30 jun 2017

PATAGÓNICO ENOJADO






PATAGÓNICO ENOJADO







Publicado el: 29, Jun, 2017

¿Yo o el caos o Yo, el caos?




Fernando Estech

29/06 – 11:00 – La génesis del kirchnerismo no reviste muchos secretos, a esta altura de la historia y cuando tanto comprovincianos desde la década del ´90, hasta el pueblo argentino en su conjunto, desde el 2003 en adelante, percibió y vivió en carne propia la impronta intolerante, autoritaria y absolutista de esta facción política asociada al peronismo, como bien podría haberlo estado asociado a cualquier partido político, sin distinción de raza, credo o ideología. 

No es casualidad lo que comienza a pasar en el país, es parte de una concepción K del poder.

Será responsabilidad de los poderes reales, normales y legalmente constituidos poner orden, impedir el avance de las hordas y colocar tras las rejas a los responsables. 

Todo lo demás, es funcional a la teoría del caos que impulsa la jefa de la banda, ergo: Cristina Fernández. (Por Rubén Lasagno)

En tiempos de la vieja Roma Tiberio Claudio César Augusto Germánico, oscuro emperador que llegó al poder por descarte y fue toda una simbología de la inutilidad, el atropello, el autoritarismo y el egocentrismo del poder, imprimió el indeleble “Yo, Claudio” y más adelante, cuando las papas quemaban y su poder se vio amenazado, no dudó en instalar la falsa opción “Yo o el caos”.

Bajo esta premisa se han sostenido tiranos, demagogos y oportunistas en todo el mundo, por caso Venezuela. 

El kirchnerismo, no fue la excepción.

Dentro de su dogma hay una síntesis de este pensamiento duro y absolutista, que no permite pensar más que en ellos, o al menos, es lo que intentan.

Si en Argentina no hemos vivido más violencia, es porque el kirchnerismo fue sorprendido en las elecciones del 2015, por cuanto, debido a su miopía política y su irrefrenable capacidad para mirarse el ombligo, no avizoró que la gente estaba harta de tanta inmundicia, corrupción, narco-criminalidad, mentira y violencia en todas sus manifestaciones y por lo tanto, aún sin ser macrista ni massista, puso el voto en la urna de sus oponentes, para expulsarlos del poder.

Esto, lo privó al kirchnerismo de sembrar el caos con la suficiente anticipación, como para infundir el miedo de que, después de ellos, venía el abismo.

“La teoría del caos” políticamente hablando, insiste y se nutre de este principio teórico. 

Por analogía al principio expresado sencillamente en para Dummies, allí el “efecto mariposa” parte de la idea de que en un sistema caótico, la mínima variación de cualquier condición de cierta inestabilidad (en nuestro caso social y/o política) produce una perturbación inicial que mediante un proceso de amplificación natural, debido a la conexión de los elementos sensibles (en este caso de la sociedad) genera un efecto multiplicador a corto o mediano plazo que aumenta conforme a la interrelación de cada elemento y cada actor, logrando al final, precisamente, desatar consecuencias impensables. 

La globalización es el ejemplo más claro de este fenómeno en el ámbito de las finanzas, cuando por un efecto sorpresivo sufrido por una gran multinacional o una economía nacional, se desmoronan los mercados del mundo.

En esto se basa la estrategia del kirchnerismo residual pero no muerto.

Potencia su rigurosa y natural esencia de “desorganizador y caótico”, para devastar lo establecido y volver sobre las ruinas como salvadores de una Argentina que por 12 años, sufrió la inigualable desintegración económica, social, cultural y patrimonial de su historia.

Es en este marco, que la jefa de la banda, léase Cristina Fernández, atiza a sus cuadros y la Armada de Brancaleone K perturba la vida ciudadana, con el brazo armado de Esteche, los laderos de la delincuente Milagro Sala, D´Elía, Pérsico y mano de obra desocupada reclutada en los “Pabellones Militantes” que salen a la calle armados con palos, encapuchados, sin ninguna consigna clara ni pretensión de trabajo, sino a sembrar la confusión y buscar la victimización de sus prácticas tumberas.

La policía de la ciudad actuó perfectamente bien y lamentablemente los jueces siguen haciéndole precio a quienes nos amenazan y nos golpean, como si la vía pública fuera de los forajidos. 

Antes que los policías sanaran sus heridas, los delincuentes enmascarados y armados con palos y caños, salían por la otra puerta para reagruparse y planificar un nuevo embate contra la institucionalidad nacional. 

Sus mentores pergeñan desde las sombras detestables de la política, oscuras acciones para producir el caos; aquí o allá, a ellos no les importa.

Tampoco les importa, a sus organizadores, la vida de los imbéciles que vemos en la primera fila de choque, mientras les ordenan “pararse bien”, como burdo ejército de malvivientes que se creen bajados de Sierra Maestra y son viles cobardes y vagos que merecen estar en la cárcel pagando sus fechorías. 

Quienes los mandan, sueñan con tener un “Kosteki y Santillán”, obra cúlmine que sueñan lograr, para hacer desbarrancar a Macri o a quien ocupe el lugar que ellos quieren para sí. 

Ni a CFK, ni a Parrilli, ni a Scioli o Zanini ni a ninguno de ellos, les importa la vida de algunos de estos otros. Solo miden el resultado final.

En ese marco, Cristina Fernández, pretendió dar una imagen centrada y modereadora, desde la tribuna paga que armó en Banfield. 

Pero eso es solo una máscara. Es el juego del bueno y el malo. 

Mientras sus aláteres agitan las aguas en las calles, mandan a la mano de obra barata a plantar el caos, ella resurge vestida de blanco para sobreponerse a todo y explicarle a la gente que ante el caos, solo está ella.

Personalmente, creo que la frase exacta que define a Cristina Fernández hoy y al kirchnerismo en su conjunto no es yo o el caos sino yo, el caos. (Agencia OPI Santa Cruz)

fuente
"OPI Santa Cruz", 29.06.2017

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¡BIENVENIDOS, GRACIAS POR ARRIMARSE!

Me atrevo a interpelar, por sentirlos muy cercanos, por más que las apariencias parecieran indicar lo contrario; insisto en lo de la cercanía, por que estamos en el mismo bote – que hace agua - , tenemos pesares, angustias y problemas comunes, recién después vienen las diferencias.

La idea es dialogar, hablar de nuestras cosas, hay textos que nos proporcionan la información básica – no única-, solo es una propuesta como para empezar. La continuidad depende de Ustedes, un eventual resultado adicional depende de todos.La idea es hablar desde un “nosotros” y sobre “nuestro futuro” desde la buena fe, los problemas exigen soluciones que requieren racionalidad, honestidad intelectual que jamás puede nacer desde la parcialidad, la mezquindad, la especulación.

Encontraran en “HASTA EL PELO MÁS DELGADO ...”, textos y opiniones sobre una temática variada y sin un orden temporal, es así no por desorganizado, sino por intención – a Ustedes corresponde juzgar el resultado -.Como no he vivido en una capsula, ya peino canas, tengo opiniones y simpatías, pero de ninguna manera significa dogmatismo, parcialidad cerrada.Soy radical (neto sin adiciones de letras ninguna), pero no se preocupen no es contagiosos … creo, solo una opción en el universo de las ideas argentinas. Las referencias al radicalismo están debidamente identificadas, depende de Ustedes si deciden “pizpear” o no.

El acá y ahora, el nosotros y el futuro constituyen la responsabilidad de todos.Hace más de cuatro décadas, en mi lejana secundaria, de una pasadita que nos dieron por Lógica, recuerdo el Principio de Identidad, era más o menos así: “Si 'A' no es 'A', no es 'A' ni es nada”, por esos años me pareció una reverenda huevada, hoy lo tomo con mucho más respeto y consideración. Variaciones de los mismo: no existe un ligero embarazo; no se puede ser buena gente los días pares.

Llegando al Bicentenario – y aunque se me tildé de negativo- siento que como pueblo, desde 1810, hemos estado paveando … a vos ¿qué te parece?. En algún momento perdimos el rumbo y ahí andamos “como pan que no se vende. Cuentan que don Ángel Vicente Peñaloza decía: “Como ei de andar, en Chile y di a pie, cuando hay de que no hay cunque, cuando hay cunque no hay deque”.

De tanto mirarnos el, ombligo y su pelusa, tenemos un cerebro paralitico, cubierto de telarañas y en estado de grave inanición. Padecemos una trágica concurrencia de factores que nos impiden advertir – debidamente -, este, nuestro triste presente y lo que es peor aún, nos va dejando sin futuro.

A los malos, los maulas, los sotretas, los villanos, los mala leche, los h'jo puta, los podemos enfrentar pero … ¿qué hacemos con los indiferentes, con los que solo se meten en sus cosas, y no advierten que el nosotros y el futuro por más que sean plurales son cosas personalisimas? Y luego dicen que quieren a sus hijos y su familia; ¡JA!, ¡doble JA!, ¡triple JA! (il lupo fero).

¡¡EL REY ESTÁ EN PELOTAS!!, dijo el niño de la calle, hijo de padre desconocido y madre ausente, ese niño es mi héroe favorito.

¿QUÉ ES PEOR LA IGNORANCIA O LA INDIFERENCIA?

¡¡NO LO SÉ Y NO ME IMPORTA!!

El impertinente, el preguntón es nuestra esperanza, nuestro “Chapulin Colorado”.

Mis querido “Chichipios” - diría don Tato- no olviden que además de ver el vaso medio vació o medio lleno, hay que saber que contiene – sino que le pregunten a Socrates - ¡Bienvenidos! Adelante. Julio


Mendoza, 11 de noviembre de 2009.