VACUNAS Y GEOPOLÍTICA
Rusia y China usan la diplomacia de las vacunas para ganar influencia
La elección del nombre es altamente simbólico.
Es un homenaje al primer satélite del mundo, lanzado por la Unión Soviética en 1957, y recuerda una proeza científica y una dura derrota para el archienemigo Estados Unidos.
“No es coincidencia, porque busca poner en el centro de la situación sanitaria a Rusia como uno de los actores de la solución”, dijo Brenda Estefan, analista en temas internacionales, a Expansión.
Se trata también del regreso de la investigación rusa a la élite científica mundial.
Este sector había resultado muy afectado por las crisis y la corrupción desde la caída de la URSS.
Al igual que China, Rusia ha demostrado su voluntad de distribuir su vacuna en el mundo.
Actualmente, la vacuna ya ha sido aprobada por quince países, desde países ex soviéticos, como Bielorrusia, pasando por aliados como Venezuela y Nicaragua, hasta países como Argentina y México, que suelen estar en el círculo de influencia de Estados Unidos.
Más que exportar, Rusia desea cerrar acuerdos de cooperación para que otros países produzcan su vacuna que, por ahora, se fabrica en países lugares como Brasil, India, Corea del Sur y Kazajistán.
Incluso la Unión Europea, que ha tenido problemas con el abasto de las vacunas de Pfizer, AstraZeneca y Moderna, está pensando en comprar las vacunas desarrolladas por China y Rusia, aunque con condiciones.
"Si los productores rusos y chinos abren sus expedientes, muestran transparencia, todos sus datos (...), entonces podrían tener una autorización condicional de comercialización como los demás", declaró la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, según fuentes parlamentarias.
Y es que mientras Estados Unidos, la Unión Europa y Reino Unido, las potencias más influyentes de Occidente, han luchado por asegurar el mayor número de dosis para sus propias poblaciones, China y Rusia han aprovechado esto para hacer diplomacia con sus vacunas y ganar nuevos aliados.
“El mensaje que han enviado Moscú y Beijing es que ‘las vacunas de Occidente de están enfocado a los países ricos, el mundo es muy grande, nosotros estamos ofreciendo vacunas para los países que no tiene esas posiblidades’”, comentó Estefan, quien es maestra en Destión de Desarrollo Internacional por la London School of Economics.
China, una campaña de limpieza de imagen
China, el principal rival estratégico de Estados Unidos, tampoco ha desaprovechado la oportunidad de hacer diplomacia con sus vacunas.
Ambas potencias están en momentos distintos de la pandemia.
Estados Unidos aún no puede controlar los brotes en su territorio, por lo que ha tenido que centrar sus esfuerzos de vacunación en su población.
El presidente Joe Biden dijo que espera que se alcance la inmunidad de grupo a finales del verano o principios del otoño.
En cambio, China, el país donde surgió la pandemia en diciembre de 2019, ya tiene controlada la situación con pocos brotes esporádicos y localizados, aunque ahora se enfrenta al escrutinio de un grupo de especialistas de la Organización mundial de la Salud”.
“En ese sentido, su intención es otra, pues si bien tiene interés en vacunar a su propia vacuna, se puede dar el lujo de enviar vacunas producidas en el territorio chino a otro países”, dijo Estefan.
China ha multiplicado contratos de suministro e incluso ha comenzado a construir sitios de producción en el extranjero, en un momento en el que la Organización Mundial de la Salud (OMS) inicia su investigación sobre el origen del virus.
Varias de sus vacunas, además, han realizado parte de sus ensayos de Fase III en países de América Latina y África, donde ha ganado cada vez más influencia.
"No hay duda de que China está practicando la diplomacia de la vacuna para restaurar su imagen", dijo a la agencia AFP Huang Yanzhong, especialista en cuestiones de salud pública en el Council on Foreign Relations, un centro de reflexión estadounidense.
"Es también una forma de incrementar su influencia y rebajar las tensiones geopolíticas", estimó.
La diplomacia china firmó acuerdos para la entrega de vacunas en Filipinas y en Malasia, dos países con los que está en conflicto por cuestiones de soberanía en el mar de la China Meridional.
También prometió un acceso prioritario a los países del Mekong (Myanmar, Laos, Camboya, Tailandia, Vietnam), tras las críticas de que sus presas están provocando sequías en el sudeste asiático.
Otro caso es el de Indonesia, el país con la mayor población islámica del mundo, donde han ido a parar más de un tercio de las vacunas producidas en China.
Estefan estima que esta medida tiene como objetivo callar las críticas sobre la islamofobia de Beijing y los señalamientos sobre las violaciones de derechos humanos que el gobierno chino comete contra los uigures, una minoría musulmana.
Aunque China dominara solo el 15% del mercado de las vacunas en los países pobres, esto le supondría unas ventas de 2.400 millones de euros (2.900 millones de dólares), según un cálculo de la empresa hongkonesa Essence Securities.
"Todo el mundo reclama una vacuna y Beijing está bien posicionado para enriquecerse fácilmente", observa uno de sus analistas.
La campaña mundial de inoculaciones necesita sitios de almacenamiento que permitan garantizar la cadena del frío, unas infraestructuras que podrían relanzar el colosal proyecto chino de las nuevas rutas de la seda, debilitado por la epidemia, señala Kirk Lancaster, del Council on Foreign Relations.
El gigante chino del comercio online Alibaba ya ha construido almacenes en Etiopía y en Dubái, que servirán de plataformas de distribución en África y en Oriente Medio.
Con información de AFP
fuente
"EXPANSIÓN POLÍTICA", México, 04.02.2021
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