Por caso, un sondeo de Poliarquía a nivel nacional registró un descenso de 48% a 41% en su imagen positiva, a raíz de los problemas ocurridos en febrero, incluyendo la controversia del Correo.
Otro más reciente, de Ricardo Rouvier -que ya incluye el impacto del conflicto docente-, registra otro fuerte revés para el Presidente en la provincia de Buenos Aires, donde por primera vez la (imagen) negativa supera a la positiva: 56,8% contra 41,1%.
Pero acaso más preocupante que este fin de luna de miel con la opinión pública sea el fin de la buena onda interna.
En estos días, como síntoma del nerviosismo puertas adentro -generado por la demora en la llegada de resultados económicos favorables-, empezó a ocurrir lo que hasta hace poco era impensable: en el seno del equipo macrista se empieza a hablar mal de Mario Quintana y de Gustavo Lopetegui.
Primeros ruidos
Para el Presidente, el dúo Quintana-Lopetegui es intocable. "Son mis ojos, mis oídos y mi inteligencia", aseguró, sumando a ese círculo exclusivo a Marcos Peña.
Esa ponderación, sin embargo, no se contagia hacia el Gabinete.
Para empezar, porque a los titulares de cada una de las carteras -y también a sus segundos- ya les quedó bien en claro que pueden quedarse afuera del Gobierno si tienen algún cortocircuito con ellos.
Por ahora, los ministros mantienen en voz baja el malestar que les genera trabajar bajo este condicionamiento.
Las sorpresivas salidas de Isella Costantini, Alfonso Prat Gay, Carlos Melconian y el más reciente despido, el de Carlos Regazzoni del PAMI, tuvieron como sello común el resquebrajamiento en el vínculo de los afectados con el tándem Quintana-Lopetegui.
De hecho, la justificación oficial en todos los casos fue la búsqueda del funcionamiento homogéneo "del equipo".
Entre las primeras y segundas líneas de varios ministerios empieza a generalizarse el diagnóstico de que Quintana y Lopetegui pudieron ser eficientes como empresarios líderes, pero que se hace evidente la falta de formación en la administración pública, para la que se necesita una gestión permanente y el pleno conocimiento de los pasillos del poder.
Un ministro aceptó dialogar con iProfesional, bajo el compromiso de mantener bajo reserva su identidad, por obvios motivos.
"No tienen idea de lo que es el día a día, por más que nosotros podamos contarles. Están más familiarizados con las planillas que con el trabajo diario en una dependencia pública", completa.
En las últimas semanas, Lopetegui y Quintana tomaron decisiones orientadas a disponer de mayor información sobre el funcionamiento de la administración, incluyendo la convocatoria a varios economistas.
Quien ocupa el cargo más importante es Vladimir Werning, flamante subsecretario de Coordinación Económica de la jefatura de Gabinete.
Por lo pronto, su designación generó amplio resquemor entre algunos de sus colegas, economistas y funcionarios.
Es lógico que ello ocurra con Nicolás Dujovne, titular de Hacienda, que de ahora en más deberá reportarle al enviado de Lopetegui y
No por nada, cuando se conoció la medida del alejamiento de Prat Gay y la división del ministerio en dos entidades separadas (Hacienda y Finanzas), la interpretación que se hizo fue que Macri estaba enviando la señal de que el verdadero ministro de Economía era la "mesa chica", de la que ambos funcionarios "estrella" forman parte.
Diagnóstico: falta de gestión
La labor de la dupla es cuestionada desde áreas del Gobierno ligadas a la marcha de la economía. También desde el ala política.
Como Rogelio Frigerio, que suele responsabilizar (siempre en voz baja) a los ex empresarios por algunas de las equivocaciones incurridas en el día a día.
"A Mauricio le falta gestión, en este punto todos coinciden. Hay que aceptar que en materia de política económica puedan existir dudas sobre el camino a seguir", reconoce otro funcionario de alto rango en el equipo gobernante.
"Le hace falta un Rodríguez Larreta. Fue su mano derecha durante su gestión en la Capital. Él sabía todo lo que pasaba en la Ciudad y no sólo eso: formaba equipos y tenía un manejo exitoso de los temas. Además, mantenía buenos vínculos políticos, tanto hacia adentro del PRO como así también con la oposición", grafica la fuente.
"Macri extraña esa polifuncionalidad, entre hombre político y de gestión, que ahora no puede encontrar ni en Quintana ni en Lopetegui", añade quien viene a ser una de las personas que lo acompaña desde hace años.
"Yo me pregunto - agrega el funcionario, con un tono indisimuladamente de enojo-, ¿no hay nadie que le diga a (Emilio) Monzó que las críticas al Gobierno hay que hacerlas puertas adentro?
En tono visiblemente ofuscado cuestiona: "¿No le avisaron que para las críticas ácidas ya tenemos al kirchnerismo? ¿Cómo va a decir que Macri debe escuchar a la calle (después de la marcha de la CGT y de los docentes), como si no lo hiciera?
El recelo de los ministros, vices y secretarios se da en medio de la agitación política de las últimas semanas.
Hay otro aspecto que también genera malestar en el Gabinete: a los funcionarios no les pasa desapercibido el hecho de que ni Quintana ni Lopetegui firmen decretos ni resoluciones en el Boletín Oficial.
"Por qué no lo hacen? ¿Acaso buscan despegarse de la gestión?", pregunta un viceministro, planteando este tipo de inquietudes sin aguardar ninguna respuesta a cambio.
Con el retiro espiritual a Chapadmalal, de principios de diciembre, Macri dio la señal de que el Gobierno se relanzaba para encarar el segundo año.
Las fuentes del Gabinete consultadas por iProfesional coinciden en que la repentina salida de Prat Gay quebró el clima de confianza que se había generado en ese encuentro.
Macri, al tanto de este "run-run", fue categórico en una de las últimas reuniones de Gabinete: "Señores, acá falta convicción, hay que salir a apoyar. Y si alguno no está muy convencido, es sencillo, ahí está el papelito", advirtió, sin que nadie confundiera que "papelito" era sinónimo de renuncia.
Desde el ala empresarial, también existen dudas sobre la gestión de la dupla Quintana-Lopetegui.
Un grupo de ejecutivos de la Unión Industrial Argentina no oculta su desilusión en este sentido: "Ya pasó varias veces que advertimos por problemas que terminarían ‘explotando'".
"Nos dicen que nos quedemos tranquilos pero no los resuelven. Es verdad que ahora nos atienden y que el Gobierno anterior no lo hacía. Pero eso no significa que acerquen soluciones", se sincera un directivo de la Unión Industrial Argentina, en diálogo con iProfesional.
El Ejecutivo atraviesa fuertes turbulencias en estos días, mientras busca retomar el dominio de la agenda pública en medio de la escalada del conflicto docente y a las puertas del primer paro general de la CGT contra Macri.
Para lograr tal objetivo (y luego sostenerlo) necesita de la mística y de la cohesión interna que el propio jefe de Estado reclamara en su discurso del 1° de marzo en el Congreso.
Por ahora, ese escenario luce lejano. Más aun, con ministros que lucen incómodos con Lopetegui y Quintana, "ojos, oídos e inteligencia" de Macri, tal como el propio Presidente les hizo saber.
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