EE.UU. - MÉXICO:
"THE WALL" Y RECÁLCULO MUNDIAL
La relación entre EE.UU. y México, en su punto más tenso: dejaron las
chicanas y pasaron a la acción
27-01-2017 Los países viven su peor momento desde la
firma del Tratado de Libre Comercio en 1992.
Los expertos internacionales
pronostican un cambio de las relaciones internacionales y un rediseño del mapa
mundial, que tenía a la primera potencia como garante del orden global tras el
fin de la Guerra Fría
Las relaciones entre México y Estados Unidos
en
la “era Trump” dejaron el plano discursivo para
pasar al plano de las decisiones concretas.
El jueves, la sensación térmica entre
ambos países llegó a la máxima temperatura desde 1992,
cuando firmaron el Tratado de Libre Comercio de América del
Norte, conocido como NAFTA, por sus siglas inglesas.
Tras la serie de medidas de Trump que
minaron la relación con el país vecino, el presidente mexicano,
Enrique Peña Nieto, abandonó la cautela y canceló la
visita a su par estadounidense, encuentro que
el propio Trump opinaría más tarde que sería “infructuosa”.
Pero las reacciones en
el mundo no tardaron en mostrarse.
Especialmente, entre
personas influyentes del país latinoamericano.
Quizás el político mexicano que
levantó más la voz fue Vicente Fox, presidente de esa
nación entre 2000 y 2006.
El exmandatario utilizó su cuenta de Twitter con
un fuerte mensaje dirigido al portavoz de la Casa Blanca.
“Sean Spicer, ya le he dicho a Donald Trump y ahora te los digo a vos: México no les
va a pagar ese jodido muro”, lanzó.
Fox también se preguntó a quién respeta Trump.
“¿Quiénpagará los productos caros luego de la tasa (a
los productos importados desde México) que se les aplique? ¡Los ciudadanos estadounidenses!
No los estás respetando”, disparó.
Incluso, el muro logró unir a
la oposición mexicana.
Andrés Manuel López Obrador,
quien inicialmente estaba de acuerdo con la visita de Peña Nieto a EE.UU., respaldó al mandatario mexicano.
“Se nos está anunciando que el muro se construirá con
una altura de 16 metros en toda la longitud de
nuestra frontera, con un enorme gasto que el
presidente de Estados Unidos buscará cargar a nuestro país. Me
parece que este es el recibimiento que hoy se está haciendo a
los enviados del gobierno mexicano, y que, si está
anunciada una visita del titular del Ejecutivo, se le estará recibiendo con
un portazo en la nariz”, señaló.
Pero las señales de protesta también
se evidenciaron dentro del propio escenario político estadounidense.
“(Las medidas de Trump) son contraproducentes, divisorias e innecesarias. No nos volverán más seguros. No
nos devolverán empleos ni resolverán nuestros retos económicos.
De hecho, harán lo contrario”, sintetizó el
senador demócrata y presidente protémprore de esa cámara Kevin de León.
La prensa internacional teme la
expansión
El conflicto con
México podría leerse como un botón de muestra de
lo que serán las relaciones internacionales con EE.UU.,
amenazando con el orden global.
“La paz que
disfrutamos desde el final de la Segunda Guerra Mundial
tuvo su base en la alianza forjada por los EstadosUnidos como
su pivot, lo mismo que la cooperacióninternacional y
el libre comercio. Donald Trump carece de
este conocimiento básico”, analizó el diario South China
Morning Post de Hong Kong.
En el mismo sentido, el Korea Times asegura
que podrían “redefinirse” las relaciones entre Corea
del Sur y la primera potencia mundial
“Más allá del proteccionismo
comercial, Morgan Stanley especula con que Corea del Sur podría enfrentar los primeros puñetazos,
junto con China y Japón”.
Por su parte, el National Post de Canadá intenta demostrar que
la estrategia de cerrarse con México sería estéril si
no se contempla un panorama más amplio.
“Canadá tuvo un comercio bilateral
con EE.UU. por u$s575.000 millones en 2015, pero el déficit de
Estados Unidos es de apenas u$s15.000 millones. Esto nos recuerda que
9 millones de trabajos en 35 estados depende de las
exportaciones a Canadá”, explicó.
El jueves negro
El conflicto arrancó el jueves,
cuando el presidente de México, Enrique Peña Nieto,
publicó en su Twitter que había informado a la Casa Blanca su ausencia con
su par estadounidense, pautada para la semana próxima.
La gota que colmó el vaso fue el decreto que
el magnate había firmado el miércoles para la construcción del muro fronterizo
que, según él, se planificaría de inmediato y
comenzaría a levantarse en unos meses.
Algunas horas antes, Trump había
advertido que "si Méxicono está dispuesto a pagar por
el muro, tan necesario, entonces sería mejor cancelar la
próxima reunión" con Peña Nieto.
"Estados Unidos tiene un déficit comercial
de u$s60.000 millones con México. Ha sido un acuerdo unilateral
desde el comienzo del TLC con un número masivo
de empleos y empresas perdidas",
había justificado el mandatario estadounidense.
El siguiente punto de quiebre también
ocurrió este jueves, pero en el propio seno de los Estados Unidos.
Ante un enrarecimiento de
la política exterior de la gestión Trump, cuatro funcionarios de carrera del Departamento de Estado,
que habían servido tanto a la administración de George W. Bush como a la de
Barack Obama, decidieron dar un paso al costado.
El primero en renunciar fue Patrick Kennedy,
quien se rumoreaba iba a desempeñarse como número dos del
secretario de Estado Rex Tillerson, ya que hace nueve
años que ocupa ese puesto y además fue uno de los encargados de
la transición hacia la nueva gestión.
Retroceder nunca, rendirse jamás
Pero Trump no
se caracteriza por ceder: siempre redobla la apuesta.
Acorralado en la pulseada política con Peña Nieto, sacó a relucir un contraataque paternalista,
su recurso político más frecuente.
Durante una jornada de
reflexión del Partido Republicano, el primer mandatario
instó a los congresistas de la agrupación –que tiene mayoría
en las dos cámaras– para que aceleren los proyectos que
formaron parte de su plataforma de campaña.
A la primera parte de su discurso la
dedicó a señalar que la reunión que Peña
Prieto había cancelado habría sido infructuosa si el
mandatario mexicano no iba en una posición de respeto hacia
EE.UU.
Durante la jornada reafirmó sus
postulados de campaña, donde llamó a “reconstruir este país con productos
estadounidenses”, acentuando el enfrentamiento con México.
Más tarde, Sean Spicer,
vocero de la Casa Blanca anunció un impuesto de
un 20% a todas las importaciones desde México para financiar la
construcción de un muro en la frontera entre ambos países,
dijo el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, a la prensa.
"Haciendo eso, prevemos recaudar unos u$s10.000
millones por año y gracias a ese mecanismo el muro se pagará fácilmente",
dijo Spicer a periodistas.
La escalada pone en vilo no
sólo a la región, sino a otros socios comerciales
de Estados Unidos.
Quizás, la batalla discursiva con México puede tener a Trump
como ganador.
Pero qué ocurriría a la hora de enfrentar a China,
la segunda potencia mundial.
"Esta es una especie de repetición de
lo que hemos visto antes. Donald Trump, en algún momento va
a tener que decir 'tengo que sentarme a hacer negocios con
los chinos'", resumió Jon Huntsman Jr., un exembajador
estadounidense en Beijing.
Y quizás, haya pronosticado el
resultado del próximo gran conflicto exterior de
Trump.
Fuente
“iProfesional”, 27.01.2017
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