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Ensayo invitado

 

Las vacunas no deben tener ideología

 

9 de agosto de 2021

 

El presidente de Argentina, Alberto Fernández, en enero de 2021 Credit...Alberto Valdes/EPA vía Shutterstock

Es periodista brasileña radicada en Argentina. Cubre Latinoamérica hace más de una década.

 

BUENOS AIRES — El gobierno de Argentina ha adoptado un enfoque ideológico para combatir la pandemia del coronavirus

Y lo está pagando muy caro en dos frentes: el sanitario y el político.

En un momento de pobreza creciente y alta inflación, el presidente Alberto Fernández tenía pocas banderas a las que aferrarse en un año electoral (en noviembre habrá elecciones legislativas que serán, en buena medida, un referéndum sobre el gobierno peronista de Fernández). 

El panorama económico lucía desolador desde antes de la pandemia, así que llevar al país a buen puerto durante la crisis de salud era quizás su única opción para convencer a los votantes.

Pero quizás para complacer a su electorado más fiel, cayó en un error: planteó la lucha contra el virus como la defensa de la soberanía nacional ante el imperialismo de los grandes laboratorios.

Y mientras la peligrosa variante delta de la COVID-19 se extiende por la región y pone en riesgo a la población que aún no tiene el esquema de vacunación completo (la mayoría en el país), Argentina apostó por la vacuna Sputnik V por demasiado tiempo. 

Aunque había dudas iniciales sobre su efectividad, este año se publicó un informe serio que advertía que la vacuna de Gamaleya es segura y eficaz

El problema es que el centro ruso ha sido opaco con los tiempos de distribución y hay escasez de su inmunizante

Al final, Gamaleya ha sido un mal socio para Argentina: ha retrasado las entregas e incumplido el plazo para completar la inmunización de la población.

Asociada a la ineficacia y a la precariedad en otras áreas de la gestión, la estrategia tuvo un resultado trágico en el corto plazo. 

Un saldo de más de 107.000 muertes, casi 5 millones de contagios y un proceso de vacunación lento (el país tiene solo alrededor del 18 por ciento de su población completamente vacunada) que deja a los argentinos desprotegidos ante las nuevas variantes.

A diferencia de otros vecinos, como Uruguay y Chile, que ya superaron el 60 por ciento de población totalmente inmunizada, o Brasil, que está acelerando el ritmo de vacunación, Argentina ha quedado muy por detrás.

Fue hasta finales del mes pasado que Fernández cedió a las presiones de la oposición y de grupos ciudadanos. 

Cerró, finalmente, un acuerdo con Pfizer, más de un año después de que el laboratorio hiciera la primera oferta para la compra de 13,2 millones de dosis, que entonces no había sido considerada.

Recuerda al caso de Brasil: en 2020, Pfizer se acercó al gobierno de Jair Bolsonaro para reservar millones de dosis, pero según investigaciones del Congreso brasileño, el gobierno no aceptó

Si Bolsonaro probablemente lo hizo por negacionismo, y solo accedió a comprar dosis con demoras por presiones políticas, Alberto Fernández alegó que el contrato de la farmacéutica tenía cláusulas inaceptables que comprometían al país, refiriéndose al interés nacional tan valioso para los peronistas pero tan poco útil en medio de una crisis de salud.

La tensión con la oposición escaló a un nivel poco constructivo para un país en una situación tan grave. 

La jefa del principal partido de la oposición, Propuesta Republicana, Patricia Bullrich, sugirió que Fernández había pedido sobornos a Pfizer y por eso el acuerdo había fracasado. Fernández, por su vez, demandó a Bullrich. 

Y la saga sigue.

Los militantes peronistas hicieron del tema un grito de guerra y de campaña electoral. 

Como dijo el congresista Máximo Kirchner, hijo de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner: “No quiero un país que ceda a los caprichos de laboratorios extranjeros”

Una frase que Fernándezcomparte 100 por ciento”.

El problema para el gobierno se fue poniendo más grave cuando quedó claro que el centro Gamaleya no tenía capacidad de cumplir con los plazos del calendario de la Sputnik V, que requiere dos dosis administradas en un plazo máximo de tres meses.

El retraso del centro ruso llevó a que Argentina iniciara la vacunación con dosis de distintos laboratorios combinadas. 

La mezcla permitirá a los que recibieron la primera dosis de Sputnik, a completar su esquema con AstraZeneca, Moderna o Sinopharm. 

La combinación de vacunas ha sido estudiada y es ampliamente aceptada por expertos. 

Pero el gobierno argentino solo recurrió a esta estrategia a último momento, más un giro de improvisación que de planeación.

Esta situación se refleja en una carta filtrada en el diario La Nación

Cecilia Nicolini, asesora del presidente, escribió al Fondo Ruso de Inversión Directa, que negociaba el contrato con Gamaleya, que el gobierno argentino estaba más desesperado por la llegada de más dosis de lo que decía al público. 

“Ustedes nos están dejando con muy pocas opciones para continuar peleando por ustedes y por este proyecto”, y amenaza con la firma inminente de contratos con laboratorios estadounidenses.

Mientras tanto, en público, Alberto Fernández decía que se acercaba el fin de la pandemia gracias a la aceleración de la vacunación: “Ahí está la puerta de salida, está acá nomás”, dijo recientemente.

Al final, según algunas encuestas, el impacto de las malas decisiones ante la pandemia será dramático desde el punto de vista político. 

Una encuesta de Giacobbe y Asociados muestra que para 59,1 por ciento de los encuestados, el factor determinante del elevado número de casos y muertes por COVID-19 son las decisiones políticas del gobierno. 

El mismo sondeo dice que 51 por ciento no votará por la coalición del presidente, el Frente de Todos, en las elecciones de noviembre.

Si al inicio de la pandemia, animado por el fervor del discurso peronista, Fernández afirmó que preferiría “el 10 por ciento más de pobres y no 100.000 muertos”, ahora queda desnudo ante los hechos. 

Argentina tiene más de la mitad de los niños viviendo en la pobreza y superó tiempo atrás la terrible marca de 100.000 muertos.

La lección parece clara: la salud y la ideología no son una buena combinación

Aún más con un proceso de vacunación lento y marcado por tropiezos, retrasos y escándalos (como el del vacunagate, en el cual amigos del poder pasaron antes en la fila de vacunados). 

Mientras tanto, aunque se anunció el acuerdo con Pfizer, esa vacuna aún no se está aplicando.

El gobierno ha dado un paso positivo al comenzar a negociar con otros laboratorios ante la emergencia. 

Quizás es muy tarde de cara a las elecciones: su gobierno ocasionó un caos de incertidumbre y más polarización por su incapacidad de concretar las negociaciones, en la aplicacion rápida de dosis y al mezclar la política con un asunto de salud pública

Así que ahora, como jefe de Estado, debe enfocarse en lo más importante: dejar la retórica a un lado, acelerar el proceso de vacunación y evitar que las cifras de casos y fallecidos aumenten.

 

Sylvia Colombo es corresponsal en América Latina del diario Folha de São Paulo.

 

 


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Me atrevo a interpelar, por sentirlos muy cercanos, por más que las apariencias parecieran indicar lo contrario; insisto en lo de la cercanía, por que estamos en el mismo bote – que hace agua - , tenemos pesares, angustias y problemas comunes, recién después vienen las diferencias.

La idea es dialogar, hablar de nuestras cosas, hay textos que nos proporcionan la información básica – no única-, solo es una propuesta como para empezar. La continuidad depende de Ustedes, un eventual resultado adicional depende de todos.La idea es hablar desde un “nosotros” y sobre “nuestro futuro” desde la buena fe, los problemas exigen soluciones que requieren racionalidad, honestidad intelectual que jamás puede nacer desde la parcialidad, la mezquindad, la especulación.

Encontraran en “HASTA EL PELO MÁS DELGADO ...”, textos y opiniones sobre una temática variada y sin un orden temporal, es así no por desorganizado, sino por intención – a Ustedes corresponde juzgar el resultado -.Como no he vivido en una capsula, ya peino canas, tengo opiniones y simpatías, pero de ninguna manera significa dogmatismo, parcialidad cerrada.Soy radical (neto sin adiciones de letras ninguna), pero no se preocupen no es contagiosos … creo, solo una opción en el universo de las ideas argentinas. Las referencias al radicalismo están debidamente identificadas, depende de Ustedes si deciden “pizpear” o no.

El acá y ahora, el nosotros y el futuro constituyen la responsabilidad de todos.Hace más de cuatro décadas, en mi lejana secundaria, de una pasadita que nos dieron por Lógica, recuerdo el Principio de Identidad, era más o menos así: “Si 'A' no es 'A', no es 'A' ni es nada”, por esos años me pareció una reverenda huevada, hoy lo tomo con mucho más respeto y consideración. Variaciones de los mismo: no existe un ligero embarazo; no se puede ser buena gente los días pares.

Llegando al Bicentenario – y aunque se me tildé de negativo- siento que como pueblo, desde 1810, hemos estado paveando … a vos ¿qué te parece?. En algún momento perdimos el rumbo y ahí andamos “como pan que no se vende. Cuentan que don Ángel Vicente Peñaloza decía: “Como ei de andar, en Chile y di a pie, cuando hay de que no hay cunque, cuando hay cunque no hay deque”.

De tanto mirarnos el, ombligo y su pelusa, tenemos un cerebro paralitico, cubierto de telarañas y en estado de grave inanición. Padecemos una trágica concurrencia de factores que nos impiden advertir – debidamente -, este, nuestro triste presente y lo que es peor aún, nos va dejando sin futuro.

A los malos, los maulas, los sotretas, los villanos, los mala leche, los h'jo puta, los podemos enfrentar pero … ¿qué hacemos con los indiferentes, con los que solo se meten en sus cosas, y no advierten que el nosotros y el futuro por más que sean plurales son cosas personalisimas? Y luego dicen que quieren a sus hijos y su familia; ¡JA!, ¡doble JA!, ¡triple JA! (il lupo fero).

¡¡EL REY ESTÁ EN PELOTAS!!, dijo el niño de la calle, hijo de padre desconocido y madre ausente, ese niño es mi héroe favorito.

¿QUÉ ES PEOR LA IGNORANCIA O LA INDIFERENCIA?

¡¡NO LO SÉ Y NO ME IMPORTA!!

El impertinente, el preguntón es nuestra esperanza, nuestro “Chapulin Colorado”.

Mis querido “Chichipios” - diría don Tato- no olviden que además de ver el vaso medio vació o medio lleno, hay que saber que contiene – sino que le pregunten a Socrates - ¡Bienvenidos! Adelante. Julio


Mendoza, 11 de noviembre de 2009.