Coparticipación
El escándalo del Excel.
Cristina y Alberto ya tienen a su hombre récord
La decisión de quitarle recursos a la Capital Federal y transferírselos a la provincia en el marco del conflicto con la policía es el último eslabón de una cadena menos visible que comenzó a enhebrarse desde el momento en que Alberto Fernández llegó al poder.
El folklore político queda desnudo cuando se lo pone en una planilla de Excel.
En los primeros seis meses del año la gestión de Kicillof recibió 822% más que en el mismo período de 2019 en concepto de fondos discrecionales.
En la contabilidad pública, este último término significa lo que parece: plata girada a dedo, una capacidad propia del Presidente.
Muy lejos está, por ejemplo, Tucumán, territorio de Juan Manzur, socio político de Alberto Fernández, con una suba del 290%, segundo en la lista.
Y hay casos sorprendentes como el de Córdoba, tierra de Juan Schiaretti, que apenas tuvo una suba del 10%, ridiculizada por la inflación.
La plata muestra la afinidad política.
Una mente memoriosa recordó esta semana que el acuartelamiento policial de 2013 estalló en Córdoba, bajo la gestión de José Manuel de la Sota y la presidencia de Cristina Kirchner, reacia a mandar a un solo gendarme para apagar el fuego.
Jorge Capitanich y Sergio Berni, dos de sus funcionarios, deberán dar explicaciones ante la Justicia por eso.
Lo que antes se medía en hombres, hoy puede calcularse en plata.
Kicillof recibió en los primeros seis meses de 2020 $88.585 millones, de acuerdo con un informe revelador hecho por la consultora Aerarium, contra los $9608 millones del mismo período del año pasado.
Al primer número habrá que sumarle, según los cálculos iniciales, más de $30.000 millones extra derivados de la decisión que ayer comunicó el Presidente.
Los recursos adicionales derivados a Buenos Aires -que tiene una demanda histórica por coparticipación- pueden ser vistos como una inesperada reivindicación del kirchnerismo a las ideas de Hernán Lacunza, ministro de Economía de Vidal antes de ser absorbido por la gestión de Macri y uno de los principales referentes de Juntos por el Cambio en el tema.
Lacunza decía que pese a los mayores giros en la era Macri, la Casa Rosada aún debía transferir más recursos debido a la importancia de la provincia en el entramado nacional.
Quizás nunca pensó que la gestión que lo sucedería recibiría más de uno de cada dos pesos en juego.
Buenos Aires tiene el 39% de la población del país y un 35% del producto bruto, pero se quedó con el 51% de los recursos discrecionales.
También es cierto que tiene una gran cantidad de pobres, aunque sus niveles son menores en comparación con distritos que no tuvieron ese dinero adicional proveniente de la Casa Rosada.
Es por eso que la explicación política se impone.
La Argentina tiene una larga tradición de dirigentes que inclinan la balanza: en los 90 fue la época dorada de La Rioja, en la década ganada, la de Santa Cruz, y en el gobierno pasado, la del área metropolitana.
El Frente de Todos parece haber cambiado el domicilio de sus preferencias.
Buenos Aires es la zona propia de La Cámpora.
La agrupación fundada por Máximo Kirchner trabaja en el territorio todos los días desde hace años para llegar al poder.
Y Kicillof, que no es miembro, pero es considerado como propio, es el preferido de Cristina Kirchner, dueña electoral del conurbano.
Sendos varones son presidenciables.
Néstor Kirchner consideraba que la política se hacía con dinero.
Desde ahora, Kicillof tendrá mucho más y Horacio Rodríguez Larreta, uno de los nombres que asoma para disputarle el poder al oficialismo en 2023, mucho menos.
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fuente
"LA NACIÓN", 11.09.2020
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