FENTALINO
Narcos producen más fentanilo por política de 'abrazos, no balazos' de AMLO y el más afectado es EEUU
Un nuevo informe legislativo critica que el gobierno del vecino país no atiende debidamente el problema de la creciente producción de fentanilo al invertir menos en seguridad, adelgazar el gasto público y pisar el freno a la guerra contra el crimen organizado.
8 Feb 2022
Por:: Isaías Alvarado
Los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG) se convirtieron en los principales proveedores del mortal fentanilo que se consume en Estados Unidos, en parte por las consecuencias de las políticas de austeridad y de ‘abrazos, no balazos’ del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, concluye un nuevo reporte elaborado por un grupo legislativo de Estados Unidos.
López Obrador, “quien comenzó su presidencia comprometido con una política de ‘abrazos, no balazos’ para los carteles, a pesar del continuo aumento de la violencia, debe hacer más en los próximos meses y años para abordar directamente la amenaza que representan los carteles para la salud y la seguridad de las personas en México y Estados Unidos”, recomienda el informe publicado el martes por la Comisión para Combatir el Tráfico de Opioides Sintéticos, conformada por legisladores de ambos partidos.
El grupo no solo lanzó críticas a las autoridades del vecino país, también le pidió a EEUU implementar más acciones para detener el flujo de precursores químicos con los que se elabora el fentanilo, para detectar su trasiego por la frontera y enfocarse en disminuir la demanda interna de drogas.
“El suministro de fentanilo ilícito no se puede detener de forma permanente solo mediante acciones policiales, solo se puede interrumpir temporalmente antes de que otro cartel, método de tráfico o narcóticos llenen el mercado que crea la adicción”, menciona el análisis.
Se estima que tres millones de estadounidenses consumen opioides regularmente y millones más se están recuperando de esa adicción.
“Un hecho es claro: la disponibilidad de opioides sintéticos fabricados ilegalmente para satisfacer el apetito de narcóticos del país es una crisis nacional. Estas drogas están destruyendo vidas y dañando comunidades a niveles históricos”, advierte el reporte.
El fentanilo es ahora la droga que envía a más personas a las morgues de este país.
En 2020, más de 55,000 personas sufrieron una sobredosis fatal de opioides sintéticos.
Es particularmente peligroso porque su potencia es 100 veces mayor a la morfina tradicional y, por eso, los narcotraficantes lo están mezclando con metanfetamina, heroína, cocaína, éxtasis y píldoras de oxicodona falsas.
En diciembre la titular de la Administración para el Control de Drogas (DEA), Anne Milgram, dijo en una conferencia de prensa que al menos 32 casos de sobredosis por consumo de pastillas falsas que contenían fentanilo, incluyendo la muerte de un niño de 15 años en Idaho, estaban vinculados directamente con carteles mexicanos.
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Las fallas de López Obrador
Los carteles adquieren precursores químicos de China e India, los reciben en puertos y aeropuertos mexicanos, y los llevan a sus laboratorios clandestinos donde elaboran fentanilo.
Esa nueva estrategia ha reducido la capacidad de detección de militares, que eran más eficaces localizando y destruyendo los cultivos de amapola de los cuales se obtiene opio, señala el informe de la comisión.
A eso se suma el poder corruptor de los grupos criminales en México, su creciente capacidad de fuego, la falta de operativos de seguridad en sus territorios y la estrategia de López Obrador de concluir la llamada “guerra contra el narco” que implementaron sus predecesores de 2006 a 2012.
“Una estrategia anticorrupción o antiviolencia más amplia podría reducir la influencia de las organizaciones de tráfico de drogas, pero la política existente del gobierno de México hacia los cárteles—y los líderes de nivel medio y alto dentro de los carteles que a menudo operan con impunidad—debe adaptarse para abordar la magnitud del desafío de seguridad que presentan”, indica el informe.
“En ausencia de una acción definitiva, los carteles seguirán prosperando y expandiéndose”, advierte.
Un policía resguarda un laboratorio clandestino de producción de drogas sintéticas en Sinaloa, México. Crédito: Getty Images
La comisión criticó que la política de austeridad establecida por la administración de López Obrador redujo “aún más la capacidad institucional” del vecino país, mientras decidió gastar menos del 1% de su Producto Interno Bruto (PIB) en seguridad, aunque los 38 países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) invierten -en promedio- 3% en ese rubro.
Otros retos que observaron los legisladores son las amenazas de carteles que usan armamento de grado militar y la “renuencia” de las autoridades mexicanas a reconocer este problema.
“En opinión de la comisión, el gobierno mexicano debería ejercer mayores funciones relacionadas con la seguridad o el control en las partes del territorio nacional donde los carteles tienen un bastión”, recomendó.
“Aunque la postura de seguridad en México podría reducir los conflictos directos con los carteles, la erosión a largo plazo en la seguridad de México finalmente disminuirá la capacidad de reducir la fuerza y la libertad de movimiento de los carteles. La Comisión sugiere que se necesita hacer más”, agregó.
A medida que la crisis de los opioides empeora en EEUU, al otro lado de la frontera los carteles de Sinaloa y Jalisco incrementan su capacidad financiera, de armamento y control institucional.
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¿Por qué el fentanilo?
Los carteles mexicanos más poderosos incursionaron en la producción de fentanilo desde 2014 y cinco años más tarde habían producido casi toda la droga de ese tipo que se decomisó en EEUU.
El tráfico del narcótico aumentó en parte debido a su bajo costo de producción, a que se puede transportar en pequeñas cantidades por la frontera y porque genera grandes ganancias.
Se calcula que solo se necesitan de 3 a 5 toneladas métricas de fentanilo puro para satisfacer todo el consumo anual de opioides en EEUU, una fracción de las 47 toneladas métricas de heroína y las 145 toneladas cocaína que se consumieron en 2016.
Eso facilita el trasiego de uno de los productos que generan hasta 21,000 millones de dólares anuales, según reportes.
Laboratorio de drogas sintéticas desmantelado en 2018 en Sinaloa, México. Crédito: Getty Images
En México se produce la mayoría de las tabletas falsas con fentanilo que se venden en las calles de EEUU, muchas veces a través de las redes sociales.
Su popularidad radica en que los consumidores prefieren tomarlas como un medicamento tradicional, que inyectarse o inhalar la sustancia.
En 2021, los agentes antinarcóticos decomisaron 20.4 millones de píldoras con fentanilo, una cifra jamás registrada y que sería suficiente para que cada uno de los 329 millones de habitantes de EEUU muera por sobredosis.
Para que un adulto pierda la vida bastaría que consumiera el polvo que tome la punta de un lápiz.
Píldoras con fentanilo se venden a través de Facebook, Instagram, YouTube, TikTok y Snapchat.
La DEA reclama que estas plataformas no hacen nada para impedir su distribución, pero esas empresas aseguran que están implementando distintas medidas para detectar actividades ilegales entre sus usuarios.
Al analizar el 71% de las pastillas confiscadas en 2019, la DEA detectó tenían técnicas de producción consistentes con las de los carteles mexicanos.
En el vecino país también se han registrado más decomisos de fentanilo, tanto en polvo como en tabletas falsificadas.
Hasta agosto de 2021 incautaron 1.2 toneladas.
Si bien México es la fuente principal de fentanilo, por el momento no se sospecha que los sectores farmacéutico y químico de ese país colaboren de alguna manera con los traficantes.
La estrategia más reciente de la DEA ha sido enfocarse en desmantelar a grupos criminales que venden opioides en comunidades con más casos de sobredosis e incidentes violentos.
La primera fase de la llamada operación ‘Overdrive’, que se lanzó el 1 de febrero, se inició en más de 30 ciudades, incluyendo Atlanta, Baltimore, Chicago, Cleveland, Miami, Oakland, Tulsa, Nueva Orleans, Jackson y San Juan.
fuente
"UNIVISIÓN", EE.UU., 08.02.2022
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