CUADERNOS… DESAPARECIDOS
LA OTRA MIRADA
04 de agosto de 2018
El chofer Centeno quedó en libertad como testigo protegido.
Un
empresario testificaría como arrepentido
Sin cuadernos, pero con todos presos
La Justicia ratificó la prisión de los 16 detenidos acusados por
asociación ilícita por el pago de supuestas coimas detalladas en cuadernos por
el ex chofer de Planificación.
El empresario De Goycochea, de Isolux Corsán,
podría negociar pena por información.
Oscar Centeno acordó con el fiscal Stornelli colaborar como testigo protegido.
La agitada jornada de ayer en la causa de (las fotocopias de) los
cuadernos Gloria con historias de sobornos en la obra pública, terminó en un
fuerte rumor de algo que ya se veía venir: un posible nuevo arrepentido.
Primero fue Oscar Centeno, el chofer del ministerio de Planificación, que se
reconoció como autor de los cuadernos, cuyos originales no están, y hasta se
habrían quemado.
Ahora sería uno de los empresarios detenidos, Juan Carlos De
Goycochea, de Isolux Corsán, quien ofreció aportar datos a la causa a cambio de
mejorar su situación procesal y aspirar a una pena atenuada.
Centeno
volvió a declarar y quedó finalmente en libertad al caer la noche.
Ahora estará
dentro de un programa de testigos e imputados protegidos.
Al resto de los
detenidos, tanto ex funcionarios como empresarios, el juez Claudio Bonadio les
rechazó la excarcelación.
El hecho de que mantenga presos a los
empresarios es un potente elemento de presión, ya que la ley contempla la
posibilidad de que se conviertan en arrepentidos y acusen a otras personas, lo
que parece uno de los principales efectos buscados en esta causa, en pos de
lograr una especie de “Lava Jato” argentino.
A Goycochea en las
fotocopias se le atribuye el pago de más de 11 millones de dólares a distintos
ex funcionarios de Planificación.
Las defensas ya comenzaron a hacer
planteos de nulidad y recusación del juez.
De Goycochea
fue noticia cuando se entregó ayer a la mañana después de haber estado
esquiando.
También se presentó, Fabián García Ramón, ex director de
Promoción de Energías Renovables.
Ya son 16 los detenidos.
Con el correr de las
horas se conoció la postura del juez en relación a los pedidos de
excarcelación: fueron todos rechazados, excepto el del arrepentido Centeno.
A
los ex funcionarios les aplicó la teoría de los vínculos residuales que acuñó
la Cámara Federal, para referirse a quienes ocuparon lugares de poder –aunque
ya no estén allí– son sospechosos de conservar alguna vinculación que
facilite el entorpecimiento de la investigación o la fuga.
Señaló que podrían
frustrar medidas pendientes en marcha y que aún no todos los imputados están
detenidos.
En algunos casos señalan que dieron indicios de entorpecimiento y
que tiene medios en el exterior.
Para los empresarios se usó un razonamiento
similar, haciendo eje en su disposición de medios económicos.
Lo que muchos de
los defensores señalan es que por ahora no han visto más “prueba” que las
fotocopias de los cuadernos, listas de chapas de automóviles, direcciones donde
se supone Centeno llevó y trajo funcionarios desde 2008 hasta 2015, y algunos
registros de ingresos y egresos a la Casa Rosada y la Quinta de Olivos que
podrían coincidir con las anotaciones.
Por ahora no hay nada sobre dónde estuvo o fue a parar el dinero.
La aparición de la Unidad de Información Financiera (UIF), un organismo del
Ministerio de Economía con el que el Poder Ejecutivo intenta hacer pie en el
expediente, con datos de aparentes propiedades y cuentas en el exterior que
tuvo Daniel Muñoz, el fallecido secretario de Néstor Kirchner, mencionado en la
causa.
Para hacer cartón lleno ofreció sus servicios la Oficina Anticorrupción.
Arrepentido se busca
Las detenciones
en masa y los rechazos de las excarcelaciones hablan de dos cuestiones: el
fiscal Carlos Stornelli y el juez Bonadio están tratando de producir prueba
ahora, con las personas presas, a pesar de que tienen las fotocopias de los
cuadernos desde abril; por otro lado, mantener a los empresarios encerrados en
un calabozo es parte de la estrategia para intentar que alguno se quiebre y
hable.
El fiscal Stornelli, relataron allegados a la causa, hizo denodados
esfuerzos para lograr algún arrepentimiento en el primer contacto con ellos.
“Esto es así: presos hasta que el chancho cante”, decían cerca de uno de los
detenidos.
Y, en efecto, ayer a la noche parecía empezar a quedar allanado el
camino para que uno de ellos hable.
La defensa de De Goycochea le habría
propuesto a la fiscalía que declare como arrepentido.
Isolux, la empresa de
origen español (de construcción, energía y servicios industriales) de la que
fue CEO, había obtenido la adjudicación del las obras de la usina
Termoeléctrica de Río Turbio, en la que el gobierno actual le revocó el
contrato.
Sin embargo, Isolux tiene una vinculación empresaria histórica con
los negocios de la familia Macri.
Tuvo una unión transitoria con Iecsa
–la empresa que fue del primo del Presidente, Angelo Calcaterra, y otro de
cuyos gerentes está preso por los cuadernos, Javier Sánchez Caballero–; también
tuvo una sociedad con ODS, mitad de Calcaterra y un grupo de firmas de la
familia.
Pero en la actualidad Isolux es investigada porque cuando entró en
crisis habría negociado en forma secreta la transferencia de sus parques
eólicos al grupo Macri, a través de un armado societario que habría comenzado a
fin de diciembre de 2015 con la llegada de Macri a la presidencia.
En las copias
de los cuadernos, De Goycochea aparece vinculado a numerosos traslados de
dinero a partir de 2008.
Se describen entregas a Roberto Baratta, el ex número
dos de Julio De Vido, a García Ramón, el secretario Nelson Lazarte, Martín
Larraburu de jefatura de gabinete, y se menciona un contacto también con Rafael
Llorens, ex secretario legal de Planificación.
Se enumeran pagos de 6 millones
de dólares, 1,5 millones, 1,2 millones, 1,3 millones, 300 mil dólares, hasta
superar los 11 millones.
Ayer a la noche todos los empresarios
permanecían detenidos en la alcaidía de Drogas peligrosas de la Policía
Federal. Pero los ex funcionarios ya fueron trasladados al penal de Ezeiza.
Centeno libre
El chofer de
Baratta, el primer detenido en toda esta historia por los ocho cuadernos que
llegaron a manos del periodista de La Nación Diego Cabot y el testimonio de su
ex pareja, Hilda Horovitz, declaró ayer por segunda vez porque Bonadio quería
pedirle algunas precisiones.
Después de esa audiencia, el juez homologó el
acuerdo para que sea arrepentido y entre a un programa de protección del
Ministerio de Justicia, que incluye darle una nueva vivienda, nueva identidad y
medios para él y su familia, lo que implica cierta complejidad teniendo en
cuenta que tiene 13 hijos.
En su primera declaración, dio a entender que había
comenzado a escribir los cuadernos como un registro de su actividad laboral y
que un buen día se dio cuenta del tenor de lo que veía y empezó a hacer un
relato con lujo de detalles.
Esta versión es distinta a la que dio su ex
pareja, Horovitz, quien claramente se había presentado en la causa donde se
investigan supuestos sobreprecios en la compra de gas licuado para traerle un
problema.
En una entrevista que publicó la revista Noticias, la mujer cuenta
que la idea de Centeno con todo lo que anotaba –según su versión– era:
“Cuando iba a terminar la gestión, tenía la ida de decir ‘si
Baratta no me lleva con él’ o ‘si Baratta no me pone de chofer en otro lado’ o
cualquier cosa, entonces él iba a utilizar los cuadernos para mostrarlos, pero
los terminé usando yo”.
En su primera declaración judicial, ella no habló de
los cuadernos, sino que aludió al supuesto aumento patrimonial de Centeno y de
Baratta y a una supuesta bóveda en la casa de éste último, que resultó
inexistente.
Centeno había iniciado una causa por extorsión contra
Horovitz, que lo amenazaba con hacer revelaciones si él no accedía a sus
pedidos.
Después de la
declaración inicial, Stornelli se fue con Centeno a un allanamiento en dos de
sus propiedades, en busca de los originales de los cuadernos.
Pero no estaban
en ningún lado.
Si no están disponibles, será imposible constatar la antigüedad
de la tinta y del papel, y con ello saber cuándo fue realmente escrito.
El
fiscal dejó trascender ayer que para él es igual una prueba válida y que interpreta
que buena parte del contenido está cotejado.
Los abogados no piensan lo mismo.
Cuando le volvieron a preguntar al remisero por los cuadernos, dijo que no se
acuerda donde están o si los quemó con otras tantas pertenencias.
En la causa
está el testimonio de Jorge José Bacigalupo, otro chofer que trabajó para el
ministerio de Planificación y que fue su amigo, que relata que Horovtiz empezó
en cierto momento a amenazar a Centeno y a Baratta y “logró que le dieran la
casa donde vive y dinero mensualmente”.
Un día, Centeno le comentó que había
ido la policía a constatar su domicilio y que quería darle algo, en custodio.
Era una caja, que no abrió.
La tuvo “como un año y medio” hasta que un día se
cruzó con el periodista Cabot “por razón de vecindad”, la abrieron juntos, y se
llevaron la sorpresa de los cuadernos Gloria.
Pero después cuenta que Centeno
se la reclamó, se la tuvo que pedir a Cabot.
Se la devolvió abierta a Centeno,
que se enojó mucho.
Centeno
cambiará su vida ahora, pero recuperó la libertad, aunque estará vigilado.
Ahora se abre un nuevo capítulo con los empresarios, que podrían abrir una caja
de Pandora.
Fuente
“Página/12”, 04.08.2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario