El bono a 100 años -que no es un plazo muy usual en el mercado-, despertó una catarata de críticas.
¿Cien años pagando intereses al 8%?, fue el eje de las polémicas.
No ajeno a ellas, un importante funcionario del equipo de Finanzas que comanda Luis "Toto" Caputo salió al cruce y confirmó a iProfesional que el bono en cuestión tiene una cláusula de recompra automática.
"Podrá ser rescatado en cualquier momento. No existe un plazo determinado para hacerlo. Llegado el caso, si es conveniente, se recompra y listo", enfatizó.
De hecho, que el monto de la emisión a 100 años haya sido "bajo" -en torno a los u$s2.750 millones- hace que el "rescate" sea "accesible".
Por caso, Finanzas tiene freezado el préstamo de un consorcio de bancos por el doble de esa cifra.
De este modo, aseguró la fuente, Cambiemos -o cualquier otra administración- no debería encontrarse con mayores problemas para manejar la carga de esta transacción.
Desde el entorno de Caputo remarcaron que no es que se generó una obligación que permanecerá 100 años durante los cuales habrá que abonar intereses al 8%.
Insistieron en que existe una cláusula que especifica que el título puede ser retirado en cualquier momento para, de este modo, no tener que afrontar tasa alguna.
En el ministerio que lidera Caputo no querían dejar sembrado a futuro un problema similar al que enfrentan hoy día los funcionarios para rescatar el cupón atado al PBI que, allá por 2005, emitiera a raíz del canje el tándem Roberto Lavagna-Guillermo Nielsen.
Justamente por problemas legales y derivados de cómo se constituyeron los cupones, no resulta posible lanzar una oferta para recomprar esos títulos, que pagan en base al crecimiento de la economía.
Al país, el inconveniente de los cupones ya le costó más de u$s10.000 millones y se transformó en un dolor de cabeza para el Gobierno.
A raíz de ello, la intención oficial con esta colocación a 100 años es dotar de un nuevo bono a la curva de rendimientos.
En términos financieros, contar con un título que cotice a tan largo plazo acerca al equipo económico a un objetivo en el que viene trabajando: la mejora en la nota de la Argentina por parte de las calificadoras.
"Estamos más cerca de países normales, como Bélgica o México, que de Venezuela, con el que el Gobierno anterior solía endeudarse a 5 años y a tasas del 15%", chicaneó Caputo, al mostrarse junto a estas naciones que ya emitieron bonos a 100 años.
"Es un sello de confianza no sólo para esta administración, sino también hacia el futuro del país", insistió.
En su visión, financiarse a largo plazo y a tasas bajas es hacer una gestión responsable y cautelosa de la deuda.
La tasa, el otro foco de las críticas
México, otro que colocó deuda en euros a 100 años en 2015, convalidó menos del 6%.
Por ende, en la City aseguran que Caputo pagó el precio de mercado.
Podría haber sido peor. La emisión argentina salió con una "guía de tasas" en la que el Gobierno avisa a los inversores hasta qué costo está dispuesto a convalidar (precisamente para bajarlo cuando lleguen las órdenes de compra). En este caso, en torno al 8,25%.
Al recibir u$s9.000 millones, es decir, 3,5 veces más que el monto que estaba buscando, pudo reducir el tipo de interés al 7,9%.
"Creo que es una transacción muy exitosa. Pone a la Argentina en otro nivel, implica que el mercado tiene mucha confianza en que las cosas van a seguir mejorando", afirmó a iProfesional, Alberto Bernal, jefe de estrategia de XP Securities desde Nueva York.
México, Bélgica, Irlanda, China, Dinamarca o Suecia, además de la Argentina ahora, forman parte del selecto grupo de países que se financiaron a 100 años.
Hay otros que están en vías de hacerlo, como por ejemplo Estados Unidos.
Donald Trump le avisó a su secretario del Tesoro, Steven Mnuchin (ex Goldman Sachs), que evalúe salir a 50 o a 100 años con bonos americanos.
El título más largo que tiene la principal potencia económica mundial es a 30 años, algo que quiere modificar el actual Presidente.
Compañías emblemáticas como Coca Cola y Disney también han emitido a muy largo plazo. Fue en los '90, y en ambos casos tenían cláusulas de recompra a partir del año 30.
También hay casos más extremos, como el de Canadian Pacific Corporation, que en el pasado emitió un título... a 1.000 años de plazo.
Tanto en la emisión reciente de Caputo como en las anteriores, los inversores que incorporan este tipo de títulos a sus carteras suelen ser fondos de pensión y aseguradoras.
Es decir, jugadores de largo plazo que necesitan precisamente hacerse de activos a "perpetuidad".
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