Pacientes de primera y de segunda
Las distancias son determinantes frente a un accidente o una emergencia sanitaria, pero también parecen ser determinantes cuando las obras sociales y mutuales definen los servicios que prestarán en una región específica.
La misma credencial que abre puertas y consigue atención sin ningún tipo de coseguro en farmacias, consultorios y clínicas de la ciudad mendocina, en los departamentos alejados es mirada con recelo e incluso hasta con cierta “extrañeza”.
Los dedos de una mano sobran, por ejemplo, para contar los pediatras o los ginecólogos que reciben obras sociales en los departamentos valletanos. Tiempo atrás lo hacían pero cobrando un plus pautado previamente por la consulta. Cuando comenzaron las denuncias y los reclamos, directamente dejaron de atender a los socios con cobertura, aduciendo demoras en los pagos y cánones poco favorables.
Una vez un médico me dijo que la realidad es que falta voluntad de ambos lados. Por un lado, los especialistas ya se acostumbraron a recibir el dinero en efectivo y al instante por su trabajo. Por el otro, según su visión, las obras sociales separan sus propuestas de trabajo en médicos “de primera y de segunda categoría”. “Por el mismo servicio, pretenden ofrecer a un médico de pueblo casi la mitad de lo que le pagan a uno de la Ciudad”, justificó en aquella oportunidad.
Lo cierto es que en medio de la negociación los pacientes siguen en espera. Ni hablar de los afiliados a OSEP, que cada vez tienen que sacar turnos con mayor antelación, debiendo “vaticinar” malestares personales casi un año antes para ser atendidos cuando corresponde. Sobre esta situación existen -incluso- pedidos de informes en el Senado.
Tampoco “conviene” hacer hincapié en quienes padecen enfermedades más acuciantes, como los oncológicos, que deben recurrir casi totalmente a la Ciudad para cumplir con sus tratamientos. La sala de quimioterapia de la Liga de Lucha contra el Cáncer en Tunuyán, recientemente inaugurada, ha mejorado en gran parte esta situación.
“Me voy a encadenar a la sede de la obra social, hasta que le consigan los medicamentos a mi mamá”, me dijo días atrás una chica del paraje tupungatino de Santa Clara, cuya mamá lleva tiempo internada en el Central y hace más de tres meses que espera sus remedios.
La cuestión es que las empresas y obras sociales deberán empezar a considerar que si el Valle es la región que más creció en los últimos censos, también creció en número de pacientes y clientes que esperan un buen servicio por lo que pagan mensualmente.
FUENTE
"LOS ANDES", 11.12 2014
{Lamentablemente la situación está practicamente generaliza desde todas las provincias llegan noticias similares. En obras sociales que cubren a los jubilados (PAMI) o a los empleados públicos (OSEP en Mendoza) hay problemas con anastesistas y los turnos de atención a semanas de distancias son algo común. Mientras funcionarios públicos y profesionales de la salud discuten por dinero los enfermos son rehenes de ss dispitas y víctimas inocentes}
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