27 sept 2022

¿JUSTICIA JUSTA Y A DERECHO?

 

 

 

 

¿JUSTICIA JUSTA Y A DERECHO?

 

 

La ampliación de la Corte Suprema no beneficiaría a Argentina, sino a Cristina Fernández

 

 MUJER Y JUSTICIA - Derecho Ecuador

 

 

September 27, 2022

Por
Hugo Alconada Mon es abogado, prosecretario de redacción del diario argentino ‘La Nación’ y miembro del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación.
 
 
 
                                                                         https://www.washingtonpost.com/wp-apps/imrs.php?src=https://arc-anglerfish-washpost-prod-washpost.s3.amazonaws.com/public/Q5Q5YWRYEII63OFPBICOLXB5WY.jpg&w=540   Foto del 27 de agosto de 2022 de la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, hablando en una manifestación cerca de su casa, en Buenos Aires. (Luis Robayo/AFP/Getty Images)
 
 
El Senado de Argentina aprobó el viernes 23 un proyecto de ley que, de obtener los votos necesarios en la Cámara de Diputados, ampliaría de cinco a 15 el número de integrantes de la Corte Suprema de Justicia
 
 
Y lo hizo a pedido y por interés de la vicepresidenta y factótum de la coalición gobernante Frente de Todos, Cristina Fernández de Kirchner.
 
 
La iniciativa tiene sus apologistas y sus detractores, quienes enumeran los beneficios y los perjuicios teóricos de ampliar el máximo tribunal. 
 
Pero son dos los datos sustanciales: cuántos integrantes tenga no modifica los problemas de administración de Justicia en el país y Fernández de Kirchner no impulsa esta reforma para mejorar el Poder Judicial. 
 
Es por y para ella misma.
 

Hay que recordar que, en 2006, la entonces senadora nacional Fernández de Kirchner impulsó un proyecto de ley para que la Corte Suprema bajara de nueve a cinco miembros, el cual se aprobó

 

La misma figura que entonces argumentó a favor de reducirla ahora brega por aumentarla.

 

¿Por qué ese giro de 2006 a hoy?

 

Porque necesita que el máximo tribunal del país satisfaga sus intereses y necesidades

 

Fernández de Kirchner afronta varios juicios por corrupción y no puede descartar que la condenen en uno o más de esos procesos

 

De hecho, ciertas reacciones y discursos denotan que espera ese resultado

 

Y, ante ese panorama, necesita que la última palabra sobre su futuro judicial se la den jueces amigos.

 

Este debate poco y nada tiene que ver con la cantidad de miembros de la Corte Suprema. 

 

Desde 1860, ese tribunal ha funcionado con cinco, siete, nueve y con apenas tres miembros

 

Y ese número no alteró —ni para bien, ni para mal— su funcionamiento. 

 

Tuvo sus buenos y sus malos momentos, que dependieron más de la probidad e idoneidad de sus integrantes.

 

Basta con recordar que uno de sus períodos más oscuros desde el retorno de la democracia, en 1983, fue cuando tuvo más miembros: durante su presidencia, Carlos Menem los amplió de cinco a nueve y colocó allí a quienes dictaron las sentencias que a él le convenían

 

Al punto, incluso, que se la recuerda como la mayoría automática.

 

Ahora, el propio oficialismo desnudó que evaluar el número de integrantes era lo de menos

 

Su proyecto original era elevar su número a 25, para que cada provincia escogiera a un juez y así dotarla de una visión supuestamente más “federal”

 

Pero el argumento duró poco. 

 

Cuando el kirchnerismo detectó que no tenía los votos necesarios para aprobar la reforma en el Senado, aceptó reducirlo a 15 y la bandera del “federalismo” la guardó en un cajón.

 

Ahora, el proyecto debe pasar por la Cámara de Diputados, donde el oficialismo no tendría los votos suficientes para aprobarlo y, por tanto, debería naufragar. 

 

Pero en la política argentina nunca se sabe

 

Menos aun cuando ciertos gobernadores o alguna facción opositora podrían intercambiar sus votos por algún beneficio para sus provincias o por la posibilidad de designar a algunos nuevos ministros de la Corte Suprema. 

 

Nada que debiera sorprendernos, porque ya ocurrió en el pasado

 

En el país usamos términos para aludir a esas sorpresas en el Congreso, a las que llamamos panquecazos, y hasta convertimos en verbo el apellido de un legislador que cambió de bancada: “Borocotizar”.

 

Así, la primera conclusión que podemos extraer de esta iniciativa es que su objetivo no es mejorar la administración de Justicia

 

Si fuera así, la clase política podría comenzar por ocupar los cientos de vacantes ya existentes en los tribunales, cuyos nombramientos están atrasados, y designar a los candidatos a jueces, camaristas y fiscales que ya ganaron sus concursos en el Consejo de la Magistratura y esperan la propuesta del presidente o el acuerdo del Senado.

 

La segunda es que, tras descartar la importancia del número de integrantes de la Corte Suprema, la verdadera meta de esta reforma acaso solo sea encarnar en la Argentina y con los jueces la frase que se le atribuye al expresidente estadounidense Franklin D. Roosevelt —sin pruebas fehacientes— sobre el dictador nicaragüense Anastasio Somoza: “Será un hijo de p…, pero es nuestro hijo de p…”

 

Quizá al oficialismo no le importa cuántos jueces haya, siempre y cuando sean propios.

 

La tercera es que, incluso si el proyecto jamás se aprueba en la Cámara de Diputados, el verdadero objetivo de la vicepresidenta y jefa del Frente de Todos es enviarle una señal a su base política —“al menos lo intentamos, pero la oposición una vez más bloquea lo que es mejor para el país”—, al mismo tiempo que exacerba la polarización política y, de paso, presiona y desgasta a los miembros del tribunal oral que la juzga por presunta corrupción en el “Caso Vialidad”.

 

En cualquiera de estas opciones, otra conclusión resulta agobiante: la Argentina sigue sin resolver sus problemas más acuciantes, sean económicos (la inflación se calcula en 100% anual) o sociales (la pobreza ronda 37% y cada día 2,800 argentinos pasan a ser pobres), mientras que los políticos continúan enfrascados en sus discusiones y cálculos mezquinos.

 

Por el contrario, que la Argentina debata otra vez el número y eventual composición de su máximo tribunal acentúa los recelos de propios y extranjeros sobre la estabilidad de sus instituciones, la seguridad jurídica y el Estado de derecho

 

Es decir, todo lo que no debemos hacer si queremos crecer y atraer inversiones al país.

 

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¡BIENVENIDOS, GRACIAS POR ARRIMARSE!

Me atrevo a interpelar, por sentirlos muy cercanos, por más que las apariencias parecieran indicar lo contrario; insisto en lo de la cercanía, por que estamos en el mismo bote – que hace agua - , tenemos pesares, angustias y problemas comunes, recién después vienen las diferencias.

La idea es dialogar, hablar de nuestras cosas, hay textos que nos proporcionan la información básica – no única-, solo es una propuesta como para empezar. La continuidad depende de Ustedes, un eventual resultado adicional depende de todos.La idea es hablar desde un “nosotros” y sobre “nuestro futuro” desde la buena fe, los problemas exigen soluciones que requieren racionalidad, honestidad intelectual que jamás puede nacer desde la parcialidad, la mezquindad, la especulación.

Encontraran en “HASTA EL PELO MÁS DELGADO ...”, textos y opiniones sobre una temática variada y sin un orden temporal, es así no por desorganizado, sino por intención – a Ustedes corresponde juzgar el resultado -.Como no he vivido en una capsula, ya peino canas, tengo opiniones y simpatías, pero de ninguna manera significa dogmatismo, parcialidad cerrada.Soy radical (neto sin adiciones de letras ninguna), pero no se preocupen no es contagiosos … creo, solo una opción en el universo de las ideas argentinas. Las referencias al radicalismo están debidamente identificadas, depende de Ustedes si deciden “pizpear” o no.

El acá y ahora, el nosotros y el futuro constituyen la responsabilidad de todos.Hace más de cuatro décadas, en mi lejana secundaria, de una pasadita que nos dieron por Lógica, recuerdo el Principio de Identidad, era más o menos así: “Si 'A' no es 'A', no es 'A' ni es nada”, por esos años me pareció una reverenda huevada, hoy lo tomo con mucho más respeto y consideración. Variaciones de los mismo: no existe un ligero embarazo; no se puede ser buena gente los días pares.

Llegando al Bicentenario – y aunque se me tildé de negativo- siento que como pueblo, desde 1810, hemos estado paveando … a vos ¿qué te parece?. En algún momento perdimos el rumbo y ahí andamos “como pan que no se vende. Cuentan que don Ángel Vicente Peñaloza decía: “Como ei de andar, en Chile y di a pie, cuando hay de que no hay cunque, cuando hay cunque no hay deque”.

De tanto mirarnos el, ombligo y su pelusa, tenemos un cerebro paralitico, cubierto de telarañas y en estado de grave inanición. Padecemos una trágica concurrencia de factores que nos impiden advertir – debidamente -, este, nuestro triste presente y lo que es peor aún, nos va dejando sin futuro.

A los malos, los maulas, los sotretas, los villanos, los mala leche, los h'jo puta, los podemos enfrentar pero … ¿qué hacemos con los indiferentes, con los que solo se meten en sus cosas, y no advierten que el nosotros y el futuro por más que sean plurales son cosas personalisimas? Y luego dicen que quieren a sus hijos y su familia; ¡JA!, ¡doble JA!, ¡triple JA! (il lupo fero).

¡¡EL REY ESTÁ EN PELOTAS!!, dijo el niño de la calle, hijo de padre desconocido y madre ausente, ese niño es mi héroe favorito.

¿QUÉ ES PEOR LA IGNORANCIA O LA INDIFERENCIA?

¡¡NO LO SÉ Y NO ME IMPORTA!!

El impertinente, el preguntón es nuestra esperanza, nuestro “Chapulin Colorado”.

Mis querido “Chichipios” - diría don Tato- no olviden que además de ver el vaso medio vació o medio lleno, hay que saber que contiene – sino que le pregunten a Socrates - ¡Bienvenidos! Adelante. Julio


Mendoza, 11 de noviembre de 2009.