Jueves 11 de Febrero de 2016
¿El límite de Macri es Moyano?: en el "cara a cara" de hoy se pone en juego la paz social y el plan para salarios e inflación
11-02-2016 Devaluación, tarifazo, despidos en el sector público y la lista sigue. El Presidente avanza a toda prisa con su plan económico y nada parece detenerlo. ¿ O sí?
El líder camionero puede convertirse en un obstáculo difícil de sortear o en un aliado clave en esta etapa para asegurar la gobernabilidad
Es que la frágil alianza con el líder sindical Hugo Moyano pende de un hilo, y una ruptura es un lujo que el Gobierno no puede darse en este momento.
La reunión prevista para este jueves, con el tema paritarias en la agenda, pareció frustrarse cuando el dirigente camionero, irritado por la posibilidad de pérdidas de puestos de trabajo como consecuencia de una medida adoptada por el Banco Central, amenazó con no ir.
Luego se rectificó, alegando que "sería desubicado no asistir", pero dejó en claro cuáles son los límites que no está dispuesto a traspasar.
Una medida que en su momento pasó inadvertida, como la decisión del BCRA de suspender los envíos de comunicaciones bancarias por correo físico -y su sustitución por mensajes electrónicos-, se transformó de golpe en el principal escollo político para la concreción de un "acuerdo social".
Ocurre que esa resolución, que parecía imposible de ser cuestionada en la era de la digitalización de la información, pasó por alto un detalle importante: los trabajadores que trasladan los sobres con resúmenes de cuentas bancarias viajan en camiones y camionetas.
Y están afiliados al gremio de Hugo Moyano.
Ergo, una medida que pueda afectar puestos laborales en el reparto de esos mensajes bancarios implica tocar a Moyano donde más le duele: en su base de asalariados encuadrados en el gremio camionero, que hacen su aporte financiero al sindicato y le dan la base de apoyo político.
Haya sido un error o una decisión deliberada, lo cierto es que la resolución del BCRA tuvo un "efecto gatillo", que hizo recordar al conflicto surgido en 2012, cuando en el conurbano bonaerense tambalearon contratos municipales con la recolectora de residuos Covelia, una empresa cuya propiedad siempre se le atribuyó al líder sindical.
Pero claro, hay grandes diferencias entre la pelea que sostuvieron Moyano con Cristina Kirchner durante cinco años, respecto de un eventual conflicto entre él y Macri.
Cristina podía darse el lujo de enfrentarse al líder de la CGT: contaba con el liderazgo total e incuestionado del peronismo, acababa de ser reelecta con 54% de los votos, tenía mayoría absoluta en el Congreso, todos los gobernadores provinciales le temían y se alineaban con ella.
Más aun, el contexto económico daba ciertos márgenes como para que la ex Presidenta pudiera anunciar medidas que dejaban mal parado al camionero.
Ahora, todo es muy diferente. Macri, todavía tejiendo una trabajosa alianza con sectores de la oposición, sigue luchando por afirmar su gobernabilidad.
El marco económico es complicado y las medidas simpáticas, tales como el alivio en Ganancias, no parecen suficientes para compensar el impacto del shock tarifario, la inflación y una ola de despidos.
Por eso, siempre tuvo claro que Moyano debía ser parte imprescindible de su plan para ganar gobernabilidad.
La reunión para llegar a un acuerdo de aumentos salariales moderados resulta vital para la suerte del objetivo oficial de inflación al 25%.
Y todo parecía venir bien... hasta que surgieron estos ruidos. En estos momentos, se está tratando de recomponer la relación, todavía con final incierto.
Lo que parece claro es que Macri es conciente de que, lejos de la situación que gozaba Cristina durante su segundo mandato, este momento se parece más al arranque de la gestión de Néstor Kirchner, cuando afirmaba entre sus íntimos que sólo le temía a dos personas en el país: uno era Héctor Magneto, el CEO de Clarín. Y el otro era Hugo Moyano.
Cuidar el rancho
Cuando las autoridades del BCRA decidieron habilitar que las entidades digitalizaran los resúmenes bancarios, probablemente nunca imaginaron que la decisión desataría un conflicto de magnitud.
Hasta hace un mes atrás, los principales sindicalistas se mantenían en silencio sobre los despidos en el sector público.
Así, con el correr de los días y el incremento de las cesantías, aunque Moyano elevó el tono de sus críticas, en la práctica se mantuvo neutral.
Sin embargo, todo cambió días atrás pasada cuando el Sindicato de Choferes de Camiones lanzó una protesta multitudinaria frente a la sede del Banco Central, ante el peligro de que se pierdan 4.000 empleos por la eliminación de los resúmenes de cuenta y tarjetas de crédito.
Es que la medida adoptada por el BCRA para reducir costos de envío y promover la protección ambiental dejó en la cuerda floja a un 25% de la masa de personal del sector y millones de entregas mensuales en sobres realizadas por las empresas del sector como OCA, Andreani y Urbano.
La reacción de los Moyano no se hizo esperar y este jueves anunciaron "paros sorpresivos" para esta semana.
El secretario adjunto, Pablo Moyano, incluso anunció que su padre no iría a la reunión con Macri, pero más tarde el titular de la CGT Azopardo lo desautorizó y confirmó su participación, sin dejar de ratificar su rechazo a la circular de Sturzeneger.
El nuevo esquema del BCRA también puso en alerta a la Asociación Empresaria de Correo (AECA), que participó de las tratativas para rever la medida y recibió el respaldo de la Federación Argentina del Transporte de Carga (FADEEAC).
"Es una normativa que tiene efectos sobre los empleos.
Por un cambio, producto de avances demasiados intempestivos, algunas compañías pierden mucho volumen de negocios", dijo a iProfesional Lucio Zemborain, vocero de la entidad.
Por otra parte, el conflicto abrió un frente inesperado con los legisladores del propio PRO que, en respuesta a la iniciativa del Central, impulsaron en el Congreso un proyecto junto al Frente para la Victoria, el Frente Renovador y la UCRA para prohibir la eliminación de los resúmenes bancarios en papel.
El texto, que ya cuenta con media sanción en el Senado, afirma que la continuidad del resumen en ese soporte "protege al sector industrial que elabora el papel, así como también las fuentes de trabajo de todos los empleados".
Reunión clave
Macri tendrá este jueves su primera reunión con Moyano, titular de la CGT Azopardo, y sus pares de la CGT Alsina, Antonio Caló, y la Azul y Blanca, Luis Barrionuevo.
Además, serán de la partida el mercantil Armando Cavalieri, el albañil Gerardo Martínez y el portuario Juan Carlos Schmid, también líder de la CATT.
El objetivo del Gobierno es lograr que los gremios acepten mejoras extrasalariales, a cambio de moderar sus demandas en paritarias y garantizar la gobernabilidad.
Para ello, la presencia de Moyano es vital.
Así lo evidenciaron las negociaciones en secreto que mantuvo con Macri la semana pasada.
Además de liderar la CGT más rebelde, el camionero tiene una fuerte influencia sobre los gremios del transporte nucleados en la CATT, que le hicieron cinco paros a Cristina Kirchner.
Una reunión con la cúpula gremial sin su participación hubiese sido un fracaso.
Por ese motivo, el Gobierno debió suspender una convocatoria anterior, tras el boicot del sindicalista.
Sin Moyano de aliado y con el sindicalismo dividido en cinco centrales, el Gobierno corre el riesgo de que las paritarias compliquen sus metas de inflación.
Es que, a diferencia del rol que cumplió el metalúrgico Antonio Caló hacia el final del kirchnerismo, el líder camionero volvió a dejar en claro este jueves que no convalidará fácilmente la política oficial.
"Escuché a algunos funcionarios que le pedían prudencia a la dirigencia, le diría al Gobierno que tenga prudencia con el aumento de las mercaderías", adelantó, antes de reunirse con sus pares de la CGT Azopardo, de cara a la reunión con Macri.
La advertencia llegó luego de que este miércoles, en un acto junto al supermercadista Alfredo Coto, el Presidente pidiera "gastar un poco menos de lo que se gana todos los meses".
Reclamos
Entre las principales inquietudes, el gremialismo llevará este jueves a la Rosada la "preocupación" por la pérdida de poder adquisitivo y la discusión sobre la metodología para medir la inflación hasta mitad de año, lapso en el que se cerrarán buena parte de las negociaciones, sin contar con los indicadores oficiales.
Las discusiones salariales se iniciarán en el marco de un fuerte recrudecimiento de la inflación y de un ajuste de tarifas de los combustibles, el peaje, la luz y el gas.
Desde la CGT de Caló como de los gremios cercanos a Moyano volvieron a reclamar que no se establezcan techos y que las paritarias "sean libres sin condicionamientos".
"No se me ocurre un acuerdo menor al 30%", dijo a este medio el dirigente de la Unión Ferroviaria, Sergio Sassia.
El ferroviario rechazó, además, que se discutan los cambios en Ganancias y el reintegro de los fondos retenidos por el Gobierno a las obras sociales como parte de la negociación salarial y afirmó que "esa es una deuda con los trabajadores".
Su postura es compartida por sus pares del Movimiento Sindical Argentino (MASA), liderado por el taxista Omar Viviani, que también forman parte de la CGT encabezada por Caló.
Desde la CGT cercana al kirchnerismo no descartan acompañar al Ejecutivo, pero advierten que la oferta oficial de modificar Ganancias no es suficiente.
A la lista de exigencias, piden medidas para reducir el trabajo en negro y proteger el empleo en la industria, donde tallan fuerte la UOM y SMATA, ante las señales oficiales a favor de la apertura de las importaciones.
"La CGT va a plantear un esquema que nos sirva a todos porque queremos conocer el modelo económico que van a aplicar", señalaron en el entorno de Caló.
La mesa chica de la central critica la manera en que se anunciaron los aumentos de tarifas de luz y la postura macrista ambigua ante los aumentos de precios.
En tanto, desde la CATT lanzaron una campaña en distintos puntos de la Capital Federal con afiches contra el "Impuesto al Trabajo", una exigencia que los gremios del transporte terrestre, aéreo, portuario, fluvial y marítimo llevarán a la reunión con el Presidente.
En un comunicado, las organizaciones criticaron al Gobierno al señalar que su reclamo apunta a "defender el poder adquisitivo de los trabajadores, que ya está castigado por la constante inflación y los ajustes en los servicios públicos que aplicó el nuevo gobierno".
"El Presidente debe honrar su promesa de campaña electoral y no seguir arrastrando los perjuicios a los trabajadores heredados del kirchnerismo", indicó el Secretario Adjunto de la CATT, Omar Maturano (La Fraternidad).
En el núcleo de ese sector sindical, los colectiveros rechazan la posibilidad de aceptar beneficios extrasalariales con la condición de moderar las paritarias.
"Negociar salario por Ganancias es una extorsión", dijo a este medio Mario Calegari, vocero de la Unión Tranviaria, enojado porque su gremio no fue invitado a la audiencia con el mandatario.
Pese al malestar en el campo gremial, varios sindicalistas no ocultan que, al igual que en otras ocasiones, están dispuestos a firmar porcentajes moderados de aumento, a cambio de sumas que en los hechos eleven el incremento a cifras por encima del 25%. Habrá que ver si esa opción ahora se condice con los planes oficiales.
fuente
"iProfesional", 11.02.2016
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