CRÓNICAS NEGRAS
PARALELAS
Exclusivo: el manual de la organización guerrillera Montoneros que enseñaba a fabricar bombas y manipular armas para “aniquilar a los enemigos”
El “cuerpo de manuales y reglamentos” era utilizado por la conducción para instruir a sus miembros.
Cada libro estaba numerado y correspondía a un militante.
Los detalles de sus principales capítulos
“Cuerpo de manuales y reglamentos de la Organización Político Militar Montoneros”.
Así se titula el “manual único de instrucción individual para la O.P.M. (y sus reglamentos)”.
Tiene 396 página y un índice de 10 carillas.
Sus capítulos están destinados a capacitar a los miembros de la organización guerrillera nacida en 1970, para el combate cuerpo a cuerpo, a distancia.
También para fabricar y colocar bombas.
Las fotos en blanco y negro y las instrucciones a uno o dos espacios, tipeadas con letra similar a la de máquina de escribir, tenían la función de preparar a los integrantes de esa organización armada peronista en el uso de todo tipo de armas de fuego, como el Fusil Automático Ligero (FAL), la Pistola Ametralladora (PAM), el Fusil Ametralladora Pesado (FAP), el Fusil Ametralladora Madsen calibre 7.65, el Revolver Colt, la Pistola Browning High Power 9mm y, entre otras, las pistolas Bersa, Tala, Ballester Beretta, Astra y Parabelum Walther.
El "manual de guerra" de Montoneros explica los distintos tipos de arma, la mejor forma de utilizarlas, cómo limpiarlas y utilizarlas con "el enemigo".
También hay toscos croquis y dibujos realizados a mano alzada y con regla, para la correcta y efectiva fabricación y utilización de explosivos, con detalles para lograr la mayor efectividad.
La conducción de Montoneros, entre los que se encontraban Mario “Pepe” Firmenich, Roberto Perdía y Fernando Vaca Narvaja, dedicó todo un capítulo a esta capacitación.
Es el punto 1.7 del primer manual y comienza en la página 157 bajo el rótulo: “Conceptos básicos sobre explosivos”.
De las entrañas de ese manual impreso por la cúpula guerrillera de extracción peronista, surgió por ejemplo, la bomba que el mediodía del 2 de junio de 1976 estalló en el comedor de la Superintendencia de Seguridad Federal de la Policía Federal Argentina, que funcionaba en el edificio de Moreno 1431.
El atentado terrorista provocó la muerte de 23 policías y de una mujer civil que visitaba a una amiga.
Hubo 60 personas heridas.
Faltaban pocos días para que se cumpliesen los cuatro meses de la más sangrienta dictadura militar instaurada en el país encabezada por los comandantes golpistas Jorge Rafael Videla, Emilio Eduardo Massera y Orlando Ramón Agosti.
Foto del comedor de la Superintendencia de la Policía Federal Argentina después del atentando con bomba realizado por Montoneros y que dejó un saldo de 27 muertos y 60 heridos. 162
Según la presentación judicial que en 1977 realizó como víctima del atentado a la Superintendencia de Seguridad de la PFA, el comisario retirado Hugo Raúl Biazzo aseguraba que “la Conducción Nacional de Montoneros bajo la Jefatura de Mario Firmenich, autorizó a su Departamento de Informaciones e Inteligencia ” a organizar el ataque contra la dependencia policial.
“Para ese propósito -continúa el escrito- se utilizaría una bomba del tipo ‘vietnamita’, construida en los laboratorios que poseía la Organización en dos unidades básicas de La Plata (...) Para ese fin la Organización se caracterizó por infiltrar ‘milicianos Montoneros’ en organismos de las fuerzas armadas y de seguridad, sin asegurarles ninguna posibilidad de sobrevida en caso de ser descubiertos”.
En la página 55 del "manual" de Montoneros, se explica la forma correcta de descargar una pistola ametralladora.
La causa tuvo un largo recorrido por los tribunales federales de Comodoro Py. Finalmente el 25 de marzo de 2011, casi 35 años después, la Cámara Nacional de Casación Penal ratificó que los crímenes atribuidos a organizaciones armadas durante la dictadura no son delitos de lesa humanidad y por ende esos los delitos denunciados “se encuentran prescriptos”.
El "manual" de guerra le explica a los integrantes de las columnas montoneras, por ejemplo, qué es un “ataque secundario” y cómo llevarlo adelante; las mejores formas de desarrollar el despliegue de fuerzas para el “ataque principal” y cómo aplicar “el principio de la sorpresa”
En esa oportunidad, los jueces Juan Fégoli, Raúl Madueño y Mariano González Palazzo se pronunciaron en el expediente por el atentado en el comedor de la Superintendencia de Seguridad Federal.
Destacaron la “orfandad probatoria” y la escasa “seriedad” de una imputación “generalizada”, que incluía desde al ex jefes de la organización hasta sobrevivientes torturados en la Escuela Mecánica de la Armada (ESMA).
Según le explicó a Infobae un ex integrante de la cúpula de Montoneros que pidió mantener su nombre en reserva, el “Cuerpo de manuales y reglamentos de la organización político militar Montoneros” que este medio publica de manera exclusiva “era un libro de instrucción militar que se distribuía entre los integrantes de la organización”.
Era una especie de biblia de cómo actuar en el campo de batalla, ya sea en la ciudad o zonas rurales, o en los montes.
De hecho, en el capítulo 2.6, titulado “Montoneros, operaciones generales”, y que comienza en la página 279, los comandantes de la organización guerrillera describe los “principios generales de la guerra” y los “principios de la guerra revolucionaria”.
A lo largo de varias carillas se le explica a los integrantes de las columnas montoneras, por ejemplo qué es un “ataque secundario” y cómo llevarlo adelante; las mejores formas de desarrollar el despliegue de fuerzas para el “ataque principal”, cómo aplicar “el principio de la sorpresa”, esto es con “velocidad, engaño, aplicación de un poder de combate inesperado” y utilizando la “inteligencia y la contrainteligencia”.
El mismo ex líder montonero detalló que el “manual” de combate con el cual se formaron los guerrilleros argentinos, está tomado “de los libros de estudios que se dictaban en las principales escuelas de guerra, no solo de la Argentina”, sino también de la experiencia “guerrillera cubana, de América Central y hasta de los manuales de guerra del ejército norteamericano”.
Un hombre yace muerto en el suelo tras el ataque de Montoneros al Regimiento de Infantería de Monte 29 en 1975
“Hay que forzar al enemigo a abandonar su posición para combatir en el terreno elegido por el atacante o distraer fuerzas importantes para luego ser aniquilado”.
En el libro montonero la palabra “aniquilar al enemigo” aparece de manera insistente.
Fue la misma frase que más tarde utilizaría el debilitado gobierno encabezado por María Estela Martínez de Perón.
En marzo de 1974, la viuda del ex presidente general Juan Domingo Perón, firmó junto a sus principales ministros el decreto secreto 261 establecía que “el comando general del Ejército procederá a ejecutar las operaciones militares que sean necesarias a efectos de neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos que actúan en la provincia de Tucumán”.
Ese fue el inicio del Operativo Independencia llevado adelante en los montes tucumanos y que tenía como objetivo la derrota y el exterminio del “foco guerrillero” que el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) había instalado meses antes.
Entre los atentados más sangrientos realizados por la organización Montoneros -además de la bomba a la Superintendencia de la PFA-, se encuentra el intento de toma por asalto al Regimiento de Infantería de Monte 29, en Formosa, el 5 de octubre de 1975, donde la organización armada atacó con 80 hombres y mujeres la unidad militar.
La tapa del manual está reproducida en la segunda página pero en blanco y negro.
El saldo fue atroz.
Murieron por las balas y los explosivos dos militares, diez conscriptos que estaban realizando el servicio militar obligatorio y que ese día estaban de guardia; un policía y tres vecinos y 12 integrantes de la organización guerrillera.
Al día siguiente, Ítalo Argentino Luder, presidente provisional del Senado, en ejercicio de la presidencia por licencia por razones de salud de Isabel Perón, promulgó el Decreto 2772/75, ordenando: “Las Fuerzas Armadas, bajo el comando superior del Presidente, que será ejercido a través del Consejo de Defensa, procederán a ejecutar las operaciones militares y de seguridad que sean necesarias a los efectos de aniquilar el accionar de los elementos subversivos en todo el territorio del país”.
El “aniquilamiento” -el mismo término usado también en su manual por Montoneros- es un concepto técnico proveniente del campo militar que se refiere al exterminio físico del enemigo en el marco de una acción bélica.
Décadas después se consideraría a estas normas, nacidas en un gobierno seriamente cuestionado pero democrático, como el “laboratorio” del terrorismo de Estado.
La Justicia y las recopilaciones históricas posteriores demostrarían que en el Operativo Independencia, las fuerzas armadas y de seguridad que intervinieron implementaron un conjunto de prácticas ilegales como secuestros, ejecuciones sumarias, torturas en espacios clandestinos de encierro y desaparición de cadáveres.
Jorge Rafael Videla, Eduardo Emilio Massera y Orlando Agosti, los tres comandantes que integraron la primera Junta Militar que derrocó al gobierno de María Estela Martínez de Perón el 24 de marzo de 1976. (Getty)
Practicas aberrantes llevadas adelante de manera sistemática por el terrorismo de Estado puesto en práctica a partir del 24 de marzo de 1976 y que derivó en la desaparición de 30.000 personas, torturas, y hasta el robo de bebés.
La “Operación Primicia”, así se denomino al frustrado intento de copamiento de la unidad militar de Formosa, fue la puesta en práctica de varias de las tácticas de guerra y combate detalladas en el “Cuerpo de manuales y reglamentos de la Organización Político Militar Montoneros”.
De hecho, a partir de la página 301, y en tipografía verde, se describe el enfrentamiento que en Tafí del Valle, en la provincia de Tucumán, mantuvo el 14 de junio de 1974, “la V Brigada de Infantería, a las órdenes del general Cáceres, contra la Columna Felipe Varela el Ejército Montonero la cual ha tenido fuertes bajas en el día de ayer”.
Mapas realizados a mano, describen los encarnizados encuentros entre los militares y la guerrilla montonera.
Cinco años antes, el 29 de mayo de 1970 la organización guerrillera Montoneros se presentaba en sociedad con un hecho que conmocionó al país, el secuestro y posterior ejecución, el 1 de junio, del dictador de la “Revolución Libertadora” el general Pedro Eugenio Aramburu.
La acción fue denominada “Operación Pindapoy”.
La periodista y escritora María O’Donnell relata en su libro Aramburu. El crimen político que dividió al país. El origen de Montoneros, relata que antes de ser fusilado el militar escuchó la voz de Fernando Luis Abal Medina que le anunciaba: “General Aramburu, usted está detenido por una organización revolucionaria peronista que lo va a someter a un juicio revolucionario”.
“Bueno”, fue su respuesta.
El 31 de mayo, a través de un comunicado, Montoneros anunció que el tribunal revolucionario había resuelto “condenar a Pedro Eugenio Aramburu a ser pasado por las armas en lugar y fecha a determinar” y que se le iba a “dar cristiana sepultura a los restos del acusado, que solo serán restituidos a sus familiares cuando al Pueblo Argentino le sean devueltos los restos de su querida compañera Evita”.
Describir el contenido del “manual” guerrillero sin poner en contexto sus acciones teñidas de sangre y horror, sería un sinsentido.
En la página 114, por ejemplo, y dentro del punto 1.5 denominado “Manual de armas, tiro y balística”, la conducción montonera le aconseja a sus soldados que “el uso correcto del arma en situación imprevista, solo resultan eficaz cuando el combatiente ha convertido en hábito las prácticas de este manual”.
Los líderes de la organización militar Montoneros fueron impulsores, junto a otros actores políticos y sociales de la Argentina, como la CGT por entonces conducida por el metalúrgico José Ignacio Rucci (asesinado más tarde por Montoneros en un despliegue militar denominado “Operación Traviata”), y la Juventud Peronista, de la vuelta de su líder, el general Juan Domingo Perón al país, exiliado en España después de haber sido derrocado el 16 de septiembre de 1955.
Por esa razón se sintieron traicionados cuando 1º de Mayo de 1974, los expulsó de la Plaza de Mayo al tratarlos de “estúpidos que gritan”.
Lo expresó ante una multitud que aclamaba a su líder, que ostentaba por tercera vez la máxima magistratura, en respuesta a sus cánticos: ¡Qué pasa, qué pasa, qué pasa, General, que está lleno de gorilas el gobierno popular!”.
1º de Mayo de 1974, el presidente Juan Domingo Perón expulsó a Montoneros de la Plaza de Mayo al tratarlos de “estúpidos que gritan”. Lo expresó ante una multitud que aclamaba a su líder, en respuesta a sus cánticos: ¡Qué pasa, qué pasa, qué pasa, General, que está lleno de gorilas el gobierno popular!”.
Cómo fabricar una bomba
Uno de los capítulos salientes del dossier guerrillero es el “Manual de explosivos”, dónde, bajo el título: “Conceptos básicos sobre explosivos”, los instructores aconsejan: “Es necesario tener en cuenta que los explosivos son sustancias sumamente peligrosas por su poder de destrucción que puede ser muy alto pero como nosotros usamos los más estables (los menos peligrosos) si tenemos la suficiente responsabilidad como para seguir al pie de la letra todas las normas de seguridad para su manipulación, trasporte y colocación, tenemos un margen total de seguridad”.
A párrafo seguido se explica que las explosiones que hirieron o mataron a integrantes de la organización cuando manipulaban los explosivos fueron por “falta de conocimiento o negligencia de los compañeros, apresuramientos o falta de capacidad para tener en cuenta todos los detalles”.
Los textos describen y explican cómo fabricar desde una bomba de alto poder, como la que estalló en la Jefatura de la Policía Federal, hasta los “caños”, en referencia a los famosos caños de la Resistencia Peronista hechos con pólvora.
A lo largo de 22 páginas, el manual guerrillero instruye a los integrantes de Montoneros a construir distintos tipos de bombas caseras.
A partir de la página 180, describen en su manual las mejores formas de “aplicación de cargas” explosivas en los interiores de las viviendas para asesinar a sus objetivos, como fue el caso del general de división Cesáreo Ángel Cardozo, jefe de la Policía Federal desde el 31 de marzo de 1976.
El explosivo, trotyl, con un mecanismo de relojería, estaba dentro de una caja de colonia Crandall.
La carga mortal había sido puesta debajo del colchón de la cama matrimonial del militar por Ana María González, una integrante de Montoneros que se había esforzado para hacerse amiga de la hija del general para plantar la bomba.
El asesinato ocurrió a la 1:36 del 18 de junio de 1976, un días después de haber sido plantada.
El mecanismo implementado con un timer, un reloj de lavarropas, funcionó a la perfección.
El ensamble de este tipo de artefactos, está detallado en el “manual” terrorista en la página 185. Está ilustrado con un dibujo realizado a mano bajo el título: “ARMAS EXPLOSIVAS, DESCRIPCIÓN Y USO TÁCTICO”.
A lo largo de 20 carillas, se describe y se detalla, por ejemplo, cómo fabricar “caños”, “minas antipersonales dirigidas Vietnamitas”, “minas antipersonales Africanas”, “minas cazabobos”, entre otras.
Las granadas también tienen su espacio, así como la mejor forma de lanzarlas.
Cada “manual” de Montoneros está numero, y corresponde a un integrante de la conducción o cuadro con responsabilidad militar. El que tiene Infobae comienza con los números 004-.
El texto montonero al que accedió Infobae fue guardado celosamente por un ex integrante de la conducción militar guerrillera a lo largo de los años, y su existencia era desconocida por otros integrantes de la organización que fueron consultados por este medio durante la investigación para esta nota.
Cada “manual” está numerado, y corresponde a un integrante de la conducción o cuadro con responsabilidad militar.
El que tiene Infobae comienza con los números 004-.
El último número se reserva para proteger la identidad de la persona a la que pertenecía.
Está impreso, con un sello de goma, en la primera página, arriba a la derecha, y en la última, abajo a la derecha.
Así explicaba la cúpula de Montoneros a fabricar bombas caseras en su manual de combate y entrenamiento militar.
El manual de guerra utilizado por la conducción montonera durante los años ‘70, una de las décadas más oscuras y sangrientas que vivió la Argentina, forma parte de uno de las tantos capítulos que desembocaron en la atroz dictadura cívica-militar que torturó y desapareció a 30.000 personas, secuestró a niños y fusiló a presuntos guerrilleros.
Con la recuperación de la democracia, en 1983, las atrocidad del terrorismo de Estado, y los asesinatos de las organizaciones extremistas, como las de Montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), concluyeron, después de varios vaivenes políticos y judiciales, con los genocidas presos, y los guerrilleros indultados.
Con el paso de los años, algunos de los destacados cuadros de Montoneros responsables del “manual” que enseña a combatir y “aniquilar” a los que consideraban sus enemigos, se fueron acomodando a los nuevos aires políticos.
Firmenich dicta clases de economía en la universidad de Barcelona y vive con su familia en Vilanova I la Geltrú.
Su histórica casa, ubicada en la ciudad de Isidro Casanova, en el partido bonaerense de La Matanza, fue adquirida por Emilio Pérsico, el líder del Movimiento Evita y funcionario nacional.
El fallecidos Vaca Narvaja fue ministro de Obras Públicas en la provincia patagónica de Río Negro.
Perdía es abogado, tiene un despacho en la zona porteña de Tribunales y representó, junto a un colectivo de letrados, por ejemplo, a los usurpadores de las tierras privadas de Guernica, o a víctimas de violencia institucional.
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