30 ene 2015

DONDE LA JUSTICIA NO IMPERA, TAMPOCO TRIUNFA LA VIDA



 Donde la justicia no impera, tampoco triunfa la vida

Las siguientes palabras fueron pronunciadas ayer por el filósofo y ensayista Santiago Kovadloff en el entierro del fiscal Alberto Nisman, en el cementerio israelita de La Tablada
De Amós a Ezequiel, de Isaías a Jeremías, la convocatoria profética en la tradición judía ha sido siempre un llamado a vivir en el marco de la ley. La ley, enseñan los profetas, exige combatir la corrupción, considerar al prójimo, concebir como propios los ideales de quienes aspiran a convivir con equidad y respeto recíproco. La ley, enseñan los profetas, exige enfrentarse al delito, apartarse del desenfreno que implica la riqueza malhabida. La ley, tal como la entendieron los profetas, concibe la política como indeclinable ejercicio de responsabilidad cívica y al poder como un atributo sujeto a la ley. La ley recuerda sin cesar, en boca de los profetas, que ella sólo existe si no se convierte en un recurso a disposición de las ambiciones sin límite de quienes gobiernan.
Alberto Nisman supo ser fiel a esa tradición varias veces milenaria. Y, en esa medida, a las mejores expectativas de la sociedad argentina; una sociedad vapuleada por el encubrimiento y la distorsión de lo que debería saberse; encubrimiento y distorsión que no son otra cosa que un acto de traición a la ética. Porque la ética, entendida como voluntad civilizadora, no es sino la configuración social de la verdad.

Quien cumple con la ética cumple con la ley. Y cumple mucho más con la ley si pone su empeño al servicio de la Justicia. Así procedió Alberto Nisman. Se jugó la vida -y pagó con ella- para impedir, en la medida de sus fuerzas, que el crimen se llevara por delante, sin costo alguno, la verdad, la ética y la República.
Alberto Nisman murió en el intento de echar luz sobre la oscuridad. Su muerte atroz iluminó el espesor de esa oscuridad. Una oscuridad que cae sobre nosotros desde hace mucho.

Con su trágica desaparición, el atentado contra la AMIA, es decir contra la Nación argentina en el cuerpo de esa institución judía, se cobró una víctima más. Hoy, sus familiares y nosotros nos unimos como deudos a todos aquellos que ya nos representaban y que pasaron a ser los semblantes del dolor y del reclamo de justicia, en nombre de los compatriotas asesinados el 18 de julio de 1994.

Aquí están, ante nosotros, las hijas del fiscal que perdimos. Aquí están, junto a nosotros, estas niñas para las que no hay consuelo porque les han arrebatado a su padre de un balazo. Son huérfanas sembradas por la barbarie que hoy como ayer contamina a la Argentina con su aliento criminal y su pavorosa libertad de acción.
Que nadie intente brindarles el consuelo que no pueden encontrar. Tengamos la lucidez y la humildad de saber cuál es el límite de las palabras. Tengamos tan sólo la hombría de bien necesaria para desearles de corazón que, cuando crezcan y sean adultas como nosotros, no se vean obligadas a sumar, a la orfandad que ahora les imponen el terror y la impunidad del terror, la orfandad que en este momento nos abruma a nosotros como ciudadanos.

Que no se vean ellas obligadas como nosotros a vivir en el desamparo que nos impone un Estado enfermo de corrupción y cuyos promotores se ríen en la cara de los argentinos sedientos de verdad.

Esos argentinos no sólo son los familiares de tantos muertos. Somos todos nosotros, espectros y no más que espectros de lo que deberíamos ser. Porque donde la justicia no impera, tampoco impera la vida en su significación espiritual más alta.

La República vuelve a estar de duelo con este asesinato. Somos millones los argentinos persuadidos de que la muerte de Alberto Nisman abre un interrogante estremecedor sobre el valor de nuestras propias vidas. Millones los argentinos convencidos de que Alberto Nisman sólo descansará en paz el día en que en nuestro país sea posible vivir en paz.

La Justicia no podrá devolverle la vida al fiscal Alberto Nisman. Pero podrá devolvernos la dignidad a todos los argentinos si se atreve, como él se atrevió, a ir en busca de la verdad..

FUENTE
"lanacion.com", 30.01.2015 (facebook, M. Pepe, 30.01.2015

1 comentario:

  1. Verdad y Justicia!!!!!
    Algo tan simple y tan básico que debería ser lo mínimo que se tiene... y en la Argentina se ha ha vuelto una locura sólo pretenderlo....

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¡BIENVENIDOS, GRACIAS POR ARRIMARSE!

Me atrevo a interpelar, por sentirlos muy cercanos, por más que las apariencias parecieran indicar lo contrario; insisto en lo de la cercanía, por que estamos en el mismo bote – que hace agua - , tenemos pesares, angustias y problemas comunes, recién después vienen las diferencias.

La idea es dialogar, hablar de nuestras cosas, hay textos que nos proporcionan la información básica – no única-, solo es una propuesta como para empezar. La continuidad depende de Ustedes, un eventual resultado adicional depende de todos.La idea es hablar desde un “nosotros” y sobre “nuestro futuro” desde la buena fe, los problemas exigen soluciones que requieren racionalidad, honestidad intelectual que jamás puede nacer desde la parcialidad, la mezquindad, la especulación.

Encontraran en “HASTA EL PELO MÁS DELGADO ...”, textos y opiniones sobre una temática variada y sin un orden temporal, es así no por desorganizado, sino por intención – a Ustedes corresponde juzgar el resultado -.Como no he vivido en una capsula, ya peino canas, tengo opiniones y simpatías, pero de ninguna manera significa dogmatismo, parcialidad cerrada.Soy radical (neto sin adiciones de letras ninguna), pero no se preocupen no es contagiosos … creo, solo una opción en el universo de las ideas argentinas. Las referencias al radicalismo están debidamente identificadas, depende de Ustedes si deciden “pizpear” o no.

El acá y ahora, el nosotros y el futuro constituyen la responsabilidad de todos.Hace más de cuatro décadas, en mi lejana secundaria, de una pasadita que nos dieron por Lógica, recuerdo el Principio de Identidad, era más o menos así: “Si 'A' no es 'A', no es 'A' ni es nada”, por esos años me pareció una reverenda huevada, hoy lo tomo con mucho más respeto y consideración. Variaciones de los mismo: no existe un ligero embarazo; no se puede ser buena gente los días pares.

Llegando al Bicentenario – y aunque se me tildé de negativo- siento que como pueblo, desde 1810, hemos estado paveando … a vos ¿qué te parece?. En algún momento perdimos el rumbo y ahí andamos “como pan que no se vende. Cuentan que don Ángel Vicente Peñaloza decía: “Como ei de andar, en Chile y di a pie, cuando hay de que no hay cunque, cuando hay cunque no hay deque”.

De tanto mirarnos el, ombligo y su pelusa, tenemos un cerebro paralitico, cubierto de telarañas y en estado de grave inanición. Padecemos una trágica concurrencia de factores que nos impiden advertir – debidamente -, este, nuestro triste presente y lo que es peor aún, nos va dejando sin futuro.

A los malos, los maulas, los sotretas, los villanos, los mala leche, los h'jo puta, los podemos enfrentar pero … ¿qué hacemos con los indiferentes, con los que solo se meten en sus cosas, y no advierten que el nosotros y el futuro por más que sean plurales son cosas personalisimas? Y luego dicen que quieren a sus hijos y su familia; ¡JA!, ¡doble JA!, ¡triple JA! (il lupo fero).

¡¡EL REY ESTÁ EN PELOTAS!!, dijo el niño de la calle, hijo de padre desconocido y madre ausente, ese niño es mi héroe favorito.

¿QUÉ ES PEOR LA IGNORANCIA O LA INDIFERENCIA?

¡¡NO LO SÉ Y NO ME IMPORTA!!

El impertinente, el preguntón es nuestra esperanza, nuestro “Chapulin Colorado”.

Mis querido “Chichipios” - diría don Tato- no olviden que además de ver el vaso medio vació o medio lleno, hay que saber que contiene – sino que le pregunten a Socrates - ¡Bienvenidos! Adelante. Julio


Mendoza, 11 de noviembre de 2009.