En un país donde la palabra injusticia
puede explicarse con el monto de la jubilación mínima, el organismo que
administra los recursos de la seguridad social se vuelve noticia por
repartir un bono de 20 mil pesos a sus empleados mientras nombra a 1000
más en planta permanente para festejar así el aniversario de la Anses.
Mientras los jubilados de hasta dos mínimas porque para el resto no
alcanza, le están pidiendo ayuda a los nietos para averiguar con
angustia si están incluidos entre los que cobrarán el bono del gobierno,
accediendo a un monto menor de 18 mil pesos y que no percibirán todo
junto sino en dos veces, ellos reparten un bono aniversario y cargos
permanentes.
Con la mínima que es de 32.630 pesos los
jubilados no sólo vienen perdiendo ante la inflación.
Si no los ayuda
alguien de su familia pierden contra la indigencia.
Es imposible vivir
dignamente con ese dinero luego de haber trabajado toda la vida.
Tendrán
que esperar hasta junio para otra actualización, porque decir aumento
es un engaño, pero para entonces la inflación ya habrá hecho estragos.
Los dos bonos que llegarán a los abuelos intentan ser un paliativo, pero
no se incluyen en cifras remunerativas, que puedan computarse en el
aguinaldo.
Sí son el reconocimiento de una crisis imparable que no deja
de producir bofetadas, pero que no saben, no quieren o no pueden
parar.
Cuando hacen sendos actos para anunciar la ayuda
extra como si fueran beneficios otorgados por seres magnánimos uno se
pregunta si ya que llegamos hasta acá, y no pueden administrar el dinero
como para que no deje de valer, al menos no podrían tener la discreción
de no usar ese padecimiento para sacar rédito político con las migajas.
Por otro lado, ni siquiera es un aumento, ni llega a empatar el ritmo
de los precios, como para intentar llamarlo actualización.
En este
contexto, las noticias sobre nombramientos en la Anses o contrataciones
en el Pami -ambos con sendas cajas y ambos conducidos por La Cámpora-,
son un reflejo de la apropiación del estado y de la irresponsabilidad
fiscal.
Según consigna el periodista Francisco Olivera entre ambos
organismos las erogaciones para el bono festejo de la ANSES y los
adicionales del PAMI costarán a los argentinos 260 millones de pesos.
Seguramente
de esto no hablará Cristina, para quien la austeridad del estado es una
aberración del neoliberalismo y no la otra cara de un proceso
inflacionario espoleado por una emisión sin control.
Los que saben
explican que la aceleración de la escalada de los precios en el primer
trimestre se explica en gran parte en aquella fiesta del plan platita
que no les permitió siquiera ganar las elecciones.
Encima, el mismo
gobierno que no soluciona la inflación, gracias a ella recauda más
impuestos, porque ya sabemos que ellos nunca salen perdiendo.
En el
fondo, por el perverso poder de licuar gastos y generarles aumento de la
recaudación, en realidad son enamorados de la inflación.
Lo
dicen poco porque no quieren que la gente se de cuenta, o que el que ya
lo sabe lo recuerde: la inflación es un impuesto, el más injusto de
todos, porque afecta más a los que menos tienen, a los que más parte de
sus ingresos gastan en alimentos, rubro que además promete un pico
insoportable que superaría de nuevo el 7% en la próxima medición.
Sin
embargo, tampoco escucharemos un anuncio donde a los alimentos les
eliminen el IVA.
El Iva, clink caja.
La inflación es en
realidad, puro empobrecimiento y a este ritmo empuja por el acantilado
de la indigencia incluso a los que trabajan.
La desazón es doble: la
plata no alcanza y el esfuerzo no vale porque ni trabajar alcanza para
no ser pobre.
Los mejores pronósticos anticipan un final de año
con 60 % de inflación, pero anualizado la cuenta que nadie quiere mirar
puede llegar al 80 %.
Eso no redunda en que prime la austeridad, ni en
que abunden los ejemplos.
Seguirán con el garrote dándole al productor o
al almacenero, acusando a quien tengan a mano por la suba de precios,
mientras el impuesto de guante blanco se recauda sin vueltas y sin
pausa, y el estado que te ajusta no se ajusta, sino que festeja con la
caja.
Seguramente ni los nombramientos, ni los bonos festejo, por su
monto, alcanzarían para cambiar la situación de los abuelos, pero por lo
menos den el ejemplo, hagan ustedes algún esfuerzo, valoren los fondos
que produce un país desangrado, simulen, aunque sea, que les duele un
poco el sufrimiento.
Festejan con nombramientos, con la de los abuelos.
fuente
"RADIO RIVADAVIA", 06.05.2022
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