EDITORIAL
Los asuntos pendientes con los jubilados
Como un premio o una recompensa al trabajo realizado durante los años y al comenzar su declinación física, la persona tiene la posibilidad de jubilarse, es decir gozar de una pensión hasta su muerte. Se celebra hoy el Día del Jubilado. El 20 de septiembre de 1904, se sancionó la primera ley 4349 que reconoció por primera vez el beneficio previsional para los empleados públicos de la Nación.
Hasta hace poco tiempo, se decía que una persona dejaba la vida laboral activa para pasar a formar parte de la clase pasiva. Pero los tiempos han cambiado. La Organización Mundial de la Salud habla del envejecimiento activo, es decir el proceso en que se optimizan las oportunidades de salud, participación y seguridad a fin de mejorar la calidad de vida de las personas a medida que envejecen.
Hay sociedades en las que los adultos mayores gozan de una serie de beneficios sociales que les permiten disfrutar los últimos años de su vida sin mayores sobresaltos económicos. No sucede lo mismo en otros países, donde llegar a la jubilación implica más un castigo que un premio. En lugar de aprovechar la experiencia y el conocimiento de la persona madura no sólo de su profesión u oficio, sino también de la vida, al cumplir los 60 o 65 años, es, por lo general, obligada a jubilarse tanto en el ámbito público como en el privado. Un ciudadano que tiene la desgracia de quedar sin empleo a los 45 o 50 años difícilmente pueda obtener otro porque en el mercado no se busca experiencia, sino mano de obra barata.
Esta ingratitud de la sociedad se refleja también en el maltrato que reciben constantemente. ¿Por qué un ciudadano laboralmente activo puede elegir libremente médicos y sanatorios y no ocurre lo mismo con un jubilado del PAMI, cuando este aportó al sistema todos los años en que estuvo en actividad? ¿Por qué debe haber diferencias? ¿Por qué debe ser la víctima de las administraciones de turno, cuando debería tener todas las preferencias y beneficios habidos y por haber? Para cobrar sus magros haberes en los bancos o para realizar gestiones en algunas obras sociales deben hacer generalmente extenuantes colas.
Más del 60% de los jubilados del país percibe el haber mínimo de $4.299,06 (1); en Tucumán el Gobierno no les paga el 82% móvil, pese a que la Justicia le ha ordenado en dos oportunidades que lo haga. Sería interesante que quienes nos gobiernan hicieran la prueba de vivir durante seis meses cobrando la jubilación mínima, tal vez así tomarían conciencia de las limitaciones que padecen nuestros mayores y se ocuparían tal vez de revertir esta realidad.
Afortunadamente, siempre ventanas por donde respiran vida, como sucede, por ejemplo, con el programa de Educación Permanente para Adultos Mayores de la Universidad Nacional de Tucumán, que constituye un espacio de encuentro, realización y afecto; instituciones como estas deberían multiplicarse. Los hindúes suelen decir que la vejez comienza cuando el recuerdo es más fuerte que la esperanza. Pero también es cierto que los árboles más viejos dan los frutos más dulces, como apunta un proverbio alemán.
FUENTE
"LA GACETA", Tucumán, 20.09.2015
(1) Jubilación mínima desde setiembre de 2015
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