Coincidencias o no, Marcos Galperin pasó a integrar la lista de importantes hombres de negocios "renunciados" por el cambio de época política.
Entre elos están: Federico Rava, de Movistar; Carlos Moltini, de Telecom; Julian Cook, fundador de Flybondi; y los banqueros Daniel Martini, del HSBC, y Enrique Cristofani, del Santander.
Todos apostaron a la reelección de Mauricio Macri y Cambiemos, y a la continuidad de un modelo político más cercano a los postulados del libre mercado.
Y siempre miraron con recelo la vuelta del kirchnerismo al poder.
Las asignaturas pendientes en la relación con ese estilo de gestión política eran muchas y, tras los resultados de las elecciones nacionales del año pasado, prometían profundizarse.
Más que nada, con algunos miembros del Gobierno.
En especial, con los K del ala más dura representada por La Cámpora y Cristina Kirchner, quien cuando ejerció su presidencia lo hizo con un estilo crítico, confrontativo y hasta amenazante para con la llamada "CEOcracia" doméstica.
El listado de enfrentamientos durante la gestión de CFK es amplia.
Como ejemplo se puede citar la guerra con el Grupo Clarín por la Ley de Medios, cuando Moltini era el máximo referente de Cablevisión y se enfrascó en una guerra que se recién se disipó a partir de 2015, con la victoria de Cambiemos en las urnas.
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Buscaban quedarse con el monopolio de las telecomunicaciones, forzar la salida del grupo español del país e impulsar la compra de la operadora local por parte de empresarios "amigos".
Y mientras avanzaba con normas y regulaciones que ponían en problemas a las dos telefónicas, Cristina tenía tiempo para echar a Martino del HSBC.
Lo hizo en su último año de mandato, cuando le ordenó al Banco Central, en ese momento a cargo de Alejandro Vanoli, que desplazara al banquero por no haber tomado medidas para prevenir maniobras de lavado de dinero, después de la aparición de 4.000 cuentas sin declarar de argentinos en la sucursal suiza del banco.
Esta avanzada también incluyó multas de varios millones de pesos y denuncias judiciales contra Martino, que fueron frenadas inmediatamente después de la llegada de Macri a la Casa Rosada.
Desde entonces, el banquero alcanzó un rol protagónico en el mundo financiero local y una estrecha vinculación con Cambiemos.
Pero con el cimbronazo electoral de las PASO de agosto del año pasado y la certeza de que un gobierno potencialmente hostil regresaba a la Casa Rosada, tanto este banco como el resto del mundo empresario comenzaron a "reperfilar" las relaciones con el poder de turno.
Nuevo clima, cambio de CEO
En varios casos no hubo reparos a la hora de sacrificar a los abanderados de las batallas contra el kirchnerismo.Varios de ellos tampoco ofrecieron resistencia, evidenciando el cansancio físico y mental que semejante guerra les provocó.
Así fue que Martino se "mudó" a un puesto ejecutivo en el Reino Unido y Moltini dejó su sillón en Telecom, al que había llegado en el 2017 después de la compra de Cablevisión por parte de la operadora telefónica.
A Rava también le reservaron otro destino, luego de haber estado 30 años en Telefónica.
El encomendaron enfocarse nada más que a la presidencia del directorio de la filial local del grupo español, algo que ya venía haciendo.
Un rol similar está ocupando Cristofani en el Santander luego de haber sido el N° 1 del banco por 20 años.
Sigue ligado al grupo español pero como presidente no ejecutivo del consejo de administración (directorio) a pesar de que bajo su liderazgo multiplicó por seis los clientes, que llegan a casi cuatro millones, y ubicó al Santander como el primer banco privado del país.
Como Martino, quien siempre tuvo un discurso muy alineado con las políticas oficiales, Cristofani fue uno de los banqueros que más cerca estuvo de Macri, en especial en los últimos años de su mandato, cuando la crisis económica, la volatilidad financiera y la inestabilidad total del país ya no se podían ocultar.
Su banco sostuvo, por ejemplo, las Lebac emitidas por Cambiemos y que le dieron oxigenó a Macri frente a vencimientos preocupantes durante aquellos "supermartes" de colocaciones, que luego fueron perdiendo peso con las recompras y los anuncios.
También avaló el acuerdo con el FMI, al igual que casi todo el resto del mundo financiero local.
En su momento, calificaron al pacto como "la compra de un seguro" de supervivencia para el país.
Algo parecido hizo el propio Galperin desde su puesto en Mercado Libre y a partir del cual tuvo fuertes encontronazos con figuras de segunda línea del kirchnerismo.
Estos mismos hombres se convirtieron en los voceros de la avanzada del Gobierno contra la mayor compañía de compras y pagos por internet de América Latina, con presencia en 18 países de la región y una capitalización bursátil que supera los u$s38.000 millones.
Juan Grabois y Sergio Palazzo resultaron ser los líderes de la confrontación.
El dirigente social y el titular del gremio bancario fueron incrementando su odio hacia el ejecutivo y su empresa, pesar de que el propio Galperin mantuvo reuniones con Alberto Fernández para intentar, por lo menos, congeniar en un acuerdo de supervivencia.
La estrategia fracasó, si se tiene en cuenta el último acto oficial en contra del desarrollo de Mercado Libre y del resto de las compañías de este estilo, que fue anular la ley de la Economía del Conocimiento el mes pasado.
En cuanto al caso de Flybondi, es uno de los más claros con respecto a un empresario que se enfrentó de manera directa al Gobierno.
El británico Julian Cook fue el fundador de la primera aerolínea de bajo costo del país, pero debió dejar su puesto tras haber afirmado que el peronismo era un "cáncer que destruye el país poco a poco desde hace décadas" y admitido sentirse "triste" por el regreso de Cristina Kirchner.
Para sobrevivir, los ejecutivos de su propia compañía le pidieron la renuncia como CEO, luego de lo cual Cook regresó a Londres en diciembre pasado, aunque ocupando hasta ahora un puesto en el directorio.
"Me quedo en el directorio, así que voy a seguir los próximos pasos de Flybondi y del país, pero de un poco más lejos", señaló el ejecutivo en uno de los últimos tuits que publicó antes de dejar la Argentina.
De todos modos y a pesar de su ausencia, Flybondi sigue sufriendo los embates oficialistas que buscan terminar con las operaciones de las low cost para devolver beneficios a Aerolíneas Argentinas.
En todos los casos, las empresas decidieron reemplazar a los "renunciados" por ejecutivos de carrera pero también de menor exposición pública.
Saben de la necesidad de darle aire a los vínculos que obligadamente deberán tejer con el Gobierno, por lo menos por los próximos cuatro años.
Y también son conscientes de que no se trata de una tarea fácil.
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