“The
Mapuche Nation”...
REYES FRANCESES PARA LA PATAGONIA
- Ver la entrada del 09.08.2017, "The Mapuche Nation” -
{En una primera lectura, puede considerarse un personaje y una historia bizarra. Sin embargo es conveniente no tomarla a la ligera.}
ORELIE ANTOINE 1º - 1860
FACUNDO JONES HUALA - ¡¡¡¿¿¿2017???!!!
Excluidos de la historia que hemos aprendido, han
vivido personajes y sean cumplido acontecimientos pocos recordados u olvidados
y que sin embargo tuvieron en su momento particular interés.
Tal el acontecimiento histórico al que vamos a
referirnos, en el cual jugó el papel protagónico el ciudadano francés Orelie
Antoine Tounens o Thounes quien actuó, como se verá, no solamente en la
República Argentina, sino también y en mayor medida, en nuestra vecina
República de Chile.
ANTECEDENTES
En la primera mitad del siglo XIX, las regiones del
Sur de Chile y La Argentina estaban habitadas por tribus de indios Pehuelches,
Mapochos, Araucanos, Hueliches, etc.; gozaban de una independencia total en
relación a los gobiernos constituidos en la Argentina y Chile, no teniendo otra
fuente de autoridad que la de sus propios caciques.
Si bien es verdad que los gobiernos de las dos
Repúblicas tenían derechos sobre todas esas tierras, las circunstancias
políticas y geográficas impidieron la realización de actos de autoridad o de
posesión formal reiterados.
Dos siglos antes durante la conquista las tribus
Araucanas guerrearon con las fuerzas españolas, que se habían establecidos en
la Capitanía de Chile.
Como consecuencia de esas acciones militares, se
firmó el Tratado de Quillen en el año 1641, por el cual la Corona de España
reconocía el río Bio-Bio como frontera de la Capitanía de Chile y los
araucanos, confirmándose posteriormente este hecho por un nuevo tratado
denominado de Negrete, en el año 1773, y ratificado a continuación por otro que
se designó Tratado de Santiago. (1)
Será necesario aclarar si esos documentos a los que
se denomina Tratados fueron tales, reconociendo la real independencia de
Araucania como un Estado o simplemente el otorgamiento de una especie de
autonomía a las tribus araucanas, dado que en esos tiempos, las posibilidades
de control real escapaban a los medios de la autoridad de la Capitanía General.
Las dilatadas distancias, los casi inexistentes
medios de comunicación, la mínima densidad demográfica, hacían poco menos que
imposible el verdadero ejercicio de la autoridad jurisdiccional, por lo cual
bien pudo confundirse el estado de independencia con el de autonomía lo que
hizo decir al historiador chileno Horacio Lara (año 1889), en su estudio
titulado “Crónica de Araucanía”: “… en el estado de absoluta independencia en
que Araucanía había permanecido hasta 1860”.
La verdadera autoridad era ejercida solamente por
los caciques.
Tal era la situación del Arauco y el panorama
reinante, cuando llegó a las costas chilenas el ciudadano francés Orielie
Antoine de Tounens.
EL PERSONAJE
¿Quién era este personaje? Nacido en Francia, en el
Perigord, pertenecía a una familia que si bien no era de altísima clase social
o nobiliaria, tampoco era de la clase humilde, pues tradicionalmente estaba
arraigada en Tounens de Perigord con raíces profundas en los siglo anteriores.
Ya en 1668, la familia Tounens está firmemente afincada en la Parroquia de santa Eulalia,
burgo de Chournac, como propietaria de tierras (por ello hombre libre, no
dependiente del Señor de la comarca).
Era el jefe de la familia Juan de Tounens, cuya
descendencia habría de continuar en los años posteriores, hasta llegar a otro
Juan de Tounens, padre del personaje que nos ocupa.
Integrante de una familia de ocho hermanos, nuestro
hombre buscó horizontes distintos al de agricultor, por lo cual se orienta a
otras actividades, llegando a obtener los despachos de abogado, según unos,
procurador, según otros; instalando luego un estudio que prontamente vendió
para emprender viaje a Chile, a donde llega en el año 1858, desembarcando en
Coquimbo y permaneciendo después durante dos años en Valparaiso.
COMIENZO DE LA EMPRESA MONARQUICA
¿Cómo nació en su cerebro la idea de la magna idea
de organizar un reino? ¿Fue después de estar en Chile y conocer las condiciones
en que se encontraban las desérticas regiones del Sud? ¿En Francia, por
estudios o noticias recibidas de estas comarca, inspirándose en otras figuras de navegantes o
descubridores del pasado? ¿O experimentó la emulación de acontecimientos como
los de la India, en la que fue protagonista el inglés Clive?
Los conocimientos que existían en Europa el siglo
pasado, sobre las condiciones y características de estos países de América de
Sud, eran una mezcla de noticias verdaderas y de imaginerías fabulosas, que
hacían aparecer como campos propicios para todas las posibilidades; desde el
logro rápido de fortunas a lo Creso; hasta la conquista de reinos.
Para la mayoría de los europeos, la América seguía siendo el Eldorado de los primeros
conquistadores.
Las fabulaciones, la novelas, las narraciones
fantásticas, referidas a nuestras tierras, permitían alimentar las más inverosímiles
esperanzas.
El mismo impulso que llevó en el año 1884 al
ciudadano francés Clemente Cabanettes, nacido en el Departamento de Aveyron, a
fundar en pleno desierto, la que hoy es la floreciente ciudad de Pigüe, lo
llevó también a Orelie Antoine Tounens de querer fundar un reino, en regiones
mucho más alejadas de la civilización.
Pero volvamos al acontecimiento en sí. Mientras
Orelie Antoine estaba en Valparaiso, trabó relaciones y conocimientos con las
tribus araucanas y sus caciques.
¿De qué medios se valió? ¿Qué argumentos esgrimió
ante los jefes caciques? ¿Cuál fue su presentación? Lo ignoramos.
Pero quizá le fue útil a sus propósitos la leyenda
existente en las tribus araucanas de que en algún momento aparecería un hombre
blanco que les traería gloria y libertad.
Lo cierto es que el 17 de noviembre de 1860, se
cumplió su proclamación como ORELIE ANTOINE TOUNENS 1º, Rey de Araucania.
Según el historiador Marc Augier de Saint Loup en
su libro “El Rey Blanco de la Patagonia” (París 1955), se efectuaron asambleas
muy numerosas desde el mes noviembre hasta el de diciembre en que las tribus
Quicheranas y de Taiguin, las que reunidas bajo la dirección del muy poderoso
cacique Guentucol, rodean a Orelie y le proclaman su rey.
Este aserto fue confirmado por la declaración del
ciudadano chileno Rosales, en el proceso que las autoridades chilenas le
hicieron posteriormente al Rey diciendo: “…que todos los araucanos lo rodearon
y la saludaron como Rey”.
Obtenida la aceptación de los caciques de la
mayoría de las tribus araucanas, y particularmente el apoyo incondicional del
cacique Quilapan que era el que gozaba de mayor autoridad.
Orelie Antoine se decide a sancionar en forma
auténtica su advenimiento al trono creado por su iniciativa, y dicta su primer (sic)
resolución que es la siguiente:
“Nos, Príncipe de Araucania Orelie Anrtoine Tounens.
“Considerando que:
“Las extensas tierras del Arauco son independientes y no
“dependen de ningún Estado reconocido, y que actualmente “se encuentran
divididas en numerosas tribus, lo que “reclama para su progreso y adelanto la
constitución de un “Gobierno Central, tanto en el orden genera como en el “particular:
“Decretamos lo que sigue a continuación:
“Art. 1º.- Se funda una Monarquía constitucional y “hereditaria
en el Arauco, siendo designado por la voluntad “de todos, como Rey, el Príncipe
Orelie Antoine de Tounens.
“Art.2º.- En caso que el Rey no dejase descendientes “directos,
sus heredero serán tomados de las otras ramas “de su familia, siguiendo el
orden que ulteriormente se “establecerá por real decreto.
“Art.3º.- En tanto se constituyan los Cuerpos del Estado
“Araucano, los Decreto reales tendrán fuerza de ley y “deberán ser obedecidos.
Fechado en Araucania el 17 de “noviembre de 1860 – Firmado Orelie Antoine 1º.
Por el Rey refrenda y firma el Ministro Secretario de Estado del Departamento
Legal – Firmado: F. Desfontaines”.
Proclama la monarquía, quiere el monarca darle una
organización al estilo europeo y redacta una Constitución que ha de regir los
destinos del Estado; Constitución que, debidamente refrendada por quien
corresponde, da a publicidad, para lo cual envió copias al diario “El Mercurio”
de Valparaíso y a la revista Católica de Santiago que la publicaron
textualmente.
Al mismo tiempo que publicaba tan trascendental
documento, cursaba comunicación oficial al Presidente de Chile, que en ese
momento era don Manuel Montt.
Como era la práctica estrictamente protocolar,
escribió una carta autógrafa al nombrado Presidente redactada en estos
términos:
“Excelencia: Nos ORELIE ANTOINE 1º, por la gracia de
Dios, “Rey de Araucaria, nos hacemos un honor comunicarle que “acabamos de
fundar el Reino de Araucanía y pedimos a “Dios, Excelentísimo Señor que os
tenga en su Santa y “digna guarda. Fechado en Araucanía el 17 de noviembre de
“1860. – Orelie Antoine 1º”.
Esta carta lo mismo que el decreto de fundación del
Reino, está refrendada por el mismo señor Defontaine, pero esta vez, como
Ministro de Relaciones Exteriores.
Ya tenemos el reino de Araucanía y a su Rey.
¿Cómo se convierte también en Reino de la
Patagonia?
Las repuestas de los caciques patagónicos a las
exhortaciones de Quilapan, comienzan a llegar, aceptando unánimemente este
acontecimiento extraordinario.
Todo ellos manifiestan deseos de incorporarse a
esta nueva monarquía que les asegura orden y libertad, y sobre todo los pone a
cubierto (según creencia) de la codicia de las fuerzas blancas vecinas.
El 20 de noviembre, vale decir dos días después,
tira un nuevo decreto:
“considerando que los indígenas de la Patagonia tienen
los “mismos derechos que sus hermanos los araucanos y ha declarado solemnemente
que quieren unirse a ellos: ordenamos y decretamos que la Patagonia queda unida
desde hoy a nuestro Reino de Araucanía, etc., etc.”
Es por este decreto que la Patagonia desde el Río
Negro hasta el Estrecho de Magallanes y desde el Ande hasta el Océano Atlántico
quedó incorporada al Reino de Orelie Antoine 1º.
Cumplidas todas estas acciones, designa su representante ante
Francia al ciudadano, del Perigord,
Lagrange, y en esa carta poder que le envía lo instruye para gestionar el
reconocimiento del emperador Napoleón III y al mismo tiempo gestione un
empréstito de 50 millones francos.
Señalemos que, a pesar del cumplimiento de las
gestiones encomendadas, el emisario no obtuvo el reconocimiento del Emperador
Napoleón, seguramente porque éste se sentiría escéptico sobre las posibilidades
monárquicas en los países de América, después del resultado poco favorable de
su aventura en México con Maximiliano de Austria.
Mientras se iban cumpliendo estos acontecimientos
no dejaban de preocupar a Orelie Antoine las posibles desinteligencias que
surgirían con el gobierno de Chile, por lo que comienza a organizar su
ejército, tratando de obtener armas en Europa y en las ciudades fronterizas de
la Patagonia.
Cuidadoso de conservar el orden interno y de
acrecentar su ascendiente, viajaba a menudo a caballo (único medio de
movilidad) rodeado de una pequeña escolta, integrada por fieles amigos y una
especie de valet de nombre Rosales que fue quien poniéndose al servicio de los
chilenos, le fue infiel a Orelie Antoine, llevándolo a una emboscada, en la que
aquellos lo hicieron prisionero el 05 de enero de 1862.
Un año y días había durado su reinado.
Desde esa fecha, los acontecimientos comienzan a
serle adversos.
Pierde su libertad y es mantenido preso durante
siete meses, sin que se tuvieran con él mayores consideraciones.
Como consecuencia de un diálogo un tanto brusco mantenido
con el coronel Savedra (sic), jefe chileno de las fuerzas fronterizas, y
en el cual Orelie Antoine mantuvo su empaque personal, fue encerrado en un
calabozo carente del confort y la higiene más elemental; encierro que se
prolongó más de lo debido, lo que le produjo un fuerte quebranto nervioso y el
debilitamiento de su salud.
Un rasgo notable de su físico era su larga
cabellera y su abundante barba negra que le daban aspecto de mesías y que quizá
le hayan servido como ascendiente sobre los caciques.
Durante los meses de su prisión, fue perdiendo sus
atributos capilares, llegando a quedar absolutamente calvo.
Más como posteriormente, ya de regreso en Francia,
recuperó toda su cabellera, podría hacerse un diagnóstico retrospectivo de
alopésia nerviosa.
Trasladado a Santiago, inicialmente como bandido,
se pide para él la pena de muerte; pero posteriormente, se cambia de criterio y
se le considera como alienado mental, a pesar de que los médicos Burke y
Faynaud, que lo revisaron, informaron que “gozaba de plena salud y perfecta
razón”.
A pesar de ello, sus jueces mantuvieron el fallo de
alienación mental y se le condenó a la internación en el Hospital de Alienados
de Santiago, con la declaración expresa de que “Puede ser tutelado por sus
familiares o por el Encargado de Negocios de Francia”.
Es la intervención de este último funcionario, que logra su libertad,
para ser embarcado con destino a Francia, en os primeros meses del año 1862.
Mientras sucedían esos hechos, las tribus quedaron bajo el mando de u o
de sus lugartenientes indios, el cacique Quilapan.
SEGUNDO VIAJE
Ya en Francia, las actividades de Orelie Antoine 1º están dedicadas a
obtener el empréstito que había encargado a su representante Lagrange,
interesando inclusive a banqueros y al mismo gobierno de Francia, uno de cuyos
ministros, M. Bagne, demostró singular interés por los hechos narrados.
Como consecuencia de esta actividades emprende un segundo viaje,
efectuado en una embarcación fletada especialmente para ese fin según unos;
según Giménez Abendaño, la nave pertenecía a la armada francesa.
Según Braun Menéndez en su libro “El Reino de Araucanía y Patagonia”,
no puede dudarse que esa nave perteneciese a la armada francesa, llegando a
afirmar que la fragata se denominaba “Entrecasteux”, que en su viaje a las
posesiones francesas de la Oceanía lo transportó hasta las costas patagónicas.
Es así que a mediados del año 1869, desembarcó sigilosamente en la
Ensenada de San Antonio, lugar desértico, pero en el cual lo esperaban algunos
de sus amigo y partidarios, con los cuales emprendió la difícil travesía desde la costa Atlántica hasta el Arauco.
En este largo viaje llegó hasta la isla de Choele-Choel, donde lo
esperaba el cacique Lemunao, de la tribu chilena Leculman.
Había sido enviado por el cacique Quilapan, que había quedado al frente
de las tribus después del destierro de Rey.
Acompañado por Lemunao, atravesó la Cordillera de Los Andes siguiendo
una línea paralela al curso del arroyo Picun- Leofú, afluyente del Limay,
atravesando por el paso de Llaima por el Lonquimay para llegar directamente a
Mapu, lugar de residencia de Quilapan, enclavado en plena selva araucana, y
alejada por ello de la acción de a fuerzas chilenas, siempre al mando del
coronel Cornelio Saavedra, ya mencionado.
Este militar que comandaba las operaciones contra los araucanos, tenía
instalado su cuartel general en el fortín de Folden; tan pronto como fue
informado por sus amigos de la llegada de Orelie Antoine 1º curso comunicación
urgente a su gobierno anoticiándolo que:
“… ha entrado en territorio de Arauco el aventurero
Antoine “Orelie, que viene acompañado de numerosas personas y “muchos indios
que han ido en su busca, lo que vienen bien armados y pertrechados…”
Y más adelante en su comunicación insiste:
“… que por estas razones he procedido a tomar las
medidas “militares correspondientes, ante la inminencia de actividades indias,
que pueden escapar al control de suscripto…”
El coronel Saavedra convocó inmediatamente una gran reunión de los
caciques que consideraba adictos, planteándoles la necesidad de no obedecer al
titulado aventurero y por cuya cabeza ofrecía
“dos almudes o cutamas de pesos fuertes, autorizando a
difundir esta oferta por todos los límites de la tierra…”
Y, consecuente con los propósitos enunciados después de haber planteado
las operaciones militares con sus ayudantes, Saavedra ordenó el comienzo de las
hostilidades concentrando seiscientos hombres en la localidad de Puren con
artillería, infantería y caballería.
El 19 de febrero de 1870, estas tropas iniciaron el avance,
internándose en las tierras del Arauco arrasando los sembrados y quemando
ruca tiendas.
Orelie Antoine 1º al enterarse que se había puesto precio a su cabeza,
dirigió una nota al general en jefe de las fuerzas chilenas, general Pinto, en
la que protestaba por lo que consideraba una indignidad contraria a las leyes
de la guerra, pues se le negaba la condición de beligerante, como si fuera un
delincuente común.
Imposibilitado de continuar la lucha en condiciones tan desventajosas,
y sabiendo que algunos de los caciques que se le manifestaban fieles habían
asistido a la reunión presidida por el coronel Saavedra, el Rey resolvió
retirarse, declarando que lo hacía para evitar a los araucanos los tremendos
males que significaba la actitud de las tropas victoriosas que empleaban los
recursos de la tierra arrasada.
Luego tomó contacto con el cacique Quilapan, y le declaró que tras su
persona llegarían de Francia armas, soldados y cañones para combatir al
gobierno de Chile.
Pero esta promesa nunca fue cumplida y posiblemente ello fue lo que
trajo la defección de algunas tribus desilusionadas por ese incumplimiento.
Por esa razón, se le ha hecho a Orelie Antoine el cargo de embustero;
ello esta desvirtuado por el hecho de que mientras duró este levantamiento
indio, la misma fragata “Entrecasteaux”, que lo dejó en la playa atlántica,
permaneció largamente fondeada en la rada de Levú, como esperando el resultado
de la lucha.
Es así que el mismo coronel Saavedra al enterarse de esto, vuelve a
dirigirse a su gobierno urgiendo la definitiva conquista del Arauco,
“… para cerrar las locas aspiraciones de cualquier
“aventurero extraño que pretenda establecer un Estado Independiente en las
tierras de Chile, quien sabe si con la protección de algún país que no
sospechamos”
Derrotado antes de combatir, Orelie Antoine vuelve a pasar por el paso
del Llaima, atravesando una vez más la cordillera hacía el Atlántico llegando a
las tolderías de Rauque-Cura, cacique y amigo fiel, para luego dirigirse a las
tolderías de Juan Calvucurá en las Salinas Grandes, donde traba conocimiento
con el coronel argentino Murga (encuentro
que posteriormente ha de tener singulares consecuencias) y de allí a
Bahía Blanca, donde embarca en vapor “Patagones”, para llegar a Buenos Aires,
donde los diarios e hacen eco de la llegada del rey aunque ironizando el hecho.
Después de una corta estada en Buenos Aires, se traslada a Montevideo
para embarcarse nuevamente hacía el Viejo Mundo.
TERCER VIAJE
De regreso a Europa se instala en Inglaterra permaneciendo allí durante
un año.
Interesa a comerciantes y banqueros los cuales fieles a sus hábitos utilitarios,
piensan aprovechar los sueños de gloria y grandeza de Orelie Antoine 1º en beneficio de sus prácticas
comerciales.
Por eso este tercer viaje es auspiciado y patrocinado por una compañía
organizada por la casa de banca “Nociles Carter y Cía.”, que indican para
acompañar al rey al barón Henri de Coeliu, como representante de la casa de
banca y a un tal comandante Jules Peuchot como sobrecargo.
Lo extraño de este tercer viaje es que Orelie Antoine 1º, tan celoso de
su majestad de sus prerrogativas, se
aviniera a viajar en una posición secundaria, pues lo hizo bajo el nombre de
Juan Prat y como simple empleado de la compañía.
Muchos de los detalles de este tercer viaje se deben a los estudios por
Braum Menéndez y Castro Tossi.
Por ello sabemos que la travesía por el Atlántico se efectúa sin
inconveniente alguno, llegando nuestros tres personajes a la ciudad de
Montevideo, donde los esperaba el ciudadano José Fernández Simonet, que había
salido de Francia algunos meses antes.
Todos ellos pasan rápidamente por Buenos Aires, siguen viaje a Bahía
Blanca en el navío “Pampita” llegando a la ciudad nombrada el 31 de mayo y
tomando contacto de inmediato con los hermanos Claraz, uno de los cuales había
conocido al rey Orelie cuando de regreso del segundo viaje lo hospedó al
trasladarse a Buenos Aires.
En la ciudad de Bahía Blanca, los primeros 20 días gozó de absoluta
libertad, lo que aprovechó para comunicarse con sus parciales, recorriendo la
región a caballo y provocando una gran reunión de nativos en Huachamapú.
Poco tiempo después comienza una agitación desusada en las tribus de
Percundo, Leuvucu, Grandichadihue y Caleovú.
Esta actividad fue inmediatamente conocida por los comandantes de la
zona entre los cuales se encontraba precisamente el coronel Murga, que había
conocido con anterioridad a Orelie Antoine en las tolderías de Salinas Grandes.
El militar argentino, entrando en sospechas sobre los motivos de la
agitación india, impartió orden de arresto para el titulado Juan Prat, en quien
cree reconocer a Orelie Antoine.
La orden de arresto fue cumplida por el comisario de la policía Melchor
Gil, pero no fue duradera, pues recuperó la libertad por intervención de barón
Coellu, aunque debió permanecer en la casa en que se hospedaba, bajo la
vigilancia permanente de la Guardia Nacional a las órdenes del subteniente
Salvador Correa.
A medida que pasaban los días aumentaban las medidas de seguridad
mientras el coronel Murga ordenaba al mayor Caronti que levantara una
información sumaria sobre la personalidad del susodicho Juan Prat,
“en quien he creído reconocer como Orelie Antoine 1º, a
quien traté hace dos años en Salinas Grandes y Patagones”.
De inmediato, el mayor Caronti inicia el sumario llamando a declarar el
señor Jorge Claraz, quien manifiesta ignorar la verdadera personalidad de la
persona sospechada, expresándose de la misma forma los señores barón Coellu y
Jules Peuchof.
En cambio el soldado Joaquín Montiel, que acompañó al coronel Murga en
el mencionado viaje a Salinas Grandes, manifiesta que cree reconocerlo como
Orelie Antoine 1º.
Juan Prat eleva formal protesta al coronel Murga, por lo que considera
detención injusta, ofreciéndole este militar la alternativa de dirigirse a la
ciudad de Patagones, ya sea bajo custodia, o ya sea solo, dirigiéndose a
caballo en etapas de fortín a fortín.
Temiendo por su vida, opta por el primer temperamento, trasladándose a
Patagones siempre acompañado por los otros personajes que integraban el grupo.
No existe precisión en la fecha de traslado de Patagones a Buenos
Aires, donde se encuentra el 17 de julio de 1874, permaneciendo bajo vigilancia
hasta el mes de octubre del mismo año, en que por gestiones del ministro
francés, se le levanta la interdicción, embarcándose nuevamente para Francia.
CUARTO Y ÚLTIMO VIAJE
Este último viaje no es ni con mucho semejante a los anteriores, en que
nuestro héroe, lleno de fe y salud luchó (desde luego desventajosamente) para
volver a las tierras que consideraba le pertenecían.
Con nuevas ayudas económicas se embarca una vez más para Montevideo,
con solo un acompañante.
Su llegada al puerto de destino está rodeada de adversidades, pues es
víctima del robo de su equipaje, y al llegar a Buenos Aires es acusado calumniosamente
de contrabando, por lo que el rey y su acompañante son arrestados en el mismo
puerto, aunque recuperando de inmediato la libertad.
Inicia gestiones para instalarse
en la isla de Choele-Choel amparándose en las reglamentaciones
inmigratorias que acuerdan a los
inmigrantes tierras para afincarse y trabajar.
Seguramente elige ese lugar, para estar más cerca de los territorios
del Sud, pero antes de que hubiera recaído alguna resolución sobre su
solicitud, cae gravemente enfermo, debiendo ser intervenido quirúrgicamente de
un proceso abdominal.
Alcanza todavía a realizar un viaje hasta el Azul, para tomar contacto
con gente amiga, pero sin recursos y sin posibilidades éxito para sus propósitos
(pues ya ha comenzado la transformación de las condiciones de vida de la
Patagonia y Araucanía por los iniciales aportes inmigratorios), se embarca esta
vez definitivamente para Europa en el vapor “Paraná” de la Cía. Menssageries
Maritimes, el 26 de setiembre de 1877.
Un año después de haberse instalado en la localidad de Tortoirac, en la
Dordogne, termina su azarosa existencia, falleciendo el 17 de setiembre de
1878; la misma fecha en que, años antes, creyó tener en sus manos la gloriosa
consagración.
A pesar de que recibía ayuda económica de algunos amigos, su situación
en los últimos tiempos fue bastante precaria, razón por la cual los gastos de
inhumación fueron costeados por la Municipalidad, colocando en su tumba la
siguiente lápida:
“Aquí reposa Tounens Orelie “Antoine 1º, Rey de
Araucanía y Patagonia”
Debe señalarse como hecho curioso, que su tumba tiene esculpida una
corona igual a la que aparece en la figura del Rey de Corazones de los naipes
franceses, pues el escultor debió desconocer la verdadera que pudo haber usado
Orelie Antoine.
A pesar de los años transcurridos desde aquella época, el recuerdo del
personaje se ha mantenido vivo en Tortoirac, por esa devoción profunda que los
pueblos europeos por todo lo que represente alguna tradición.
Lo demuestra el hecho de que en el año 1960 esa misma población de
Tortoirac realizara una serie de actos conmemorativos del centenario de la
fundación del reino a Araucanía y Patagonia, conmemoración cumplida con el
espíritu monárquico que caracteriza al republicano pueblo francés.
A los actos asistieron el novelista Andre Maurois, el vicecónsul de
Chile en Burdeos y las autoridades locales.
Era un acto casi nostálgico destinado a recordar una personalidad cuyas
condiciones deben haber sido notables si pensamos que consiguió unificar a las
aguerridas tribus araucanas y algunas patagónicas, con la sola persuasión de la
palabra.
En realidad, la gente bearnesa hizo bien en memorar una figura de
características tan insólitas como las de este hombre que, en otros tiempos y
condiciones, tal vez pudo ser un Cortéz, un Pizarro, un Clive, un Rhodes.
LA SUCESIÓN MONARQUICA
Todo este acontecer, mitad ensueño, no termina con la desaparición de
su creador.
Otros aparecerán en Francia, que recogerán la sucesión y trataran de
continuar la empresa.
Durante algunos años figuró como heredero del trono de Araucanía Adrían
Jean Tounens, sobrino de Orlie Antoine 1º.
Pero éste, antes de emprender su cuarto y último viaje, redactó un
testamento por el cual instituía heredero del reino de Araucanía y Patagonia a
su Alteza Real el Príncipe Gustavo Xavier Laverdie D’Alsene, excluyendo así de
trono a Adrían Jean Tounens y sus posibles descendientes.
El 26 de marzo de 1882, se reúne en la Legación del Paraguay,…, el
Príncipe Adrían Jean Tounens, sobrino carnal de Orelie Antoine 1º, y en presencia
de todo el gobierno Arauco-Patagónico constituido en Paris, y los
representantes consulares reconocidos por algunas potencias, firma el acta por
la cual acataba lo resuelto por su tío, reconociendo como rey legítimo a
Aquiles Laverdie; abdicando cualquier derecho aún eventual.
Este caballero era hijo único del Beltrand Xavier Laverdie, poseedor de
gran fortuna, que heredó a la muerte de su progenitor.
…
Ya más entrado en años, se dedica a las actividades políticas,
identificándose con el bonapartismo, lo que le permitió ocupar representaciones
importantes.
Cuando se consideraba ya en plena posesión de los derechos sobre el
reino de Araucanía y Patagonia, envía una carta al director del diario “Le
Courrier du Soir”, manifestándose continuador de la obra comenzada por por
Orelie Antoine y expresando que
“… continuará con energía indomable y si la muerte
viniera “a buscarme, existirá algún otro varón que recogerá el “pesado cetro
caído en mis manos”.
Organiza su Corte con numerosos personajes residentes en Francia y
algunos en las lejanas tierras de Arauco.
Designa Ministro de Guerra a José Santos Quillapan, que como cacique lo
hemos visto acaudillando las tribus en
rebelión; de Relaciones Exteriores al Sr. Luis Montret; Ministro de Gobierno, a
otro cacique Francisco Quilahueque; Ministro Consejeros a Giménez de la Rosa,
duque de Valentinois, y Antonio Gross, duque de Nicachel… (que)… desempeñaba
también el cargo de Guardasellos del Reino.
…, integra la Corte con numerosos cargos… y que integraban el Consejo
Privado, el Consejo de la Cancillería, el Consejo Heráldico,…
… nombra sus ayudantes de campo… (a él)… conde de Pasquier de la
Gresseries, comandante del Estado Mayor francés y al barón Henri de Gauplier,
mayor del Ejército suizo.
Otorga título y honores que son
aceptados con orgullo y satisfacción por los favorecidos… el poeta Francois
Copee al que se le otorga el título de duque.
Cualesquiera que hayan sido lo puntos de vista y el pensamiento de
todas esa personas ligadas a la sociedad francesa de su tiempo, ellos acompañaron a Aquiles 1º
en su propósitos, no existiendo razones valederas para calificarlos como “Caballeros de industria, mentecatos, aventureros o incautos” (Braun Menéndez).
Para cumplir lo que entendía que eran su deberes de rey en el exilio,
para con sus súbditos que luchaban contra las autoridades constituidas en Chile
y la Argentina, comenzó la organización de una verdadera expedición, iniciando
negociaciones con los banqueros ingleses Frederick Pool y Joshef Blech, pues
consideraba que su fortuna era insuficiente para llevar a buen término una
empresa de tal importancia.
Esta gestión ante los banqueros fue cumplida por el enviado
extraordinario general conde Beaufroy en el año 1882, llegando a firmarse un
convenio por el cual se acordaba ayuda económica, estableciendo en su Art. 4º:
“… sostener la vuelta del Rey a sus Estados, aún a costa
de “una guerra con los países vecinos”.
Consideraban lo técnicos que actuaban a su lado en esas circunstancias;
que serían necesarios por lo menos tres barcos mercantes con sus tripulaciones
debidamente armadas y dirigidas por oficiales expertos, reclutados en Europa.
No debe llamar la atención esto último, pues en esa época, era
costumbre que militares alejados de sus ejércitos, sea por licenciamiento o por
otras razones, se dirigieran a otros países en busca de trabajo.
Algunos llegaron a la gloria (Brandsen, Brown, Cochrane).
Otros fueron menos afortunados y según el bando en que se enrolaron,
merecieron el calificativo de héroes o de aventureros.
Pero lo que fue imposible solucionar a Aquiles 1º fue la obtención de
navíos de guerra para proteger la expedición, a pesar de que en forma
persistente gestionó de varios gobiernos europeos el otorgamiento de ellos.
Sus consejeros indicaron a Aquiles 1º una gestión ante el gobierno de
Norteamérica (cosa que realizó), Washington se declara neutral, por considerar
que la empresa expedicionaria, si se lleva a la práctica, no vulneraría la
Doctrina Monroe. (De Schryver “El Reino de Araucanía – Patagonia”).
Mientras Aquiles 1º realizaba estas gestiones en Francia, en el Arauco
y en la Patagonia, los caciques Quilapan, Shaihueque, Calfucurá y después
Epulef cumplían acciones esporádicas que fueron perdiendo importancia frente a
la aplastante superioridad de las tropas tanto chilenas como argentinas, por la
mayor capacidad de la oficialidad que comandaba y el armamento moderno usado.
Además las tratativas y gestiones de los gobiernos argentino y chileno
con los caciques de las tribus fueron debilitando su fe en su lejano rey.
Gradualmente se incorporaban los indios a la vida organizada en los dos
países en cantidades cada vez mayores.
A pesar de estas informaciones adversas, Aquiles 1º siguió en la brega,
para desistir en forma definitiva al fracasar su última gestión de lograr ayuda
naval de gobierno de Italia. (De Schriver).
La marcha de los años fue debilitando poco a poco las esperanzas que
pudo abrigar sobre la posible reconquista de lo que consideraba su reino.
El 16 de marzo de 1902, el segundo rey de Araucanía y Patagonia
fallecía en su lujoso palacete de Paris, después de una lucha persistente
mantenida durante 25 años.
ANTOINE II
El tercer rey en el exilio que sostuvo sus derechos al trono de
Araucanía fue designado por Aquiles 1º antes de morir, en la persona de su
Ministro Consejo (sic) Antonio Gross… duque de Nicanahel…
En los dos años que transcurrieron hasta su muerte acaecida en 1903,
gestionó sin éxito, que los gobiernos europeos desconocieran el laudo arbitral
emitido por el rey de Inglaterra Eduardo VII sobre la cuestión de límites entre
Argentina y Chile, argumentando que, desde la promulgación del laudo, las dos
naciones sudamericanas obtienen el dominio sobre el Arauco y la Patagonia, que
le correspondía por derecho.
Las gestiones de Antoine II no fueron coronadas por el éxito, porque la
mayoría de las naciones aceptadas el concepto de “uti possidetis juris”, sobre
el cual se fundamenta el derecho de la Argentina y Chile y aceptado por el
árbitro en e laudo del 20 de noviembre de 1902.
El “utis possidetis juris” es la concepción internacional que surge de
la idea de la continuidad e integridad de los territorios que pertenecieron a
las colonias hispano-americanas y que fueron heredadas por la naciones
constituidas después de sus independencias.
Al surgir estas nuevas naciones lo numerosos territorios desiertos les
seguían perteneciendo sobre la base de que en América no existe el “res
nullius”.
Señalamos entonces como posible, que la razón para que Norteamérica y
Brasil reconocieran a los cónsules de Orelie Antoine 1º, fuera la circunstancia
de que estas naciones e atenían para fundar derechos territoriales a la
“posesión de hecho”; en el entendimiento de que Orelie Antoine era quien había
ejercido el “animus y el corpus” como base del concepto de posesión. (2)
Al morir Antoine II deja heredera de sus derechos a su hija Laura
Teresa 1ª, quien a su vez es heredada por su hijo Jacques Antoine III.
Desde este momento, tanto Laura teresa como Jacques Antoine dejan de
usar el título de reyes en el exilio, usando solamente el de príncipes de
Araucanía.
FELIPE 1º
En la actualidad, la continuidad de esa casa nobiliaria, es ejercida
por Felipe 1º, príncipe de Araucanía, quien encarna la tradición y mantiene las
aspiraciones sobre los derechos que puedan existir.
Francés de nacimiento, presenta la dualidad de su ciudadanía la cual se
honra y cumple religiosamente y la de continuador de la rama dinástica fundada
por Orelie Antoine 1º.
Descendiente lejano de nombrado a través de las alternativas
familiares, ha debido presentarse ante los tribunales franceses, reivindicando
títulos y derechos sobre el principado de Araucanía, lo que le fue reconocido
por resolución del 25 de abril de 1966.
Sus actividades ciudadanas son varias. Director propietario de una
revista hebdomadaria, ocupa distintos cargos en varias empresas comerciales que
le aseguran una situación económica
holgada, cumpliendo también actividades docentes.
La actuación del príncipe Felipe durante la ocupación alemana fue
valiente; a los diecisiete años tomó parte de los combates de la liberación de
París, según certificación otorgada por el Consejo Nacional de la Resistencia,
siendo condecorado con la medalla conmemorativa de estas acciones poseyendo
también la medalla de Caballero de la Orden de las Palmas Académicas.
En cuanto a la otra faz de su personalidad, la principesca, debe
señalarse que la lleva con gran dignidad, pero respetando considerando que le
asisten derechos que generalmente evita ostentar, pero respetando
estrictamente al protocolo cuando las circunstancias así lo exigen.
En numerosas ocasiones se ha afirmado lo imprescriptible de sus
derechos; pero ello es más una manera de exteriorizar una fidelidad a la causa
moral de los pueblos que integraron las regiones Arauco-patagónicas, que una
pretensión viva de orden político.
Ha creado un Instituto de Altos estudios Araucanos, cuya finalidad es
la realización de investigaciones exhaustivas de todo aquello que pueda
significar un aportes valederos para la demostración de la independencia que
gozó la Araucanía en siglo pasado.
Es precisamente este pensamiento el que sostiene el príncipe de
Araucanía a través de artículos, interviús y declaraciones de prensa, sin poner
ningún énfasis en la reclamación de derechos reales, inspirado por el loable
propósito de llamar la atención sobre las malas condiciones en que se encuentran,
según su convicción, las regiones Arauco-patagónicas.
Este concepto ha de haberse modificado, por las informaciones que pueda
haberle brindado el jefe de su Casa Civil, barón Serge de Bengssen, que en año
1965 integró un grupo de cazadores franceses que viajaron a Neuquén en busca de
ciervos, permaneciendo durante una semana en aquellas regiones.
Ese viaje la habrá permitido comprobar la profunda transformación operada
en esas regiones que fueron campo de acción de Orelie Antoine.
Las actividades del príncipe Felipe tienen la virtud de irritar de
tiempo en tiempo a algunos ciudadanos chilenos, que intervienen en el debate
histórico, negando los acontecimientos iniciales que la misma historia chilena
acepta.
Y otras veces, las actividades del príncipe son las que producen
reacciones por lo menos extrañas para nosotros.
El 18 de octubre del corriente año (1967), el príncipe Felipe debía
trasladarse a la ciudad de Houston en el Estado de Texas, Norteamérica, para
presidir un “baile de caballeros”, en el curso del cual otorgaría algunas
medallas conmemorativas y otras distinciones recordatorias, recibiendo la
designación de huésped de honor del Estado de Texas.
La publicidad de este hecho ha motivado la protesta primero del
embajador chileno… y luego la del cónsul en Texas, negando la representación
principesca invocada y las Ordenes de Caballería que iba a otorgar…
Por supuesto, nadie piensa que nuestra Patagonia y la región araucana
de Chile puedan dejar de pertenecer a sus respectivas nacionalidades ni aceptar
un gobierno que no sea el de sus países.
Pero eso no autoriza a disminuir moralmente a los sucesores de Orelie Antoine
1º, que mantienen una tradición desprovista ya de toda intención política. Que
la mantienen simplemente, por la belleza misma de esa tradición, sin otro
propósito – a nuestro juicio – que el respeto por la memoria de un personaje un
poco estrafalario tal vez, pero digno de respeto por su coraje y constancia.
Fuente
Adolfo R. Galatoire
“Reyes Franceses para la Patagonia”
“Todo es Historia”, Nº 8, diciembre 1967
(1) La relación entre españoles y los pueblos originario nunca fue buena, los enfrentamientos se suceden a lo largo de los siglo. En el caso de los Mapuches surgen tratátivas desde el siglo XVII, la tesis de los Mapuches es que fueron Tratados de Estado a Estado, donde se les reconocía independencia y soberanía territorial. Por su parte los españoles intrepretaban que se trataba de "Paces", así las llaman y ponen el acento del reconocimiento de los Mapuches del Monarca español como Señor. Así se puede enumerar el "Tratado" o "Paces" Quillen (1641); "Tratado" o "Paces" de Negrete (1726,1771,1773 y 1803) y que remiten a las varias tratátivas de Santiago.
La única prueba documental es la española y se encuentra en a Archivo de Indias. También debe destacarse que era una práctica española hacer hacer reconocer al rey como monarca de los indios, un ejemplo fue la hecho por Cortéz con Moctuzuma.
(2) Tanto Estado Unidos como Brasil son consecuentes con su propias historias al relacionar la soberanía y propiedad el territorio con el animo de posesión. Estados Unidos entre 1893 y 1867 compra Luisiana, Florida Oriental y Alaska: Además de anexionar Texas luego de una guerra con México. Brasil por su parte debatió durante años con España la demarcación que surge de la Bulas Inter caeteras y del tratado Torrecillas, en el mejor de los casos la porción de terrero sudamericano que le correspondía era mínima, sin embargo en el transcurrir histórico terminó siendo el país más extenso den Sudamérica.
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