le aconseje un antibiótico porque no tengo la menor idea”. Entonces la ignorancia sumada a la negligencia se transforma en una necedad. La ignorancia puede afectar a una persona, la necedad nos afecta a todos.

 Es como si el Gobernador de nuestra provincia dijera: “Yo no sé cuánto cobra Romeo Santos”... ¿cómo dicen?... ¡Ah! ¿Lo dijo? En fin, es inútil pedirle peras al olmo y mucho menos Perón al Manzano. Señores, preparen la leña: estamos en el horno. 

FUENTE
"LOS ANDES", 04.04.2015

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¡BIENVENIDOS, GRACIAS POR ARRIMARSE!

Me atrevo a interpelar, por sentirlos muy cercanos, por más que las apariencias parecieran indicar lo contrario; insisto en lo de la cercanía, por que estamos en el mismo bote – que hace agua - , tenemos pesares, angustias y problemas comunes, recién después vienen las diferencias.

La idea es dialogar, hablar de nuestras cosas, hay textos que nos proporcionan la información básica – no única-, solo es una propuesta como para empezar. La continuidad depende de Ustedes, un eventual resultado adicional depende de todos.La idea es hablar desde un “nosotros” y sobre “nuestro futuro” desde la buena fe, los problemas exigen soluciones que requieren racionalidad, honestidad intelectual que jamás puede nacer desde la parcialidad, la mezquindad, la especulación.

Encontraran en “HASTA EL PELO MÁS DELGADO ...”, textos y opiniones sobre una temática variada y sin un orden temporal, es así no por desorganizado, sino por intención – a Ustedes corresponde juzgar el resultado -.Como no he vivido en una capsula, ya peino canas, tengo opiniones y simpatías, pero de ninguna manera significa dogmatismo, parcialidad cerrada.Soy radical (neto sin adiciones de letras ninguna), pero no se preocupen no es contagiosos … creo, solo una opción en el universo de las ideas argentinas. Las referencias al radicalismo están debidamente identificadas, depende de Ustedes si deciden “pizpear” o no.

El acá y ahora, el nosotros y el futuro constituyen la responsabilidad de todos.Hace más de cuatro décadas, en mi lejana secundaria, de una pasadita que nos dieron por Lógica, recuerdo el Principio de Identidad, era más o menos así: “Si 'A' no es 'A', no es 'A' ni es nada”, por esos años me pareció una reverenda huevada, hoy lo tomo con mucho más respeto y consideración. Variaciones de los mismo: no existe un ligero embarazo; no se puede ser buena gente los días pares.

Llegando al Bicentenario – y aunque se me tildé de negativo- siento que como pueblo, desde 1810, hemos estado paveando … a vos ¿qué te parece?. En algún momento perdimos el rumbo y ahí andamos “como pan que no se vende. Cuentan que don Ángel Vicente Peñaloza decía: “Como ei de andar, en Chile y di a pie, cuando hay de que no hay cunque, cuando hay cunque no hay deque”.

De tanto mirarnos el, ombligo y su pelusa, tenemos un cerebro paralitico, cubierto de telarañas y en estado de grave inanición. Padecemos una trágica concurrencia de factores que nos impiden advertir – debidamente -, este, nuestro triste presente y lo que es peor aún, nos va dejando sin futuro.

A los malos, los maulas, los sotretas, los villanos, los mala leche, los h'jo puta, los podemos enfrentar pero … ¿qué hacemos con los indiferentes, con los que solo se meten en sus cosas, y no advierten que el nosotros y el futuro por más que sean plurales son cosas personalisimas? Y luego dicen que quieren a sus hijos y su familia; ¡JA!, ¡doble JA!, ¡triple JA! (il lupo fero).

¡¡EL REY ESTÁ EN PELOTAS!!, dijo el niño de la calle, hijo de padre desconocido y madre ausente, ese niño es mi héroe favorito.

¿QUÉ ES PEOR LA IGNORANCIA O LA INDIFERENCIA?

¡¡NO LO SÉ Y NO ME IMPORTA!!

El impertinente, el preguntón es nuestra esperanza, nuestro “Chapulin Colorado”.

Mis querido “Chichipios” - diría don Tato- no olviden que además de ver el vaso medio vació o medio lleno, hay que saber que contiene – sino que le pregunten a Socrates - ¡Bienvenidos! Adelante. Julio


Mendoza, 11 de noviembre de 2009.