El fenómeno nació en los 90.
Consumidor precavido.
También se las denominó etiquetas "de conveniencia", porque sus importes son más accesibles que los de marcas líderes.
La ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner criticó a los productos fabricados por Pymes y multinacionales designándoles como marcas "pindonga y cuchuflito".
Esta categoría -compuesta por segundas, terceras marcas y propias de los supermercados- tiene un 39% de facturación, según la consultora W en base a datos de Kantar Worldpanel.
Ese 39% de participación para segundas marcas es inferior al 46% que alcanzaba esa misma categoría en 2006, durante el mandato de Néstor Kirchner.
También se queda corto con respecto al 55% del total de las ventas que capturaban las segundas marcas en 2002, el peor año de la crisis.
Las marcas "propias" nacieron en los 90, como una expresión de los supermercados que estaban en plena expansión.
Con la recesión de 2001-02, germinaron las "segundas" marcas, inventadas por los mismos proveedores para poder despachar más volúmenes.
Entre 2012 y 2015, la participación de primeras marcas (líderes, de empresas muy conocidas) era del 69%, superior al 61% actual.
Sin embargo, en dos empresas importantes, recalcan: "Ojo que (el ex secretario de Comercio, Guillermo) Moreno (sic) nos pisaba los precios. Nadie tenía total libertad para definir importes, por eso había menos diferencia entre unas y otros, el mercado estaba distorsionado".
"Argentina es un país marquista por definición. Hay una idiosincracia de clase media, que se construye y valora las marcas. Es cierto que las segundas marcas vienen creciendo, pero también vemos un consumidor 'sensato' que empieza a valorar otras cosas, que no son de gratificación inmediata", explica Guillermo Oliveto, director de consultora W.
En 2018, el consumo de primeras marcas cayó un 5%, mientras que el de segundas subió un 6%.
La tendencia fue más fuerte durante el último cuatrimestre, según Oliveto.
"Se da una conjunción de factores. La gente tiene que destinar entre un 8% y 10% del ingreso del hogar a las tarifas, eso le quita dinero para otros consumos. Pero también hay hogares que aprovechó el regreso del crédito hipotecario. Hay una pérdida del poder adquisitivo del 12%, por la inflación", desglosa Oliveto, que es especialista en Sociedad, Consumo y Marcas, además de asesor de empresas.
Las ofertas de "precio" empiezan a calar fuerte entre los consumidores.
Las aerolíneas "low cost" ya poseen un 20% del mercado de cabotaje.
Los "outlet" traen marcas como H&M y arrasan.
Los mayoristas se llenaron de consumidores que antes iban al hipermercado.
Las marcas "propias" ya representan un 18% de las ventas de una cadena como Walmart.
En 2018, estaban en torno al 15%.
En Cencosud, propietaria de Jumbo, Disco y Vea, calculan que las marcas propias muerden un 8% de sus volúmenes.
En categorías como conservas de pescado, pueden llegar al 50%, mientras que en papel higiénico, leche larga vida y galletitas rondan el 15% de participación.
"Papeles, galletitas de agua, conservas de tomate, aceite, atún, harina y arroz" son las opciones de marcas propias más elegidas en Walmart.
Elabora una línea de 70 productos para limpieza del hogar y cuidado de la ropa.
Fundada en 2001 por los hermanos Julián y Guido Mellicovsky funcionó durante los primeros años exclusivamente como proveedora de productos de marca blanca para los principales supermercados del país; hasta 2015, cuando lanzó su propia línea bajo la marca Ecovita.
"Durante 2018 experimentamos un crecimiento del 50% en nuestra facturación. Nosotros optamos por no trasladar la totalidad de las subas de costos, para que los precios de nuestros productos se mantengan en niveles accesibles y acordes a lo que puede pagar el consumidor hoy", dijo Julián Mellicovsky, director de Ecovita.
"Si bien el consumo general en el país sufrió una caída, nosotros pudimos sostener nuestro crecimiento mediante una mayor cobertura en tiendas y zonas del país", indicó.
Con menos espalda para aguantar las crisis y el acceso al financiamiento prácticamente cerrado, las pequeñas empresas sufren la baja del consumo.
Según un informe del Centro de Economía Política (CEPA) desde 2015 cerraron 15.424 firmas que empleaban a menos de 100 trabajadores.
La mitad de estas pymes bajaron la persiana en lo que va de este año.
Norberto Laboranti es socio gerente de Lasfor, una empresa de San Antonio de Areco nacida en 2007 que con 41 empleados se dedica a elaborar cereales libres de gluten bajo la marca Snuks.
Tienen almohaditas rellenas aptas para celíacos y crackers.
Sus productos se venden en supermercados de todo el país y en dietéticas.
"El año pasado crecimos de 6% a 7% en volumen y este año venimos con un crecimiento un poco mayor. En parte nos favoreció que se cayó un competidor y eso nos permitió crecer en supermercados", contó Laboranti.
"Si la pyme es ordenada y está buscando alternativas, funciona. En su momento hemos conseguido créditos tasa subsidiada y con eso y con fondos propios pudimos comprar las máquinas que necesitábamos para expandirnos. A nosotros nos llevó dos años prepararnos para poder exportar. Vamos viendo cómo viene el mercado y en base a eso buscamos alternativas de nuevos productos y buscamos nuevos mercados. No te podés quedar esperando a ver qué pasa con el Gobierno o qué pasa con el país".
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