La Constitución de la V República permite a cualquier gobierno recurrir a su artículo 49-3 para aprobar, sin debate parlamentario, cualquier proyecto de Ley, si no existe una mayoría parlamentaria que pida, vote y consiga la censura y el derrocamiento del gobierno.
Macron tiene una mayoría parlamentaria absoluta.
La oposición conservadora y socialista es minoritaria y está dividida.
Tras año y medio de concertación fallida y de un trimestre corto de huelgas y manifestaciones, el Gobierno presentó su proyecto de Ley de reforma del sistema nacional de pensiones y, a primeros de febrero, comenzó una implacable guerra de guerrillas parlamentaria, con la presentación de más de 40.000 enmiendas.
Discutirlas era un trabajo parlamentario sencillamente absurdo, imposible.
Hubiese necesitado meses y meses de agrias discusiones sin fin.
Ante tal evidencia, Macron ha ordenado a su jefe de Gobierno, Édouard Philippe, recurrir al artículo 49-3 de la Constitución, para imponer, con un «decretazo» una reforma que todavía tiene muchos flecos por negociar, comenzando por su financiación.
El recurso al 49-3 es un «decretazo» clásico en la guerra parlamentaria de la V República, que ha sido utilizado en ochenta y ocho ocasiones en los últimos sesenta años.
Georges Pompidou, Valery Giscard d’Estaing, François Mitterrand, Jacques Chirac, Nicolas Sarkozy y François Hollande utilizaron el 49-3 en situaciones más o menos críticas con un costo político duro o muy duro, siempre.
La pareja formada por François Hollande, en el Elíseo, y Manuel Valls, como primer ministro, terminó hundiéndose, políticamente, recurriendo en seis ocasiones a sucesivos «decretazos» que imponían sus leyes y criterios sin convencer a nadie, dividiendo a su propia mayoría parlamentaria.
En el ecuador de su mandato presidencial, iniciado el mes de mayo del 2017, Emmanuel Macron recurre por vez primera al artículo 49-3 de la Constitución, para terminar imponiendo una reforma del sistema nacional de pensiones que deja en suspenso muchas divisiones, crisis y enfrentamientos.
En la AN no existe hoy una mayoría parlamentaria capaz de presentar una moción de censura digna de ese nombre, capaz de derrocar al Gobierno de Macron, que podrá imponer su autoridad institucional con un «decretazo» clásico de la V República.
La Ley que habrá cambiado el sistema nacional de pensiones será una realidad esta primavera.
Podrá comenzar a aplicarse a finales de año, con un calendario de aplicación práctica que se prolongará durante los próximos años.
Se trata, sin duda, de una reforma «histórica», parcialmente desguazada.
Los 42 modelos de pensiones serán sustituido por un sistema único y «universal», con muchas y sensibles excepciones.
Muchas profesiones y colectivos han conseguido estatutos particulares.
Las pensiones muy privilegiadas de funcionarios y servicios públicos irán transformándose a lo largo de los próximos años.
Se trata de un cambio de gran calando, que tiene un costo político duro y grave para Emmanuel Macron.
Según los últimos sondeos, un 70 o un 73 % de los franceses tienen mala o muy mala opinión del presidente de la República.
El recurso a un «decretazo» puede agravar la imagen de un presidente «autoritario».
Las elecciones municipales del 15 y el 22 de este mes de marzo corren el riesgo de ser un temible varapalo para el partido del presidente.
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