NUNCA ES TRISTE LA VERDAD…
LO QUE NO TIENE ES REMEDIO
Viene el ajuste, con el Fondo o sin el Fondo
Guillermo Kohan
Hay una sola certeza en medio de la profunda incertidumbre que cubre hoy la política y la economía del país al comenzar el año.
Será otro verano sin descanso para los argentinos.
Como en las mejores épocas.
El 2021 no dio tregua ni en la última semana del año, en tanto que enero abre un panorama preocupante en todos los frentes.
Veamos las últimas novedades y Feliz Año para los queridos lectores de El Cronista:
1) Está cada vez más claro que el país sigue sin un acuerdo a la vista con el FMI que frene la desconfianza y estabilice el valor de los activos y la devaluación de la moneda.
2) La inflación y la devaluación se aceleran. Algunas consultoras anticipan el costo de vida para diciembre más cerca de 4% que de 3%.
3) Se recalentó el dólar en la última semana del año y todo indica que el valor nominal de la divisa en los mercados libres seguirá trepando. Paño tiene de sobra. En verdad el dólar fue lo que menos subió en la Argentina en 2021. De 160 pesos a 205 en un año, apenas 28%, contra 50% de inflación y precios que se duplicaron o triplicaron en la canasta de consumo.
4) La emisión para financiar el déficit explotó otra vez en diciembre, y puede presionar sobre el dólar a partir de la segunda quincena de enero, cuando se da vuelta la estacionalidad a favor del peso que venía de antes de las Fiestas.
5) Si faltaban problemas, amenaza la seca en la zona núcleo. El clima puede ser determinante para la oferta de dólares a partir de abril próximo. La buena noticia de una soja otra vez por encima de 500 dólares en Chicago es la consecuencia de estos temores. Algo sabe la administración Macri de las consecuencias de una seca en el mercado de cambios.
6) Se suman al combo cambiario dos elementos adicionales. Habrá que importar más gas y más caro seguramente en el próximo invierno y es el año electoral decisivo en Brasil, con un Lula Da Silva candidato que hoy luce mucho más radicalizado que cuando gobernó respetando mucho más que los Kirchner las reglas del capitalismo y la libertad de mercados.
7) El ajuste que viene, con el FMI o sin el FMI, impactará de lleno en el bolsillo de los consumidores y puede afectar el rebote de la economía como ya se está notando en varios sectores.
8) Tarifas más caras, más impuestos, dólar y tasas más altas y la inflación piso en 50% tendrán impacto recesivo, en un gobierno prácticamente imposibilitado de recomponer la confianza de los inversores.
9) Las señales políticas al comienzo del año no pueden ser peores para la economía. Los que perdieron las elecciones logran quórum en el Congreso para aumentar los impuestos y para perpetrarse en el poder, caso los intendentes.
Se vota en el Congreso en contra de la voluntad popular, que justamente votó para impedir aumentos de impuestos y para provocar una renovación política.
Mayor espacio asegurado en el futuro para las opciones más radicales por derecha o por izquierda
Ocurre porque los que perdieron las elecciones terminaron al cierre del año mejor parados que aquellos que las ganaron.
La oposición quedó sin liderazgos claros y muy dividida de cara a la complicadísima agenda que viene por delante.
Se podría afirmar hoy que Alberto Fernández finalmente la sacó bastante barata frente al panorama que se le presentaba antes de noviembre y después de la derrota estrepitosa que anotó en las PASO.
Se llegó a especular con una caída aplastante, también en el Conurbano, y con una Asamblea Legislativa estilo 2001 que removiera al Presidente.
10) En medio de las peleas políticas y económicas, estalló la agenda sanitaria: contagios que se triplicaron en 10 días, caos en los pocos centros públicos de testeos habilitados y apenas 10% a 15% de la población vacunada con tres dosis.
El gran alivio, por ahora, es que no aumentaron ni el número diario de fallecidos, tampoco las internaciones.
Como está ocurriendo en todo el mundo.
La nueva ola de contagios -aún si fuera de una variante menos agresiva como ojalá se confirme- repone el debate interno sobre el plan del Gobierno este año contra la pandemia.
Todo indica que no se aprendió de los errores y horrores cometidos en 2020 y 2021.
11) Se mantiene el monopolio estatal y la centralización en la provisión, distribución y aplicación de las vacunas.
No se ha convocado a participar ni a nuevos expertos ni mucho menos al sector privado que atiende en el país a más de 60% de la población.
Nada se sabe del programa de llegada de vacunas para este año y sigue el misterio sobre los contratos con los laboratorios norteamericanos.
La vacuna de Jansen, la más popular y sencilla en EE.UU., directamente no está autorizada en la Argentina.
Nadie sabe ni informa por qué el trámite lleva dos años de demora.
Tampoco se conocen los términos de los contratos con Moderna y Pfizer, aunque sobre esta última en la comunicada médica se afirma que ahora hay mayor disponibilidad y se está vacunando con esa dosis
Se mantiene el seguidismo sanitario de los gobernadores, sin distinción del Frente de Todos a Juntos x el Cambio.
Ninguna provincia ni la Ciudad de Buenos Aires han avanzado con laboratorios más allá de la tutela del Gobierno Federal.
Lo insólito es que el Gobierno, como hace con la economía y otras materias, presenta como un éxito su política sanitaria, ignorando las decenas de miles de muertos que hubo en el país por falta de vacunas adecuadas; o el desastre económico y social que causó la cuarentena salvaje que se impuso, también por la demora en la llegada de las vacunas.
Se insiste con atacar a la medicina privada a la que se la regula cada vez más.
Se le aplican precios máximos que terminan en contra de los usuarios que voluntariamente pagan las cuotas, pero reciben cada vez peores servicios por la inflación y la intervención estatal.
fuente
"EL CRONISTA", 02.01.2022
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