Coronavirus: la contundente respuesta de un epidemiólogo de Harvard a su colega que definió a la pandemia como “un fiasco en ciernes”
Marc Lipsitch refutó a su colega John Ioannidis, quien criticó que se hubieran tomado “medidas draconianas” sin buenos datos suficientes.
Sin embargo, dentro de la prestigiosa universidad también hay diferencias entre los expertos
19 de Marzo de 2020
Marc Lipsitch Epidemiólogo
Traducción del inglés-Marc Lipsitch es un epidemiólogo y profesor estadounidense en el Departamento de Epidemiología de Harvard T.H. Escuela Chan de Salud Pública. También es el Director del Centro de Dinámica de Enfermedades Transmisibles. Actualmente está trabajando en modelar la transmisión de la enfermedad por Coronavirus 2019. Wikipedia (Inglés)
Argumentó que, dada la falta de datos precisos sobre el coronavirus y su acción, las autoridades de casi 130 países habían tomado “medidas draconianas” sin base, capaces de causar más daño al tejido social que beneficio a la salud pública.
“Si realmente se disemina tan ampliamente como dice esa proyección, y eso es lo que creo que es probable que suceda, entonces morirán millones de personas. Y no pienso que haya manera de evitar eso”, dijo en una entrevista con CBS News.
Una actualización posterior de ese cálculo ubicó a los contagiados entre el 20% y el 60% de las personas de más de 18 años, lo cual sigue siendo una cifra descomunal: entre 940 millones y 2.820 millones de seres humanos.
Lipsitch predijo que entre el 40% y el 70% de la población adulta del mundo podría resultar infectada por el nuevo coronavirus; luego actualizó su cálculo a entre el 20% y el 60%. Que sigue siendo demasiada gente: entre 940 millones y 2.820 millones (Reuters/ Eloisa Lopez)
“Sabemos lo suficiente para actuar”, contestó a Ioannidis en una columna para Stat, el mismo medio de ciencia y salud donde había publicado su colega de Stanford.
“De hecho, es imperativo actuar con fuerza y rapidez”.
“Los Estados Unidos han hecho hasta ahora menos exámenes per cápita que casi cualquier país rico del mundo. Y muchos detalles críticos de la epidemiología —incluidos el número total de casos, el papel de los niños en la transmisión, el papel de la transmisión presintomática y el riesgo de morir de una infección con SARS-CoV-2— permanecen inciertos”.
“O un patógeno que crece exponencialmente sin control que infecta al 1% y luego se ‘disipa’. Esto es una fantasía, no un espíritu controversial. Es verdad que necesitamos más datos”.
Primero, el número de casos graves —el resultado de todas esas incertidumbres— se vuelve temible en un país tras otro donde se permite que la infección se disemine.
En Italia los ataúdes de las víctimas del COVID-19 se acumulan en las iglesias, que dejaron de hacer funerales".
Eso, subrayó, “es lo que sucede cuando una comunidad espera hasta que la crisis llega para tratar de reducir la transmisión”.
Es difícil saberlo en los países que no han hecho accesible masivamente los kits de análisis para identificar el coronavirus, que son la mayoría.
“En países donde se testeó bien, podemos tener la certeza de que ninguna población ha llegado siquiera cerca de la mitad de su población infectada. Eso significa que cuando cada país abandone las medidas de control, la transmisión aumentará y la cantidad de casos volverá a crecer”.
Dio ejemplos: "El síndrome respiratorio agudo grave (SARS) en 2003 fue forzado a someterse por intensas medidas de salud pública en muchos lugares, que resultaron efectivas porque la transmisión se daba básicamente desde personas muy enfermas. El síndrome respiratorio de Medio Oriente (MERS), que surgió en 2012, es una infección poco transmisible que causa brotes en los hospitales, pero por lo demás es mucho menos contagiosa que el COVID-19”.
Es difícil saberlo en los países que no han hecho accesible masivamente los kits de análisis para identificar el coronavirus, que son la mayoría.
“En países donde se testeó bien, podemos tener la certeza de que ninguna población ha llegado siquiera cerca de la mitad de su población infectada. Eso significa que cuando cada país abandone las medidas de control, la transmisión aumentará y la cantidad de casos volverá a crecer”.
Dio ejemplos: "El síndrome respiratorio agudo grave (SARS) en 2003 fue forzado a someterse por intensas medidas de salud pública en muchos lugares, que resultaron efectivas porque la transmisión se daba básicamente desde personas muy enfermas. El síndrome respiratorio de Medio Oriente (MERS), que surgió en 2012, es una infección poco transmisible que causa brotes en los hospitales, pero por lo demás es mucho menos contagiosa que el COVID-19”.
“Ya es 10 veces más grande que el SARS y está mucho más diseminado.
Y claramente no está controlado como lo estuvo el SARS a esta altura, o cerca de esta altura”.
Por entonces ya se veía “transmisión que no se vincula con nada conocido”, agregó", es decir que el virus se había diseminado en las comunidades localmente.
Días más tarde la ajustó —contó en Twitter— al 20%-60% como rango más probable.
Hacen falta datos más y mejores, volvió a conceder, pero también y, más aún, hace falta “una innovación que haga disponibles a escala tratamientos efectivos, vacunas u otras medidas preventivas”.
Cualquier otra cosa sería esperar un milagro.
“En el corto plazo no hay más alternativa que utilizar el tiempo que estamos ganando con el distanciamiento social para impulsar un esfuerzo político, económico y social masivo y encontrar nuevas formas de hacer frente a este virus”.
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