DESDE ESPAÑA SOBRE... ¿NOSOTROS?
Cristina Kirchner, miedo en el cuerpo… de la justicia
La cascada de causas que esperan pacientes para reabrirse o están activas (desde enriquecimiento ilícito a malversación de fondos pasando por lavado de activos) pueden terminar con ella y, lo que más le preocupa, con su hijo Máximo, pasando un tiempito a la sombra. “Si a Menem, por mucho menos, le tuvieron confinado en don Torcuato a ella, te imaginas las ganas que le tienen”, comenta una fuente que conoce bien cómo sienta la toga aunque no vivió de cerca la desesperación del ex presidente durante aquel arresto domiciliario.
Con este miedo en el cuerpo de la presidenta, el Gobierno hace cosas insólitas. Entre otras, premiar económicamente a los jueces que apliquen el nuevo Código Penal. Cristina Fernández no renuncia a la operación pública de acoso y derribo contra fiscales y jueces, mientras los suyos les amenazan en privado o escondidos bajo el anonimato de una llamada o, en el mejor de los casos, buscan un “arreglo” para la impunidad.
Como hasta ahora ninguna de las alternativas le ha dado resultado, la Presidenta trabaja para modificar el número de magistrados de la Corte Suprema (equivalente al Supremo) en varias vertientes. La idea es, en definitiva, colocar a sus leales, presuntos incondicionales, para que la salven cuando le llegue la hora de la verdad. Para eso necesita el apoyo de un sector de la oposición que, en teoría, se niega. Ricardo Lorenzetti, titular de la Corte, le ha visto las orejas al lobo que, de paso, también le puede morder en su honestidad y la ha sorprendido con un amago de dimisión que, previsiblemente, se traducirá en reivindicación y fortalecimiento de su puesto.
Los que están en el ajo de Tribunales insisten en que la mujer que demuestra seguir siendo la dueña del poder, hace sus números y apuestas y “le pone ficha” a Carlos Zanini, su eterno secretario Legal y Técnico, colega, -más revolucionario que ella que se atrincheró y enriqueció en la plácida Santa Cruz-, de los años 70 y especie de Rasputín en la cosa legal de los Kirchner.
Culmine con éxito o en fracaso la operación contra la justicia la presidenta se merece el reconocimiento, por mérito propio, de sortear el síndrome del pato cojo. También de mantenerse fiel a la seguidilla de homenajes a un muerto cuyo nombre, visto lo visto, si pudiera, le serviría para cambiar el del país.
Quizás, en su imaginario, soñó que Argentina, algún día, se llame Néstor Kirchner. La cuestión es si tanta calle, gimnasio, monumento, centro cultural y cuadros del difunto (el último con otro de hugo Chávez) no terminarán, como suele suceder en estos regímenes, arrumbados en húmedos sótanos y tapados por el nombre del siguiente “jefe” o de anteriores con menos cosas que ocultar. En fin, otra injusticia, se dirá ella.
FUENTE
"ABC.es", 05.05.2015
En los años menemistas supo cerrar filas con el grupo de jueces que se opuso a la mayoría automática. Néstor Kirchner eligió mantenerlo ya que ni se animó a reemplazarlo. Tiene pergaminos de todos los colores. Ha enseñado a generaciones y ha escrito más de 30 libros.
Lo que les molesta de Fayt no es su edad, esa es la pueril excusa, lo que les molesta es otra cosa: su vocación por defender la independencia de la Justicia y su calidad moral para disolver los intentos del Gobierno para comprarse impunidad cuando deje el poder.
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