14 mar 2024

SARMIENTO REDIVIVO

 

 

 

 

 

SARMIENTO REDIVIVO

 

 

Sarmiento o Don "Yo”: el genio iracundo

 

¿Cómo nació el apodo de “loco”sobre la figura del sanjuanino? 

 

¿Tenía rasgos maníacos su personalidad? 

 

¿Pudo ser la vanidad su mayor defecto? 

 

¿Era bipolar? 

 

Psicología de un prócer particular.

 

Juan Martín - Especial para Estilo

sábado, 29 de marzo de 2014

 

Imagen

 

Existían antecedentes de maníacos en su familia.

 

Su padre, don Clemente, en tiempos de la revolución de mayo, habría vivido presa de una manía que lo hacía salir a la calle dando vivas a la "madre patria", en realidad lo que el buen hombre deseaba expresar era "la patria"; y no faltó el bromista en San Juan, que le endilgara el apodo de "el madre patria" a don Clemente Sarmiento. 

 

Incluso el bueno de don Clemente fue arrestado, pensando la policía que se refería a España al dar vivas a la madre patria.



Gustaba Sarmiento de dar a conocer, aunque de pobre familia, su ilustre prosapia. 

 

En efecto, se hallaba emparentado con los Oro, los Mallea y los Albarracín. 

 

Don Fermín Mallea, un tío suyo había perdido la razón y pasaba todos los días sacando cuentas imaginarias en el aire, con el dedo. 

 

Por el lado de los Oro, también había algunos alienados

 

Incluso su tío y mentor, don José de Oro, tenía actitudes un tanto extrañas.

Sarmiento mismo lo dice: "…tenía rarezas de carácter que, a veces por disculpar sus actos, se achacaba a la locura de familia las extravagancias de su juventud."

 

Y él algo de su tío había heredado. 

 

"…su alma entera transmigró a la mía, y en San Juan mi familia, al verme abandonar a raptos de entusiasmo, decía: ahí está don José Oro hablando…" (Sarmiento, "Recuerdos de Provincia").



Cuando tenía veinticinco años, mientras trabajaba en las minas de Copiapó, en Chile, existe un suceso en su vida que resulta llamativo.

 

Su biógrafo Guerra, sin dar mayores detalles nos cuenta que sufrió una grave afección cerebral, y que sus amigos pensaban que podía morir o perder la razón; razón por la cual se permitió su regreso a San Juan, en donde se restableció. 

 

Nerio Rojas, autor del libro "Psicología de Sarmiento" especula que puede haberse debido el suceso a una fiebre tifoidea sufrida por el sanjuanino. 

 

Según Lugones, de aquel tiempo parece que le quedó endilgado el sobrenombre de “loco”.

 

Otro de los rasgos salientes de su personalidad, y esto no es un secreto, parece haber sido su vanidad

 

Una caricatura de "El Mosquito" nos muestra a Sarmiento con el título de Don "Yo”.


Las anécdotas son innumerables. 

 

Ya viejo, se había quedado prácticamente sordo, y asistía a las sesiones del Senado con una especie de bocina o cornetín que se colocaba en el oído para escuchar. 

 

Unos jóvenes, burlándose de su vejez y sordera hicieron un comentario que él advirtió, entonces les dijo "Jovencitos sepan que yo he venido aquí a que me escuchen, no a escuchar".

 

Es muy conocido el incidente que mantuvo con una dama en oportunidad de dar una conferencia. 

 

Al referirse a Shakespeare, habría Sarmiento pronunciado el nombre del genial dramaturgo tal como se escribe, entonces una señora se permitió corregirlo. 

 

"Habrá querido decir shécspir (textual) señor Sarmiento"; lo cual provocó que continuara dando toda la conferencia en inglés, idioma que manejaba a la perfección. 

 

Él defendía la idea de que debía pronunciarse tal como se escribía.



Su vanidad le hizo otorgarse, casi él mismo, el grado de General de Ejército, cuando en realidad jamás comandó tropa alguna

 

Daguerrotipo del sanjuanino posando luego de la Batalla de Caseros (1852).

El general Sarmiento frente a la cámara - Daguerrotipo del sanjuanino posando luego de la Batalla de Caseros (1852). "LA PRENSA", 21.09.2020

 

Le hubiese gustado, pero era un hombre profundamente civil. 

 

De todas formas, valor no le faltaba, todo lo contrario, pero carecía de disciplina para ser militar. 

 

Y también sabía admirar. Admiraba sin tapujos al General José María Paz, tal vez el mejor táctico que ha tenido nuestro ejército.



Esa misma vanidad le hizo escribir hasta los detalles más nimios de su vida cotidiana

 

Nadie como él se encuentra presente en sus propios escritos.

Sarmiento en realidad carecía de formación académica. 

 

Jamás había asistido a lo que hoy llamamos colegio secundario. 

 

Si alguna vez tuvo un maestro, fue su tío de Oro, luego todo se lo debe a sí mismo. 

 

Dueño de un tesón y una fuerza de voluntad como ningún otro personaje de nuestra historia, aprende varios idiomas sin profesor que lo guíe, sólo con la ayuda de algún diccionario.


 
El italiano lo aprende solo, en San Juan en 1.837; redactando El Mercurio en Chile se familiariza con el portugués "que no requiere aprenderse" según su propia confesión. 

 

En París se encierra con una gramática y un diccionario quince días y traduce seis páginas de alemán. 

 

Con respecto al inglés, destinaba la mitad de su sueldo en Chile para pagarse un profesor, y pagaba al sereno de su barrio para que lo despertase a las dos de la mañana a fin de poder  estudiar antes de irse a trabajar. 

 

Así llegó a traducir la colección completa de Sir Walter Scott.


En ocasiones, era presa de un frenesí de actividad que era imposible controlar.



Cuando redactaba un diario, mandaba por día tres o cuatro editoriales, y era común pasar la noche en vela escribiendo. 

 

Estando en Yungay en 1852, luego de su rompimiento con Urquiza, le escribe a Mitre: "Rasguño la silla en que estoy sentado, tallo la mesa con el cortaplumas, y me sorprendo mordiéndome las uñas…" 

 

Se hallaba sometido a una inactividad enervante.


De la misma manera, había períodos en los cuales caía presa de la más honda melancolía.



¿Sería lo que hoy llamamos un bipolar?



Era desordenado y abordaba los temas más insólitos, desde una comparación de Rosas con Felipe II, a un estudio sobre el ave "la chuña".

 

Según Augusto Belin Sarmiento, uno de sus biógrafos, tenía una memoria prodigiosa y era capaz de citar con exactitud, página y párrafos incluidos, un escrito de un libro de seiscientas páginas.



Era extremadamente impulsivo y aunque parezca mentira, muchas veces escribía o hablaba presa de la irreflexión

 

De allí provienen sus frases poco felices "no ahorre sangre de gauchos" o el aplauso público de la ejecución del Chacho en Olta; o el consejo acerca de lo que debía hacerse con Urquiza luego de la victoria de Pavón: "La horca o Southampton".



Sus impulsos no rehuían la lucha física. 

 

A cierto Coronel de apellido Mur, le había prometido en Chile "cruzarle la cara a chicotazos", algunos años después lo encuentra en Buenos Aires, en la calle Cangallo, frente al Teatro Argentino, y le azota la cara con un rebenque.



¿Era un hombre triste?



No lo creemos. 

 

Su espontaneidad no dejaba de lado el humor, como cierta vez, que siendo Presidente hace desternillar de risas a sus ministros leyéndoles un escrito suyo, y al concluir se pone serio y les dice: "Era sólo para despuntar el vicio"

 

Cuando visitaba escuelas, no había nadie más bromista que él con los chicos.


En ocasiones padecía de cierto delirio de persecución, suponía a los demás complotados en su contra.



Fue, por sobre todas las cosas, un hombre de una fuerza poderosa. 

 

Sin escuela llegó a ser Doctor Honoris Causa de una Universidad Norteamericana, a aprender cinco idiomas. 

 

Sin partido político ni ejército llegó a Presidente del país.

...

fuente

"LOS ANDES", 29.03.2014

 

1 comentario:

  1. Muy interesante. Un ilustre personaje. Me agrada. Aspectos del sanjuanino que desconocía

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¡BIENVENIDOS, GRACIAS POR ARRIMARSE!

Me atrevo a interpelar, por sentirlos muy cercanos, por más que las apariencias parecieran indicar lo contrario; insisto en lo de la cercanía, por que estamos en el mismo bote – que hace agua - , tenemos pesares, angustias y problemas comunes, recién después vienen las diferencias.

La idea es dialogar, hablar de nuestras cosas, hay textos que nos proporcionan la información básica – no única-, solo es una propuesta como para empezar. La continuidad depende de Ustedes, un eventual resultado adicional depende de todos.La idea es hablar desde un “nosotros” y sobre “nuestro futuro” desde la buena fe, los problemas exigen soluciones que requieren racionalidad, honestidad intelectual que jamás puede nacer desde la parcialidad, la mezquindad, la especulación.

Encontraran en “HASTA EL PELO MÁS DELGADO ...”, textos y opiniones sobre una temática variada y sin un orden temporal, es así no por desorganizado, sino por intención – a Ustedes corresponde juzgar el resultado -.Como no he vivido en una capsula, ya peino canas, tengo opiniones y simpatías, pero de ninguna manera significa dogmatismo, parcialidad cerrada.Soy radical (neto sin adiciones de letras ninguna), pero no se preocupen no es contagiosos … creo, solo una opción en el universo de las ideas argentinas. Las referencias al radicalismo están debidamente identificadas, depende de Ustedes si deciden “pizpear” o no.

El acá y ahora, el nosotros y el futuro constituyen la responsabilidad de todos.Hace más de cuatro décadas, en mi lejana secundaria, de una pasadita que nos dieron por Lógica, recuerdo el Principio de Identidad, era más o menos así: “Si 'A' no es 'A', no es 'A' ni es nada”, por esos años me pareció una reverenda huevada, hoy lo tomo con mucho más respeto y consideración. Variaciones de los mismo: no existe un ligero embarazo; no se puede ser buena gente los días pares.

Llegando al Bicentenario – y aunque se me tildé de negativo- siento que como pueblo, desde 1810, hemos estado paveando … a vos ¿qué te parece?. En algún momento perdimos el rumbo y ahí andamos “como pan que no se vende. Cuentan que don Ángel Vicente Peñaloza decía: “Como ei de andar, en Chile y di a pie, cuando hay de que no hay cunque, cuando hay cunque no hay deque”.

De tanto mirarnos el, ombligo y su pelusa, tenemos un cerebro paralitico, cubierto de telarañas y en estado de grave inanición. Padecemos una trágica concurrencia de factores que nos impiden advertir – debidamente -, este, nuestro triste presente y lo que es peor aún, nos va dejando sin futuro.

A los malos, los maulas, los sotretas, los villanos, los mala leche, los h'jo puta, los podemos enfrentar pero … ¿qué hacemos con los indiferentes, con los que solo se meten en sus cosas, y no advierten que el nosotros y el futuro por más que sean plurales son cosas personalisimas? Y luego dicen que quieren a sus hijos y su familia; ¡JA!, ¡doble JA!, ¡triple JA! (il lupo fero).

¡¡EL REY ESTÁ EN PELOTAS!!, dijo el niño de la calle, hijo de padre desconocido y madre ausente, ese niño es mi héroe favorito.

¿QUÉ ES PEOR LA IGNORANCIA O LA INDIFERENCIA?

¡¡NO LO SÉ Y NO ME IMPORTA!!

El impertinente, el preguntón es nuestra esperanza, nuestro “Chapulin Colorado”.

Mis querido “Chichipios” - diría don Tato- no olviden que además de ver el vaso medio vació o medio lleno, hay que saber que contiene – sino que le pregunten a Socrates - ¡Bienvenidos! Adelante. Julio


Mendoza, 11 de noviembre de 2009.