Referente de la Cámpora, activista por los Derechos Humanos y flamantemente anunciado ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Cabandié fue, junto a Máximo Kirchner, uno de los principales armadores del reencuentro entre Alberto Fernández y Cristina, luego de años de distanciamiento.
La desubicadita a la que Cabandié quiso dar un correctivo
14/10/2013 ByAsí rezaba uno de los miles de mensajes publicados en uno de los tantos miles de foros perdidos en la web.
El texto, escrito en mayúsculas, hacía referencia al video que había empezado a circular el viernes por la noche y que plazademayo.com publicó de inmediato.
Allí se podía ver a Juan Cabandié, candidato kirchnerista a diputado por el FPV y su colectora Alternativa Popular, en una actitud prepotente con una agente de tránsito.
La acusaba de haberse hecho la guapa, le decía que el guapo era él, le enrostraba haberse bancado a la dictadura (sic), ser hijo de desaparecidos y tener huevos.
También le pedía a alguien que le pida a un tal Martín (luego se sabría, con la aparición de un segundo video, que se trataba de Martín Insaurralde, candidato K a diputado por Buenos Aires e intendente de Lomas de Zamora) que le aplique un correctivo a la agente por “desubicadita”.
En un par de minutos de filmación la personalidad abusiva de Cabandié aparecía en todo su esplendor.
El mensaje posteado en el foro, que me había sido enviado cerca de la medianoche del domingo, podía ser verdadero.
Había varios resultados.
Uno de ellos era llamativo.
Su usuaria vivía en Lomas de Zamora.
Al revisar sus fotos, pude ver que una de ellas la retrataba con un uniforme que bien podía ser de una agente de tránsito.
En un post de febrero escribía: “Cuidado, a partir de mañana empiezo el control de tránsito y les puedo hacer multas jaja”.
Si no era una cuenta falsa y todo su contenido apócrifo, entonces era ella.
Mediante la revisión de bases de datos pude dar con una posible dirección.
No encontré un teléfono.
Decidí dirigirme hacia ese domicilio al día siguiente, lunes y feriado, lo más temprano posible.
Hacia las nueve de la mañana de un feriado la avenida donde podría vivir la agente de tránsito del video está vacía.
Hay unas señoras charlando en una de las casas de la cuadra que debería corresponder a la numeración de la tal Belén Mosquera.
Les pido si me podrían ayudar a ubicar una numeración.
“¿A quién buscás”, me dice una de las señoras.
“A Belén Mosquera”, respondo.
“Cuatro casas más allá, en la verdulería”.
Agradezco y me dirijo hacia allí.
No hay una verdulería, pero sí algunas cajas de frutas vacías.
Recuerdo que es feriado.
La casa es una vivienda popular.
Sobre el techo hay ladrillos sin revoque que dan cuenta del intento abandonado de ampliarla hacia arriba.
Un joven está del otro lado de la verja.
“Buen día, ¿acá vive Belén Mosquera?”, saludo.
“¿Quién la busca?”, pregunta el joven.
“Soy periodista. La estoy buscando por lo que pasó con Cabandié”.
“Esperá que la voy a despertar”.
Parece que esa Belén Mosquera es la del video.
Llamo entonces a los productores de un canal en el que de vez en cuando colaboro produciendo notas e informes para preguntarles si les interesa el hallazgo, si fuera cierto.
Les interesa.
Luego de varios minutos sale una chica joven -su FB acusaba 22 años-, bajita, muy flaquita, linda.
Nos presentamos.
Me confirma que ella es la persona que aparece en el video.
Que no intentó coimear a nadie.
Que está indignada por los dichos de Cabandié.
Que fue despedida de su trabajo.
Le propongo que cuente qué fue lo que pasó a la prensa.
Me dice que no quiere que su casa aparezca. Ni su rostro.
Le propongo llevarla al canal y conversar.
Acepta y regresa a su casa para cambiarse.
“Mi hija no es ninguna coimera”, dice Sandra, madre de Belén y sus cuatro hermanos, viuda, dueña de la verdulería que arma cada día en la puerta de su hogar.
“Ese Cabandié es una vergüenza, ayer al ver ese video en el que aparece mi hija escribí eso en mi Facebook”, cuenta.
Sandra había escrito: “Para los que vieron la cámara oculta de Cabandié anoche en el programa de Lanata, la policía de Tránsito que le pide los papeles es mi hija Belén. Una vez mas la corrupción, el abuso de poder, la violencia a la orden del día!!! Y lo que es peor, este señor postulándose como candidato y queriendo ser un referente para los jóvenes. me siento decaída”.
Ahora no. Ahora parece enojada.
“Ese Cabandié es una vergüenza”, repite.
Sale Ezequiel, otro hermano de Belén que nos acompañará.
“Yo quiero que ella cuente lo que le pasó”, dice.
Ezequiel, de 20 años, trabaja en una agencia de fletes del Once.
Su hermana, en cambio, desde que fuera despedida ayuda a su madre en la verdulería.
La ex agente de tránsito sale de la casa y dice: “Vamos”.
En el camino, Belén me cuenta su historia.
Esa noche, de mayo según recuerda, estaba haciendo su trabajo según la rutina de siempre.
La gendarmería paraba los autos, solicitaba los documentos, y se los alcanzaba a ella para que los revise.
Le pasaron unos.
No tenía el carnet del seguro.
Se acercó a la ventanilla y se lo pidió al conductor.
El hombre, de treinta y pico de años, no lo tenía consigo, pero le pasó unos papeles del seguro.
Belén verificó que no tenía el comprobante de pago del último mes.
“Te voy a tener que hacer una infracción”, dice que le dijo al conductor.
Y que entonces se pudrió todo.
-¿Vos lo amenazaste con que le ibas a secuestrar el auto?-le pregunto.
-No. La cosa es así. Cuando le dije lo de la infracción, se pudrió todo. Empezó a decirme: “¿Pero vos sabés quién soy yo? ¿Sabés con quién te estás metiendo?”. Yo no sabía. Para mí era una persona como cualquier otra. “Mirá, si no tuvieras seguro, directamente te tendría que secuestrar el auto”, le dije, “ahora sólo te tengo que hacer una infracción”. Pero seguía preguntando si no sabía quién era. Se bajó del auto, hizo una llamada, estaba nervioso, ansioso, raro. Hablando por teléfono me llamó “boluda”.
Ahí se acercaron los gendarmes para preguntarle qué estaba pasando.
Entonces pasó lo que se ve en el video.
Tehicistelaguapayosoymásguapoquevosporquetengohuevosporqueyomebanquéladictaduraporqueyo soyhijodedesaparecidosporqueestoydondetengoqueestarporqueestoybancandoaloshijosdeputaque quierenarruinaralpaísséprecisoconestodecileamartínqueledéuncorrectivoaladesubicaditaamartín insaurraldeuncorrectivodesubicaditavoyparabanfieldeh.
Luego el auto partió con su conductor.
{SIC, ASÍ APARECE EN EL ORIGINAL Y AL TRATAR DE CORREGIRLO NO LO PERMITE}
“Al final, se fue sin firmar la multa”, concluye su relato Belén.
-¿Vos sabías que estaban filmando?
-No, sólo me enteré después de que Cabandié se fue. Uno de los gendarmes me dijo que lo había hecho y me mostró el video.
-¿Te dijeron algo tus jefes?
-Al día siguiente, un sábado a la noche en el que yo no trabajaba, me llamó primero la secretaria de mi patrón Ramón Guelardi, que es el Director de Tránsito de la municipalidad, y luego Carlos, su mano derecha. Los dos me llamaron para preguntarme si sabía a quién le había puesto la infracción. Yo les dije que ahí me había enterado que era diputado e hijo de desaparecidos, pero que igual era una persona normal para mí. Igual, pensé que para ellos me había mandado una cagada.
-¿Eso repercutió en tu trabajo?
-Se pusieron a vigilarme todo el tiempo. Yo creo que, como sabían de la existencia del video, empezaron a buscar una excusa para echarme.
Antes me felicitaban por mi trabajo, a partir de ese momento me vigilaban.
Incluso me despidieron dos veces.
Una vez mi hermano se cayó del techo y tuvo una fractura expuesta y estaba internado en el hospital.
Ezequiel pasó por donde yo estaba para que le dé plata para que le compren algo de comer, una bebida.
Justo pasaba por ahí Guelardi y me llamó.
-Le decía de todo -interrumpe Ezequiel-. Yo no lo podía creer porque ella puso el celular en altavoz y escuchaba que le decía: “Pelotuda, ¿cómo le vas a dar plata a alguien?”, la basureaba.
La despidió. Yo lo quería cagar a trompadas porque cómo iba a tratar a mi hermana así.
-Después fui a la dirección de Tránsito y todos sabían lo del accidente de mi hermano, entonces dijo que volviera a trabajar.
Otra vez me robaron cuando estaba yendo al trabajo.
Como el uniforme de agente es parecido al de policía, me asaltaron y me pusieron un arma en la cabeza y me pedían la pistola.
Yo les decía que no tenía, que no era policía.
Se llevaron mi bolso, con mi celular y mi talonario de infracciones.
Entonces fui a hacer la denuncia a la comisaría.
Cuando me estaba yendo a la hora de la salida, Guelardi me dijo que estaba despedida porque no había estado en mi lugar de trabajo, sino que me había ido a desayunar.
Todo de muy mal modo, a los gritos.
Yo lo interrumpí y le mostré la denuncia que había hecho en la comisaría y se tuvo que retractar.
Pero se ve que me querían echar sí o sí.
Los contratos son por seis meses, que se renuevan.
Ellos no me lo iban a renovar o me iban a echar antes.
El mío terminaba el 18 de agosto.
Una vez en pleno Lomitas la gente de Insaurralde y la de Massa empezó a hacer quilombo, se sacaban los afiches, se sacaban las boletas, era un caos y parecía que se iban a empezar a pelear.
Los autos de los dos grupos interrumpían el tránsito y no nos hacían caso, era un griterío.
Con una compañera nos fuimos a la vuelta para llamar a la policía para que envíen un móvil.
Esa fue la excusa.
Dijeron que me había ausentado de mi lugar de trabajo y me despidieron.
Fue el 5 de agosto, aunque en los papeles figura como si fuera el primero de agosto.
-¿Tuviste algún contacto más con esa gente?
-El sábado después de que apareció el video me llamó una excompañera de trabajo para decirme que Carlos, la mano derecha de Guilardi, le había pedido mi teléfono.
Carlos me llamó, me felicitó por el video, porque los había hecho quedar bien, pero enseguida empezó a preguntar si me acordaba del nombre de los gendarmes.
Eso quería averiguar.
Quién había filmado el video.
Cabandié, luego de que el video se viralizara y exhibiera en televisión, mintió.
Mintió mucho.
En diálogo con Romina Manguel, el sábado dijo que lo habían intentado coimear y que no se arrepentía de su actitud.
Dijo que el tal “Martín” era un funcionario del ministerio de Seguridad. Que no había agentes de tránsito sino gendarmes.
El domingo en 678 pediría disculpas, pero sostendría sus mentiras.
-Ayer cuando veía a Cabandié en la tele estaba como loca mi hermana -agrega Ezequiel-. Le gritaba al televisor. Cuando dijo que le habían pedido coima, ella le gritaba: “¡Hijo de puta!”
Ambos ríen. Les pregunto por quiénes votan.
-Desde que una señora en la calle hace un par de años me empezó a hablar y me convenció voto a la izquierda -dice Ezequiel.
-¿Y vos? -le pregunto a Belén.
-Yo voté a Insaurralde y a Cristina.
-¿Y a quién vas a votar?
Encoge sus hombros.
Me cuenta que el año pasado quiso estudiar el Profesorado de Educación Física y que lo hizo por unos meses, pero que no pudo sostener los estudios y por eso empezó a trabajar. “Ahora estoy ayudando en la verdulería a mi mamá”.
-Vos tenés que dar la cara para protegerte, Bele -le dice Ezequiel frente a la negativa de su hermana de aparecer frente a cámaras.
Yo le digo lo mismo.
Ella no quiere, dice tener miedo.
“Al revés, si nadie te conoce pueden hacer lo que quieran”, le dice Ezequiel.
Después de varios minutos, accede.
Dará la cara.
Llegamos a las puertas del canal.
Así comienza el largo día mediático en el que Belén -la desubicadita a la que Cabandié quiso dar un correctivo- demostrará que la mentira de los poderosos es el verdadero síntoma que necesita en este país una corrección.
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