MIRÁ VOS CON…
CÁSCARITA DE MANÍ
Vaca Muerta: La cáscara de maní abrió el mercado de las mantas
oleofílicas
{NMAH - MANTAS ORGANICAS OLEOFÍLICAS E HIDROFÓBICAS PARA CONTROL DE CONTAMINACIÓN POR HIDROCARBUROS
CONTROL DE DERRAME
Elemento de Seguridad Preventivo, indispensable en toda operación donde exista riesgo de derrame de hidrocarburos, con el consecuente riesgo para las personas y contaminación.
-Natural:
La principal materia prima son plumas de aves, que recibe diferentes tratamientos a lo largo de los distintos procesos.
-Adsorbente:
La adsorcion e sun proceso por el cual una sustancia es atrapada y retenida por una superficie, en este caso, el hidrocarburo se adhiere a la superficie de la pluma y no se vuelve a liberar.
-Oleofílico:
Caracteristica por el cual retiene hidrocarburos y su efectividad respecto a la retencion de los mismos es del 100%.
-Hidrofóbico:
Rechaza el agua. Por tanto posee un mayor rendimiento.}
Una receta que logró ingresar a un
mercado cerrado y bajó los costos del servicio hasta un 40%.
Por mes se
comercializan 50.000 metros cuadrados.
Durante casi una década el servicio de
las mantas oleofílicas estuvo controlado por dos empresas.
El ingreso de AESA
le agregó competencia a un negocio cerrado.
06 SEP 2018
Lo que marcó un antes
y un después en el mercado de las mantas oleofílicas se gestó de una curiosa
manera.
Recién arrancaba el 2014 cuando
el gerente de Biotecnología y Medioambiente de Y-TEC, Jorge Fasano, tenía
la misión de encontrar el material indicado para el relleno del producto.
Lejos de su laboratorio, caminando
a unas cuadras de su casa en la ciudad de La Plata, se topó con la idea que
cuatro años después logró ingresar en el cautivo mercado de las mantas
oleofílicas.
Al pasar por la vereda de un clásico
bar de la ciudad, vio amontonados en el suelo restos de cáscara de maní
y pensó: “Tiene que funcionar”.
Conocedor de las características mecánicas del
material, se propuso intentarlo.
Le pidió al dueño del bar que se las guarde,
a la semana las pasó a buscar y así empezó con los ensayos.
Una idea que se
volvió rutina durante las primeras semanas de las pruebas.
La tarea principal era separar las
cáscaras de los papeles y de las colillas.
Luego procesaba las cáscaras
con la procesadora de su casa y las sometía a los ensayos.
Al poco tiempo
se dio cuenta que estaba frente al material que cumplía con todo lo que
buscaban e incluso era superador en todos los aspectos.
Había encontrado una
alternativa a las mantas de plumas de ave sustentable, barata, accesible y con
un bajo impacto ambiental.
Las mantas oleofílicas de cáscara de
maní llegaron al mercado luego de tres años de desarrollo y solo
tardaron 6 meses en entrar en funcionamiento.
Si bien no se trata de una
invención, logró optimizar el rendimiento de un servicio y bajó los costos un
40%.
En enero se implementaron y hoy
se colocan aproximadamente 50.000 metros cuadrados de mantas de este tipo por
mes.
Se trata de un proyecto desarrollado por AESA, la subsidiaria de
YPF, en conjunto con Y-TEC.
Resultó en una
propuesta sin antecedentes para este tipo de servicios, en un trabajo de
investigación y desarrollo del que también participó el Conicet.
Antes de que se abra el mercado, el costo de las
mantas oleofílicas se manejaba en el índice de los 38 dólares. Cuando se abrió,
el valor bajó cerca de un 40%.
Contexto
y mercado
Según el ministerio
de Agroindustria de la Nación, Argentina
ocupa el tercer puesto entre los países que más maní exportan.
Y el 88% de la
producción se concentra en Córdoba, provincia que le provee la cáscara a AESA.
En una visita de
“Río Negro Energía” a la base de AESA en Añelo, el gerente de Servicios
Ambientales, Pablo Gerrard, explicó que la
manta “tiene un absorbente natural, de alta disponibilidad en el país y de bajo
costo al tratarse de un residuo de la industria agropecuaria”.
El
proceso de fabricación es automatizado, lo que hace que el costo por metro
cuadrado sea menor. “Estamos hablando que la cáscara de maní es un producto
abundante en el país, que no se sabe qué hacer, y en eso vimos la posibilidad
de agregarle valor”, indicó Fasano.
Además de ser un material de fácil acceso, para usarlo solo se
tiene que lavar la cáscara y se hace con agua, sin uso de químicos.
La cáscara es
molida por los proveedores y luego trasladada para la fabricación del
absorbente y relleno.
En paralelo, hay
una empresa textil que fabrica la tela y, en el último eslabón de la cadena, se
ensambla la manta.
A partir de allí todos los recursos son propios de
AESA.
“Nosotros estábamos
preocupados porque calculamos que íbamos a necesitar cerca de 70 toneladas de
cáscara por mes.
Y cuando nos acercamos a la Cámara Argentina de Maní nos
dijeron que una sola cooperativa podía producir cerca de cinco toneladas por
hora”, expresó Gerrard.
Un porcentaje de la cáscara de maní impactada se almacena por separado de la tela.
Una alternativa
superadora
Las cualidades de
este tipo de mantas son varias, tanto desde el relleno como de la tecnología
que tiene la tela.
La jefa de Servicios de la firma, María Victoria Maida, dijo
que “los clientes destacan la resistencia mecánica de la tela y el poco olor
que emana el relleno cuando se impacta, a diferencia de las de pluma de ave”.
Y explicó que “esto es importante porque si la
manta se rompe, sea el absorbente que sea, al ser livianos se vuelan, tapan los
radiadores y rompen los equipos”.
La tela se denomina no tejida y se hace
a partir de productos sólidos, a los que se los derrite y se lo mezcla con el
retardante de llama.
De esta manera se asegura que esté toda cubierta.
La manta tiene cuatro capas, la más
gruesa es de 100 gramos, otras dos de 25 gramos y en la base tiene un coteado y
un polietileno de 100 gramos.
La tela repele el agua pero absorbe el
hidrocarburo por lo que garantiza su funcionalidad.
El siguiente paso
Como horizonte, en AESA están
trabajando en un proyecto para utilizar el relleno de las mantas impactadas en
los procesos de biorremediación de suelos.
Para eso utilizan materia orgánica
como fertilizante, para que se desarrollen las bacterias.
“Sabemos que va a
funcionar porque ya hicimos una prueba piloto”, indicó Gerrard.
No tiene fecha,
y es que el cuello de botella no pasa por la actividad en sí, sino por las
aprobaciones de la autoridad ambiental.
En números
4 capas
de relleno tienen las mantas de cáscara de maní.
Dos de 100 gramos y dos de 25. La capa base es la más firme.
16 kilos
es el peso de una manta oleofílica de este
material. Su medida es de 5x2 metros.
350.000
metros cuadrados de mantas oleofílicas de cáscara
de maní es el promedio que se colocó desde su implementación en enero.
Un sistema con ventajas extra a
la hora de proceder a la disposición final
Otra cualidad del relleno de las mantas
oleofílicas de este tipo, es la viabilidad para poder tratarlas una vez
que llega a la disposición final.
El poder calorífico
de la cáscara de maní ayuda considerablemente al
proceso de quemado del material.
Algo que las tratadoras de servicios industriales
ven con buenos ojos.
No sólo se trata de un material
que no daña los hornos donde se queman los materiales, sino que
también se utiliza la cáscara para tratar otros residuos, ajenos a las mantas,
que son más resistentes.
Es por esto que las tratadoras le piden
a AESA más cáscara de maní de lo pactado, para poder trabajar otros materiales.
La jefa de Servicios de AESA, María
Victoria Maida, expresó que “nos piden más cáscara para hacer el blending, que
es una mezcla de residuos que según los poderes caloríficos se arma para que se
quemen mejor los residuos”.
La actividad de AESA
se concentra un 70% en Añelo y, el 30% restante, en Rincón de los Sauces.
La empresa se encarga del transporte, colocación
y retiro de las mantas en los yacimientos.
Transportan el producto en pallets y
los procesos los hacen de manera manual.
Dentro de la base de Añelo, almacenan
las mantas nuevas y las impactadas.
Y luego las tratadoras de residuos
industriales las retiran de allí.
“Una de las tratadoras con las que
trabajamos nos pide que les entreguemos el material segregado, es decir maní
por un lado y textil por el otro. Por eso en el depósito los almacenamos
separados”, sostuvo Maida.
Sin embargo la alta resistencia
mecánica de las mantas genera mayor posibilidad de reutilización, lo que se
traduce directamente en menor volumen de residuos.
Fuente
“RÍO NEGRO”, 06.09.2018
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