25/08 – 11:30 – Este fenómeno de bandas armadas en la cordillera está proliferando porque además de la inacción del Estado, incapacidad e indecisión para combatirlas, se sigue reteniendo en Argentina a Jones Huala, este revoltoso con cuentas pendientes en Chile quien se da el gusto de decir públicamente que “no será argentino por más que lo obliguen” (¿?).
Nosotros le diríamos a este delincuente que los ciudadanos de bien, tampoco lo queremos como argentino; no nos hace ningún favor siéndolo y por ese motivo, debe ser devuelto ya mismo a las autoridades chilenas, donde dudo, tenga la posibilidad de decir tantas pavadas juntas desde la cárcel, ni que los medios de allí lo transformen en “estrella” de algunos trasnochados oportunistas de la política. (Por Rubén Lasagno).
Que el kirchnerismo hoy siga pontificando sobre la situación actual del país como si la realidad argentina hubiera empezado en diciembre del 2015, sin recordar lo que fueron, son e hicieron ellos, o que Jones Huala pueda hablar desde la cárcel diciendo cuanta pavada se le ocurra y le tiendan una mano para que su discurso agonal se difunda como verdad revelada, en absurdas reivindicaciones que ni él se las cree, es posible gracias al país generoso que tenemos.
Recientemente la Nación le hizo una entrevista a este fugitivo de la justicia chilena, que como siempre, nuestros jueces alimentan y contienen sin saber exactamente qué hacer con casos transformados en “emblemáticos”, solo porque alguien dice ser lo que en verdad no es y hay un colectivo de operadores de la delincuencia organizada en el país, que alienta y sustenta, por razones estrictamente políticas, a especímenes de este tipo.
Por supuesto que no vamos a transcribir ni replicar aquí las estupideces dichas por el delincuente pseudo-indigenista preso en Chubut, pero vamos a rescatar un par de “conceptos” que pintan a este personaje de comic como una parte de esa decadencia a la que nos han llevado nuestros sucesivos gobiernos (incluyendo éste), incapaces de producir justicia, brindarnos seguridad, desarrollar políticas públicas, tareas de captación y prevención de problemas sociales y fundamentalmente, debido a un inexistente proyecto de seguridad integral y coordinado, permiten que enjendros (sic) de este tipo se propaguen y hoy estemos viviendo, gracias al impulso de estos grupos, generados y potenciados por quienes perdieron el poder en el 2015, una ola inquietante de violencia que nadie combate, nadie previene y cada vez su accionar es más visible y preocupante.
Hay una seguidilla de ataques, desmanes y atentados caseros (por el momento) y no se advierte en el gobierno nacional y mucho menos en la justicia, la capacidad para desinstalar a tiempo, este germen del mal y la intranquilidad pública.
Por el contrario, se los potencia ignorándolos o lo que es peor, dándole difusión a personajes oscuros y nefastos como el de la nota que nos ocupa.
Seguramente si el gobierno pone empeño y los jueces se deciden a hacer su trabajo, detrás de estos ataques “anarquistas”, van a encontrar nombres conocidos, con firmes ramificaciones en la década pasada y la utilización de mano de obra desocupada de quienes perdieron el poder y tratan de reinstalarse por la fuerza, buscando el caos y la caída del gobierno actual.
Son los mismos que se ocupan de pedir por Maldonado (un hecho absolutamente lícito de gritar para que aparezca con vida), pero olvidan de Julio López, María Cash, Marita Verón y sigue la lista.
Facundo Jones Huala, es hijo de un granjero inglés y su madre era de descendencia mapuche, hoy categorizado por la ignorancia colectiva como “dirigente mapuche”, dice “no ser argentino”, que “no se siente argentino”, pretende que “alguien lo obliga a ser argentino” y que aún así, “nunca lo será” (¿?), pero inmediatamente advierte que “si no logra permanecer en el país, aumentará la violencia de los grupos originarios”; obvio: ¿Dónde va a estar mejor, más seguro y mejor resguardado que en Argentina?.
El tipo es un vago delincuente, pero no es tarado.
Su magnífica estupidez lo hace decir cosas como que su detención es, para él, casi un martirio necesario, que lo empareja con libertarios de otras épocas y expresa “La cárcel y este proceso son parte de mi tribuna, como también lo fue para Fidel el asalto al cuartel Moncada en Cuba”; realmente un estúpido importante.
Este “líder mapuche” es un barilochense que nació hace 31 años y hace diez años vive prófugo de la justicia por varios delitos comunes cometidos aquí y en Chile.
Entre los más graves, tenencia de armas de guerra y el incendio de una propiedad en cuyo interior murió una persona y motivo fundamental por el cual Chile pide su extradición.
Él dice que no tiene ninguna responsabilidad por todo lo que se lo acusa; “la culpa la tiene el blanco”, responde, tratando de hacerse pasar por un aborigen perseguido, algo similar a la delincuente Milagro Sala y no es casualidad que compartan la misma abogada defensora, la Dra Elizabeth Gómez Alcorta, la cual también asiste a la líder del movimiento Tupac Amaru.
Los defensores de este adefesio social, especialmente provenientes de las “voces ocultas” del kirchnerismo residual, pretenden contrarrestar las acusaciones contra Huala (al igual que con sala) alegando una pretendida reivindicación de derechos ancestrales, encuadrándolo en la Ley Antiterrorista aprobada en el 2013, que CFK se ocupó de redactar a la medida de los dilates cometidos por su militancia, al quedar expresada de la siguiente manera en el artículo 3 de la ley 26.734: “Cuando alguno de los delitos previstos en este Código hubiere sido cometido con la finalidad de aterrorizar a la población u obligar a las autoridades públicas nacionales o gobiernos extranjeros o agentes de una organización internacional a realizar un acto o abstenerse de hacerlo, la escala se incrementará en el doble del mínimo y el máximo. Las agravantes previstas en este artículo no se aplicarán cuando el o los hechos de que se traten tuvieren lugar en ocasión del ejercicio de derechos humanos y/o sociales o de cualquier otro derecho constitucional“.
De ahí toda la parodia montada alrededor de este personaje y la justificación de los crímenes del autodenominado Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) y el dubitativo accionar del gobierno nacional que en vez de ejercer su autoridad y aplicar la ley, sigue enredado en la desaparición del ciudadano Santiago Maldonado, cuyo paradero es una obligación institucional del gobierno nacional de establecer y si hubo responsabilidad del personal de Gendarmería, actuar rápidamente, separar a los responsables y meterlos presos.
De no hacerlo, siguen dándole partitura al kirchnerismo o a “defensores” como Huala que en la misma nota reconoció que nunca conoció a Maldonado, pero habla de él como si fuera un Weichafé (Guerrero) de su patética cruzada.
Concluyendo: sobre este delincuente la justicia de Esquel debiera fallar clara y rápidamente a favor de la extradición a Chile.
No hacerlo, es favorecer que esta fenómeno criminal se sigua (sic) enraizando.
Este tipo pregona la violencia y la toma de las armas ¿Qué más necesita de un juez para decidir tirárselo a los jueces chilenos que van a ser menos benévolos?.
No todos son como el Juez Federal de Esquel Guillermo Otranto, quien dictó la falta de méritos de Huala por tomar tierras de Benetton en Chubut y como si eso fuera poco, declaró nulo en primera instancia el pedido de Chile.
Hoy, Mario Das Neves, gobernador de esa provincia, pide juicio político para el magistrado; no es para menos.
Necesitamos jueces y gobiernos que apliquen la ley y pongan sus atributos sobre la mesa cuando se deben juzgar a estos delincuentes que son el germen de la discordia, el caos y la marginación social.
No hacerlo es proveerles a las generaciones futuras, un gran problema que les llevará décadas resolver. (Agencia OPI Santa Cruz)
fuente
"OPI Santa Cruz", 25.08.2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario