Pese a que el pago se realizó en tiempo y forma, los rodados nunca llegaron porque quedaron trabados en Buenos Aires.
¿El motivo? La gestión anterior no tramitó una excepción para poder ingresar ese tipo de cargas y en el gobierno actual tampoco han logrado resolverlo.
Se trata de uno de los ejemplos más claros de lo que al gobernador Alfredo Cornejo le gusta denominar "Estado bobo".
El gobierno de Francisco Pérez pagó casi tres veces más por el flete que por las maquinarias que había comprado y lo peor es que nunca tocaron suelo mendocino.
Pese a que se desembolsaron 3.5 millones de dólares, las formaciones aún están perdidas en alguno de los galpones de la aduana.
Ahora la Secretaría de Transporte necesita unidades para poder inaugurar -en mediano plazo- el tramo del metrotranvía hacia Las Heras, pero no puede disponer de las que ya pagó la provincia.
Ni siquiera de los repuestos, que también formaban parte del desembarco que nunca llegó.
Tal es la magnitud del escándalo que se han iniciado investigaciones administrativas en la cartera que conduce Natalio Mema para determinar quiénes son los responsables de una operación millonaria que no llegó a buen puerto.
La misma establece el régimen de importación definitiva para consumo de bienes usados y aclara: "Excepcionalmente, cuando se tratare de partes y piezas que no se encuentren comprendidas en las posiciones arancelarias de los Capítulos mencionados precedentemente, la Autoridad de Aplicación podrá autorizar el ingreso de las mismas al amparo del presente régimen, bajo las condiciones que mediante normas complementarias o aclaratorias se determinen".
Sin embargo, la compra se concreto sin antes contar con esa excepción y las formaciones del metrotranvía nunca llegaron.
Por si esto fuera poco, cinco de esas siete unidades no están operables sino que fueron adquiridas para desguace.
Esto a pesar que se pagó el mismo precio que por las máquinas que si funcionan.
Fue este requerimiento el que sacó a la luz esta inusual situación en la que el Estado no puede hacer uso de los bienes por los que ya pagó.
Lo peor es que las siete unidades por las cuales se pagó solo representaban el 20% de la operación que habían proyectado los funcionarios de Francisco Pérez.
En realidad, en 2012 se habían firmado acuerdos para comprar 22 unidades operativas y cinco fuera de funcionamiento.
El primer cargamento consistía en estas cinco formaciones de desguace y otras dos usadas pero funcionando.
Flojo de papeles
En 2010, durante el gobierno de Celso Jaque, Mendoza había conseguido la excepción para comprar otras 11 unidades del metrotranvía que eran usadas por una empresa de San Diego. Esas formaciones son las que hoy circulan en el Gran Mendoza.En aquel momento, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner si firmó la excepción para que las maquinas pudiran tocar suelo mendocino. Todo marchó sobre rieles.
¿Por qué cambió la cosa en 2012?
Una de las explicaciones es que la tragedia de Once puso bajo la lupa todas las operaciones que tuvieran que ver con el sistema ferroviario.
Pero sobre todo, estaban avanzadas las investigaciones contra el ex secretario de Transporte Ricardo Jaime por la compra de trenes y vagones chatarra a España.
Estos hechos jugaron en contra de aquellos que daban por hecho que se firmaría el papel que Mendoza necesitaba para ingresar las máquinas usadas que había adquirido.
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