Además de saber que esté medio lleno o medio vacío, hay que conocer que contiene. Sócrates
15 may 2019
MÉDICOS BOLIVARIANOS
MÉDICOS BOLIVARIANOS
El mundo
oculto de los médicos cubanos que son enviados a trabajar al extranjero
Miles de doctores cubanos trabajan en misiones médicas internacionales.
Aunque es un programa que ha tenido éxito en varias partes del mundo, algunos
de ellos cuentan a la BBC que las condiciones en las que se encuentran son de
pesadilla.
Dayli Coro dice que ha sido amenazada varias veces con un arma de fuego.
Cuba ha sido reconocida durante mucho tiempo por su diplomacia
médica: miles de sus médicos trabajan en misiones internacionales aportando
miles de millones de dólares en efectivo para el país.
Aunque
las misiones médicas han tenido éxito en numerosos países, donde han aportado
tratamiento médico a los sectores más desfavorecidos, según un informe de la
organización Cuban Prisoners Defenders (CDP), una ONG con sede en España,
algunos de los médicos dicen que las condiciones pueden ser una pesadilla.
Denuncian
ser controlados por funcionarios, estar sujetos a un toque de queda y ser
enviados a lugares extremadamente peligrosos.
Esta es la historia hecha por el periodista James Badcock.
Para Dayli Coro, la medicina era una vocación.
"Estudié medicina por vocación. Solía dormir entre tres y cuatro
horas porque estudié mucho. Trabajé duro en mi primer año de práctica, tomé
muchos turnos adicionales. Y ahora, aquí estoy. No puedo ser médico en Cuba. Es
muy frustrante".
Dayli, que ahora tiene 31 años, quería ser especialista en cuidados
intensivos.
Dice que después de graduarse, le dijeron que si iba a una misión médica
a Venezuela ganaría experiencia en su campo y que ese tiempo contaría como los
tres años de servicio social obligatorio que todos los graduados deben
completar en Cuba antes de poder acceder a puestos completos.
Aceptó unirse a lo que La Habana llama sus "misiones
internacionalistas", siguiendo un camino recorrido por cientos de miles de
médicos cubanos.
Desde 1960, el trabajo de estos médicos en el extranjero ha sido
defendido por el gobierno comunista como un símbolo de su solidaridad con
personas de todo el mundo.
Fidel Castro describió a los médicos como el "ejército de batas
blancas" de Cuba.
Además de ser una fuente de gran orgullo y prestigio, también es un
salvavidas económico para el régimen: según las cifras del gobierno cubano y
estudios académicos, el plan le aporta a Cuba alrededor de US$8.000
millones por año en moneda extranjera muy necesaria.
Estrictas condiciones
Con
más de 30.000 médicos cubanos activos actualmente en 67 países, muchos en
América Latina y África, pero también en naciones europeas como Portugal e
Italia, las autoridades de Cuba tienen reglas estrictas para intentar evitar
que los ciudadanos deserten una vez en el extranjero.
Hay médicos cubanos en misiones internacionales en más de 60 países del mundo.
Los salarios fueron un fuerte incentivo para que Dayli,
originaria de la pequeña ciudad cubana de Camagüey, se uniera a la iniciativa.
Partiendo
de lo que era un salario de US$15 al mes en 2011 para los médicos en la isla,
Dayli pasó a cobrar US$125 mensuales durante los primeros seis meses en
Venezuela, una cifra que aumentó a US$250 después de esos seis meses y a US$325
durante su tercer año.
Su
familia en Cuba también recibió un bono de US$50 por mes.
Según
un informe de la organización Cuban Prisoners Defenders (CDP), una ONG con sede
en España que hace campaña por los derechos humanos en Cuba y está vinculada al
grupo opositor Unión Patriótica de Cuba (Unpacu), los médicos reciben en
promedio entre el 10% y el 25% del salario pagado por los países de acogida, y
el resto se lo quedan las autoridades de Cuba.
Dayli
dice que firmó voluntariamente un contrato por un período de tres años, pero no
tuvo tiempo de leerlo, ni se le dio una copia personal.
Destino Venezuela
En
octubre de 2011, la joven médica fue enviada a una clínica en la ciudad
venezolana de El Sombrero, en el centro del país.
El puesto era parte del
programa Barrio Adentro, que ha distribuido a médicos cubanos en zonas
desfavorecidas del país sudamericano desde 2003 como símbolo del apoyo cubano
al gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez y de
su sucesor, Nicolás Maduro.
Venezuela
paga por este y otros servicios de los trabajadores cubanos con petróleo.
Dayli Coro firmó voluntariamente un contrato por tres años para ejercer la medicina en el extranjero.
Dayli dice que se encontró prácticamente en una zona de guerra, en la
que se acostumbró a que le apuntaran con un arma.
Venezuela se encontraba en ese momento en medio de una espiral de
criminalidad que llevó a alcanzar una tasa de 92 asesinatos por 100.000
habitantes en 2016, según la ONG Observatorio de Violencia de Venezuela.
Las
cifras del Banco Mundial sitúan el número de 2016 en 56 por 100.000, superada
solo por El Salvador y Honduras.
"Había muchas pandillas criminales", dice Dayli.
"Cuando se enfrentaban, nos traían a sus heridos porque el hospital
venezolano local tenía presencia policial y nosotros no. Estos chicos traían a
un paciente con 12 o 15 balas en el cuerpo, te apuntaban con sus armas y te
decían que tenías que salvarlo. Si él moría, tú también. Ese tipo de cosas
sucedían a diario. Era rutinario ", relata.
A menudo, los miembros de la pandilla que ella trataba eran solo
adolescentes de 15 y 16 años, dice.
"Tuve uno con una bala en el corazón, otro con cinco en la cabeza.
Algunos estaban vivos, pero sabías que si no se les operaba en 20 minutos,
morirían, y no teníamos las condiciones necesarias. Ni siquiera teníamos
medicinas básicas para tratar a los pacientes allí. Se suponía que había cuatro
médicos de cuidados intensivos y normalmente solo había uno de turno".
Dayli dice que se encontró prácticamente en una zona de guerra al llegar como médica a Venezuela.
Estos pacientes a menudo eran trasladados en ambulancia a un
hospital general situado a 45 minutos.
A veces, los pandilleros le ordenaban a
Dayli que subiera a la ambulancia con ellos, cuenta.
"Una
vez una pandilla disparó a una ambulancia y murieron un médico venezolano y el
conductor", agrega Dayli.
"Siempre
existía la posibilidad de que la pandilla rival pudiera tratar de acabar con el
paciente durante el traslado. Tuve una situación en la que una pandilla rival
entró y le disparó al paciente. Yo tenía 24 años, era una chica pequeña y
delgada. Pero en un lugar donde hay tanta violencia, desarrollas una increíble
frialdad emocional".
Las
misiones médicas quedaron bajo el foco de atención tras la decisión de Cuba de
retirar a sus doctores del programa "Más Médicos" en Brasil a raíz de
la elección del presidente Jair Bolsonaro el
año pasado.
Bolsonaro
cuestionó las calificaciones de los médicos cubanos en el país y describió su
situación contractual como "trabajo esclavo", al señalar que solo se
quedaban con el 25% de la paga y el resto iba al gobierno cubano.
En
respuesta, las autoridades cubanas rechazaron enérgicamente la caracterización
y dijeron que "no era aceptable cuestionar la dignidad, el profesionalismo
y el altruismo" de su personal médico internacional.
Según
el informe del grupo vinculado con la oposición Cuban Prisoners Defenders,
realizado a partir del testimonio directo de 46 doctores con experiencia en
misiones médicas en el extranjero, además de información pública extraída de
declaraciones de otros 64 médicos:
El 89% dijo que no tenía conocimiento
previo de su destino dentro de un país en particular
El 41% dijo que un funcionario cubano le
retiró el pasaporte a su llegada al país anfitrión
El 91% dijo que había sido vigilado por
agentes de seguridad cubanos en su misión, y el mismo porcentaje aseguró
que se les pidió que transmitieran información sobre sus colegas a los
agentes de seguridad
El 57% dijo que no se presentó
voluntario para unirse a una misión, sino que se sintió obligado a
hacerlo, mientras que el 39% dijo que se sentía fuertemente presionado
para servir en el extranjero.
La
BBC hizo repetidas solicitudes al gobierno cubano para conocer su opinión, pero
no recibió respuesta.
La Habana ha seguido defendiendo fuertemente el programa.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel,
ofreció su apoyo a "los héroes de la medicina cubana
y latinoamericana" para conmemorar el Día de la
Medicina en América Latina en diciembre pasado.
"Para
aquellos que luchan por la vida, es lo mismo en un modesto vecindario cubano o
en una aldea en el Amazonas. Más que médicos, son guardianes de la virtud
humana", escribió el líder de Cuba.
Experiencias dolorosas
Mientras
que Dayli logró al menos evitar caer víctima de la violencia en Venezuela, una
compatriota y compañera médica fue menos afortunada.
La
médica de familia de 48 años desea ser identificada por el seudónimo
"Julia" para ahorrarle a su familia el conocimiento de su terrible
experiencia.
Durante
sus cinco años de misión en Venezuela, Julia estuvo en el estado de Bolívar.
"Tuve
la mala suerte de que el coordinador de la misión se interesara por mí y yo no
cedí a sus repulsivas insinuaciones. Hizo que me enviaran a una serie de
lugares apartados en zonas rurales", denuncia.
En
un momento dado, junto con otra doctora cubana, fue enviada a una vivienda con
un tejado de plástico transparente.
Un día, cuando vieron que alguien había
forzado la puerta, llamaron al coordinador, pero Julia dice que no hizo nada.
"Luego",
dice, "me desperté una noche, con alguien cerrándome la boca. La médica en
la otra habitación estaba gritando. Había dos hombres con pasamontañas,
armados".
Julia
dice que fue violada por ambos.
El
coordinador de la misión vino a sacar a las dos mujeres del lugar, pero, según
Julia, no tuvo consecuencias aparentes ni una reprimenda oficial por haber
expuesto a los miembros de su equipo a tal peligro.
Las esperas en las clínicas venezolanas suelen ser largas
Julia fue trasladada a Caracas, donde recibió medicamentos contra el VIH
y sesiones con una psicóloga cubana.
"El tratamiento no fue el mejor. El
enfoque fue básicamente: ´No le digas a nadie que esto ha sucedido´".
Mientras estaba en una misión en Bolivia, Julia desertó a través de la
frontera con Chile y ahora vive en España, donde ha solicitado asilo y trabaja
como asistente de cirujano.
María (no es su nombre real) es otra médica cubana que dice que su
género la convirtió en objetivo.
Era una médica de familia de 26 años de edad
cuando fue enviada a Guatemala en su primera misión internacional en 2009.
Durante su viaje al estado de Alta Verapaz, el coordinador de la misión
comenzó a hablarle de un hombre rico en el área, a quien se refería como
"ingeniero".
María dice: "Insinuó que le gustaban las mujeres cubanas".
Cuenta que le dieron un teléfono celular al que el "ingeniero"
comenzó a llamarla todos los días.
Para Cuba, el programa de médicos internacionales es motivo de orgullo.
"No respondí, e incluso cambié el número, pero igual
llamó", prosigue María.
"El coordinador me dijo que me enviarían a
casa como castigo si no llegaba a ver a este hombre, y dije que me parecía
bien".
"Mis
principios estaban en la cuerda floja. Fui con la idea de ayudar a gente pobre
en una misión para mi país. Era tan frustrante. Estaba asustada, pero no podía
huir".
María
explica que sus mentores cubanos le quitaron el pasaporte en cuanto llegó a
Guatemala.
Después
de dos meses resistiendo la presión para ver al hombre, María fue trasladada a
otra misión.
Unos meses después oyó que el "ingeniero" había sido
arrestado en una redada militar, acusado de ser traficante de drogas.
María
completó dos años en Guatemala y después se fugó de su siguiente misión en
Brasil para acogerse al parole de Estados
Unidos, un programa de permiso especial que fue cancelado por el expresidente Barack
Obama y que incitaba a los médicos cubanos a desertar para
instalarse en EE.UU.
Objetivos semanales
Dayli
dice que ella y su equipo en Venezuela tenían que cumplir una serie de
objetivos semanales establecidos por los líderes de la misión y relativos al
número de vidas salvadas, pacientes ingresados y tratamientos para ciertas
enfermedades.
La
joven doctora explica que rechazó lo que para ella era una interferencia no
ética en los principios honestos de la atención médica.
"Ahí
es donde empezaron mis problemas, porque no iba a mentir", señala.
"Si un paciente está listo para irse a casa y tomar medicamentos por vía
oral, no voy a hacer que lo ingresen durante cinco días con una vía
intravenosa. No puedo decir cuántos pacientes con infarto al corazón voy a
tener a la semana".
Según
el informe de la organización CDP, más de la mitad de los 46 médicos con
experiencia en misiones internacionales que fueron entrevistados confesaron
haber tenido que falsear las estadísticas, inventándose pacientes, consultas y
patologías que no existían.
Al
exagerar la eficacia de las misiones, las autoridades cubanas pueden, según el
informe, pedir más dinero al país de acogida o justificar la ampliación de la
misión.
Represalias
Dayli
dice que el conflicto que tuvo con sus colegas médicos sénior en El Sombrero
por las instrucciones para inflar las estadísticas de tratamientos llevaron a
que la colocaran en un destino de menor nivel, en San José de Guaribe, una
localidad más rural y tranquila.
Pero
las presiones de trabajar sin suficiente equipamiento médico y las órdenes de
alcanzar objetivos artificiales o imposibles persistieron.
Una
vez llegó una mujer que estaba dando a luz, recuerda Dayli, pero la clínica no
tenía los medios necesarios para el parto.
Otra vez dice que tuvo que insertar
un tubo en un paciente con la luz de su teléfono porque no había combustible
para el generador.
Cuenta
que su petición de transferir a un hombre con cáncer de pulmón a Caracas fue
denegada para que pudiera contar en las estadísticas de la clínica.
"La
salud de los venezolanos no es importante para la misión", opina.
"Un
niño de 11 años murió en mis brazos cuando intentaba colocarle un respirador
que no funcionaba".
El doctor cubano Carlos Moisés Ávila no pudo despedirse de su madre antes de que muriera.
Carlos Moisés Ávila relata una historia similar.
Este médico de 48 años
se unió a una de las primeras misiones en Venezuela en 2004.
"Cada uno teníamos que reportar haber salvado una vida cada día,
así que a veces me tocaba agarrar a alguien sano y ponerle una vía",
explica.
"Las medicinas llegaban de Cuba fuera de fecha, así que teníamos
que destruirlas y enterrarlas antes de incluirlas en el inventario como usadas
para que pudieran ser cobradas. Recibíamos nuestra paga de soldados, que a
veces llegaban con meses de retraso y se llevaban medicamentos del
hospital", recuerda.
Carlos dice que se unió a la misión médica para mejorar su situación
financiera.
En lugar de tener que arreglárselas con US$20 al mes en Cuba en aquel
momento, empezó a ganar US$300 en Brión, en el estado venezolano de Miranda,
aunque dice que el gobierno cubano recibía más de 10 veces esa cantidad por
cada doctor en el programa Barrio Adentro.
Dayli dice que estaba prohibida toda socialización con venezolanos fuera
del trabajo.
Los médicos cubanos vivían juntos y tenían que respetar el toque
de queda de las 18:00 horas.
El coordinador de la misión era un funcionario del
servicio de seguridad cubano.
"Te preguntaban sobre tus compañeros de casa en entrevistas
semanales", expone Dayli.
"Tenía una red de informantes
locales pagados que daban cualquier información sobre ti para detectar
posibles desertores", agrega.
"No se nos permitía tomar un trago con un venezolano o ir a su casa
porque le salvaste la vida y querías ver cómo seguía. Si confraternizabas con
un disidente, te podían revocar la misión".
Dayli Coro explica que no se les permitía socializar con los venezolanos fuera del trabajo.
Propaganda política
Carlos
dice que durante los siete años que pasó en Venezuela vio cómo la medicina se
usaba como herramienta política con fines propagandísticos, a veces a expensas
del código ético de los doctores.
"Durante
la campaña de 2004 para el referéndum revocatorio, nos enviaron a los médicos
puerta a puerta para dar regalos y medicamentos y ganar apoyos para el entonces
presidente Hugo Chávez", indica.
"También
teníamos listas de pacientes según su tendencia política. A los partidarios del
gobierno chavista se los anotaba como pacientes de hipertensión y a los
opositores como diabéticos. Los primeros recibían mejor tratamiento y toda la
información que teníamos sobre los locales se le pasaba a la coordinadora de la
misión, una mujer cubana que controlaba todas nuestras relaciones personales y
con quién se nos permitía encontrarnos".
Un
reportaje del diario estadounidense The New York Times publicado
el pasado marzo citaba a médicos cubanos destinados en Venezuela que describían
cómo tuvieron que persuadir a pacientes para que votaran por el oficialista Partido
Socialista Unido de Venezuela (PSUV), incluyendo acciones
como denegarles tratamiento a partidarios de la oposición y hacer proselitismo
en las casas con medicinas de regalo para sobornar a los indecisos.
En
respuesta, el gobierno cubano negó las acusaciones y dijo que sus honorables
médicos salvaron casi un millón y medio de vidas en Venezuela, además de citar
su participación en la lucha contra el ébola en África y el cólera en Haití,
entre otros ejemplos.
Carlos
también dio el paso de una misión brasileña a Estados Unidos, donde está
reconstruyendo su vida en Houston, Texas, como asistente médico.
Ahora
no puede visitar Cuba por temor a ser encarcelado por deserción.
En
2018 solicitó una visa humanitaria para visitar a su madre, que tenía cáncer.
Le fue denegada y no pudo verla antes de su muerte.
"Así
es como juegan, ofreciendo permisos y regalos frente a ti para que la gente
acceda. Pronto me di cuenta de que nuestra misión era más política que
humanitaria".
El gobierno cubano afirma que sus honorables médicos salvaron casi un millón y medio de vidas en Venezuela.
Dayli llegó a una conclusión similar.
Regresó a Cuba en 2014 donde fue destinada a un hospital sin unidad de
cuidados intensivos, una señal clara, dice, de que no tenía el favor de las
autoridades.
Posteriormente fue suspendida de ejercer la medicina por supuestas
ausencias laborales, una acusación que niega.
Cuenta que la empezaron a tratar como una disidente, con un agente de
seguridad estatal fuera de su casa que la seguía a todas partes.
Su familia y
amigos fueron acosados.
Finalmente no pudo soportarlo más y en la actualidad
está visitando parientes en España, donde quizá decida asentarse.
"Quería ser doctora en Cuba, pero ahora he renunciado a eso. No
quiero ser un riesgo para mi familia. Dije lo que pensaba y esta es la
consecuencia. Quieren soldados, no médicos".
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eldeber.com.bo .... y los profesionales que estamos en el Exterior por falta de empleo en nuestro Pais por q están ocupados pormédicos Cubanos. 0 replies 0 ...
Me atrevo a interpelar, por sentirlos muy cercanos, por más que las apariencias parecieran indicar lo contrario; insisto en lo de la cercanía, por que estamos en el mismo bote – que hace agua - , tenemos pesares, angustias y problemas comunes, recién después vienen las diferencias.
La idea es dialogar, hablar de nuestras cosas, hay textos que nos proporcionan la información básica – no única-, solo es una propuesta como para empezar. La continuidad depende de Ustedes, un eventual resultado adicional depende de todos.La idea es hablar desde un “nosotros” y sobre “nuestro futuro” desde la buena fe, los problemas exigen soluciones que requieren racionalidad, honestidad intelectual que jamás puede nacer desde la parcialidad, la mezquindad, la especulación.
Encontraran en “HASTA EL PELO MÁS DELGADO ...”, textos y opiniones sobre una temática variada y sin un orden temporal, es así no por desorganizado, sino por intención – a Ustedes corresponde juzgar el resultado -.Como no he vivido en una capsula, ya peino canas, tengo opiniones y simpatías, pero de ninguna manera significa dogmatismo, parcialidad cerrada.Soy radical (neto sin adiciones de letras ninguna), pero no se preocupen no es contagiosos … creo, solo una opción en el universo de las ideas argentinas. Las referencias al radicalismo están debidamente identificadas, depende de Ustedes si deciden “pizpear” o no.
El acá y ahora, el nosotros y el futuro constituyen la responsabilidad de todos.Hace más de cuatro décadas, en mi lejana secundaria, de una pasadita que nos dieron por Lógica, recuerdo el Principio de Identidad, era más o menos así: “Si 'A' no es 'A', no es 'A' ni es nada”, por esos años me pareció una reverenda huevada, hoy lo tomo con mucho más respeto y consideración. Variaciones de los mismo: no existe un ligero embarazo; no se puede ser buena gente los días pares.
Llegando al Bicentenario – y aunque se me tildé de negativo- siento que como pueblo, desde 1810, hemos estado paveando … a vos ¿qué te parece?. En algún momento perdimos el rumbo y ahí andamos “como pan que no se vende. Cuentan que don Ángel Vicente Peñaloza decía: “Como ei de andar, en Chile y di a pie, cuando hay de que no hay cunque, cuando hay cunque no hay deque”.
De tanto mirarnos el, ombligo y su pelusa, tenemos un cerebro paralitico, cubierto de telarañas y en estado de grave inanición. Padecemos una trágica concurrencia de factores que nos impiden advertir – debidamente -, este, nuestro triste presente y lo que es peor aún, nos va dejando sin futuro.
A los malos, los maulas, los sotretas, los villanos, los mala leche, los h'jo puta, los podemos enfrentar pero … ¿qué hacemos con los indiferentes, con los que solo se meten en sus cosas, y no advierten que el nosotros y el futuro por más que sean plurales son cosas personalisimas? Y luego dicen que quieren a sus hijos y su familia; ¡JA!, ¡doble JA!, ¡triple JA! (il lupo fero).
¡¡EL REY ESTÁ EN PELOTAS!!, dijo el niño de la calle, hijo de padre desconocido y madre ausente, ese niño es mi héroe favorito.
¿QUÉ ES PEOR LA IGNORANCIA O LA INDIFERENCIA?
¡¡NO LO SÉ Y NO ME IMPORTA!!
El impertinente, el preguntón es nuestra esperanza, nuestro “Chapulin Colorado”.
Mis querido “Chichipios” - diría don Tato- no olviden que además de ver el vaso medio vació o medio lleno, hay que saber que contiene – sino que le pregunten a Socrates - ¡Bienvenidos! Adelante. Julio
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