27 jul 2020

LA CLASE MEDIA… LA GRAN RESERVA NACIONAL






LA CLASE MEDIA…
LA GRAN RESERVA NACIONAL





La fuerza (dormida) de la clase media

Pese a los múltiples intereses y la diversidad de dicha clase, hay un rasgo similar que la caracteriza: su aportación vital al país

Carlos M. López Portillo Maltos  -  mié 22 julio 2020 
 La estratificación social con el dinero. ilustración vectorial Foto de archivo - 73347973
(Expansión) – La lucha de clases, teoría y concepto introducido en su momento por los filósofos Karl Marx y Friedrich Engels, pero que desde la época de Maquiavelo ya se formaba, continúa vigente en nuestros tiempos, al menos de cierta manera. 

Luego de la Revolución Industrial, la mayoría de las sociedades se desarrollaron sobre la base de que la propiedad de los medios de producción era exclusiva de los dueños y que, por su parte, los trabajadores eran explotados para producir, a través de dichos elementos, riqueza. 

Todas estas condiciones se encaminaron a crear un conflicto muy complejo y difícil de resolver entre las partes. 
Más allá de las implicaciones ideológicas y políticas de esta noción, económicamente se generaron dos vertientes muy claras en sus objetivos y metas, fundamentadas precisamente en el enfoque que se le daba a la propiedad de dichos medios productivos. 

Con la globalización y los grandes cambios tecnológicos que ha enfrentado el mundo, algunos de estos conceptos han cambiado; sin embargo, la naturaleza de las interacciones y las dinámicas se asemejan a muchas prácticas que se observan hoy en día en múltiples sociedades modernas.
Pero vayamos a la raíz. 

En su mayoría, los países latinoamericanos tuvieron una formación similar en sus inicios.

Son sociedades que sufrieron conquistas por parte de fuerzas o potencias externas, que tuvieron un proceso de mestizaje y sincretismo, que sus recursos fueron explotados y extraídos y que formaron una idiosincrasia muy peculiar.

Lo más característico de este proceso fue que surgieron naciones con estructuras oligárquicas poderosas y con lastres muy profundos en cuanto a pobreza, educación, inequidad y desigualdad de oportunidades. 

La desbalanceada distribución de la riqueza y la concentración exacerbada del poder económico (y político) creó desequilibrios extremos y dolorosos para estos incipientes países.

En el caso de México, con el pasar del tiempo y paulatinamente se fue formando y consolidando una clase trabajadora muy particular, la cual había tenido oportunidad de obtener una educación, ya fuera pública o privada, y que aspiraba a tener una movilidad social mayor a la que tuvieron sus padres y abuelos. 

Una característica inherente a ella era la heterogeneidad de profesiones e intereses; además de ello, contaba con una remuneración determinada y tenía acceso a servicios públicos de salud, educación, transportación, créditos a la vivienda, entre otros.

Es ahí en donde comienza a delinearse con matices y pinceladas la clase media mexicana contemporánea, con todas las limitaciones e implicaciones que este concepto pudiera contener. 

Evidentemente, este es un tema de mucha mayor profundidad.

De acuerdo a algunas encuestas y estudios (OCDE, INEGI, De las Heras), la definición de clase media mexicana radica primordialmente en relación al ingreso y número de habitantes en el hogar: ingreso de 15,000 pesos mensuales, 45-60% de la población. 

Sin embargo, aún con un respaldo metodológico, esto no alcanza para mostrar la realidad de un país de contrastes tan extremos como el nuestro y con más de 12 millones de personas en pobreza extrema.

Dados los claroscuros de nuestro querido México, es muy difícil determinar homogéneamente el concepto de clase media, pues encontraríamos una infinidad de sub-conceptos: clase media alta, clase media-media, clase media baja, urbana, rural, etc. 

Más allá de la percepción general e individual del concepto y significado de clase media y yendo delante de las variables de ingreso, debemos considerar una aproximación sociológica y una vertiente ideológica.

Pese a los múltiples intereses y la diversidad de dicha clase, hay un rasgo similar que la caracteriza: su aportación vital al país

En muchos sentidos, esta clase media es el sustento y el corazón de la nación, la sangre que circula por sus venas, la que le da vida no solamente con sus actividades productivas pero también con su ímpetu en el día a día.

Aporta impuestos considerablemente, aun cuando se le castiga y se le incentiva muy poco, genera cotidianamente a través de pequeñas y medianas empresas, da empleo en muchas ocasiones, y juega un rol determinante en el desarrollo del país.

La fuerza de la clase media continúa dormida porque no se ha dado cuenta de su gran poder, de que le urge un común denominador basado en elementos de unión con el que todos los clasemedieros, en menor o mayor medida, nos identifiquemos. 

Por encima de sintetizar una concepción de esa complejidad en indicadores y variables, debemos entender que es más el fondo que la forma.

OPINIÓN: 3 ideas para crear más clase media
 
Una esencia en la cual coincidan y se fusionen la conciencia social, la responsabilidad cívica, la ética, la cultura democrática, la justicia, la fraternidad y el pluralismo. 

Su fuerza e identidad radica en su misma heterogeneidad, la cual tendrá que enfocarse y dirigirse hacia un orden cooperativo, organizativo y buscando un objetivo trascendente.

El letargo no será para siempre. 

A ese tigre dormido es al que verdaderamente debe temérsele y admirársele, en el buen sentido, pues es el que tiene la capacidad colectiva de llevar al país a la evolución requerida y al éxito.

Nota del editor: Carlos M. López Portillo Maltos se ha desarrollado en el ámbito profesional en temas relacionados con la inteligencia, geopolítica, migración, comunicación política y corporativa, medios y análisis político. Cuenta con la Licenciatura en Ciencias Políticas, del Tec de Monterrey, y una Maestría en Responsabilidad Social, de la Universidad Anáhuac del Norte. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

fuente
"Expansión Política", México, 22.07.2020



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Me atrevo a interpelar, por sentirlos muy cercanos, por más que las apariencias parecieran indicar lo contrario; insisto en lo de la cercanía, por que estamos en el mismo bote – que hace agua - , tenemos pesares, angustias y problemas comunes, recién después vienen las diferencias.

La idea es dialogar, hablar de nuestras cosas, hay textos que nos proporcionan la información básica – no única-, solo es una propuesta como para empezar. La continuidad depende de Ustedes, un eventual resultado adicional depende de todos.La idea es hablar desde un “nosotros” y sobre “nuestro futuro” desde la buena fe, los problemas exigen soluciones que requieren racionalidad, honestidad intelectual que jamás puede nacer desde la parcialidad, la mezquindad, la especulación.

Encontraran en “HASTA EL PELO MÁS DELGADO ...”, textos y opiniones sobre una temática variada y sin un orden temporal, es así no por desorganizado, sino por intención – a Ustedes corresponde juzgar el resultado -.Como no he vivido en una capsula, ya peino canas, tengo opiniones y simpatías, pero de ninguna manera significa dogmatismo, parcialidad cerrada.Soy radical (neto sin adiciones de letras ninguna), pero no se preocupen no es contagiosos … creo, solo una opción en el universo de las ideas argentinas. Las referencias al radicalismo están debidamente identificadas, depende de Ustedes si deciden “pizpear” o no.

El acá y ahora, el nosotros y el futuro constituyen la responsabilidad de todos.Hace más de cuatro décadas, en mi lejana secundaria, de una pasadita que nos dieron por Lógica, recuerdo el Principio de Identidad, era más o menos así: “Si 'A' no es 'A', no es 'A' ni es nada”, por esos años me pareció una reverenda huevada, hoy lo tomo con mucho más respeto y consideración. Variaciones de los mismo: no existe un ligero embarazo; no se puede ser buena gente los días pares.

Llegando al Bicentenario – y aunque se me tildé de negativo- siento que como pueblo, desde 1810, hemos estado paveando … a vos ¿qué te parece?. En algún momento perdimos el rumbo y ahí andamos “como pan que no se vende. Cuentan que don Ángel Vicente Peñaloza decía: “Como ei de andar, en Chile y di a pie, cuando hay de que no hay cunque, cuando hay cunque no hay deque”.

De tanto mirarnos el, ombligo y su pelusa, tenemos un cerebro paralitico, cubierto de telarañas y en estado de grave inanición. Padecemos una trágica concurrencia de factores que nos impiden advertir – debidamente -, este, nuestro triste presente y lo que es peor aún, nos va dejando sin futuro.

A los malos, los maulas, los sotretas, los villanos, los mala leche, los h'jo puta, los podemos enfrentar pero … ¿qué hacemos con los indiferentes, con los que solo se meten en sus cosas, y no advierten que el nosotros y el futuro por más que sean plurales son cosas personalisimas? Y luego dicen que quieren a sus hijos y su familia; ¡JA!, ¡doble JA!, ¡triple JA! (il lupo fero).

¡¡EL REY ESTÁ EN PELOTAS!!, dijo el niño de la calle, hijo de padre desconocido y madre ausente, ese niño es mi héroe favorito.

¿QUÉ ES PEOR LA IGNORANCIA O LA INDIFERENCIA?

¡¡NO LO SÉ Y NO ME IMPORTA!!

El impertinente, el preguntón es nuestra esperanza, nuestro “Chapulin Colorado”.

Mis querido “Chichipios” - diría don Tato- no olviden que además de ver el vaso medio vació o medio lleno, hay que saber que contiene – sino que le pregunten a Socrates - ¡Bienvenidos! Adelante. Julio


Mendoza, 11 de noviembre de 2009.