MAR ARGENTINO…
OLVIDO / ABANDONO
-I-
Opinión: una perspectiva histórica y actual para pensar el dominio argentino del mar
Si el mar no fuera útil como la tierra, ¿qué sentido tendría impedir el libre acceso y uso de quienes procuran el sustento de millones de seres humanos?
Una columna para pensar en el país y su soberanía marítima.
Cuando C. Schmitt escribió, en 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, su libro Tierra y mar, concibió la historia universal como una lucha entre potencias marítimas y terrestres, y entre las terrestres y las marítimas.
En forma sutil y mediante imágenes de la mitología y la historia universal, nos hizo imaginar una lucha desigual entre tierra y mar, donde de un lado se intentaba destrozar al enemigo y, del otro, impedir que el adversario comiera y respirara.
Al igual que las bestias bíblicas Behemot y Leviatán, lucharían por el espacio que sus súbditos ocupaban y usaban para crecer y vivir, solo que lo harían de distinta forma.
Mientras Behemot trataba de destrozar al Leviatán con sus cuernos y colmillos, Leviatán cerraba con sus aletas las fauces y el hocico de su enemigo para impedir que comiera y respirara.
¿Quién era más efectivo: quien atacaba directo o quien quitaba la libertad de acción a su oponente?
Me pareció interesante plantear esta imagen de lucha de la tierra contra el mar y viceversa, ya que adelanta dos estrategias muy presentes a lo largo de la historia universal: dominar el espacio que ocupa el otro o negarle su libertad de acción.
Dice Urchipía: “Carl Schmitt concibió la historia universal como una lucha entre potencias marítimas contra potencias terrestres, y visceversa”. Foto: Archivo DEF.
Más allá de pensar en los seres, entes y artefactos que existen en el mar, el punto es que, si el mar sirve para algo, o sea, si tiene alguna utilidad, alguien debe ordenarlo.
En cambio, si el mar no fuera útil como la tierra, ¿qué sentido tiene impedir el libre acceso y uso de quienes procuran el sustento de millones de seres humanos?
El dominio del mar fue una ficción, porque solo una existencia marítima podía ser capaz de dominarlo.
Hoy no podemos entender este espacio como una simple dimensión vacía de contenido y, tal como predijo Schmitt, el mar dejó de ser un elemento para ser un campo de fuerzas donde el hombre desplegaría su energía, su actividad y esfuerzo.
Entonces, ¿de qué hablamos en nuestro país cuando hablamos del dominio (soberanía) del mar?
Para el autor, “el país vivió de espaldas al mar. El Estado no tiene capacidades para impulsar iniciativas sin el aporte privado, pero si tiene la posibilidad de quitar las altas cargas impositivas, infinitas normas y regulaciones, que solo han hecho desaparecer y restringir actividades que podrían generar fuentes de trabajo sustentables en el tiempo”
La Argentina es un país que ha vivido de espaldas al mar.
Un país que retrocede y que necesita revisar su estrategia basada en ventajas comparativas y competitivas para superar una coyuntura que va a perdurar los próximos años.
El Estado no tiene las capacidades para impulsar iniciativas sin el aporte privado, pero sí tiene posibilidad de quitar las altas cargas impositivas, infinitas normas y regulaciones que solo han hecho desaparecer y restringir la actividad marítima, la construcción y reparación en astilleros, la formación de la gente de mar, industrias, transporte e investigación que podrían generar fuentes de trabajo sustentables en el tiempo.
Sin un poder naval creíble y presente para acompañar la creación de esos espacios alrededor de una existencia marítima colectiva en el mar, la Argentina quedará reducida a un papel inferior en su porvenir.
* Esta nota fue producida y escrita especialmente para DEF. Su autor es contralmirante (R) de la Armada Argentina, exdirector nacional de CyT.
fuente
"infobae", 30.01.2021