23 jul 2019

DESMEMORIA Y… DÍAS SALVAJES -IV-













DESMEMORIA Y…
DÍAS SALVAJES
-IV-

El pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla


La primera bomba

La Organización Triple A se presenta por primera ve en noviembre de 1973 con un atentado contra el senador radical Hipólito Solari Yrigoyen.

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El ataque ocurre después que la víctima expusiera su oposición a la Ley de Asociaciones profesionales, enviada por Perón al Congreso y apoyada pore el sindicalismo ortodoxo.

Solari Yrigoyen es desde este momento el enemigo público número uno de la clase obrera organizada.
Lorenzo Miguel

Hipólito Solari Yrigoyen era senador nacional por la Unión Civica Radical.

Pocos días antes, el jueves 16 de noviembre, había expresado su oposición al proyecto de Ley de Asociaciones Profesionales, que consolidaría la “oligarquía sindical”.

El senador, en el debate, objetó la reelección de autoridades gremiales por más de dos períodos y la centralización de las recaudaciones de las obras sociales y propuso la inclusión de la representación de las minorías, a favor de la “democracia sindical”.

Su discurso en el Senado duró cuatro horas y doce minutos.

Finalmente, la ley – enviada por el presidente Perón al Congreso – obtuvo media sanción.

“El debate terminó a las cuatro de la mañana. Lorenzo Miguel (jefe de OUM) lo había presenciado desde el palco. Cuando le preguntaron por mi discurso, respondió: ‘Solari Yrigoyen es desde este momento el enemigo público número uno de la clase obrera organizada’. Yo sostenía la necesidad de defender  a las minorías no quería el pensamiento único. Había participado de la fundación de la CGT de los Argentinos y, hasta mi elección como senador, había sido abogado del gremio ferroviario conducido por los radicales”, según explicó entonces.

El fin de semana posterior al debate, Solari Yrigoyen fue a Puerto Madryn, en Chubut, donde vivía, y el lunes 20 volvió a su estudio jurídico de Lavalle 1438, en Buenos Aires.

Su secretaria le dio un sobre que había recibido con su nombre.

Cuando lo abrió, sólo tenía tres letras: “AAA”.

No entendió el significado.

El remitente le daba una dirección: Tucumán 1660, la sede del Comité Capital de la UCR.

Envió a su secretaria para que explicaran qué quería decir ese mensaje.

Desde la casa radical respondieron que no habían enviado la carta y tampoco entendía el sentido de las tres letras A.

Al día siguiente, martes 21 de noviembre, Solari Yrigoyen salió de su departamento de la avenida Santa Fe, una residencia secundaria, y fue hasta su auto, estacionado en la cochera 171 del edificio de Marcelo T. de Alvear 1276.

Había comprado ese espacio en la década de 1960 para guardar su Renault 6.

Ese día tenía previsto dar un reportaje junto al dirigente sindical cordobés Agustín Tosco, al que había defendido en su condición de “preso político” y visitaba en la cárcel de Rawson durante la dictadura del general Lanusse.

Cuando Solari Yrigoyen colocó la llave en el tambor y la giró, la bomba estalló.

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También la pasó...

Se cumplen 37 años del secuestro de Amaya y Solari Yrigoyen




17 ago. 2013 - Hipólito Solari Yrigoyen nació en 1933, es un abogado y político argentino, activista reformista ... En 1973 y 1975 sufrió sendos atentados por parte del grupo parapolicial Triple A y en ... Para agravar su situación, a Amaya le retiraron el inhalador y los medicamentos y ante la ... Foto ilustrativa de archivo.

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“El Renault 6 era un auto muy frágil, y la onda expansiva se fue para todos lados. Si hubiera sido un coche compacto, habría muerto instantáneamente. La bomba era para matarme. El coche voló contra la pared de enfrente y empezó a incendiarse. Dios me ayudó porque alcance a salir, caí envuelto en sangre y vinieron a auxiliarme” aseguró entonces. 

 El repudio fue unánime.

Era la primera vez que se atentaba contra un senador de la Nación desde que habían matado al demócrata progresista Enzo Bordabehere en el recinto en 1935.

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Isabel Perón que presidía el Senado, fue a visitar a Solari Yrigoyen en la clínica, acompañada por el ministro José López Rega. Llevó flores.

“Isabel entró en la habitación. Dijo: ‘¿Qué quieren hacer de este país? ¿Una Cuba, un nuevo Chile?’. Como haciendo entender que la ultraizquierda había hecho el atentado”.

Solari Yrigoyen la escuchaba, pero no podía hablar.

Había tenido cinco operaciones, se sentía muy mal, y se había analizado la posibilidad de cortarle la pierna izquierda, la más afectada.

El doctor Yañez se opuso en forma terminante.

Después pasó mucho tiempo en silla de ruedas y luego comenzó a utilizar un bastón.

A la clínica también se acercó Lorenzo Miguel.

Habló con la esposa del senador: “Yo no tuve nada que ver”, explicó.


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Solari Yrigoyen creía que habían sido los “servicios”, o gente vinculada a ellos.

“A mí siempre me ataca la derecha autoritaria”, decía.

En agosto de 1972, cuando era miembro de la Asociación Gremial de Abogados, le habían puesto una bomba, el mismo día de los fusilamientos en la base naval de Trelew.

“Yo no sabía qué era la Triple A. Era la primera vez que actuaba. Pusieron la bomba porque estudiaron mis pasos y sabían que los fines de semanas yo viajaba a mi provincia”, explicó entonces.

La organización Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) había surgido como una herramienta de “depuración interna” para poner freno a la movilización de Montoneros y también contra sectores de izquierda.

De hecho, la Triple A acusaba  al radical Solari Yrigoyen de “comunista”.

“Era la época dela Guerra Fría. Estaba de moda acusar de comunista a cualquiera que se opusiera a algo”, diría tiempo después.

A Eduardo Angeloz, su compañero de bloque en el Senado, lo acusaban de ser “agente de imperialismo”.

En el verano de 1973, Montoneros había tomado protagonismo en la campaña de las primeras elecciones libres desde 1951.

Como parte del acuerdo político con el Movimiento Justicialista presidido por Perón, obtuvo cargos en gobiernos provinciales.  

(Desde el blog: las gobernaciones de Buenos Aires, Córdoba y Mendoza para comenzar)

Era un tiempo en que la política se hacía en las calles, barrios o fábricas, o en las movilizaciones populares.

Los espacios de representación institucional no resultaba atractivo para la militancia.

El regreso de Perón, el 20 de junio de 1973, resultó el primer quiebre de su relación con la izquierda peronista.

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Desde entonces en el peronismo clásico u ortodoxo, comenzó a anidar la idea de “ganarle la calle” y restablecer el orden y control ideológico del Movimiento.

El peronismo en “pie de guerra” no era una metáfora política.

En agosto de 1973, López Rega acababa de conformar sus brigadas de custodia con ex policías desplazados por delitos criminales y otros que había conocido en su carrera policial en los años cincuenta.

Ahora se reincorporaban al Ministerio de Bienestar Social.

Entre ellos estaba el comisario Juan Ramón Morales, Rodolfo Almirón, Miguel Rovira y otro llamado Juan Carlos Lagos.

Este último sería separado luego de la custodia porque – según declarara en la causa judicial de la Triple A – López Rega le dijo que “necesitaba otro tipo de gente menos limpio para hacer los trabajos que él quería”.

Lagos pasó a integrar la custodia de Isabel Perón.

El Ministerio se fue preparando para las acciones paraestatales con la incorporación de militantes de agrupaciones “ortodoxas”, como empleado de planta.

Tambien se importaron desde Inglaterra – de contabando – ametralladoras Sterling que se guardaban en el depósito del microcine, en el segundo subsuelo del organismo público.

Una “ley interna” para los que actuaban en actividades armadas indicaba que “no había que llevarse a dormir las ametralladoras a la casa”, porque no era para defensa personal sino para “las operaciones que surgían desde el mismo Ministerio”.

El asesinato del jefe de la CGT, José Ignacio Rucci, el 25 de setiembre por parte de Montoneros, marcó el segundo punto de quiebre en la política del año 1973.

El crimen unió a todos los grupos opuestos a la izquierda peronista.

La respuesta fue la “depuración interna” en el Movimiento Justicialista por motivos estrictamente ideológicos.

La “depuración” incluía la expulsión de los cargos políticos – en todas las áreas del Estado municipal, provincial y nacional – y también en muchos casos la eliminación física.

La primera víctima de esta política se produjo en forma simultánea a los funerales de Rucci, con la muerte de un militante de la Juventud Peronista en el barrio de Belgrano.

Una comisión “mixta” de policías y civiles salió del Ministerio con un Rambler oficial, tocó el portero eléctrico de su departamento y, cuando Enrique Grynberg se asomó a la calle, lo mataron.

El blanco había sido escogido casi al azar, para dar una respuesta inmediata.

El 28 de setiembre, salió un artículo de La Opinión registraba la discusión interna entre el Ministerio del Interior y la Policía Federal cómo debía afrontar el Estado atentados como el de Rucci.

El ministro del Interior, Benito Llambí, indicaba que debía recurrirse a los organismos de seguridad (policía, gendarmería y “en ningún caso las Fuerzas Armadas”), y el jefe de la Policía Federal, general Miguel Ángel Iñiguez, afirmaba que “la prevención debía hacerse con los mecanismos de seguridad que se han ido forjando en el propio seno del Movimiento”, es decir por fuera de los mecanismos institucionales.

Esta última opción sería la cordada por el Conejo Superior Peronista, reunido el 1º de octubre, en el que participaron legisladores, gobernadores y el presidente electo Juan Perón.

De allí surgieron las directivas partidarias para dar respuesta a la “guerra desencadenada contra nuestra organización y nuestro dirigentes”, manifestada por la “infiltración de grupos marxista” y el asesinato de dirigentes, en obvia referencia a Rucci.

El corazón del “Documento reservado” – dado a conocer por La Opinión  al día siguiente – indicaba que el Movimiento ingresaba “en estado de movilización de todos sus elementos humanos y materiales para enfrentar la guerra” y anunciaba que en todos los distritos organizaría “un sistema de inteligencia al servicio de esta lucha, el que estará vinculado con el organismo central que se creará”.

El Consejo Superior Peronista abría las puertas de la acción ilegal: “Se utilizarán todos los medios de lucha que se consideren eficientes, en cada lugar y oportunidad. La necesidad de los medios que se propongan será apreciada por los dirigentes de cada distrito. Los compañeros peronistas, sin perjuicio de sus funciones específicas, deben ajustarse a los propósitos de esta lucha, haciendo actuar todos los elementos que dispone el Estado para impedir los planes del enemigo y reprimirlo con todo rigor”.

A partir de entonces se inició una etapa de “conurbanización” de acciones violentas que luego asumirían bajo la máscara de la Triple A.

La organización para estatal no tenía un mando centralizado, sus acciones provenían de distintos ámbitos, aunque sí tenía un enemigo común, la “infiltración marxista” en el Movimiento.

La “depuración” se definía en los territorios locales, según sus propias características y sus enemigos internos, y a partir de allí se elegían los blancos.

Seis días después del atentado contra Solari Yrigoyen, el 27 de noviembre de 1973, fue muerto Antonio “Tito” Deleroni en la estación ferroviaria de San Miguel.

Deleroni era abogado defensor de presos políticos de la Gremial de Abogados y dirigente del peronismo de base (PB) de esa localidad.

El azar quiso que un policía franco de servicio persiguiera y detuviera a su agresor, a punto de escapar en un Fiat 128.

En su declaración ante el juez Julio Ricardo Villanueva, el detenido afirmó que integraba el “Servicio de Inteligencia Peronista (SIP)” y cumplía las directivas de “depurar marxista”, tal como constaba en el “Documento Reservado” del Conejo Superior Peronista.

Acreditó dos domicilios, uno correspondía a ese organismo y otro, a la unidad básica “20 de Noviembre”, que actuaba en el Ministerio de Bienestar Social.

La “depuración interna” representó un permiso para la impunidad.

La idea de – en palabras de Perón“desinfectar a tiempo de los gérmenes del Movimiento Peronista” conduciría a la creación del terror estatal.

Perón como presidente, jamás condenaría en forma explícita a la Triple A.

Después de la primera bomba contra Solari Yrigoyen, el terror paraestatal se desplegaría con mayor intensidad, con persecuciones, atentado y centenares crímenes.

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 1º de mayo 1974. "estupidos imberbes"

 En 2016 por primera vez, cinco miembros de la Triple A fueron condenados por “asociación ilícita”, después de que la causa judicial permaneciera archivada durante varia décadas.

Fuente
“LOS DÍA SALVAJES”
MARCELO LARRAQUY
SUDAMERICANA

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¡BIENVENIDOS, GRACIAS POR ARRIMARSE!

Me atrevo a interpelar, por sentirlos muy cercanos, por más que las apariencias parecieran indicar lo contrario; insisto en lo de la cercanía, por que estamos en el mismo bote – que hace agua - , tenemos pesares, angustias y problemas comunes, recién después vienen las diferencias.

La idea es dialogar, hablar de nuestras cosas, hay textos que nos proporcionan la información básica – no única-, solo es una propuesta como para empezar. La continuidad depende de Ustedes, un eventual resultado adicional depende de todos.La idea es hablar desde un “nosotros” y sobre “nuestro futuro” desde la buena fe, los problemas exigen soluciones que requieren racionalidad, honestidad intelectual que jamás puede nacer desde la parcialidad, la mezquindad, la especulación.

Encontraran en “HASTA EL PELO MÁS DELGADO ...”, textos y opiniones sobre una temática variada y sin un orden temporal, es así no por desorganizado, sino por intención – a Ustedes corresponde juzgar el resultado -.Como no he vivido en una capsula, ya peino canas, tengo opiniones y simpatías, pero de ninguna manera significa dogmatismo, parcialidad cerrada.Soy radical (neto sin adiciones de letras ninguna), pero no se preocupen no es contagiosos … creo, solo una opción en el universo de las ideas argentinas. Las referencias al radicalismo están debidamente identificadas, depende de Ustedes si deciden “pizpear” o no.

El acá y ahora, el nosotros y el futuro constituyen la responsabilidad de todos.Hace más de cuatro décadas, en mi lejana secundaria, de una pasadita que nos dieron por Lógica, recuerdo el Principio de Identidad, era más o menos así: “Si 'A' no es 'A', no es 'A' ni es nada”, por esos años me pareció una reverenda huevada, hoy lo tomo con mucho más respeto y consideración. Variaciones de los mismo: no existe un ligero embarazo; no se puede ser buena gente los días pares.

Llegando al Bicentenario – y aunque se me tildé de negativo- siento que como pueblo, desde 1810, hemos estado paveando … a vos ¿qué te parece?. En algún momento perdimos el rumbo y ahí andamos “como pan que no se vende. Cuentan que don Ángel Vicente Peñaloza decía: “Como ei de andar, en Chile y di a pie, cuando hay de que no hay cunque, cuando hay cunque no hay deque”.

De tanto mirarnos el, ombligo y su pelusa, tenemos un cerebro paralitico, cubierto de telarañas y en estado de grave inanición. Padecemos una trágica concurrencia de factores que nos impiden advertir – debidamente -, este, nuestro triste presente y lo que es peor aún, nos va dejando sin futuro.

A los malos, los maulas, los sotretas, los villanos, los mala leche, los h'jo puta, los podemos enfrentar pero … ¿qué hacemos con los indiferentes, con los que solo se meten en sus cosas, y no advierten que el nosotros y el futuro por más que sean plurales son cosas personalisimas? Y luego dicen que quieren a sus hijos y su familia; ¡JA!, ¡doble JA!, ¡triple JA! (il lupo fero).

¡¡EL REY ESTÁ EN PELOTAS!!, dijo el niño de la calle, hijo de padre desconocido y madre ausente, ese niño es mi héroe favorito.

¿QUÉ ES PEOR LA IGNORANCIA O LA INDIFERENCIA?

¡¡NO LO SÉ Y NO ME IMPORTA!!

El impertinente, el preguntón es nuestra esperanza, nuestro “Chapulin Colorado”.

Mis querido “Chichipios” - diría don Tato- no olviden que además de ver el vaso medio vació o medio lleno, hay que saber que contiene – sino que le pregunten a Socrates - ¡Bienvenidos! Adelante. Julio


Mendoza, 11 de noviembre de 2009.