28 ago 2013

EL FRACASO DE PERON

EL FRACASO DE PERON
MARCELO LARRAQUY

Fragmento de un capítulo de los “70.
Una historia violenta Marcados a fuego III
1973-1983
Aguilar, 2013

La tensión que se generó entre el líder justicialista en el gobierno y los grupos armados de ERP y Montoneros produjo las acciones que derivaron en la represión durante la dictadura. Radiografía de una tragedia.

El peronismo empezó a delinear sus fronteras internas.

Los gobiernos de Buenos Aires, Córdoba y Mendoza y también de Salta y Santa Cruz, fueron puestos en la mira del justicialismo.

Allí se había permitido el ingreso de sectores de la Tendencia Revolucionaria en base a un consenso político que ahora estaban decididos a terminar. Era el momento de revertir ese proceso, ganar posiciones internas en la administración pública y el gobierno, y provocar conflictos gremiales para tensar el escenario político y promover “el golpe de Estado interno”. O, llegado el caso, facilitar la intervención federal.

Ese fue el espíritu de las Directivas, esas fueron sus consecuencias políticas.

Después del crimen de Rucci, la acusación de “izquierdista” representó una amenaza para cualquier funcionario provincial. Era acusado de tener “vínculos con la subversión”.

Era la sentencia del PJ. Se instrumentaba a través de la CGT local, gremios o legisladores, quienes requerían la expulsión de “los infiltrados” y la normalización institucional del partido, en caso que hubiera alcanzado el órgano partidario. Esa era la línea de la depuración.

Uno de los puntos más alto de las tensiones internas se produjo en enero de 1974 con la destitución de Oscar Bidegain, gobernador de la provincia de Buenos Aires. Bidegain era un médico que, tras un paso por el nacionalismo, se había incorporado al peronismo desde su origen. Era, como Cámpora, un peronista “histórico”. Perón lo había elegido como candidato a la provincia. Huérfano de apoyo en el peronismo ortodoxo, que despreciaba su candidatura, para la campaña Bidegain debió inclinarse hacia la Tendencia Revolucionaria, que lo tomó como un cuadro propio. Cuando llegó al Poder Ejecutivo, con casi el cincuenta por ciento de los votos, al igual que Cámpora, abrió algunas líneas del Estado a militantes montoneros, o allegados a ellos, que ingresaron a la función pública. El metalúrgico Victorio Calabró, que secundó a Bidegain en la fórmula, pronto empezó a desestabilizarlo: comenzó a denunciar la “infiltración marxista” en el Movimiento.

Después del crimen de Rucci. Bidegain se sintió forzado a alinearse junto al Consejo Justicialista y prometió cumplir con las Directivas para “detectar y eliminar infiltraciones marxistas”.

El gobernador caminaba entre dos fuegos.

Pero no alcanzaron sus venas intenciones hacia la verticalidad ni las invocaciones a la lealtad a Perón para salvar su gobierno.

Cuando el 19 de enero el ERP dispuso cien de sus hombres para asaltar el Regimiento de Blindados
C-10 de Azul, justo la localidad de donde era oriundo Bidegain, Perón se puso el uniforme militar y en cadena nacional transmitió que esas acciones se producían en “determinadas jurisdicciones; es indudable que ello obedece a una impunidad en la que desaprensión e incapacidad hacen posible, o lo que sería peor, si mediara, como se sospecha, tolerancia culposa”.

Bidegain solicitó una entrevista con Perón que no le fue concedida. Ya no tenía margen político para actuar. La ortodoxia aceleró el pedido de renuncia y reclamó “sanciones” contra el gobernador. La JP había perdido peso político para sostenerlo. Bidegain renunció y con él se fueron decenas de funcionarios y legisladores provinciales de la Tendencia Revolucionaria. La ortodoxia, tras la asunción de Calabró, quedó con el control de la provincia de Buenos Aires.

Las derrotas se sucedieron. Perón se mostraba cada vez más inflexible a los planteos de la izquierda peronista.

Por el ataque al cuartel militar, había afirmado que se debía “aniquilar cuanto antes este terrorismo criminal” mediante “la lucha a que se dé lugar”. Y si bien la referencia explícita era para el ERP, también era una advertencia implícita para Montoneros.

Para las sesiones extraordinarias, Perón envió al Congreso una reforma del Código Penal que establecía penas más duras contra la acción guerrillera. Más duras que las que había aplicado el dictador Agustín Lanusse, incluso. Los ocho diputados nacionales de la JP se negaron a votarla y quisieron explicarle a Perón su desacuerdo. Perón los recibió en Olivos con las cámaras de televisión encendidas. Expuso que tenían la libertad para irse del Movimiento si estaban disconformes. “Nadie está obligado a permanecer en una fracción política. El que no está contento se va. En este sentido, nosotros no vamos a poner el menor inconveniente. Quien esté en otra tendencia diferente a la peronista, lo que debe hacer es irse.

Y luego Perón avanzó en su discurso sobre el ERP. Mencionó el respeto a la ley en forma ambigua, dejando margen para que se interpretara que podía reprimir a la guerrilla de manera ilegal.

A la lucha, y yo soy técnico en eso, no hay nada que hacer más que imponerle y enfrentarla con la lucha. Nosotros, desgraciadamente, tenemos que actuar dentro de la ley, porque si en este momento no tuviéramos que actuar dentro de la ley ya lo habríamos terminado en una semana. Nosotros estamos con las manos atadas dentro de la debilidad de nuestras leyes. Queremos seguir actuando dentro de la ley. Pero si no contamos con la ley, entonces tendremos que salirnos de la ley y sancionar en forma directa como hacen ellos. Si nosotros no tenemos en cuenta la ley, en una semana se termina todo esto, porque formo una fuerza suficiente, lo voy a buscar a usted y lo mato. Si no tenemos la ley, el camino será otro. Y les aseguro que puesto a enfrentar la violencia con la violencia, nosotros tenemos más medios para aplastarla, y lo haremos a cualquier precio, porque no estamos aquí de monigotes.”

Y si por televisión Perón hablaba de “aniquilación”, en su mensaje directo a los militares de Azul, habló de “exterminio”.

La decisión soberana de las grandes mayorías nacionales de protagonizar una revolución en paz y el repudio unánime de la ciudadanía, hará que el reducido número de psicópatas que va quedando sea exterminado uno a uno para el bien de la República”.

Entre el “aniquilamiento cuanto antes del terrorismo criminal” y el exterminio del “reducido número de psicópatas que va quedando”, Perón anticipaba verbalmente una represión que otros ejecutarían en forma ilegal desde el Estado.

A tres meses de asumir el gobierno, su intento de armar una coalición política entre sectores de ideologías y proyectos contradictorios entre sí – la ortodoxia peronista y la Tendencia Revolucionaria – había fracasado.

FUENTE
UNO”, 16.06.2013

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Me atrevo a interpelar, por sentirlos muy cercanos, por más que las apariencias parecieran indicar lo contrario; insisto en lo de la cercanía, por que estamos en el mismo bote – que hace agua - , tenemos pesares, angustias y problemas comunes, recién después vienen las diferencias.

La idea es dialogar, hablar de nuestras cosas, hay textos que nos proporcionan la información básica – no única-, solo es una propuesta como para empezar. La continuidad depende de Ustedes, un eventual resultado adicional depende de todos.La idea es hablar desde un “nosotros” y sobre “nuestro futuro” desde la buena fe, los problemas exigen soluciones que requieren racionalidad, honestidad intelectual que jamás puede nacer desde la parcialidad, la mezquindad, la especulación.

Encontraran en “HASTA EL PELO MÁS DELGADO ...”, textos y opiniones sobre una temática variada y sin un orden temporal, es así no por desorganizado, sino por intención – a Ustedes corresponde juzgar el resultado -.Como no he vivido en una capsula, ya peino canas, tengo opiniones y simpatías, pero de ninguna manera significa dogmatismo, parcialidad cerrada.Soy radical (neto sin adiciones de letras ninguna), pero no se preocupen no es contagiosos … creo, solo una opción en el universo de las ideas argentinas. Las referencias al radicalismo están debidamente identificadas, depende de Ustedes si deciden “pizpear” o no.

El acá y ahora, el nosotros y el futuro constituyen la responsabilidad de todos.Hace más de cuatro décadas, en mi lejana secundaria, de una pasadita que nos dieron por Lógica, recuerdo el Principio de Identidad, era más o menos así: “Si 'A' no es 'A', no es 'A' ni es nada”, por esos años me pareció una reverenda huevada, hoy lo tomo con mucho más respeto y consideración. Variaciones de los mismo: no existe un ligero embarazo; no se puede ser buena gente los días pares.

Llegando al Bicentenario – y aunque se me tildé de negativo- siento que como pueblo, desde 1810, hemos estado paveando … a vos ¿qué te parece?. En algún momento perdimos el rumbo y ahí andamos “como pan que no se vende. Cuentan que don Ángel Vicente Peñaloza decía: “Como ei de andar, en Chile y di a pie, cuando hay de que no hay cunque, cuando hay cunque no hay deque”.

De tanto mirarnos el, ombligo y su pelusa, tenemos un cerebro paralitico, cubierto de telarañas y en estado de grave inanición. Padecemos una trágica concurrencia de factores que nos impiden advertir – debidamente -, este, nuestro triste presente y lo que es peor aún, nos va dejando sin futuro.

A los malos, los maulas, los sotretas, los villanos, los mala leche, los h'jo puta, los podemos enfrentar pero … ¿qué hacemos con los indiferentes, con los que solo se meten en sus cosas, y no advierten que el nosotros y el futuro por más que sean plurales son cosas personalisimas? Y luego dicen que quieren a sus hijos y su familia; ¡JA!, ¡doble JA!, ¡triple JA! (il lupo fero).

¡¡EL REY ESTÁ EN PELOTAS!!, dijo el niño de la calle, hijo de padre desconocido y madre ausente, ese niño es mi héroe favorito.

¿QUÉ ES PEOR LA IGNORANCIA O LA INDIFERENCIA?

¡¡NO LO SÉ Y NO ME IMPORTA!!

El impertinente, el preguntón es nuestra esperanza, nuestro “Chapulin Colorado”.

Mis querido “Chichipios” - diría don Tato- no olviden que además de ver el vaso medio vació o medio lleno, hay que saber que contiene – sino que le pregunten a Socrates - ¡Bienvenidos! Adelante. Julio


Mendoza, 11 de noviembre de 2009.