IMPORTACIONES “PUERTA A PUERTA”…
UN PROBLEMA PERO NO EL ESPERADO
Puerta a puerta y el boom que no fue: medio millón de paquetes está en
el limbo y todo el régimen es un dolor de cabeza
17-03-2017 Empresarios temían una avalancha que jaqueara
a la industria.
Los particulares estaban ansiosos, preparando sus tarjetas para
"traerse todo" de China.
En siete meses ingresó al país un millón de
encomiendas, pero la mitad no se reclamó por lo engorroso del sistema y
abundaron las "chucherías"
Por Juan Diego Wasilevsky
El régimen “puerta a puerta” está cumpliendo los
primeros siete meses desde que fuera reinstaurado por el macrismo.
Apenas se anunció su regreso –luego de que el kirchnerismo lo
suprimiera-, la noticia fue recibida con una enorme dosis de expectativa por parte de los argentinos.
Los industriales, en
cambio, temían lo peor:
hablaban de “apertura
indiscriminada” y alertaban que las “microimportaciones” que
iban a realizar los particulares con sus tarjetas de crédito a través de
páginas de comercio online chinas, iban –cuanto menos- a arrasar con la producción
nacional de
textiles, calzados, juguetes y electrónica.
Unos festejaban. Otros anticipaban
un tsnumani.
Pero la realidad es que la gran mayoría terminó errando el pronóstico:
el régimen “puerta a
puerta”, si se analiza bajo la óptica de los consumidores,
está resultando ser un fracaso.
Los números son contundentes:
de casi un millón de paquetes que se hicieron traer los argentinos desde el exterior en estos siete meses,
prácticamente el 50% no fue retirado de las dependencias del Correo y
Aduana repartidas en todo el país.
El dato cobra más relevancia si se tiene en cuenta que, de ese total,
más de un cuarto de millón de encomiendas,
de hecho, ya no están en la Argentina: las mismas fueron reexportadas a sus países de origen
(principalmente China) porque nunca
fueron reclamadas por
sus dueños.
En tanto, desde el Correo advierten que hay otros 250.000
paquetes en
una suerte de “limbo”.
Es decir que los compradores todavía no realizaron los pasos necesarios a
través de la página de la AFIP para nacionalizar los productos y, como
consecuencia, están a un paso de ser puestos en contenedores de regreso al continente
asiático.
Así, el
escenario que se respira hoy en el Correo y en Aduana dista del que se
presagiaba a mediados del 2016, cuando el Gobierno anunció el regreso del
sistema.
Es más: fuentes del primer organismo aseguraron a iProfesional bajo estricto off the record
que el “puerta a puerta”
está generando un engorroso problema logístico.
Las decenas de miles de paquetes que juntan polvo a la espera de
ser reclamados están ocupando lugar y demandan
cada vez más horas hombre, dado que la gestión del inventario requiere de numerosos empleados,
que deben revisarlos y acomodarlos.
Para peor, la enorme cantidad de encomiendas que quedan "huérfanas" deben
ser devueltas a la Aduana y luego reexportadas, lo que
termina generando costos extra de transporte y distribución que no son cubiertos por los
verdaderos dueños de la mercadería, es decir, los particulares que compraron
con sus tarjetas de crédito.
“Tampoco podemos subastar estos productos,
porque al no haberse pagado los aranceles, no se pueden considerar
nacionalizados y deben ser devueltos a origen”,
indicaron.
Los resultados que está generando el “puerta a puerta”
son tan negativos que hasta funcionarios del Ministerio
de Producción ya
mantuvieron reuniones con técnicos de AFIP y del Correo para tratar de entender por qué
el régimen está lejos de fluir.
Una “letra chica” engorrosa
Una de las razones que explican por qué cerca del 50% de
las operaciones fracasó o está a punto de
caducar, es que utilizar el “puerta a puerta” no se limita a tarjetear en alguna página china como DealExtreme o DhGate y luego esperar cómodamente en el
hogar la entrega del paquete.
El sistema tiene una “letra chica” muy amplia que desalienta a los compradores una
vez que efectuaron la compra.
El inicio del problema es la relación desproporcional entre
el valor de los productos que en general se adquieren y
el nivel de esfuerzo y tiempo que luego los particulares
deben invertir para hacerse de los mismos.
Sucede que gran parte de la mercadería comprada son “chucherías” (fundas de
celular, hebillas, auriculares, prendas baratas, etc.) que no
superan los u$s3 o u$s5 pero que luego demandan los mismos
pasos burocráticos que, por ejemplo, una tablet de u$s200.
Luego, viene la segunda barrera:
entender cómo funciona el sistema online del “puerta
a puerta”.
“Hay un problema y es que la gente no termina de comprender cómo cargar los datos;
por las consultas que recibimos, muchos tampoco tienen idea que
deben poseer una clave de AFIP con nivel de seguridad tres o que hay que pagar un arancel del 50% sobre
la mercadería y abonar $100 por el envío al Correo”,
enumeró la fuente consultada.
Hay más: una de las razones que explica el medio
millón de paquetes sin retirar es el perfil de los compradores.
“Muchas veces son adolescentes que usan las tarjetas de crédito de
sus padres, con su permiso.
Pero luego son estos últimos los que tienen que completar
datos y abonar los impuestos y costos
logísticos y, en
general, al ver que lo que trajeron sus hijos son productos sin mucho valor,
entonces prefieren directamente olvidarse de completar la operación”,
señaló el directivo.
También detalló que “tenemos casos de gente
mayor que
adquirió un producto pensando que era fácil y después no
terminó de entender cómo
funciona la página de la AFIP.
Ahí es cuando
termina empantanándose la compra”.
Las complicaciones también surgen porque las diferentes sedes de Aduana que están en cada provincia, según
explicó la fuente, “aplican diferentes criterios”.
“El régimen establece que se puede traer hasta un máximo de tres productos iguales,
para evitar que lo que se importa sea para comercializar.
Pero
tenemos conocimiento de gente que compró tres pantalones o vestidos similares y así y todo, no
se habilitó la operación”,
sostuvo.
A continuación, el paso a paso que debe seguirse desde que se
hace clic en “comprar” hasta
poder tener el producto en las manos:
• Una vez que la encomienda cruza la frontera, el Correo envía
al comprador un telegrama de aviso.
• A partir de allí, el usuario deberá completar un formulario en la página de la AFIP,
lo que implica que tiene que contar con un número de CUIL/CUIT y clave fiscal,
con un nivel de seguridad 3 para poder operar.
• En la web, el usuario debe generar un Volante
Electrónico de Pago (VEP)
para poder abonar los impuestos establecidos por el fisco (se
puede pagar por home banking) y, además, tiene que desembolsar $100 por manejo del paquete.
• Posteriormente, el particular debe comunicar en la web de la AFIP que recibió la mercadería dentro de los 30 días corridos.
• El problema en el que incurren muchos es que no confirman la recepción de la encomienda.
• Esto genera que el destinatario no pueda volver
a realizar otra operación bajo esta modalidad.
Radiografía del “puerta a puerta”
Al hilar fino y analizar los números acumulados desde el 26 de
agosto del año pasado hasta mediados de marzo se observa que se importaron 998.000
paquetes.
De ese volumen:
-319.000 fueron entregados por el servicio del Correo en
las puertas de las casas de los compradores (32% del
total)
-En tanto, los particulares tuvieron que ir a retirar de la Aduana unas 174.000
encomiendas (17,5%)
que no fueron enviadas a los hogares porque superaban el límite permitido
de u$s200 o pesaban más de 2 kilos.
-Esto da como resultado que sólo el 49,5% del total de las operaciones efectuadas en estos casi siete
meses llegaron efectivamente a manos de sus dueños.
-Del resto, más de 257.000 paquetes fueron devueltos a sus países de origen
(mayormente China), un volumen que equivale a casi 26%.
-Mientras que otros 248.000 corren el riesgo de ser reexportados si no se completan los pasos en
tiempo y forma (ver cuadro).
Se “entibia” el boom
Un dato que deja a
las claras que el “puerta a puerta” está perdiendo envión está
en los registros que lleva el Correo.
Durante la primera semana de
septiembre, cuando recién fue habilitado el régimen, ingresaron al país 20.000
paquetes por día, en promedio.
“Apenas se dio a conocer la noticia,
hubo miles de personas que comenzaron a comprar productos
a través de portales chinos, pensando que el sistema iba a funcionar igual
que en el pasado, cuando casi no había trabas. Por eso se dio ese salto ”,
indicó la fuente.
Con el correr de los días, sin
embargo, la fiebre inicial fue disminuyendo:
• En total, durante los últimos
cuatro meses de 2016, el total de paquetes que
ingresó a la Argentina a través de esta vía fue de 530.000.
• Esto arrojó como resultado un promedio diario de 4.440
encomiendas.
• En enero, conforme se
fue profundizando el atraso cambiario, el régimen registró un pico de 7.800
paquetes por jornada.
• En febrero, sin
embargo, empezó a desacelerarse: el número pasó a promediar los 6.600.
• En la primera quincena de marzo,
ya se hizo evidente que muchos compradores no reincidieron y
que el uso del “puerta a puerta” se fue aplacando considerablemente,
de la mano de 2.923 encomiendas por día, con una caída
intermensual del 65%.
“Es evidente que se ha ido enfriando el entusiasmo inicial”,
indicaron a iProfesional.
La industria, entre temores y
realidades
El año pasado, cuando el macrismo
informó que iba a reflotar el régimen, las cámaras vinculadas con sectores “sensibles”
de la economía, como calzado, textil y electrónica, pusieron el grito
en el cielo.
El consenso generalizado era que el
regreso del mecanismo iba a barrer con la industria nacional,
en un contexto de atraso cambiario.
Pero la realidad es que, por el
momento, el “puerta a puerta” descendió varios escalones en el “ranking”
de las preocupaciones de los industriales, afectados hoy por la caída
de la demanda en el mercado doméstico y la suba de las importaciones formales
–realizadas por empresas-, así como por las informales –contrabando-.
“El empresario que dijo que esto iba
a fundir a la industria, realmente se equivocó.
Viendo lo que se está importando y la cantidad de encomiendas huérfanas, el impacto sobre
la producción es marginal”, indicaron desde el Correo.
“A lo sumo, los que pueden quejarse
son los comerciantes, porque muchos de estos productos que se traen no
se fabrican localmente y son los que acá los minoristas compran
a importadores”, agregó.
Desde el Correo hacen notar su disconformidad con
la manera en que está funcionando el régimen.
Aseguran que el manejo del inventario se está
tornando cada vez más difícil y que pierden muchas horas atendiendo reclamos de
particulares que importaron una funda de celular o
una cadenita de piedras falsas.
"Son muchos dolores de cabeza por chucherías chinas",
dispararon desde el organismo.
Una síntesis perfecta que resume lo que es hoy
el "puerta a puerta".
Fuente
“iProfesional”,
17.03.2017
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