OREJEANDO
Los enojos de Macri y las sospechas de pactos de impunidad
LA NACION
24 de marzo de 2019
La Argentina cuenta con una larga
historia sobre leyes de amnistía e indultos presidenciales, ya desde los años
que siguieron a la Revolución de Mayo.
Pero la "autoamnistía"
decretada por el último presidente de facto, el general Reynaldo Bignone, para
beneficiar a todo militar que pudiera ser acusado por violaciones de los
derechos humanos resultó emblemática. Fue uno de los temas centrales de la
campaña electoral de 1983.
Raúl Alfonsín se
declaró claramente a favor de su derogación, al tiempo que denunciaba un pacto
militar-sindical; su rival peronista, Italo Luder, por el contrario, se mostró
partidario de convalidarla, en pos de una supuesta unidad nacional.
Alfonsín
triunfó en las urnas y de inmediato hizo derogar aquella amnistía.
Es probable
que la cuestión de las posibles amnistías y de los presuntos pactos de
impunidad vuelva a sobrevolar la próxima campaña presidencial ,
aunque esta vez de la mano de los numerosos procesamientos que recaen sobre
exfuncionarios kirchneristas y empresarios que aparecen en las causas
judiciales derivadas de los cuadernos de las
coimas .
Cualquier
dirigente del peronismo no kirchnerista que pacte con Cristina Kirchner quedará
expuesto a las mismas sospechas que contribuyeron a la derrota de Luder en
1983.
De ahí que dirigentes de Cambiemos imaginen
que, ante la dificultad para exhibir avances en materia económica, pueden
encontrar en la lucha contra la impunidad un eje para su campaña proselitista.
Mientras resultan ostensibles los esfuerzos del kirchnerismo por
empantanar la causa de los cuadernos, procurando impugnar todo lo actuado por
el fiscal Carlos Stornelli ,
otros representantes del peronismo, incluidos Eduardo Duhalde y
dirigentes cercanos a Sergio Massa ,
insinúan la necesidad de buscar salidas políticas para exfuncionarios y
empresarios involucrados en los escándalos de corrupción asociados a las
concesiones de obra pública durante la década de los Kirchner.
La
estrategia electoral de Cambiemos para diferenciarse no solo del kirchnerismo
sino de sus rivales de Alternativa Federal, sin embargo, podría fracasar si el
presidente Macri no cuida sus palabras.
Su virtual confesión de que su padre,
Franco Macri, habría incurrido en un delito, al ser parte de un "sistema
extorsivo" en el que "había que pagar para trabajar" durante el
kirchnerismo, pareció colocar a los empresarios en el papel de simples víctimas
antes que como cómplices de la corrupción y parásitos del Estado.
En cierto
modo, esa frase de Macri traza un peligroso paréntesis en torno de la
responsabilidad de empresarios que aceptaron pagar coimas y genera dudas sobre
si realmente existió un contubernio entre empresarios corruptos y un gobierno
de ladrones.
Además
de esas polémicas apreciaciones, llamó la atención el afán del Presidente por
mostrarse enojado con sus opositores.
Varias pueden ser las razones que explican
ese enfado presidencial, más allá de cualquier sobreactuación.
Dirigentes
macristas de la Capital y de la provincia de Buenos Aires ofrecen una
interpretación distinta a las brindadas por el propio Presidente: "A
cualquiera lo inquieta el hecho de que, para ser campeón, dependas del
resultado de otros".
Y lo cierto es que, según distintas proyecciones de
la intención de voto en una hipotética segunda vuelta electoral, Mauricio Macri podría
imponerse a Cristina Kirchner, pero sería derrotado por otros posibles
candidatos peronistas, empezando por Roberto Lavagna .
Una encuesta concluida por la
Universidad de San Andrés el 6 de marzo, entre 1006 casos relevados a nivel
nacional a través de un panel online, indica que el 45,6% de los consultados
apoyaría a Macri y el 33,1% a Cristina Kirchner en un eventual ballottage entre
ambos; el 21,3% no sabe o no contesta.
En cambio, si a la segunda vuelta
llegasen Macri y Lavagna, el 38% votaría a este último y el 30,3% apoyaría al l
Presidente, en tanto que el número de indecisos llegaría al 31,6%.
¿Por qué, entonces, Macri comenzó a desafiar en
público a Lavagna?
¿Acaso el comando electoral macrista no apuesta más a la
polarización con el kirchnerismo?
Muchos dirigentes del propio oficialismo
asumieron que fue un error del primer mandatario.
Pero esas dudas se disiparon
pocos días después, cuando el jefe de Gabinete, Marcos Peña, atacó a Lavagna,
al calificar sus propuestas como "antiguas, conservadoras y, en algunas
cosas, reaccionarias", a lo que el exministro de Economía de Duhalde y
Néstor Kirchner respondió: "Cuando logren una economía con crecimiento del
9%, hablamos". (1)
El equipo que acompaña en todas sus decisiones a Macri
puede equivocarse en materia económica.
Pero difícilmente cometa groseros
errores en términos de estrategia electoral. La Casa Rosada sigue apostando a
la polarización con Cristina Kirchner.
Arribar a un ballottage con la
expresidenta continúa siendo la mayor esperanza de quienes aspiran a que Macri
pueda ganar las elecciones a pesar de la crisis económica y no resolviéndola.
El problema de esa especulación es que la concreción de ese escenario no depende
solo de lo que haga la coalición oficialista, sino de lo que haga la oposición.
Precisa, en primer lugar, que Cristina Kirchner acepte finalmente ser candidata
presidencial y, en segundo lugar, que el peronismo concurra a las urnas
dividido. La frase más temida por Macri es "Cristina se baja".
La potenciación de la figura de Lavagna por el
propio macrismo se relacionaría con la convicción que existe en la Casa de
Gobierno de que su presencia en la arena electoral tornaría mucho más complejo
un acuerdo de unidad dentro del peronismo que termine con la renuncia de
Cristina Kirchner a ser candidata presidencial.
La exmandataria difícilmente
podría acordar con Lavagna, quien se fue del gobierno de su esposo luego de
sugerir negociados en obras públicas.
Fundamentalmente, porque Lavagna ha
mostrado en privado más reservas a marchar junto a la expresidenta que otros
dirigentes de Alternativa Federal, como Massa.
En la noche del jueves, durante una
comida con sindicalistas, de la que participó también el gobernador de Santa
Fe, Miguel Lifschitz, Lavagna sugirió que una propuesta para superar la grieta
no puede albergar en su interior a quienes alientan esa grieta, en referencia a
Cristina Kirchner y a La Cámpora.
En cambio, se mostró partidario de un frente
que incluya a sectores radicales, a socialistas y a GEN, de Margarita
Stolbizer.
La actitud de Massa frente a la
expresidenta genera más dudas.
El jueves pasado, cuando el periodista Diego
Leuco le preguntó en TN si había posibilidades de un acuerdo con Cristina
Kirchner, Massa contestó: "No sé qué va a hacer la expresidenta. Pero no
me voy a privar de hablarle al votante de Unidad Ciudadana".
Los contactos
entre el kirchnerismo y el massismo son inocultables y allegados al
exintendente de Tigre admiten predisposición a negociar con Cristina para que
esta allane el camino a un candidato del peronismo federal y no sea un
obstáculo para la unidad de la principal fuerza opositora.
Las tensiones entre Massa y Lavagna se
han advertido en los últimos días.
Y no solo por las presiones al exministro de
Economía para que acepte participar de las primarias abiertas (PASO)
enfrentando a Juan Manuel Urtubey y al propio Massa, como le sugirió el
gobernador cordobés, Juan Schiaretti.
Tras las críticas que le formuló Marcos Peña
a Lavagna, Massa ensayó una extraña defensa del exministro: "Lavagna no
está viejo. Hace abdominales todos los días. Quieren instalar la idea de que un
señor de 80 años no puede ser candidato", dijo.
Vaya a saber por qué le
agregó insólitamente tres años de edad.
Hoy Lavagna cumple 77.
Fuente
“LA NACIÓN”, 24.03.2019
(1) Sin pagar los servicio de la duda externa (default) y con el viento de cola de los precios a nivel mundial por nuestros productos. (Comentario desde el blog)
- Más allá de alianza electoral, el quid de la cuestión pasa por acordar impunidad a los corruptos a cambio de apoyo.
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