28 ene 2022

CUANDO LA ERINIAS… NOS ALCANZAN

 

 

 

CUANDO LA ERINIAS

NOS ALCANZAN

22 jun 2013Las Erinias eran diosas de la venganza que tenían una insaciable necesidad de vengar todo tipo de injusticias que los dioses y los mortales ...

 

 

2.714 fotos e imágenes de Macbeth Fictional Character - Getty Images

Macbeth y las Furias

 

 

 
 

Conflicto de Ucrania y Rusia: cómo empiezan las guerras

 

La historia demuestra que a lo largo de los siglos se han manejado todo tipo de pretextos para desatar conflictos y que sus consecuencias son imposibles de controlar y de imaginar

 
 
Madrid -
El archiduque Francisco Fernando y su esposa, Sofía, minutos antes del magnicidio en Sarajevo, el 28 de junio de 1914, que desató la Primera Guerra Mundial.
     El archiduque Francisco Fernando y su esposa, Sofía, minutos antes del magnicidio en Sarajevo, el 28 de junio de 1914, que desató la Primera Guerra Mundial.AFP
 
 

En La princesa prometida, la ya clásica película de Rob Reiner, el personaje de Vizzini, un despiadado espía siciliano, asegura: “Empezar una guerra es un trabajo muy prestigioso con una larga y gloriosa tradición”

 

Pero en este caso no se trata de un conflicto entre los imaginarios reinos de Florín y Guilder dentro de un cuento, sino del peligro real de un ataque contra un país soberano como Ucrania por parte de una potencia militar y energética como Rusia

 

La historia alberga varias lecciones, entre ellas que a lo largo de los siglos se han manejado todo tipo de pretextos para montar un casus belli y que las consecuencias de un conflicto son siempre imposibles de controlar y de imaginar. 

 

Y que, una vez puestos en marcha algunos mecanismos, resulta muy difícil dar marcha atrás. 

 

Y también que las guerras pueden tener causas, pero no son accidentes naturales como los terremotos: las desencadenan un puñado de seres humanos, aunque la tragedia reside en que las sufren, en cambio, millones de otros seres humanos.

 

La historiadora canadiense y profesora en Oxford Margaret MacMillan dedica un capítulo de su último libro, La guerra. Cómo nos han marcado los conflictos (Turner), a las razones esgrimidas a lo largo de la historia para justificar guerras e invasiones, empezando por Troya”un hombre roba la mujer de otro”— hasta el hundimiento del Maine en la bahía de La Habana en 1898, que justificó el ataque estadounidense contra España. 

 

Aunque, en este caso, fue sobre todo una invención de la prensa sensacionalista: se trata de una de las muchas tormentas de desinformación con las que empiezan las guerras y en las que la Rusia de Putin es especialmente hábil. 

 

Sin embargo, MacMillan sostiene que ningún estallido se produce en el vacío. 

 

“Las causas de una guerra pueden parecer absurdas o incoherentes”, escribe, “pero detrás de ellas suele haber disputas y tensiones mucho más profundas. A veces basta una chispa para que una pila enorme de madera arda en llamas”.

 

 

Un momento clave en cualquier conflicto reside en su punto de inflexión: ¿cuándo es demasiado tarde para pararlo? 

 

En un artículo sobre la crisis de Ucrania, la revista británica The Economist recordaba esta semana una frase del gran historiador A.J.P. Taylor: “La Primera Guerra Mundial se hizo inevitable una vez que se emitieron las órdenes de movilización en Berlín”

 

“La complejidad de los horarios de los ferrocarriles de principios del siglo XX, de los que dependían entonces los movimientos de las tropas, hacía prácticamente imposible cualquier alteración”, prosigue la revista.

 

Pocos analistas piensan que, pese a la indudable y rotunda movilización rusa, se haya superado en Ucrania ese momento sin marcha atrás, pero siempre resulta más fácil leer el pasado que el presente. 

 

Netflix acaba de estrenar la película Múnich, basada en un libro de Robert Harris, que trata de salvar la cara a Neville Chamberlain, el primer ministro británico que firmó en la ciudad bávara en 1938 el pacto por el que entregaba a Hitler los Sudetes y que permitió al dictador nazi preparar la guerra total en Europa. 

 

El filme describe a Chamberlain como un político obsesionado por la Primera Guerra Mundial, que quiere evitar a toda costa otra generación masacrada. 

 

“Hasta que un conflicto no ha empezado se puede evitar”, sostiene el personaje. 

 

Sin embargo, los espectadores del siglo XXI saben lo que Chamberlain desconocía: la Segunda Guerra Mundial ya era imparable, porque Hitler había tomado la decisión de atacar y solo buscaba ganar tiempo.

 

Tony Blair, George W. Bush y José María Aznar, antes de la reunión en marzo de 2003 en las islas Azores en la que se decidió el comienzo de la guerra en Irak. A la derecha, Sadam Husein.

 Tony Blair, George W. Bush y José María Aznar, antes de la reunión en marzo de 2003 en las islas Azores en la que se decidió el comienzo de la guerra en Irak. A la derecha, Sadam Husein. REUTERS

 

La Administración de George W. Bush estuvo inventando durante años una intrincada red de mentiras para justificar una invasión de Irak.

 

Cada vez un número mayor de evidencias muestra que la construcción del caso contra Sadam Husein empezó pocos días después de los atentados del 11 de septiembre contra Washington y Nueva York. 

 

¿Cuándo fue inevitable la guerra? 

 

¿Sirvieron para algo todas las sesiones del Consejo de Seguridad antes de que los misiles comenzasen a caer sobre Bagdad el 20 de marzo de 2003? 

 

Seguramente, no. 

 

Y, desde luego, cuando millones de ciudadanos se manifestaron en todo el mundo contra la guerra, el 15 de febrero de 2003 —un momento de rebelión cívica que Ian McEwan retrató en su novela Sábado—, la Casa Blanca ya había tomado la orden de invadir, que se había cristalizado en una enorme movilización militar en torno al golfo Pérsico.

 

Irak es un caso paradigmático de una guerra en la que todo parece controlado —empezando por las mentiras con las que arranca—, pero que se convierte en un desastre de imprevisibles consecuencias. 

 

El pasado, de nuevo, ofrece numerosos ejemplos. 

 

En el año 415 antes de nuestra era, Atenas decidió fletar una expedición contra la poderosa ciudad griega de Siracusa. 

 

El pretexto era que dos ciudades aliadas de Atenas, y rivales de Siracusa, habían pedido ayuda a la ciudad-Estado griega. 

 

En realidad, se trataba de una lucha por la expansión helena en el Mediterráneo y de un episodio más de la guerra del Peloponeso contra Esparta. 

 

Las fuerzas atenienses fueron derrotadas en el puerto de Siracusa dos años más tarde, una debacle militar que acabó por destruir la democracia ateniense.

 

“La incursión ateniense también trajo consigo un resultado terrible”, escribe Donald Kagan en La guerra del Peloponeso (Edhasa). 

 

“Pérdidas devastadoras en hombres y embarcaciones, rebeliones generalizadas a través del Imperio y la entrada en escena del poderoso Imperio persa. Estos motivos contribuyeron significativamente a expandir la opinión generalizada de que Atenas estaba acabada”

 

En el año 411, por primera vez en un siglo, se instauró una dictadura en la ciudad que había inventado la democracia.

 

Soldados alemanes en un refugio durante la batalla de Verdún.      Soldados alemanes en un refugio durante la batalla de Verdún.Efe / Memorial de Verdun

 

De todos los desastres de la historia que trajeron imprevisibles y devastadoras consecuencias el más intrigante sigue siendo la Primera Guerra Mundial. 

 

Los historiadores llevan más de un siglo tratando de buscar el verdadero motivo por el que empezó el conflicto: desde que se produjo el asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero del Imperio austrohúngaro, en Sarajevo, el 28 de junio de 1914, hasta que estallaron las hostilidades transcurrieron cinco semanas durante las que las potencias europeas fueron incapaces de parar un mecanismo estúpido, que las llevaba a la debacle de forma bastante involuntaria. 

 

El historiador Christopher Clark acuñó el concepto de “sonámbulos” en el libro que lleva ese título (Galaxia Gutenberg) para describir la manera en que los responsables del estallido caminaron decididamente hacia el abismo sin ser conscientes de que iban a provocar 20 millones de muertos, 21 millones de heridos, la destrucción de tres imperios y, al final del camino, la Segunda Guerra Mundial.

 

“¿Cómo pudo hacerse Europa eso a sí misma y al mundo?”, se pregunta Margaret MacMillan en su libro sobre el principio del conflicto, 1914. De la paz a la guerra (Turner). 

 

“Hay muchas explicaciones posibles, tantas que resulta difícil decantarse por una”, escribe. 

 

Al final, deja claro que “muy pocas cosas en la historia son inevitables”, que las masacres de Lovaina, de Verdún, del Somme, no tuvieron por qué existir

 

Pero también sostiene que “las fuerzas, las ideas, los prejuicios, las instituciones y los conflictos son ciertamente factores importantes, pero no tienen en cuenta a los individuos —que al final no fueron tantos— en cuyas manos estaba decir ‘sí, adelante, desatemos una guerra’, o bien ‘no, detengámonos”

 

Las guerras las declarany las impidenseres humanos. Pero, sobre todo, las sufren.

 

fuente

"EL PAÍS", España, 27.02.2022

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡BIENVENIDOS, GRACIAS POR ARRIMARSE!

Me atrevo a interpelar, por sentirlos muy cercanos, por más que las apariencias parecieran indicar lo contrario; insisto en lo de la cercanía, por que estamos en el mismo bote – que hace agua - , tenemos pesares, angustias y problemas comunes, recién después vienen las diferencias.

La idea es dialogar, hablar de nuestras cosas, hay textos que nos proporcionan la información básica – no única-, solo es una propuesta como para empezar. La continuidad depende de Ustedes, un eventual resultado adicional depende de todos.La idea es hablar desde un “nosotros” y sobre “nuestro futuro” desde la buena fe, los problemas exigen soluciones que requieren racionalidad, honestidad intelectual que jamás puede nacer desde la parcialidad, la mezquindad, la especulación.

Encontraran en “HASTA EL PELO MÁS DELGADO ...”, textos y opiniones sobre una temática variada y sin un orden temporal, es así no por desorganizado, sino por intención – a Ustedes corresponde juzgar el resultado -.Como no he vivido en una capsula, ya peino canas, tengo opiniones y simpatías, pero de ninguna manera significa dogmatismo, parcialidad cerrada.Soy radical (neto sin adiciones de letras ninguna), pero no se preocupen no es contagiosos … creo, solo una opción en el universo de las ideas argentinas. Las referencias al radicalismo están debidamente identificadas, depende de Ustedes si deciden “pizpear” o no.

El acá y ahora, el nosotros y el futuro constituyen la responsabilidad de todos.Hace más de cuatro décadas, en mi lejana secundaria, de una pasadita que nos dieron por Lógica, recuerdo el Principio de Identidad, era más o menos así: “Si 'A' no es 'A', no es 'A' ni es nada”, por esos años me pareció una reverenda huevada, hoy lo tomo con mucho más respeto y consideración. Variaciones de los mismo: no existe un ligero embarazo; no se puede ser buena gente los días pares.

Llegando al Bicentenario – y aunque se me tildé de negativo- siento que como pueblo, desde 1810, hemos estado paveando … a vos ¿qué te parece?. En algún momento perdimos el rumbo y ahí andamos “como pan que no se vende. Cuentan que don Ángel Vicente Peñaloza decía: “Como ei de andar, en Chile y di a pie, cuando hay de que no hay cunque, cuando hay cunque no hay deque”.

De tanto mirarnos el, ombligo y su pelusa, tenemos un cerebro paralitico, cubierto de telarañas y en estado de grave inanición. Padecemos una trágica concurrencia de factores que nos impiden advertir – debidamente -, este, nuestro triste presente y lo que es peor aún, nos va dejando sin futuro.

A los malos, los maulas, los sotretas, los villanos, los mala leche, los h'jo puta, los podemos enfrentar pero … ¿qué hacemos con los indiferentes, con los que solo se meten en sus cosas, y no advierten que el nosotros y el futuro por más que sean plurales son cosas personalisimas? Y luego dicen que quieren a sus hijos y su familia; ¡JA!, ¡doble JA!, ¡triple JA! (il lupo fero).

¡¡EL REY ESTÁ EN PELOTAS!!, dijo el niño de la calle, hijo de padre desconocido y madre ausente, ese niño es mi héroe favorito.

¿QUÉ ES PEOR LA IGNORANCIA O LA INDIFERENCIA?

¡¡NO LO SÉ Y NO ME IMPORTA!!

El impertinente, el preguntón es nuestra esperanza, nuestro “Chapulin Colorado”.

Mis querido “Chichipios” - diría don Tato- no olviden que además de ver el vaso medio vació o medio lleno, hay que saber que contiene – sino que le pregunten a Socrates - ¡Bienvenidos! Adelante. Julio


Mendoza, 11 de noviembre de 2009.