15/03 – 11:00 – La situación del yacimiento de Río Turbio y la usina termoeléctrica, esta en el punto de cocción que le imprimieron los que se fueron, los que prevalecen de la época anterior y los que entraron de la mano de “Cambiemos”.
Se cuecen dentro de sus dominios, intereses cruzados, cuestiones de poder sindical y básicamente intereses económicos.
Nadie quiere perder las prebendas de la década ganada y los que llegaron quieres mamar de la teta jugosa del Estado benefactor.
Todos tienen un poco de razón, pero todos también, fueron mudos testigos de los desmanejos, corrupción y vandalismo económico que no podía terminar de otra forma.
Hoy no debería haber sorprendidos, por lo que ocurre en YCRT. (Por Rubén Lasagno).
Cualquier lector que ingrese a nuestra base de datos o googlee “YCRT” se va a encontrar con múltiples notas, todas de OPI Santa Cruz, donde a lo largo de estos 10 años hemos ido desgranando, no solo los problemas del yacimiento, sino la corrupción, los conflictos gremiales, los negociados, las compras sobrefacturadas, las denuncias de un lado y otro, las licitaciones truchas, las compras directas, los contratos leoninos con la UTN, los enormes sueldos que han cobrado durante la última década, personal que ni siquiera tenía el mínimo conocimiento en la materia, los “premios” que se pagan a fin de año, la BAE, la exención del Impuesto a las Ganancias, el ingreso indiscriminado de personal traídos por cuestiones políticas, los amigos de Depetri, el uso político de la empresa por parte de Intendentes, diputados, gobernadores y de la propia ex presidenta y así podríamos seguir enumerando infinitamente, la serie de anormalidades (y atrocidades) que se cometieron con la empresa estatizada, desde donde se transfirió la misma matriz corrupta hacia la usina que, bajo promesa de funcionar a carbón, el cual jamás podrá producir el yacimiento en las cantidades previstas, se simuló una obra deficiente, costosísima y obsoleta antes de ponerse en marcha y solo usada como máscara para gastar más fondos públicos y enriquecer bolsillos de sectores empresariales, políticos, funcionarios, intendentes, concejales y sindicalistas que hoy, desde otra vereda, pugnan por sus derechos perdidos.
Pero hay algo de lo cual nadie habló y muchos menos observaron cuando se lo decíamos una y otra vez desde este espacio: si el yacimiento no produce, su existencia como empresa es finita.
Si semejante “inversión” no tiene una justificación nada más que “social”, es inviable para cualquier gobierno, sea éste del signo que sea, excepto el kirchnerista, el cual tenía anidado en la cuenca todos y cada uno de sus negocios con YCRT, con la usina, los gremios, empresarios y políticos locales, provinciales y nacionales.
Así fuera Macri, Massa o quien fuera, excepto Scioli única garantía para la continuidad del saqueo y la corrupción K, iba a ser muy difícil sostener la inmensa cantidad de dinero que se venía erogando anualmente, mal invertido y sin producción por años, con una falta total de horizonte productivo, devastación total de los medios y una magnífica corrupción imperante que durante años se fagocitó el futuro de YCRT y lo peor, es que estaba a la vista de todos y pocos o nadie hizo nada para detenerlo, advertirlo y abortar la orgía de fondos y negocios que se licuaban enmascarados en discursos altisonantes, promesas nunca cumplidas, actos políticos de inauguraciones truchas, “notas periodísticas” donde se decían mentiras y se transfería la sociedad el mensaje que todos querían escuchar y mientras tanto, le robaban de a poco pero sin pausa, el futuro a la cuenca carbonífera.
Quienes siempre hablamos de esto y vimos bajo el agua lo que ocurriría, hemos sido poco menos que mencionados como enemigos públicos de Río Turbio, sin embargo, teníamos razón.
La sociedad de la cuenca ha incurrido en el error de no ver, creer y actuar a tiempo, en lo que era visible y previsible.
Es como si un enfermo de cáncer, prefiere que su médico le diga que solo tiene un resfrío, en lugar de explicarle la verdad.
La implosión
Todos nuestros lectores saben lo que pienso de la actual intervención.
No creo que Omar Zeidán sea el candidato adecuado para llevar a cabo una tarea de este tipo y considero que tras estos cambio se ha actuado de manera gatopardista, porque muchas cosas han cambiado para no cambiar.
Otras, claro que se modificaron, entre ellas el presupuesto.
Y aquí está el meollo de la cuestión.
Ninguno de los históricos quiere perder plata y anteponen a cualquier acción, los “Convenios Colectivos”, las “conquistas logradas” y los “derechos adquiridos”, todas palabras que llevan a quienes quieran cambiar algo, que no puedan tocar lo instituido.
Está claro que si todo tiene que estar como estaba, no es un cambio.
Por otro lado, si los cambios son sacar a unos de distintos signo político, para poner a otro del signo propio, como sucede en la actual intervención, tampoco es un cambio, excepto de nombres.
Hoy todo se reduce a una pelea sindical, atravesada por la política y los intereses económicos del sector, que al salir del poder defeccionan y se enfrentan entre si.
Por un lado está la clase dirigente (política y sindical), que pugna por seguir haciendo sus negocios o no ser investigados por los realizados durante la década ganada y por el otro los que llegaron de “Cambiemos”, que pretenden modificar el cuadro establecido, manejar el poder y adherir a muchos beneficios económicos que tampoco están decididos a prescindir de tan buena oportunidad que se les presenta, como es la de ganar suculentos sueldos administrando una empresa que no produce nada más que promesas de que algún día va a producir carbón.
El costo-beneficio de YCRT es ampliamente deficitario, negativo, insostenible para un país donde hay necesidad de paliar el 30% de pobreza.
Sin embargo “Cambiemos” sigue para adelante con el yacimiento; primero porque no puede parar, por lo que socialmente implica, segundo por razones estrictamente políticas y tercero porque han encontrado un “nicho de oportunidad” que antes no tenían y hoy quieren explotar.
Eduardo Costa lo necesita para su campaña 2019, pero YCRT es un arma de doble filo, una cimitarra política que lo puede cortar en dos, si su mano derecha en la empresa no ejecuta con habilidad sus funciones y se limita a denunciar amenazas, quejarse por la presión de gremios y la soledad en que lo deja la provincia, mientras los culpables del latrocinio siguen en las sombras.
Lo lastimará de muerte si no logra producir carbón para la usina o si la usina sigue sin funcionar mientras se quejan del kirchnerismo.
Ahora bien, ¿Y qué esperaba? ¿Que quienes son los primeros perjudicados por el cambio de mano de la empresa, le ayuden a llevar a cabo una limpieza donde ellos mismos deben ser excluidos?.
Por otra parte nadie está seguro de lo que quiere hacer Macri con YCRT y la usina y porque a más de un año de hacerse cargo, hay muchos responsables que aún gozan de muy buena salud.
Cabe entonces, que muchos, quienes hoy se están rasgando las vestiduras por los despidos, el achicamiento del presupuesto, el fin de la BAE, los pasajes ida y vuelta, la devolución de Ganancia, los dineros a borbotones, los viáticos incalculables e interminables y los sueldos inimaginables que se pagan, hagan un acto de contrición y una autocrítica.
Hoy luchan para que no se les terminen las prebendas y es natural y entendible, lo que no resulta lógico es cómo no vieron (especialmente los sindicatos) que en algún momento, algún día, esto se terminaría o al menos cambiaría radicalmente: ningún país lógico puede sustentar una empresa que hace 10 años no produce carbón, con un gasto funcional de 5 mil millones de pesos anuales y asignar más plata para que se la sigan llevando.
No hay forma de justificarlo; no hay manera de sostenerlo y esto, está pasando en la cuenca carbonífera aunque muchos pretendan hacer de esto solo una cuestión de política partidaria, porque les conviene y son parte de este inmenso desastre en el que transformaron a una humilde mina de carbón en esta latitud de confin. (Agencia OPI Santa Cruz)
fuente
"OPI Santa Cruz", 15.03.2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario