El peronismo sigue unido, ¿sus votantes también?
25/03/2021
Lucas Romero
Aquella advertencia de Juan Domingo Perón, de que el pueblo marchará con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes, nos recuerda siempre que los procesos políticos operan en dos planos: el plano de los dirigentes (la política) y el plano de la gente (la opinión pública).
Estos dos planos no siempre evolucionan sincronizadamente, y saber reconocer esa particularidad del proceso, se vuelve una virtud necesaria para no cometer errores de diagnóstico en el diseño de estrategias.
Alberto Fernández repite como mantra que la unidad del peronismo es lo que garantizó el triunfo de 2019, y promete que conservando esa unidad se garantizará que no vuelvan las derrotas.
Pero ese diagnostico comete el error de creer que por sí sola la unidad de esos dirigentes garantizará la unidad de la misma gente que los eligió en 2019.
¿Eso es efectivamente así?
¿Si se conserva la unidad del peronismo, los votantes del Frente de Todos también permanecerán unidos?
Lo primero que hay que entender para responder esas preguntas, es que el 48,2% de votantes que eligieron a Fernández no eran un bloque monolítico.
Es cierto que la mayoría de esos votantes estaban consustanciados con el liderazgo de Cristina Kirchner y acompañaron con entusiasmo la decisión de ella de ceder el lugar de privilegio para garantizar el triunfo.
Pero no menos cierto es que hubo una porción minoritaria -no por ello menos estratégica- de votantes que eligieron a Alberto Fernández a pesar de Cristina Kirchner.
Votantes que, teniendo un sentimiento refractario hacia la candidata a vice, creyeron que el Frente de Todos no era el Frente para la Victoria y que iba a gobernar Alberto y no Cristina.
Lo segundo que hay que tener presente, es que las cosas no han salido bien para el Gobierno hasta aquí.
El mandato económico de poner en marcha la economía -principal mandato recogido en las urnas por el presidente-, aún permanece incumplido.
Es cierto que ocurrió la pandemia, pero también es cierto que frente a las necesidades las excusas no sirven de mucho: el salario real volvió a caer en 2020 por tercer año consecutivo, el desempleo y la pobreza crecieron y el rumbo económico del Gobierno no despierta entusiasmo en los inversores.
Adicionalmente a ello, en lo político, la influencia que se ha visto de Cristina Kirchner en nombramientos y decisiones de Gobierno ha contribuido a desvirtuar bastante la idea de que el Frente de Todos no era el Frente para la Victoria, y a darle verosimilitud al latiguillo opositor de "Gobierna Cristina, Alberto es un títere".
Ambos factores (el económico y el político) ayudan a entender la caída en la popularidad del Gobierno y de Alberto Fernández (la imagen positiva de ambos registra caídas de más de 30 . desde marzo de 2020).
Pero también ayudan a entender por qué los votantes del Frente de Todos ya no están todos unidos en apoyo del Gobierno.
Detrás del deterioro de la popularidad del Gobierno, también se puede observar un creciente número de "desencantados", votantes del Frente de Todos que, si hoy fueran las elecciones, dicen que votarían por otra fuerza política.
Ese grupo de votantes llegó a representar, en nuestro último estudio nacional de opinión pública de marzo, el 24% de los votantes del Frente de Todos en 2019.
Por lo tanto, por más que el presidente reclame conservar la unidad del peronismo, esa unidad de los dirigentes ya no garantiza la unidad de todos sus votantes.
Pero más allá de este error de diagnóstico, resulta interesante comprender qué tipo de apoyos son los que perdió el Frente de Todos para entender cuál es el problema que hoy está afectando al oficialismo.
Un dato que demuestra cuál podría ser el motivo del desencanto de esos votantes, surge de revisar cuál es la imagen que esos desencantados tienen de Cristina Kirchner.
En ese 24% de votantes desencantados, la vicepresidenta recoge un 84% de valoraciones negativas.
Es más, si se evalúa comparativamente las bases de simpatías de Alberto Fernández y de Cristina Kirchner, en abril de 2020 más de la mitad de los que simpatizaban con el Presidente, no tenían imagen positiva de la vicepresidenta, pero en marzo de 2021, ese porcentaje de achicó a menos del 10%.
Es decir, hoy el Presidente recoge el apoyo casi exclusivamente de las personas que simpatizan con Cristina y ha perdido el apoyo de votantes más independientes, de votantes que no simpatizaban con el kirchnerismo.
De hecho, si se indaga sobre la identidad política de esos desencantados, más del 50% se define como "independiente".
En definitiva, frente al mandato de la unidad del peronismo que sostiene el presidente, la evidencia nos muestra que los votantes del Frente de Todos ya no permanecen todos unidos.
Y que los votantes que se han alejado son los que representaban el borde moderado de apoyos, que creían que el Frente de Todos no era el Frente para la Victoria, pero que a la luz de los acontecimientos han cambiado esa percepción.
Sin ningún gesto de autoridad de los dirigentes del peronismo frente a Cristina Kirchner, y sin respuestas económicas que relativicen aquella desviación política, la identidad del Frente de Todos pareciera haber ido mutando hacia la vieja identidad del Frente para la Victoria, y eso ha venido repercutiendo en los niveles de apoyo electoral del oficialismo.
Doña María y los impuestos en Yugoslavia y la Argentina
Por todo ello, hoy la unidad del peronismo que el Presidente pregona no representa mucho más que la unidad de los votantes que simpatizan con el kirchnerismo (error en el diagnóstico), y en la medida que no haya una corrección en la identidad del Frente de Todos (cambio de estrategia), el proceso se encamina a dejar demostrado en este 2021, aquello que se sostenía en 2019 de que "con Cristina sola no alcanza".
FUENTE
"EL CRONISTA", 25.03.2021
No hay comentarios:
Publicar un comentario