AJEDREZ EN LAS ESCUELAS…
UNA BUENA!!!
Leontxo
García: “El ajedrez es más útil que nunca, porque divierte pensando”
El divulgador en habla hispana más
reconocido de este juego habla sobre los beneficios de su utilización como
herramienta educativa y de socialización, y apoya un proyecto de ley para que
el ajedrez sea parte de la currícula escoltar en Argentina.
Leontxo García y el tablero de ajedrez, una dupla inseparable. Foto: Diego Díaz
HERNÁN SARTORI
Leontxo García
Olasagasti nació en Irún, en el extremo noreste del País Vasco, y
vive a 400 metros de la frontera con Francia, pero es un ciudadano del mundo.
Pasa la mitad del año viajando para ser el maestro de ceremonias, el
comentarista o el invitado de honor de un torneo de ajedrez.
Es el divulgador
en habla hispana más reconocido de este juego que apasiona a millones por mero
placer o por su competitividad.
Un juego que demuestra a cada paso cómo
ayuda a niños como herramienta educativa, a adultos mayores como terapia de
retraso del envejecimiento cerebral y a seres en situación vulnerable
(marginalidad, encierro o necesidades especiales) para alentar la
socialización.
De este tema y muchos más, habló con Clarín el
emblemático columnista del diario español “El País”.
-Cualquier aficionado al ajedrez
puede pasar minutos u horas jugando como si estuviera en otro mundo. ¿A qué
atribuye esa cualidad que es difícil de comprender para quienes no juegan?
-El
ajedrez permite desahogar la violencia que todo ser humano lleva adentro. Es
una especie de guerra sin sangre. Por eso cuando me dicen que el ajedrez es muy
aburrido, contesto: “Si funciona muy bien con los niños
hiperactivos, es imposible que sea aburrido”. Muchos padres me han
dicho que la única manera de que sus hijos estén concentrados durante media
hora es cuando juegan al ajedrez. Y una vez, un preso peligroso que se
convirtió en modélico por jugar al ajedrez, me dijo claramente en Almería: “El ajedrez nos quita mucha cárcel,
porque cada hora que pasamos jugando pasa más rápido y no pensamos en cómo
conseguir droga. Nos absorbe”.
Leontxo García, frente al Congreso de la Nación, a solas con Clarín. Foto: Diego Díaz
-Como flamante consejero educativo
de la Federación Internacional (FIDE), ¿podría explayarse en los beneficios de
la implementación del ajedrez a nivel escolar?
-Cuando
yo hablo de utilizar el ajedrez como herramienta educativa en niños de 2 a 5
años, la gente me mira diciendo: “Este hombre está loco. Tiene tanto amor
por el ajedrez que pretende que un niño de tres años juegue una partida”.
No tiene nada que ver con eso. En los centros preescolares de Adriana Salazar
en Bogotá, los niños se mueven como las piezas por un tablero gigante que está
en el suelo. Con una música agradable de fondo, una profesora dice cómo se
mueve un peón: “Tú
eres un peón y como eres muy valiente, nunca vas hacia atrás; sólo hacia
adelante. Ésta es tu columna y no puedes mover cada vez que tú quieras. Tienes
que esperar a que tu rival conteste”. De esta manera muy amena, se
transmiten los conceptos de lateralidad, psicomotricidad, memoria, atención,
concentración, diagonal, horizontal, vertical, respeto por las normas y por el
compañero, y control del primer impulso.
-Sobreestimulados por los
teléfonos inteligentes que llegan a sus manos de forma precoz, los niños “bajan
un cambio” y juegan pensando...
-El
control del primer impulso es un concepto imprescindible en el siglo XXI.
¿Cuántas veces escribimos en redes sociales o en el WhatsApp sin releer ni
pensar en las consecuencias? Si tú inculcas desde los 3 o 4 años que antes de
hacer una jugada, hay que pensar, se transfiere a la vida real. En una partida,
una sola jugada nos obliga a cambiar la evaluación de lo que pasa en el tablero
y esa adaptación la tenemos que hacer con el reloj en marcha. A pesar de tener
1.500 años de historia documentada, el ajedrez se adapta muy bien al siglo XXI
y es el único deporte que se puede practicar por Internet.
La aventura de aprender a jugar al ajedrez
-Entre tanto estímulo permanente a
los sentidos, incluso para los adultos, ¿resulta un salvavidas o un cable a
tierra?
-Necesitamos
actividades que equilibren la peligrosa tendencia a la idiotez colectiva que se
aprecia en buena parte del mundo. Si no, no puedo entender cómo se puede elegir
democráticamente a gentuza como Trump y Bolsonaro o reelegir a un fascista como
Orbán en Hungría. Algo está mal en la sociedad. Además, en horario infantil se
emiten programas de TV que yo llamo “telemierda”, en los que se
erige como modelo a gente que no ofrece nada positivo y que cobra por ir a la
TV por contar su vida íntima. ¿Ese es el modelo de comportamiento para un niño?
Buena parte de la sociedad camina a la idioticracia, ¿no? Entonces, necesitamos
actividades que compensen eso. Por eso el ajedrez, que consiste en divertirse
pensando, es más útil que nunca en este siglo.
Leontxo García, el rey de la divulgación del ajedrez en español. Foto: Diego Díaz
-¿Qué le han dicho los docentes o
profesionales que educan con el ajedrez como herramienta?
-Hay
estudios científicos y experiencias internacionales cuya conclusión final confluye
en un mismo punto: los niños con quienes se utiliza el ajedrez como herramienta
educativa mejoran más su inteligencia que los demás en múltiples parámetros,
incluida la inteligencia emocional, que en el siglo XXI es un ámbito
fundamental de la educación innovadora. Mejoran su rendimiento académico en
general, pero sobre todo en matemáticas y en comprensión lectora.
-En esta cultura vertiginosa en la
que se vive, se pierde el valor del trabajo a largo plazo. En este sentido, el
ajedrez inculca en los niños la planificación, el trazado de estrategias y la
tolerancia a la frustración de perder contra otra mente...
-Fui
corredor de fondo, aunque parezca mentira (risas), y un corredor de fondo sabe
que en un momento un dolor te incitará a parar. Si eres capaz de seguir
corriendo un rato más, se va a pasar. Te caes o te levantas. El ajedrez es muy
parecido a una carrera de fondo. En el ajedrez, la suerte no existe y no puedes
echarle la culpa de la derrota al árbitro ni a la lluvia ni a un terreno
embarrado. Si me ganas, al menos hoy has jugado mejor que yo. Y me tengo que ir
a casa pensando por qué he perdido, dónde me he equivocado y qué tengo que
hacer la próxima vez para no cometer el mismo error. Si mi cerebro se
acostumbra a pensar de esa manera desde niño, la autocrítica se transferirá a
la vida real.
-Ahora bien, ¿cómo trazar un
límite para que un niño se sienta atrapado por el ajedrez pero no lo viva como
una obsesión única?
-Ese
es el único riesgo grave, pero ocurre en fútbol, tenis y en piano, por ejemplo.
Puede ser una droga benigna, porque es muy absorbente, y en un caso extremo, si
no se toman medidas, puede llegar a la obsesión. El ejemplo es Bobby Fischer,
que tenía un cociente intelectual superior al de Einstein pero fue una persona
muy infeliz y sufría enfermedades mentales graves. Psiquiatras me han dicho que
si él hubiera tenido una educación equilibrada como ser humano, es muy probable
que no habrían crecido en ese grado las enfermedades mentales que sufrió. Ante
un niño con un gran talento para algo, no nos olvidemos que es un ser humano
que necesita una educación integral y equilibrada.
-¿Por qué hay tanta fascinación
por el niño prodigio en el ajedrez?
-El
ajedrez, la música y las matemáticas son las actividades que producen más niños
prodigio, porque las une el pensamiento abstracto. Que yo sepa, en la historia
de la literatura no hay un solo caso de alguien que haya escrito cosas geniales
a los 12 años. La razón es que aunque tengas los genes para escribir como un
genio, no puedes hacerlo hasta que no hayas leído y vivido lo suficiente para
escribir como un genio. En el ajedrez, con el avance de las computadoras, causa
asombro que un niño de 12 o 13 haga cosas impresionantes y sea gran maestro.
-Los beneficios de la práctica del
ajedrez se extienden como facultad terapéutica en adultos mayores, ¿no?
-Cada
vez vivimos más y eso nos obliga a algún tipo de gimnasia mental que va a ser
imprescindible si queremos llegar a una edad avanzada con un estado de salud
aceptable. El ajedrez, en este sentido, es importantísimo para retrasar el
envejecimiento cerebral y en la lucha contra el Alzheimer. Un estudio del
Instituto Albert Einstein de Nueva York observó durante 21 años a 469 personas
mayores de 75 años, divididas en grupos que aprendían a tocar instrumentos
musicales o idiomas extranjeros, iban al gimnasio o caminaban por el monte. Los
que más aumentaron su reserva cognitiva para tener menor riesgo de Alzheimer
fueron los que jugaron al ajedrez, seguidos de los del bridge y
los que bailaron, porque bailar requiere coordinación entre la mente y el resto
del cuerpo. El líder de ese estudio, el doctor Joe Verghese, cuenta que muy
pronto un médico de familia, además de ejercicio físico moderado y alimentación
equilibrada, nos va a recetar una partida de ajedrez y un crucigrama diarios. Y
en el caso del TDH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), el
psiquiatra español Hilario Blasco concluyó en un estudio publicado que en casos
leves y moderados, el ajedrez puede suplir a los fármacos, y que en los casos
más graves puede ayudar a reducir la dosis.
El recuerdo de
Najdorf y el apoyo a una ley para que el ajedrez esté en la currícula escolar
Cada
vez que recuerda a Miguel Najdorf, Leontxo
García se emociona.
“Siempre me trató como si fuera mi abuelo. Era
un genio muy cercano en el trato. Ibas a almorzar con él y
no parecía un genio, pero si profundizabas la conversación y analizabas sus
partidas, obviamente te dabas cuenta de que era un genio. Su agilidad mental
era tremenda. Es uno de los ejemplos de que el ajedrez puede ser muy
útil para retrasar el envejecimiento cerebral y el Alzheimer. Ese
tipo de persona no tiene precio a la hora de fomentar una actividad en su
país”, resume sobre el Viejo.
Pocos
días antes de morir en Málaga, Najdorf presenció en Madrid unas simultáneas de Garry
Kasparov por Internet.
“Fue uno de los grandes privilegios
de mi vida presentar el que fue el último acto público de Najdorf. Cuando lo
invité a subir, vi uno de los gestos -no muchos- de
humanidad que tuvo Kasparov –relata con intriga-. Estaba
en el punto más alejado de las escaleras al escenario y cuando vio que subiría
Najdorf, corrió, lo tomó de una mano, lo subió y le dio un abrazo. La
gente aplaudió de pie durante tres minutos”.
El recuerdo de Miguel Najdorf.
Como sede de las Olimpíadas de
1939 y de 1978, del duelo por el título mundial entre José
RaúlCapablanca y Alexander Alekhine(1927),
del match Bobby
Fischer-Tigran Petrosian por el Torneo de Candidatos
(1971) y del Mundial ganado por Veselin Topalov en
2005, además de las visitas de Anatoli Karpov y
Kasparov, en Argentina en general se respira ajedrez.
“El
valor de Argentina en la historia del ajedrez es inmenso. Kasparov
siempre recuerda la popularidad asombrosa y la cola que hacía la gente para
verlo jugar (en la Bolsa de Comercio). En un país como Argentina, emergente y
potencialmente muy rico y muy potente, una de las prioridades de cualquier
gobierno, además de las necesidades básicas, tendría que ser la educación de
calidad de los niños. Por eso es difícil encontrar un país más apropiado para
promover el ajedrez como herramienta educativa que Argentina”, analiza García.
Sandro Mareco, el gran maestro que sale a trotar y trabaja con un psiquiatra para ser el número uno
Por eso el español apoya
fervientemente el proyecto de ley que se está elaborando en la Comisión de
Deportes de la Cámara de Diputados, presidida por Daniel Scioli, para promover
el ajedrez en la currícula educativa, además de sus funciones
social y terapéutica.
“Argentina
está a la vanguardia mundial en este terreno, con un campo
sembrado gracias a experiencias que se llevan a cabo con éxito en Santa Fe, San
Luis, Misiones, Córdoba y la Ciudad de Buenos Aires”, comenta el español, quien
estuvo presente la semana pasada en el Congreso Internacional sobre “el poder
educativo del ajedrez en el siglo XXI”, llevado a cabo en el Congreso de la
Nación y en su Anexo.
“El 11 de febrero de 2015, en el
Parlamento español ocurrió un milagro: los partidos políticos se pusieron de
acuerdo en la ley de promoción del ajedrez como herramienta educativa. Ni
siquiera con el terrorismo de ETA se había logrado esa unanimidad. Ojalá
que aquí suceda lo mismo”, expresa como deseo.
Y
argumenta: “En un país en crisis como Argentina, es frustrante que la sociedad,
los medios y el poder no capten esta realidad y no vean que en el ajedrez
tienen un posible contrapeso a los mensajes negativos que reciben los
ciudadanos todos los días”.
La mirada sagaz de Leontxo García. Foto: Diego Díaz
“El ajedrez
necesita un cambio importante y urgente”
“El futuro del ajedrez está en
cuestión, porque la informática revolucionó el juego para bien y para mal”, lanza
García directo al grano, para aportar una mirada muy peculiar.
“Lo
positivo es que hoy se juega por Internet y en las bases de datos los maestros
tienen todas las partidas de sus rivales de torneos a mano para estudiarlas.
Cuando yo jugaba, hace 40 años, me invitaban a un torneo y conseguir
información de mis rivales era una tarea hercúlea. Ahora escribo los apellidos
en una PC y tengo todas las partidas de su vida desde el siglo XVI hasta hoy”,
analiza Leontxo.
-¿Y lo negativo?
-Se
corre el riesgo de que entrenarse con computadoras en casa se imponga al arte y
al deporte, porque cada vez hay más partidas cuyas 25 primeras movidas se hacen
de memoria. La calidad defensiva de los jugadores, no sólo de elite, ha
mejorado tanto que el empate ha pasado de ser uno de los tres resultados al más
probable. Y esto obliga a replantearse seriamente soluciones. El ajedrez necesita
un cambio importante y urgente.
-¿De qué manera?
-Me
gusta la idea del octacampeón español Miguel Illescas, quien propone que toda
partida terminada en tablas se cuente así para el ranking mundial pero sea
seguida inmediatamente de otra con los colores cambiados y con el tiempo
restante en ambos. Hasta que haya un ganador. Eso sería bueno para la prensa y
para los aficionados.
-¿Pero qué se hace luego de una
partida entablada después de seis horas de lucha y agotamiento?
-Si
dura cuatro horas, que se haga lo propuesto por Illescas. Si dura más, que se
copie la idea radical del Norway Chess 2019: toda partida que termine en tablas
será seguida de una “muerte súbita” inmediata. Con cinco minutos en el reloj,
las blancas están obligadas a ganar. Y las negras, con cuatro, ganarán hasta
entablando.
-A veces la cuestión no es la
duración de las partidas sino la calidad. Sólo basta recordar la discusión que
se armó cuando Carlsen ofreció tablas sin lucha en la última partida contra
Caruana porque apostaba a ganar el desempate en el ritmo rápido, que le
convenía. Si estaba en todo su derecho y luego retuvo el título, ¿qué
cuestionamiento ético se le puede hacer?
-Ético,
no, pero de imagen sí. ¿Un campeón de verdad es aquel que defiende su título
dos veces seguidas en 2016 y en 2018 en el desempate rápido, ganando una sola
partida lenta de las 24 jugadas? Queda en el aire la pregunta.
-Que Carlsen y Caruana sean
millenials y modelos de marcas, ¿logró acercar otro público al ajedrez?
-El
duelo ha sido de una calidad altísima, pero no ha servido para atraer nuevos
aficionados porque los responsables hacen mal su trabajo mal. Caruana está
patrocinado por el mecenas Rex Sinquefield, que dice haber invertido 50
millones de dólares en el ajedrez. Yo no veo que haya invertido una proporción
razonable en comunicación.
Magnus Carlsen y Fabiano Caruana, en el match por el título mundial disputado en noviembre pasado en Londres. Foto: Reuters
-¿La FIDE tiene ese mismo
problema?
-La
FIDE ha sido un absoluto desastre durante 36 años (N. de la R: los 13 al mando
de Florencio Campomanes y los 23 de Kirsan Ilyumzhinov), porque no solamente
hay corrupción como en el COI o en la FIFA, sino por su ineficacia para generar
recursos. Es el colmo de la combinación de defectos. El gran agujero negro del
ajedrez mundial durante siglos ha sido la endogamia. La inmensa mayoría de los
ajedrecistas miran hacia adentro y están obsesionados por sus partidas, sus
torneos y sus rankings. Me sobran dedos para contar cuántas de las 190
federaciones de la FIDE tienen en sus juntas directivas alguna persona que mire
hacia afuera y se encargue de la comunicación, la imagen, la mercadotecnia y
las relaciones con la prensa, los patrocinadores y los directores de colegios.
Ahora el ajedrez está esperanzado, porque el nuevo presidente, Arkady
Dvorkovich, viene con ideas revolucionarias en dos frentes: mirar hacia afuera
para acabar con la endogamia y sostener el ajedrez educativo como pilar
fundamental. Por eso soy moderadamente optimista.
Un joven Bobby Fischer, en 1962. Foto: AP
De Fischer y
Kasparov a Carlsen
“Los
aficionados al ajedrez que nacimos en la segunda mitad del siglo XX somos unos
grandes privilegiados, porque tuvimos tres duelos históricos consecutivos: Spassky-Fischer simbolizó
la Guerra Fría; Karpov-Korchnoi enfrentó
al nuevo héroe soviético contra el traidor disidente escapado; y Karpov-Kasparov fue
el duelo entre el superhéroe de la vieja guardia comunista contra el símbolo de
la Perestroika y del espíritu renovador de Gorbachov. Para que hoy viviéramos
lo mismo, los dos mejores tendrían que ser un israelí y un palestino o un
hombre y una mujer. Pero eso sería tener demasiada suerte”.
Así contextualiza
Leontxo García el poder histórico del ajedrez.
-¿Cómo se vivieron aquellos duelos
en un ecosistema político extraordinario y absolutamente diferente al presente?
-La
idea principal de esa época es que cada uno de esos duelos era mucho más que un
campeonato del mundo. Había muchos millones de personas siguiendo las partidas
no por el ajedrez en sí sino por el simbolismo que tenían. Por ejemplo, para la
última partida del cuarto match Kasparov-Karpov, que duró dos meses y medio en
Sevilla 1987, la TV española decidió transmitir en directo. Jugaron cuatro
horas un viernes, aplazaron y dos horas más el sábado. Según estadísticas
oficiales de la empresa Ecotel, llegamos a tener 13 millones de espectadores
sólo en España viendo ajedrez en directo. Las únicas cifras mayores se dieron
cuando España fue campeona del mundo de fútbol, cuando el Barsa ganó la Copa de
Europa, la inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 y algún otro
caso excepcional. Obviamente, de esos 13 millones, el 90 por ciento no tenía ni
idea de ajedrez. Pero necesitaban saber quién de los dos iba a ganar, porque
simpatizaban por uno por cuestiones políticas o porque les parecía simpático o
guapo. Como a esos 13 millones les quedó un recuerdo del ajedrez y entre ellos
hubo directores de periódicos o patrocinadores, eso explica que desde 1988
España se haya convertido en el país con más torneos internacionales de ajedrez
por año.
Los ex campeones del mundo de ajedrez Garry Kasparov y Anatoli Karpov. en un encuentro en Valencia, en 2009. Foto: EFE
-¿Se puede comparar con el fervor
por seguir en vivo a Magnus Carlsen en Noruega?
-El
fenómeno Carlsen es digno de resaltar. Cuando jugaba con Anand por el título
mundial, un banco noruego tuvo que bloquear las webs que seguían las partidas
en vivo, porque como sus empleados las seguían, habían bajado su rendimiento
considerablemente durante esa semana.
-¿Hay Carlsen para rato como
campeón mundial?
-La
gran duda es qué ocurrirá cuando se enamore profundamente de alguien. Kasparov
se ha casado varias veces y ha tenido varios hijos, pero para él ser el número
uno era siempre su primera prioridad. Y eso roza lo inhumano. Judit Polgar
piensa que tener una compañera estable puede beneficiar a Carlsen, pero hay que
ver si es tan tenaz como para poder batir el récord más difícil de todos los de
Kasparov: haber sido el número uno durante 20 años seguidos.
Leontxo García compartió una extensa charla con Clarín. Foto: Diego Díaz
Un ping pong
de leyendas
Leontxo
García acepta al reto de Clarín y define en
pocas palabras a íconos del ajedrez mundial.
José Raúl Capablanca: “Un
genio puro, sin entrenamiento”.
Alexander Alekhine:
"Una mente portentosa y explosiva".
Mijail Tal: “Habría
sido el mejor de todos los tiempos si hubiera tenido una mejor salud”.
Tigran Petrosian: “Era
capaz de prevenir los peligros que sólo veía él".
Boris Spassky: "Un
portento de estilo universal, capaz de atacar, defender y realizar jugadas
complicadas".
Bobby Fischer: "Un
genio en jaque perpetuo".
Viktor Korchnoi: "El
campeón sin corona por excelencia".
Anatoli Karpov:
"Capaz de sacar agua de una piedra".
Garry Kasparov: "Las
fuerzas de la naturaleza volcadas sobre un tablero de ajedrez".
Vladimir Kramnik: "El
arte de las ventajas microscópicas" .
Viswanathan Anand: "Dueño
de una genialidad electrizante y capaz de ver jugadas geniales en décimas de
segundo".
Magnus Carlsen: "El
cibergenio"
Fuente
“CLARÍN”, 26.02.2019
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