LONDRES — En Hungría, el primer ministro ahora puede
gobernar por decreto.
En el Reino Unido, los ministros tienen lo que un crítico
llamó poder “impactante” para arrestar a la gente y cerrar las fronteras.
El
primer ministro de Israel ha cerrado los tribunales y ha emprendido una
estrategia de vigilancia invasiva de la ciudadanía.
Chile ha desplegado al
ejército en las plazas públicas otrora ocupadas por manifestantes.
Bolivia
postergó sus elecciones.
A medida que la pandemia del coronavirus frena al mundo de
manera trepidante y los ciudadanos inquietos exigen medidas, los dirigentes
mundiales están invocando facultades ejecutivas y haciéndose de una autoridad
prácticamente dictatorial ante escasa resistencia.
Los gobiernos y los grupos defensores de derechos
concuerdan en que estos tiempos extraordinarios requieren medidas
extraordinarias.
Los Estados necesitan nuevas facultades para cerrar sus
fronteras, efectuar cuarentenas y monitorear a las personas infectadas.
Los
expertos en derecho constitucional afirman que muchas de estas medidas están
protegidas por normas internacionales.
Sin embargo, muchos críticos dicen que algunos gobiernos
están aprovechando la crisis de salud pública para hacerse de nuevas
facultades, que poco tienen que ver con el brote, con pocas protecciones que
garanticen que no abusarán de su nueva autoridad.
Las leyes
están entrando en vigor con mucha rapidez en una amplia gama de sistemas
políticos, en Estados autoritarios como Jordania, democracias titubeantes como
Hungría y democracias tradicionales como el Reino Unido.
Y hay pocas
disposiciones de extinción para garantizar que estos poderes se anulen una vez
que cese la amenaza.
“Podríamos
ver una epidemia paralela de medidas autoritarias y represoras al poco tiempo,
si no es que inmediatamente después, de una epidemia sanitaria”, dijo Fionnuala
Ni Aolain, relatora especial de las Naciones Unidas sobre contraterrorismo y
derechos humanos.
Conforme
las nuevas leyes expanden la vigilancia del Estado, les permiten a los
gobiernos arrestar a personas por tiempo indefinido y transgreden las
libertades de reunión y expresión, también podrían moldear la vida cívica, la
política y las economías de las décadas venideras.
La
pandemia ya está redefiniendo las normas.
Los sistemas de vigilancia invasiva
en Corea del Sur y Singapur que, en circunstancias normales, habrían sido
censurados, ahora han sido elogiados por frenar las infecciones.
Los gobiernos
que al principio criticaron a China por confinar a millones de sus ciudadanos
en un confinamiento de emergencia, desde entonces han seguido su ejemplo.
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ha
autorizado a la agencia de seguridad interior del país para que monitoree a los
ciudadanos por medio de una mina secreta de datos de teléfonos celulares
recabados para fines de contraterrorismo.
Al monitorear los movimientos de la
gente, el gobierno puede castigar a los que desobedezcan las órdenes de
aislamiento con sentencias de hasta seis meses de prisión.
Además,
con la orden de cerrar los tribunales de la nación, Netanyahu retrasó su
comparecencia programada para enfrentar cargos de corrupción.
En
algunas partes del mundo, estas nuevas leyes de emergencia han revivido
antiguos temores en torno a la ley marcial.
La semana pasada, el Congreso de
Filipinas aprobó una legislación que le confirió al presidente Rodrigo Duterte
poderes de emergencia y 5400 millones de dólares para hacer frente a la
pandemia.
Los legisladores suavizaron una propuesta de ley anterior que habría
permitido que el presidente tomara el control de negocios privados.
“Esta
concesión ilimitada de poderes de emergencia es equivalente a una autocracia”,
declararon en un comunicado los Abogados Preocupados por las Libertades
Civiles, un grupo filipino defensor de derechos.
Los abogados señalaron que
Duterte alguna vez comparó la Constitución del país con un “pedazo de papel de
baño”.
Algunos
Estados están usando lapandemiapara reprimir a la disidencia.
En Jordania,
luego de que una “ley de defensa” de emergencia le dio a su cargo un amplio
margen de acción, el primer ministro Omar Razzaz dijo que su gobierno “se
encargaría con firmeza” de cualquiera que esparciera “rumores, invenciones y
noticias falsas que siembren el pánico”.
El primer
ministro de Tailandia, Prayuth Chan Ocha, ha asumido la autoridad de imponer
toques de queda y censurar a los medios informativos.
Los periodistas en ese
país han sido demandados e intimidados por criticar la respuesta del gobierno
al brote.
Aunque el
virus en sí mismo tal vez haya enfriado el fervor de los manifestantes por
agolparse en las plazas públicas, el decreto de “estado de catástrofe” que se
hizo en Chile y la presencia del ejército en las calles han acallado a la
disidencia furiosa que sacudió a la nación durante meses.
La
pandemia también ha interrumpido elecciones ya programadas.
Este mes, Bolivia
suspendió una elección presidencial muy esperada que se realizaría a principios
de mayo.
El año pasado, una elección controvertida desató manifestaciones
violentas y obligó al entonces presidente Evo Morales a dimitir.
La
presidenta interina, quien prometió actuar en calidad de gobernante temporal,
ahora se ha consolidado en el poder y anunció que planea postularse a la
presidencia formalmente.
El tribunal electoral del país declaró el jueves que
convocaría a elecciones en algún momento entre junio y septiembre.
En Estados
Unidos, el Departamento de Justicia le pidió al Congreso nuevos poderes de gran
alcance, que incluían un plan para eliminar las protecciones legales a los
solicitantes de asilo y arrestar a la gente por tiempo indefinido sin someterla
a juicio.
Ante la oposición de los republicanos y los demócratas, el
departamento redujo la intensidad y presentó una propuesta más modesta.
Los
grupos defensores de derechos dicen que es probable que los gobiernos sigan
absorbiendo más poder mientras los ciudadanos están distraídos.
Les preocupa
que la gente no se dé cuenta de los derechos que ha cedido hasta que sea
demasiado tarde para recuperarlos.
Algunos
proyectos de ley de emergencia se han presentado con tanta celeridad que los
legisladores y los grupos defensores de derechos no han tenido tiempo de
leerlos, mucho menos debatir su relevancia.
Los defensores de derechos también
cuestionaron la rapidez con la que los Estados han redactado legislaciones
extensas.
Algunos gobiernos tienen un conjunto de poderes deseados “a
disposición” en caso de emergencia o crisis, dijo Aolain, la relatora especial
de las Naciones Unidas.
Redactan leyes por adelantado y esperan a “que se
presente la oportunidad de la crisis”, afirmó.
No está nada claro qué será de las leyes de emergencia
cuando pase la crisis.
En el pasado, ha habido leyes que se promulgaron con
prisa, como la Ley Patriótica de Estados Unidos después del atentado del 11 de
Septiembre, y que siguen en vigor después de las crisis para las que se
redactaron.
Con el paso del tiempo, los decretos de emergencia permean
las estructuras legales y se normalizan, dijo Douglas Rutzen, presidente del
Centro Internacional para la Ley Sin Fines de Lucro (ICNL, por su sigla en
inglés) en Washington, que está llevando un registro de las nuevas
legislaciones y decretos durante la pandemia.
“Es muy fácil establecer poderes de emergencia”, dijo
Rutzen. “Es muy difícil desmantelarlos”.
‘Una dictadura de verdad’
La
pandemia podría ser una bendición para los gobiernos con inclinaciones
autócratas.
En
Hungría, una nueva ley le ha dado al primer ministro Viktor Orban el poder de
eludir al Parlamento y suspender las leyes existentes.
Orban, quien declaró
estado de emergencia en marzo ahora es el único con capacidad de dar por
finalizada la emergencia.
El Parlamento, donde dos terceras partes de las
curules están ocupadas por su partido, aprobó la legislación el lunes.
Los
críticos dicen que la nueva legislación podría permitir al gobierno de Orban
erosionar aún más las instituciones democráticas y perseguir a periodistas y
miembros de la oposición.
La ley modificará permanentemente dos artículos del
código penal que limitarán aún más la libertad de expresión y penalizarán a las
personas que violen la cuarentena.
También suspenderá todas las elecciones y
referéndums.
Una de
las medidas establece que quien difunda información que pudiera impedir la
respuesta gubernamental a la epidemia enfrentaría hasta cinco años de prisión.
La legislación otorga amplias facultades al fiscal para decidir qué se
considera información falsa o distorsionda.
“El borrador de la ley es alarmante”, dijo Daniel Karsai,
un abogado de Budapest que comentó que la legislación ha causado “gran temor” entre
los húngaros de que “el gobierno de Orban se convierta en una dictadura de
verdad”.
“No hay suficiente confianza en el gobierno en este
aspecto”, dijo.
Otros señalaron que el gobierno tiene un historial de
prolongar las provisiones de emergencia mucho después de terminada la
necesidad.
Uno de dichos decretos, emitido durante el punto álgido de la crisis
migratoria europea hace cinco años, sigue vigente.
‘Facultades sorprendentes’
También
las democracias robustas se valen de la pandemia para ampliar sus poderes.
Gran
Bretaña tiene un largo historial democrático y costumbres democráticas bien
establecidas.
No obstante, una ley de coronavirus que pasó a gran velocidad por
el Parlamento le concede a los ministerios el poder de detener y aislar
indefinidamente a las personas, prohibir las reuniones públicas, incluidas las
protestas y cerrar puertos y aeropuertos, todo con muy poca supervisión.
Al
presentar el proyecto de ley ante el Parlamento, el secretario de Salud, Matt
Hancock, lo llamó “un distanciamiento del modo en que hacemos las cosas durante
los tiempos de paz”.
Dijo que las medidas serían “estrictamente temporales y
proporcionales a la amenaza que enfrentamos”.
Pero
algunas de las previsiones —llamadas poderes Enrique VIII en referencia al
monarca del siglo XVI— le darán al gobierno control sin contrapesos.
La
legislación otorga amplios poderes a agentes fronterizos y a la policía, algo
que podría conducir a detenciones indefinidas y a reforzar políticas de
“ambiente hostil” contra los migrantes, dijeron los críticos.
“Cada
cláusula podría haber merecido meses de debate y más bien todo se ha debatido
en unos cuantos días”, dijo AdamWagner, un abogado que asesora un comité
parlamentario de derechos humanos.
“Lo que
todos han estado intentando hacer es solo leerlo, ya ni hablar de criticarlo
propiamente”, dijo en referencia a la legislación, que tiene 340 páginas.
“Estas
son facultades sorprendentes que no habrían sido realmente concebibles en
tiempos de paz en este país”, dijo Silkie Carlo, directora de Big Brother
Watch, una organización de defensa de derechos. Calificó de “draconianas” las
medidas.
Carlo
teme que el país “irá de crisis en crisis, de pánico sanitario en pánico
sanitario y después nos daremos cuenta de lo que hemos perdido”.
“Nos
arriesgamos a encontrarnos en un perpetuo estado de emergencia”, agregó.
Benjamin
Novak colaboró con este reportaje desde Budapest, Hungría; Hannah Beech, desde
Bangkok; Jason Gutierrez, desde Manila, Filipinas; Julie Turkewitz, desde
Bogotá, Colombia; Anatoly Kurmanaev, desde Caracas, Venezuela, y Rana Sweis,
desde Amán, Jordania.
Selam
Gebrekidan es reportera de investigación para The New York Times en Londres. Ha
sido reportera de datos para Reuters, donde escribió sobre la migración a
Europa y la guerra en Yemen, entre otros temas. También ha cubierto los
mercados petroleros de Estados Unidos.
Selam
Gebrekidan is an investigative reporter for The New York Times based in
London. She previously was a data and enterprise reporter for
Reuters where she wrote about migration to Europe and the war in Yemen, among
other stories. She has also covered U.S. oil markets.
Me atrevo a interpelar, por sentirlos muy cercanos, por más que las apariencias parecieran indicar lo contrario; insisto en lo de la cercanía, por que estamos en el mismo bote – que hace agua - , tenemos pesares, angustias y problemas comunes, recién después vienen las diferencias.
La idea es dialogar, hablar de nuestras cosas, hay textos que nos proporcionan la información básica – no única-, solo es una propuesta como para empezar. La continuidad depende de Ustedes, un eventual resultado adicional depende de todos.La idea es hablar desde un “nosotros” y sobre “nuestro futuro” desde la buena fe, los problemas exigen soluciones que requieren racionalidad, honestidad intelectual que jamás puede nacer desde la parcialidad, la mezquindad, la especulación.
Encontraran en “HASTA EL PELO MÁS DELGADO ...”, textos y opiniones sobre una temática variada y sin un orden temporal, es así no por desorganizado, sino por intención – a Ustedes corresponde juzgar el resultado -.Como no he vivido en una capsula, ya peino canas, tengo opiniones y simpatías, pero de ninguna manera significa dogmatismo, parcialidad cerrada.Soy radical (neto sin adiciones de letras ninguna), pero no se preocupen no es contagiosos … creo, solo una opción en el universo de las ideas argentinas. Las referencias al radicalismo están debidamente identificadas, depende de Ustedes si deciden “pizpear” o no.
El acá y ahora, el nosotros y el futuro constituyen la responsabilidad de todos.Hace más de cuatro décadas, en mi lejana secundaria, de una pasadita que nos dieron por Lógica, recuerdo el Principio de Identidad, era más o menos así: “Si 'A' no es 'A', no es 'A' ni es nada”, por esos años me pareció una reverenda huevada, hoy lo tomo con mucho más respeto y consideración. Variaciones de los mismo: no existe un ligero embarazo; no se puede ser buena gente los días pares.
Llegando al Bicentenario – y aunque se me tildé de negativo- siento que como pueblo, desde 1810, hemos estado paveando … a vos ¿qué te parece?. En algún momento perdimos el rumbo y ahí andamos “como pan que no se vende. Cuentan que don Ángel Vicente Peñaloza decía: “Como ei de andar, en Chile y di a pie, cuando hay de que no hay cunque, cuando hay cunque no hay deque”.
De tanto mirarnos el, ombligo y su pelusa, tenemos un cerebro paralitico, cubierto de telarañas y en estado de grave inanición. Padecemos una trágica concurrencia de factores que nos impiden advertir – debidamente -, este, nuestro triste presente y lo que es peor aún, nos va dejando sin futuro.
A los malos, los maulas, los sotretas, los villanos, los mala leche, los h'jo puta, los podemos enfrentar pero … ¿qué hacemos con los indiferentes, con los que solo se meten en sus cosas, y no advierten que el nosotros y el futuro por más que sean plurales son cosas personalisimas? Y luego dicen que quieren a sus hijos y su familia; ¡JA!, ¡doble JA!, ¡triple JA! (il lupo fero).
¡¡EL REY ESTÁ EN PELOTAS!!, dijo el niño de la calle, hijo de padre desconocido y madre ausente, ese niño es mi héroe favorito.
¿QUÉ ES PEOR LA IGNORANCIA O LA INDIFERENCIA?
¡¡NO LO SÉ Y NO ME IMPORTA!!
El impertinente, el preguntón es nuestra esperanza, nuestro “Chapulin Colorado”.
Mis querido “Chichipios” - diría don Tato- no olviden que además de ver el vaso medio vació o medio lleno, hay que saber que contiene – sino que le pregunten a Socrates - ¡Bienvenidos! Adelante. Julio
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