Profundas dudas, profunda sabiduría; Pequeñas dudas, poca sabiduría.
(Proverbio chino)
El arma no tenía bala en recámara ni pudo gatillarse dos veces en vacío, por lo tanto, el atacante nunca tuvo intenciones de dispararle a la vicepresidente
5 septiembre, 2022
El hombre detenido en las inmediaciones de la casa de la vicepresidenta Cristina Kirchner tras intentar dispararle -
(Por: Rubén Lasagno) – El ABC de un acto criminal o de terrorismo es que el atacante lleva la clara decisión de cometerlo y salvo que intervengan cuestiones exógenas al sujeto y al acto en si, nada podrá evitar que el hecho se complete.
De acuerdo a las pericias sobre el arma que usó Fernando Andrés Sabag Montiel para atentar contra Cristina Fernández, la antigua Bersa calibre .32, no tenía bala en recámara al momento del ataque, lo cual confirma que la pistola jamás podría haber dañado a CFK o cualquier otra persona, porque a pesar de poseer cinco proyectiles en el cargador, la ausencia de munición en recámara hace que la pistola utilizada fuera apta para disparar, pero estuviera en la situación que técnicamente se denomina “desarmada”, es decir, “sin munición en recámara y con el martillo en reposo” y por lo tanto sin ninguna posibilidad de generar el disparo.
El arma hallada donde se detuvo al hombre que quiso dispararle a la vicepresidenta Cristina Kirchner es una pistola Bersa calibre .32 –
Y esto nos lleva a la segunda gran falacia: “se escuchan los “click” cuando el atacante gatilló dos veces la pistola en la cabeza de Cristina”, dijeron en los medios, refiriéndose al supuesto golpe del martillo sobre la aguja percutora.
Esto es absolutamente falso porque técnicamente eso no puede suceder con un arma de simple acción sin munición en recámara.
La pistola de acción simple, como la Bersa utilizada por el brasilero, no se puede accionar desde la cola del disparador si previamente no se ha montado el martillo.
La única manera de que se pudieran escuchar dos “click”, ruido producido, repetimos, por el martillo al pegar contra la aguja percutora con la recámara vacía, es que el operador lo haya montado mecánicamente con el dedo pulgar las dos veces (montado y disparo-montado y disparo).
Solo así el arma de simple acción puede ser disparada en falso (sin bala en recámara) y para esto se necesita un tiempo y una maniobra que no se observa en los videos.
Por estas dos cuestiones técnicas fundamentales, se desbarrancan los argumentos que pretenden demostrar el intento de asesinato de la vicepresidente: la ausencia de munición en recámara y los dos “gatillazos” que algunos dicen escuchar en el video, sencillamente porque una pistola de simple acción no lo permite en las condiciones que se muestran allí.
Y volvemos al inicio de esta nota: no consta que el atacante quisiera dañar a Cristina Fernández, porque no existe en la historia de estos atentados en el mundo, un magnicidio en el que el operador del arma no la llevara en condiciones de uso inmediato, es decir, con bala en recámara, gatillo armado y con la sola necesidad de presionar la cola del disparador para efectuar el disparo.
La teoría de que el atacante no sabía de armas y por lo tanto no habría acerrojado la pistola, es contrafáctico.
A este argumento le podemos oponer otro también de orden conspirativo: alguien le dio el arma sabiendo de antemano que no iba a accionar su tren de fuego.
En el campo de las hipótesis podemos elucubrar muchas teorías probables, pero la realidad, a la luz de las pericias realizadas en el arma, se desprende que la pistola Bersa estaba en condiciones mecánicas óptimas de disparo (de hecho la dispararon 50 veces en las pruebas) pero no en condiciones inmediata de uso, por cuanto no había munición en recámara.
La intención de generar el caos de Sabag Montiel fue efectivo, pero la falta de voluntad de asesinar a la vicepresidente, es un dato fáctico que arrojan las pericias del arma.
Ningún magnicida en la historia del mundo falló por defecto propio.
Quien no alcanzó su objetivo fue por motivos externos y ajenos a su voluntad; la mayoría lograron su propósito.
Solo algunos ejemplos
Ronald Regan – Hinckley surgió de entre la multitud de admiradores y disparó un revólver Röhm RG-14 calibre .22 LR seis veces en tres segundos.12 La primera bala alcanzó en la cabeza al Secretario de Prensa de la Casa Blanca, James Brady. La segunda le dio en la espalda al oficial de policía del Distrito de Columbia, Thomas Delahanty. La tercera bala sobrepasó al presidente y golpeó la ventana del edificio de enfrente. La cuarta bala le dio en el abdomen al agente del Servicio Secreto Timothy McCarthy. La quinta golpeó el cristal de la limusina del presidente. La sexta y última bala rebotó en la limusina e impactó al presidente en la axila izquierda, golpeando una costilla y alojándose en el pulmón, deteniéndose a unos 2,5 cm. del corazón.
John Fitzgerald Kennedy fue ejecutado por Lee Harvey Oswald. Dos disparos en la cabeza, dejaron más dudas que certezas. El/los atacantes no fallaron.
Anwar el-Sadat – el 6 de octubre de 1981, Anwar el-Sadat, precediendo un desfile militar en conmemoración de la recuperación del Sinaí, fue ametrallado hasta la muerte por un grupo de seis soldados que se desmarcaron del pelotón que marchaba.
Isaac Rabin, el primer ministro israelí durante un acto multitudinario en Tel Aviv para reforzar el proceso de paz con los palestinos, un estudiante judío extremista, aprovechó la multitud y le disparó por la espalda, acabando con la vida del primer ministro.
En India el magnicidio fue sobre la primera ministra Indira Gandhien en 1984, de camino a una entrevista, dos de sus guardaespaldas, que pertenecían a la minoría religiosa, le asestaron 31 impactos de bala.
Shinzo Abe el ex primer ministro de Japón, fue asesinado por un desconocido quien con un arma casera se acercó al mandatario y abrió fuego con dos cartuchos, sin que nadie pudiera evitarlo.
Y así podemos seguir ejemplificando magnicidios y ataques a personalidades en el mundo y más allá de que algunas de las víctimas sobrevivieran, queda claro que la efectividad de un atacante de este tipo que tiene de su lado la sorpresa, posee un altísimo porcentaje de probabilidad de llevarlo a cabo y en ningún caso el fallo del arma es un problema, pues cuando el criminal llega a esa instancia su problema se resuelve de manera simple, su “éxito” depende solo de burlar los anillos de seguridad del personaje, ponerlo a tiro y disparar, aún sabiendo que al hacerlo a corta distancia su huida es prácticamente imposible. (Agencia OPI Santa Cruz)
fuente
"OPI Santa Cruz", 05.09.2022
30 de enero de 1948, Birla House, Nueva Delhi, India
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