Como no podía ser de otra forma, el colaborador de Daniel Scioli pide el anonimato.
Se lo nota contrariado, resignado a esquivar las "balas enemigas" pero también -y cada vez más- el fuego amigo.
La última regulación impuesta al mercado, a través de la Comisión Nacional de Valores, fue -lejos de la micrófonos- ásperamente criticada por el comité de campaña del candidato del Frente para la Victoria.
En el tramo final, el equipo de Scioli tiene que estar listo para polemizar con los pares de Mauricio Macri y, a su vez, para lidiar con las medidas que el Gobierno nacional pueda tomar de acá hasta las elecciones.
Ademas, la bronca viene porque se notó un nuevo cambio de clima político, pero esta vez desfavorable para el candidato oficialista.
La crisis provocada por Axel Kicillof no solamente sacó de los medios de comunicación el "Niembro Gate" sino que dejó al sciolismo en una posición extremadamente incómoda.
Justo cuando en el comité de campaña se había decidido a levantar el perfil de los asesores económicos, para dar señales market friendly y para captar a votantes de clase media (Scioli estaba convencido de que mostrarlos en los medios infundiría confianza en el electorado), aparece una medida que los obliga a salir de escena y llamarse a silencio.
El motivo es obvio: si Miguel Bein, Silvina Batakis, Mario Blejer o los demás asesores se prestan a una entrevista, no podrán evitar que le pidan su opinión sobre esta iniciativa intervencionista que desplomó al mercado.
En este contexto, las opciones que se les abren no son precisamente muy atractivas. A saber:
1. Plegarse al speech de Kicillof, quien primero le echó la culpa a la crisis brasileña, luego a Wall Street y posteriormente a los medios de comunicación por la abrupta caída de acciones y bonos. Ir por este camino les haría ganar la antipatía de los pequeños ahorristas y grandes inversores, en momentos en que el sciolismo venía haciendo grandes esfuerzos para intentar seducirlos.
2. Convalidar la medida como positiva, porque permite recomprar baratos los Boden 2015. Esto también caería muy mal, porque equivaldría a justificar cualquier intervencionismo, incluso al alto precio de generar una fuerte volatilidad. Por otra parte, supondría reconocer que la posición de reservas del Banco Central es peor que la que se informa oficialmente.
3. Mostrar una opinión crítica hacia la medida. En este caso, si bien ganarían la simpatía de los inversores significaría una fisura indisimulable con el kirchnerismo, que sostiene que obligó a los fondos comunes a vender sus bonos "para proteger a los pequeños ahorristas".
Ante semejante menú de opciones, estaba claro que lo mejor era guardarse a silencio y "rezar" para que esta semana pase rápido en el recuerdo de todos aquellos a los que el sciolismo se había propuesto conquistar.
De disfrutar el "efecto Bein" a sufrir el "efecto Kicillof"
Qué distinto parecía el panorama hace apenas cuatro días.
El gobernador bonaerense había comenzado la semana con la ilusión de ser el dominador absoluto de la agenda pública, confían a iProfesional fuentes cercanas al candidato.
El acto del lunes en el teatro Opera, plagado de guiños pro-mercado, gestos de acercamiento al campo y promesas de "corregir los errores", estaba pensado como un trampolín hacia el 25 de octubre.
Sin embargo, el optimismo y la buena onda duró apenas 24 horas. Es que el anuncio sorpresivo por el que se obligará a los fondos comunes de inversión a cambiar su criterio de valuación de los bonos dolarizados generó un cimbronazo en el la plaza bursátil.
¿Por qué? Sucede que estos títulos venían siendo contabilizados a $14, que era la cotización del "conta con liqui" hasta la semana pasada. La medida intempestiva tomada por el Gobierno (que aún no fue publicada en Boletín oficial) lleva a las administradoras de dichos fondos a hacerlo a $9,40, que es lo que vale el atrasado dólar oficial.
De este modo se les genera una pérdida de más del 30%, simplemente por el cambio en las reglas de juego. Esto ocurre en la recta final de la contienda electoral.
Scioli se venía mostrando públicamente con un plan amigable para el mercado financiero. Con esa intención, había llevado a la televisión y expuso en los medios a Miguel Bein como vocero económico autorizado.
Tal es así que el banco de inversión Barclay´s -uno de los más influyentes en Wall Street y en Londres- escribió un documento en el que daba cuenta de que esto debía ser leído como una indudable señal de acercamiento a las instituciones de crédito.
Por cierto, la mayor exposicion del "economista estrella" fue bautizada por los analistas como el "Efecto Bein". Hasta antes del tembladeral, desde la city porteña venían dando cuenta de un notable cambio de humor en los inversores.
Básicamente, se observaba una mayor predisposición a la toma de riesgos y a aceptar recomendaciones -por parte de los operadores bursátiles- en el sentido de traspasar parte del capital desde el Boden 2015 a otros títulos que vencen a más largo plazo y que, obviamente, ofrecen una renta más elevada.
Bajo la promesa de que Scioli habilitaría negociaciones con los fondos buitres, los bonos de la deuda argentina habían trepado 10% en las últimas dos semanas.
La confirmación, adelantada por iProfesional, de que economistas de Scioli viajarán a Lima (Perú) a la asamblea anual del FMI, a comienzos de octubre, cerraba el escenario optimista para el mercado.
El momento cúlmine ocurrió el último lunes 21. Ante un Teatro Opera repleto, en el marco de la presentación de su plan económico de gobierno, Scioli hizo promesas y tiró lazos hacia sectores que tienen los puentes rotos con la Casa Rosada: el campo y la Unión Industrial.
Todo el mercado comentaba la impactante promesa formulada por el candidato respecto de traer un mínimo de u$s30.000 millones por año en forma de inversiones directas.
"Nosotros nos mostrábamos como seguros ganadores mientras que Macri seguía dando explicaciones por el caso Niembro. Todo andaba a la perfección hasta que la medida de Kicillof embarró la cancha", confía la persona del equipo económico de Scioli, visiblemente ofuscada.
Lo peor, claro, fue la ominosa sospecha de que esta iniciativa tomada en contra de los fondos comunes de inversión podía ser asimilada con una pesificación forzosa, algo que pondría a la administración K en una incómoda comparación con la gestión de Eduardo Duhalde en 2002.
La duda que persiste por estas horas en el comité de campaña es si este daño provocado desde el Gobierno es deliberado o si es atribuible a una mezcla de mala praxis económica y un deseo de Cristina Kirchner por condicionar al candidato hasta el final.
Lo cierto es que la acumulación de señales en contra de Scioli hacen pensar a muchos si, por más que lo haya ungido como candidato, la Presidenta es capaz de contrariar su naturaleza, que la ha llevado durante ocho años a una guerra sorda contra el gobernador, con el conocido menú de desplantes públicos y ahogos financieros.
Por lo pronto, además de las medidas inconsultas con el candidato, CFK también suele marcarle la cancha cada vez que aparece en cadena nacional.
Esta misma semana lo hizo, cuando arengó que el futuro mandatario, sea quien fuere, debía continuar con su negativa de plano a dialogar con los "fondos buitre".
Antes, había enviado el proyecto de ley que "blindaba" las tenencias accionarias del Estado en empresas privadas y dejaba cualquier modificación en manos de una mayoría parlamentaria especial.
Pero, sobre todo, en el comité sciolista hay terror a lo que vaya a hacer el equipo económico: cada nueva decisión parece pensada para complicar el final de la campaña.
"Los puentes con los funcionarios del Gobierno están totalmente rotos. Puede haber algún gesto proselitista, pero resulta inadmisible que no nos hayan consultado ni adelantado la medida tomada por la Comisión de Valores como brazo ejecutor", confía la fuente sciolista.
Los dirigentes del sciolismo apuntan directamente al ministro Kicillof como el ideólogo de muchas de las medidas "trampa" que el kirchnerismo pone en la ruta del candidato oficial.
"Al final tuvimos una semana de reclusión y silencio obligado, cuando lo lógico hubiese sido trabajar para ampliar la diferencia con Macri y tratar de asegurar el triunfo en primera vuelta", añade la fuente muy cercana al actual gobernador.
La ayuda indirecta a la oposición
Desde el arco opositor intentan sacar el mayor rédito posible del traspié.
Aldo Pignanelli, futuro presidente del Banco Central en caso de que Sergio Massa gane, fue muy crítico al opinar sobre la iniciativa tomada por los Kicillof's Boys.
"Fue de una impericia total. Y tengo que sospechar que hay alguna trampa. Que fue hecha a medida para que algunos bancos amigos del Gobierno aprovecharan para comprar bonos baratos en el mercado", disparó Pignanelli, en diálogo con iProfesional.
¿Cómo sigue? Desde el comité del FpV intentarán retomar la agenda en las próximas jornadas. Saben que, a un mes exacto de las elecciones, no hay tiempo que perder.
Primero esperan la publicación (1) de la controvertida medida de la CNV para luego salir a levantar nuevamente el perfil de los candidatos.
En principio, Bein y Blejer -dos referentes económicos de este espacio- tienen previsto reaparecer el próximo domingo en el programa Plan M Económico, en Canal 26.
Será el intento del sciolismo de retomar la agenda luego de haber quedado mal parados a raíz de la medida y tras las críticas recibidas ante la negativa de Scioli a participar en el debate televisivo de los candidatos.
Buscarán que estos últimos días pasen de largo. Y que el mercado se acuerde de retomar el "Efecto Bein", con bonos a la suba por las mejores expectativas. Siempre, con fe, con optimismo y con buena onda.
fuente
"iProfesional", 25.09.2015
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