“ARGUMENTOS
DE COMAPAÑA”
VS.
ESTADÍSTICAS
¿Apertura indiscriminada?: las estadísticas relativizan que la economía
esté viviendo una lluvia de importaciones
29-06-2017
En su plataforma de campaña, Cristina
Kirchner denunció que se está entregando el mercado interno a la empresas
extranjeras y volvió a encender el debate.
En el Gobierno lo niegan pero, como
contrapartida, se oponen a volver al "cerrojo" aduanero.
Cuáles son
los rubros más y menos dinámicos
Por Juan
Diego Wasilevsky
La
polémica por las importaciones se
está potenciando en plena carrera hacia las PASO.
El
tercero de los 15
puntos que conforman la plataforma de campaña del frente
Unidad Ciudadana que impulsa Cristina Kirchner, de hecho, se refiere a la
defensa de la industria nacional.
Para
ponerlo en perspectiva, este ítem está por encima de otros que forman parte
del corazón de las críticas del kirchnerismo hacia el plan de gobierno de
Cambiemos, como las tarifas,
el endeudamiento externo o
la "bicicleta
financiera".
En un
duro análisis, el documento advierte que "está en marcha un plan de apertura total e indiscriminada de
la economía".
Además,
señala que "por primera vez desde 1975 cae el PBI y aumentan las
importaciones de bienes de consumo", un juego de variables que los
economistas que acompañan a Cristina consideran que lo único que genera es
"entregar el
ya reducido mercado interno a
las empresas
extranjeras".
La
economista Fernanda
Vallejos, que encabeza lista de diputados nacionales, también
está calentando el debate y centrando
sus críticas en el boom de compras al exterior.
La
nueva referente K afirmó que hay dos
argentinas: una mayoría que "dejó de consumir bienes
esenciales", como alimentos, y una minoría que "compra motos o autos de alta
gama importados".
La realidad es que en los
últimos meses es cierto que se evidenció un mayor movimiento de marcas
internacionales.
En
el caso del rubro automotor,
están desembarcando compañías generalistas como Geely, de China, hasta
otras de súper lujo,
como Lotus.
En
el rubro alimentos, basta recorrer las góndolas de los supermercados para
observar una proliferación de quesos de Francia o de
marcas de fideos
italianos, con salsas de tomate incluidas.
En indumentaria, tiendas
como Zara, que hasta hace un par de años tenían un 90% de su oferta conformada
por prendas nacionales, ahora ofrecen pantalones, remeras y camisas de Singapur o Tailandia.
Una
recorrida por comercios permite comprobar que hay una "efervescencia importadora".
¿Pero alcanza todo esto para considerar esta tendencia como una verdadera avalancha?
En
diálogo con iProfesional,
el economista Gabriel Caamaño Gómez, del Estudio Ledesma destaca que "el
Gobierno, en un principio avanzó bastante rápido, pero luego puso un poco el
pie en el freno".
Al
analizar la foto actual, el analista precisa que "hoy no se puede hablar de
una apertura fulminante. Los datos
muestran que se está lejos todavía
de los niveles de otros años".
Entre
enero y mayo, las importaciones totalizaron u$s24.800 millones, con un alza
interanual del 12%.
Sin embargo, descontada la variable precios, en volúmenes el alza fue
sustancialmente menor: 7,4%.
Además,
este registro es menor al récord histórico -para ese período-, que tuvo lugar
en pleno kirchnerismo,
más precisamente en 2013,
antes del reforzamiento del cepo cambiario y aduanero.
En
ese entonces, la "factura"
a pagar por compras al mundo ascendió a casi u$s29.600 millones.
Es
decir que el nivel actual se encuentra un 16% por debajo de ese récord.
No sólo eso, el
registro de este año incluso está por debajo del de 2011, 2012 y 2014 (ver
cuadro).
En este
punto, Marcelo Elizondo, ex director de Fundación ExportAr, apunta que "es
cierto que las importaciones están creciendo. Pero lo que estamos viendo es
una recomposición,
porque veníamos de niveles
bajísimos".
El
analista va más allá y afirma que, en base al ranking del Banco Mundial, la
Argentina está entre los cinco países con
el ratio más bajo entre importaciones y PBI.
En
este contexto, Elizondo reflota la fórmula que establece que por cada punto que
se pretenda crezca
la economía, entonces las compras al mundo deberán hacerlo
en tres puntos.
"Esto
se debe a que la mayor parte de lo que ingresa del exterior está destinado a
la industria",
completa.
Sin
embargo, los analistas sí reconocen que, especialmente en bienes de consumo,
hay ramas de actividad “sensibles” que están
sufriendo una mayor competencia importada.
Pero
trazan una diferencia: consideran que el problema principal no está causado
únicamente por este flujo, sino por la combinación de este factor con
el achicamiento del mercado por el
enfriamiento del consumo.
La "letra chica" de los bienes de capital
En la última cumbre entre el presidente Mauricio Macri y la
cúpula de la Unión Industrial Argentina (UIA), el tema de las importaciones estuvo
entre los principales puntos de la agenda del día.
Tras
la reunión, el propio titular de la entidad, Miguel Acevedo reveló que, ante la
preocupación planteada, los funcionarios respondieron
que el incremento de las compras al mundo no hace sino "aumentar la competitividad de
las empresas".
Básicamente,
porque gran parte de las mismas son maquinarias e insumos para la
industria.
¿Se
están importando más bienes de capital? Las
estadísticas, a grandes rasgos, así lo confirman.
Entre
enero y mayo entraron "fierros"
por u$s5.334 millones, un 18%
más que en 2016, al tiempo que esta cifra se ubicó
un 15% por encima del
promedio de la última década.
Sin
embargo, todavía se encuentra por debajo del récord, que se logró
en 2011,
cuando se habían superado los u$s5.500
millones en ese rubro (ver cuadro).
Pero hay
un detalle: no todo lo que entró fueron máquinas para industrias. El 30% de ese total
fue material de transporte, lo que
incluye desde aviones hasta trenes y vías férreas.
Es
decir que parte del crecimiento de
los bienes de capitales tuvo
explicado por el empuje de
la obra pública.
De hecho,
descontado este efecto, las compras al mundo de maquinaria crecen en realidad a
un ritmo del 10%,
8 puntos menos.
En
este contexto, desde la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola
(CAFMA) advierten que hay "luces rojas"
por los niveles de importación de silos,
equipos de fumigación y sembradoras.
Sin
embargo, para Caamaño Gómez, "cuando se vienen de tantos años de restricciones, los
números pueden confundir más que aclarar".
A
modo de ejemplo, entre enero y mayo las importaciones de sembradoras se
dispararon un llamativo 1.100%.
Básicamente
porque ingresaron 65
unidades frente a las 5 que habían ingresado el año
pasado.
Insumos y componentes, al compás de la industria
De los casi u$s24.800 millones totales de compras al mundo, casi
el 50% correspondió
a dos categorías: insumos y partes piezas para
bienes de capital.
El
primer grupo es un "termómetro"
clave que sirve para ver la evolución de
la actividad
productiva.
Y los números reflejan el pobre
dinamismo:
-Durante
los primeros cinco meses ingresaron materias primas por u$s6.800 millones.
-Esto
representó una tibia suba del 3% en
divisas, mientras que en cantidades hubo una caída del 3%. Es decir, el alza
estuvo explicado sólo por los mayores precios.
-Además,
el registro de este año está un 20% por
debajo del récord de 2011 e, incluso,
es 5,5% menor que
el promedio de
la última década (ver cuadro).
Esto se
vincula al muy lento despegue
de la actividad fabril.
Según
el Índice de Producción Industrial de FIEL, si bien en mayo se registró un
crecimiento interanual del 4,3%, en el acumulado del año el indicador todavía
está en terreno
negativo (-1%).
Respecto
de las importaciones de partes
y piezas para bienes de capital, se observa una situación
muy similar: las compras al exterior están un 23% por debajo del récord histórico
para ese período, alcanzado en 2013.
En este capítulo se incluyen
desde agropartes hasta componentes para el ensamblado de
celulares, que vienen cayendo por la menor demanda interna de electro.
Autos: fuerte salto
Las compras de autos al
exterior, principalmente desde Brasil, sí se han disparado.
De hecho, es el
rubro más dinámico.
Entre enero y mayo, la "factura"
sumó u$s2.430 millones, un 45% más que en igual
lapso de 2016 y exactamente el doble que en 2015.
Sin embargo, en este caso tampoco se
puede hablar de récord: la marca histórica corresponde a 2013,
año en el que casi se toca el millón de 0Km
patentados (ver cuadro).
Hay varias razones por las cuales entran más autos:
-En
la Argentina ya se dejaron de fabricar varios modelos chicos y populares, como
los Chevrolet Classic y Agile o el
Renault Clio Mio.
-Este
faltante de oferta está siendo complementado con vehículos producidos en Brasil, cuya industria
está especializada en autos compactos.
-Además,
el país vecino sigue en crisis y está volcando casi el 70% de sus exportaciones en
la Argentina.
Esta sobreoferta permite que las unidades lleguen a precios bonificados.
-A
esto se suma el atraso
cambiario, que potenció el mercado de las marcas premium, como Audi, BMW, Mini, con tasas de
crecimiento de entre 100% y 300%.
En
este contexto, la industria
automotriz está operando por debajo del 50% de su capacidad.
Esto lo
padecen los fabricantes de componentes.
De
hecho, la autopartista Hutchinson,
del grupo Total Argentina, acaba de iniciar el proceso de cierre de su planta
ubicada en Martínez, debido a "la falta de competitividad de la plaza
local y el alto costo de mantener la empresa en funcionamiento".
Pese
a todo, desde AFAC, la cámara sectorial, no hablan de avalancha.
Pero sí de
una suerte de "goteo continuo", potenciado por la crisis de Brasil y una mayor agresividad
de China.
Más bienes de consumo, menos ventas
Este rubro, junto con el de autos, es de los más dinámicos.
De
hecho, con u$s3.288
millones acumulados durante los primeros cinco meses sí se
puede hablar de récord.
Así
y todo, la cifra es
muy similar a
la de otros años en los que también se evidenciaba un avance del atraso
cambiario, como 2013.
El
problema para industrias como la del calzado, textil y línea blanca, por
nombrar algunas, es que estos mayores
flujos se están combinando con una contracción de
la demanda interna.
En algunos casos sí hay un
"boom", mientras que en otros, la situación se moderó.
Ariel
Schale, director ejecutivo de la Fundación ProTejer, una entidad emblema de los
llamados "sectores sensibles", confirma a iProfesional que
"si bien es cierto que se incrementó la entrada de textiles, sobre todo de
producto terminado, el mayor problema no es tanto este flujo sino la retracción del consumo interno".
"El
tema de las importaciones es un factor adicional, pero la ´guadaña´que está
afectando al sector es la caída
de las ventas", agrega.
En
el caso de la industria del calzado,
la entrada de productos de Asia o Brasil creció 21% en volúmenes en el primer
cuatrimestre, según Fecoba.
Esta
industria todavía ostenta un predominio del
80% del mercado interno, de la mano de cerca de 100 millones de pares anuales.
Sin
embargo, con el consumo interno en baja, hubo empresas que debieron cerrar sus
puertas, como fue el caso de Herzo o Unisol, que fabricaban zapatillas bajo la
marca Puma.
En
este contexto, surgen las tensiones.
Fabricantes de calzados vienen reclamando
más protección,
pero en el Gobierno tienen la visión de que una mayor competencia externa le
pone un techo a
los precios,
tal como está sucediendo con las notebooks,
tras la eliminación de aranceles.
Dentro
de los bienes de consumo también están los alimentos: en el caso de los elaborados, acumulan un
alza del 36%,
mientras que los básicos (como frutas o verduras), subieron 22%.
Para
los analistas, parte de este ingreso está vinculado con el atraso cambiario, que
alienta la entrada de fideos italianos,
quesos franceses,
jamón español y
chocolates suizos,
por nombrar algunos ejemplos.
Sin
embargo, para Caamaño Gómez, se trata de productos de alto valor que no compiten de
manera directa con la oferta local y,
además, su incidencia sobre el total es muybaja.
En
diálogo con iProfesional,
uno de los representantes exclusivos de una reconocida marca de pasta italiana,
con presencia en supermercados, asegura que “la participación global no llega al 1%”.
En lácteos se
registró un salto del 175% de
las compras al exterior.
Esto explica por qué las góndolas se poblaron de
quesos Philadelphia,
de camembert con
sello de Francia y
hasta de chedar de Brasil.
Sin
embargo, las cifras son elocuentes: las importaciones sumaron u$s11 millones,
mientras que las exportaciones totalizaron u$s290 millones.
“Se vende al mundo por
una cifra casi 30
veces superior a lo que ingresa.
Esto, sin
contar los miles de
millones de pesos que mueve el mercado interno con
producción nacional”, argumenta una fuente cercana a la Secretaría de
Comercio.
El
técnico reconoce que en una economía dinámica, el ingreso de lácteos importados
"no generaría ruido”,
por la bajísima incidencia en
el mercado total.
Sin
embargo, este flujo cobra relevancia cuando
una de las industrias insignia, como SanCor, está atravesando una fuerte crisis, a lo que se
suma el drama de las inundaciones y el cierre de cientos de tambos en los
últimos años por problemas de rentabilidad.
En frutas sucede algo
parecido: las importaciones crecieron 13% en cantidades, según el SENASA.
Pero
al interior de las estadísticas se observa que:
-De
las 22.000 toneladas
extra respecto del año pasado, el 50% estuvo
explicado por una fruta con
bajísima producción local, como es el caso de las bananas.
-Otras 1.500 toneladas correspondieron
a paltas, que históricamente ingresan de Chile o México.
En
el caso de los limones,
hasta el momento ingresaron 1.800
toneladas, un 900%
más que en 2016. Sin embargo, para ponerlo en perspectiva,
la Argentina produce 1,6 millones de toneladas. De modo que la competencia del
exterior equivale al 0,1% del
negocio local.
Así
las cosas, la foto "macro" muestra que
se está lejos de
una avalancha,
mientras que al interior de algunas ramas de actividad sí hay una creciente
competencia, pero que se vio potenciada por la caída del consumo y por un
deterioro de las exportaciones, afectadas por el atraso cambiario.
Claro que el debate no hará más que
potenciarse, a medida que falten menos días para las PASO.
Fuente
“iProfesional”,
29.06.2017