Cartas de lectores
Como jubilado transferido he obtenido sentencia favorable en una acción de amparo que condenó a la Provincia a abonar mis haberes con el 82% móvil. Tenía la esperanza de que, luego de los sucesos que conmocionaron a esta tierra (no me refiero al temblor sino a las escandalosas elecciones de agosto), el Gobierno iba a acatar el fallo de la Justicia.
Lamentablemente, en esa sensación de omnipotencia e impunidad, en la que ha confundido lo público con lo privado, ha dado pasos mezquinos que evidencian que, o no le importa nada, o no ha aprendido nada.
No bastó que se demostrara palmariamente que el Gobierno, con la complicidad de funcionarios de otros poderes del Estado, haya restringido y lesionado, con actos de extrema arbitrariedad e ilegalidad, mis derechos previsionales, reconocidos por la ley 7.652, la Constitución Nacional y tratados internacionales. Idéntica afrenta padecen el resto de mis compañeros.
Además, esta nefasta política coadyuvó a la extinción biológica de miles de jubilados en el último decenio, los que dejaron este mundo sin poder gozar de sus beneficios.
Tampoco le interesó respetar el fallo condenatorio de la Cámara Contencioso Administrativo, a pesar de que siempre manifiesta que los acata, le gusten o no. Simplemente ordenó apelarlo ante la Corte con argumentos falaces, a los efectos de dilatarlo in aeternum.
No obstante, la contumacia inefable con que siempre ha actuado el gobernador, en relación con nuestra situación, en esta instancia -en la que está pronto a dejar el poder-, quedará en manos de los miembros del Poder Judicial mantener siempre en alto el ideal de justicia.
Tengo la certeza de que en esta misión harán valer su probidad, honestidad, sapiencia jurídica y, por sobre todo, actuarán con ecuanimidad e imparcialidad, haciendo prevalecer sus convicciones frente a cualquier apremio o presión externa. De esta manera, gozarán de credibilidad y respeto frente a la sociedad y sus fallos serán ejemplos de cómo se tiene que actuar en la excelsa misión de administrar justicia, haciendo honor a la categórica máxima de Ulpiano (jurisconsulto romano): “Vivir honestamente, no dañar a otros y dar a cada uno lo suyo”.
José R. Mattassini
Avenida Ernesto Padilla 275
San Miguel Tucumán
FUENTE
"La Gaceta", Tucumán, 27.10.2015
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