7 oct 2019

¡¡¡ VAMOS POR TODO !!! -II-












¡¡¡ VAMOS POR TODO !!!
-II-

(Ver la entrada del 30.08.2019; “¡¡¡VAMOS POR TODO!!! –I-)


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PARTIDO ÚNICO

La relación del Estado con el Partido Único en los sistemas totalitarios es ambigua.

En Italia el fascismo era un partido de Estado, en Alemania el partido nazi fluctuaba entre dominar al Estado o ser un órgano de éste.

Con el peronismo ocurrió otro tanto; la glorificación del Estado, en la primera etapa del peronismo, se transformó a partir de 1950, en exaltación del partido peronista sobre el Estado.

Si el peronismo comenzó identificándose con el Estado, en una etapa más avanzada, éste debió identificarse con aquel.

El Estado estaba tan consustanciado y aun subordinado al Partido, que cuando se creó el Partido Peronista Femenino, el Ministerio de Transporte le cedió dos pisos de un inmueble de su pertenencia, la Cámara de Diputados le proveyó lo muebles, la Municipalidad de Buenos Aires le entregó casas prefabricadas y locales para instalar unidades básicas.

También colaboraron con el Partido Peronista Femenino, el Ministerio de Salud Pública y la Subsecretaría de Prensa y Difusión.

En las provincias ocurrió otro tanto.

La Municipalidad de La Plata otorgó todos los elementos necesario para el funcionamiento del Partido, incluidos os automóviles de la gobernación.

La casi totalidad de personal empleado por el Partido Peronista Femenino pertenecía a la Administración Pública y era pagado por ella.

Las concentraciones partidarias y las campañas electorales peronistas tenían todo el apoyo del Estado: automotores, pasajes en ferrocarriles, ómnibus y barcos, alojamiento y alimentación de la gente movilizada.

Al tratar de pasar del bonapartismo al régimen totalitario, Perón intentó la subordinación de la burocracia estatal, de las Fuerzas Armadas y de la Iglesia, proyecto que lo llevó a la ruina.

La organización del Estado totalitario estaba propuesta en la Ley 13.529, que confirió a la Secretaría y luego al Ministerio de Asuntos Políticos, cuyo titular era Román Subiza, “atribuciones para orientar, dirigir y fiscalizar a política interna de la Nación, de acuerdo con la doctrina nacional”.

Según el Plan de Acción Política su finalidad era “luchar empleando todos los medios y conceptos a fin de que todos los habitantes de esta patria sean peronista.

Alguna de las medidas tomada para este fin fueron la creación de la Cátedra sobre Justicialismo en el Colegio Militar y en la Escuela Superior de Guerra, y la afiliación obligatoria de los empleados públicos al Partido Peronista, así como la cesantía de todos los opositores.


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En una circular confidencial pasada a su ministros del 1º al 22 de octubre de 1948, Perón aconsejaba:

“Por todo ello, recuerdo a los señores ministros la obligación en que se encuentran de sanear las oficinas a su cargo eliminando de las mismas a los empleados ineptos y a los que voluntaria o involuntariamente realicen una obra contraria a las normas de la revolución. Para llegar a ese saneamiento y aquella doble selección firmaré cuantos decretos de cesantía y de exoneración consideren justos y me sean sometidos por los señores ministros”.

En la Tercera Conferencia de Gobernadores, Perón se ocupó esta vez del empleado provincial no peronista: “Se lo deja cesante o exonera por la simple causa de ser un hombre que no comparte las ideas del gobierno; eso es suficiente”.

Por supuesto la Universidad argentina surgida de la Reforma de 1918 perdió la autonomía y la libertad académica.

Ya en octubre de 1943, se dejó cesante a muchos profesores, pero la gran purga se llevó a cabo a fines de 1946 con la expulsión de 1.250 profesores, el 70 por ciento del total.

En 1947 se dictó una nueva ley universitaria declarando el propósito de hacer imposible que las universidades “se opusieran jamás a la voluntad del pueblo argentino”.

La política estudiantil quedó completamente proscripta.

La organización del Partido Peronista no podía dejar de ser también netamente totalitaria y similar a la de los partidos fascistas italiano y nacionalsocialista alemán, basados en la lealtad ciega e irreflexiva al líder, en la autoridad jerárquica más estricta y en la delación.

La legitimidad estaba dada no por la elección de sus miembros, sino por la autocracia reconocida del Jefe, que se ha investido a sí mismo en virtud de su propia persona, de sus cualidades individuales, de su supuesta infalibilidad, de su carácter de hombre providencial de “hombre del destino”.

“Mussolini siempre tiene razón”, decían los fascistas, “y esto es verdad, primero porque lo ha dicho el General Perón, y segundo porque efectivamente es verdad”, afirmaba Eva Perón.

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“Ningún peronista entra a analizar las situaciones; basta que el general Perón quiera una cosa, para que todos estemos dispuestos a cumplirla”, sostenía el contraalmirante Tessaire, presidente del Partido Peronista, el 25 de noviembre de 1954.

Esta sumisión irracional al jefe no era por supuesto compatible con la democracia interna, con la existencia de divisiones, de fracciones, de tendencias, de mayorías o minorías dentro del Partido o con libertad de discusión.

La homogeneidad debía ser total, la elección de cuadros o candidatos a cargos público era digitada por el ministro de Asuntos Políticos, de acuerdo con las informaciones acumuladas en sus carpetas.

La simple lectura de algunos artículos del Estatuto Orgánico del Partido Peronista permite comprobar su carácter típicamente totalitario:

El artículo 1º decía que el Partido Peronista actúa dispuesto a sacrificar todo a fin de ser útil al General Perón.

Artículo 2º: El Partido Peronista es una unidad doctrinaria en cuyo seno no serán admitidas posiciones o banderas atentatorias a esa unidad.

Artículo 15: El gobierno del Partido Peronista estará a cargo de las siguientes autoridades por orden jerárquico: 1º. Jefe Supremo del Peronismo; 2º. Consejo Superior.

Artículo 16: Es el Jefe Supremo del Peronismo, su inspirador, creador, realizador y conductor el General Perón. En tal carácter, puede modificar o anular decisiones de las autoridades partidarias, así como inspeccionarlas, intervenirlas o sustituirlas.

Artículo 74: el mejor método para aprender a mandar ha sido siempre aprender a obedecer.

Artículo 77: Son tareas permanentes: a) inculcar y sostener que sólo hay dos figuras cumbres en el peronismo: el General Perón y Eva Perón; b) mantener en todo momento al Partido únicamente a las órdenes del General Perón; c) defender en todo instante y circunstancia los actos del Gobierno Peronista como los mejores que puedan producirse. No admitir críticas al respecto.

Artículo 78: Cada peronista ha de constituirse en vigía permanente del Peronismo. En el lugar en que se encuentre, donde viva o trabaje deberá conducirse enérgicamente de acuerdo a las siguientes normas: a) ha de denunciar de inmediato a la autoridad partidaria o policial más cercana, cualquier intento que él conozca, tendiente a alterar el orden, o perturbar la tranquilidad pública… Hará detener por la policía a las personas que distribuyan panfletos incitando al complot o al desorden e informar luego a la autoridad partidaria.

Artículo 197: Las cualidades (de los candidatos a puestos electivos) serán establecidas sobre las siguientes bases: a) informe del Partido por observación directa y por ambiente local; b) informe de la Policía Federal o policía local, justicia y bancos.

Un instrumento especial de terror ejercido por los partidos totalitarios contra sus propios miembros para mantener un control absoluto sobre ello es la “purga” periódica; el nazismo lo empleó espectacularmente en “la noche de los cuchillos largos”, el estalinismo  agrego a las purgas el matiz sadomasoquista de las confesiones públicas de los propios condenados por crímenes que en realidad no habían cometido.

El peronismo preparó también, aunque no llegó a efectivizar purgas con confesión, agregando una original variante, éstas se planificaban antes aun que los funcionarios cayeran en desgracia.

Delia Degliuomoni de Parodi, presidenta del Consejo Superior del Partido Peronista Femenino y a la vez vicepresidenta de la Cámara de Diputados, declaró ante las comisiones investigadoras de 1955, el uso del siguiente procedimiento:

(El texto incluye declaraciones de Delia Degliuomoni de Parodi, Hilda Pineda de Molins, Américo Pedro Bardelli y Atilio Renzi corroborando el asunto de las confesiones epistolares)

El partido orgánicamente totalitario que se cree ostentador de la verdad absoluta, no puede, obviamente, soportar la existencia de otros partidos; el pluralismo democrático rómpela unidad monolítica, la unanimidad.

El partido totalitario es por definición y esencia un partido único.

El fascismo italiano y el nacionalsocialismo alemán comenzaron siendo un partido entre otros del Parlamento, hasta que tuvieron suficiente poder como para prohibir la actuación de todos los opositores.

El peronismo no pudo llegar de todo a esta etapa, pero desde el comienzo los partidos políticos opositores debieron actuar en la semiclandestinidad, con sus principales dirigentes presos o en el exilio, sus periódicos prohibidos, sin acceso a la radio, eliminada la libertad de reunión por el estado de sitio, la libertad de expresión por la censura ejercida a través de la secretaria de Prensa e Información, la delación y la tortura convertida en práctica cotidiana.

Las leyes represivas aumentaron considerablemente, con delitos imprecisos y de tan amplio alcance como para aplicar condenas arbitrarias.

Algunas de estas leyes penales se referían a “delitos contra la seguridad del Estado, normas para organizar la Nación para tiempos de guerra desde tiempos de paz; desacato; espionaje, sabotaje, traición”.

El Decreto Nº 536 del 15-1-1945 elevado luego a ley, condena a prisión a quien provocara discordia en el país (Artículo 6º), transmitiera al exterior noticias tendenciosas sobre la Argentina o las recibiera (Artículo 8º), ofendiera a la Nación Argentina.

En octubre  de 1949 una reforma del Código Penal ampliaba la ley sobre desacato, al convertir en delito penal “ofender de cualquier manera la dignidad de un funcionario público”, siendo usada frecuentemente para silenciar a los legisladores de la oposición.

La ley Nº 14062 de 1951 sobre “estado de guerra interno” ampliaba la competencia de la justicia militar a grandes sectores de la población civil, usándose para la persecución de los adversarios políticos.

Al margen de la represión institucionalizada, se dio también la violencia y el terrorismo fuera de la legalidad proclamados por el propio Perón con una franqueza inusual en cualquier gobernante s de nuestros tiempos:

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“El día que ustedes se lancen a colgar, yo estaré del lado de los que cuelgan” (2 de agosto de 1946).

“Entregaremos unos metros de piola a cada descamisado y veremos quien cuelga a quien” (13 de agosto de 1946).

“Con un fusil o con un cuchillo, a matar al que se encuentre” (24 de junio de 1947).

“Esta paz tengo que imponerla yo por la fuerza” (23 de agosto de 1947).

“Levantaremos horcas en todo el país para colgar a los opositores” (8 de setiembre de 1947).

“Vamos a salir a la calle de una sola vez para que no vuelvan más ellos, ni los hijos de ellos” (8 de junio 1951).

“Distribuiremos alambre de enfardar para ahorcar a nuestros enemigos” (31 de agosto de 1951).

“Compañeros, cuando haya que quemar, voy a salir yo a la cabeza de ustedes a quemar. Pero entonces, si ello fuera necesario, la historia recordará la más grande hoguera que haya encendido la humanidad hasta nuestro días” (7 de mayo de 1952).

“Vamos a tener que volver a la época de andar con el alambre de fardo en el bolsillo” (16 de abril de 1953).

“Hay que buscar a esos agentes y donde se encuentren colgarlos de un árbol” (16 de abril de 1953).

“Eso de la leña que ustedes me aconsejan ¿por qué no empiezan ustedes a darla” (16 de abril de 1953).

“Aquel que en cualquier lugar intente alterar el orden en contra de las autoridades puede ser muerto por cualquier argentino… Y cuando uno de los nuestros caiga, caerán cinco de ellos… Nuestra nación necesita paz y tranquilidad y eso lo hemos de conseguir persuadiendo y si no a palos… Que sepan que esta lucha que iniciamos no ha de terminar hasta que los hayamos aniquilados y aplastados” (31 de agosto de 1955).

En el Plan Político de 1952 se lee: “Para el caso de atentado contra el presidente de la Nación… hay que contestar con miles de atentados”.

Aquí se auspiciaba por primera vez la institución de “jefe de manzana” encargado de delatar las actividades políticas dela vecindad, y también la formación de grupos parapoliciales o de civiles armados, que en retorno del peronismo en 1973 van a tener una actuación decisiva.

“Serán empleados grupos previamente instruidos y seleccionados de las organizaciones dependientes de la CGT y de Partido Peronista Masculino. Misión: atentados individuales, explosiones, incendios”.

No obstante esta intemperancias verbales, debe reconocerse que el primer peronismo usó moderadamente la violencia.

Los opositores eran encarcelados u obligados al exilio, pero lo asesinatos fueron pocos en relación con otros regímenes represivos.

Aquí también el peronismo se parece más al fascismo italiano de buenas maneras de la primera época, antes de la alianza con Hitler, que a la brutalidad del nazismo alemán.

No se puede, en cambio, decir lo mismo con el segundo peronismo – 1973/1976 -, donde se practicó abiertamente el terrorismo estatal y el asesinato de masas – masacre de Ezeiza a cargo de bandas armadas de la Triple A, compuestas por lúmpenes ligados al personal dela policía y a los servicios de informaciones, matones de la burocracia sindical, sobre todo de algunos grandes sindicatos como la UOM, y algunos pequeños burgueses desclasados de la juventud universitaria, como los agrupados en la CNU, especializada en reprimir las movilizaciones estudiantiles y los grupos de izquierda.

Los empleados y funcionarios que entraron en los nuevos aparatos burocráticos del Estado, sobre todo el Ministerio de Bienestar Social durante la época de López Rega, después de esperar muchos años para llegar a esos puestos, y que sólo se encontraban seguros por el orden, la verticalidad y el aplastamiento de todo control democrático de sus nuevas funciones contribuían voluntariamente a la represión.

Fuente
Juan José Sebrelli
“LOS DESEOS IMAGINARIOS DEL PERONISMO”
Sudamericana



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¡BIENVENIDOS, GRACIAS POR ARRIMARSE!

Me atrevo a interpelar, por sentirlos muy cercanos, por más que las apariencias parecieran indicar lo contrario; insisto en lo de la cercanía, por que estamos en el mismo bote – que hace agua - , tenemos pesares, angustias y problemas comunes, recién después vienen las diferencias.

La idea es dialogar, hablar de nuestras cosas, hay textos que nos proporcionan la información básica – no única-, solo es una propuesta como para empezar. La continuidad depende de Ustedes, un eventual resultado adicional depende de todos.La idea es hablar desde un “nosotros” y sobre “nuestro futuro” desde la buena fe, los problemas exigen soluciones que requieren racionalidad, honestidad intelectual que jamás puede nacer desde la parcialidad, la mezquindad, la especulación.

Encontraran en “HASTA EL PELO MÁS DELGADO ...”, textos y opiniones sobre una temática variada y sin un orden temporal, es así no por desorganizado, sino por intención – a Ustedes corresponde juzgar el resultado -.Como no he vivido en una capsula, ya peino canas, tengo opiniones y simpatías, pero de ninguna manera significa dogmatismo, parcialidad cerrada.Soy radical (neto sin adiciones de letras ninguna), pero no se preocupen no es contagiosos … creo, solo una opción en el universo de las ideas argentinas. Las referencias al radicalismo están debidamente identificadas, depende de Ustedes si deciden “pizpear” o no.

El acá y ahora, el nosotros y el futuro constituyen la responsabilidad de todos.Hace más de cuatro décadas, en mi lejana secundaria, de una pasadita que nos dieron por Lógica, recuerdo el Principio de Identidad, era más o menos así: “Si 'A' no es 'A', no es 'A' ni es nada”, por esos años me pareció una reverenda huevada, hoy lo tomo con mucho más respeto y consideración. Variaciones de los mismo: no existe un ligero embarazo; no se puede ser buena gente los días pares.

Llegando al Bicentenario – y aunque se me tildé de negativo- siento que como pueblo, desde 1810, hemos estado paveando … a vos ¿qué te parece?. En algún momento perdimos el rumbo y ahí andamos “como pan que no se vende. Cuentan que don Ángel Vicente Peñaloza decía: “Como ei de andar, en Chile y di a pie, cuando hay de que no hay cunque, cuando hay cunque no hay deque”.

De tanto mirarnos el, ombligo y su pelusa, tenemos un cerebro paralitico, cubierto de telarañas y en estado de grave inanición. Padecemos una trágica concurrencia de factores que nos impiden advertir – debidamente -, este, nuestro triste presente y lo que es peor aún, nos va dejando sin futuro.

A los malos, los maulas, los sotretas, los villanos, los mala leche, los h'jo puta, los podemos enfrentar pero … ¿qué hacemos con los indiferentes, con los que solo se meten en sus cosas, y no advierten que el nosotros y el futuro por más que sean plurales son cosas personalisimas? Y luego dicen que quieren a sus hijos y su familia; ¡JA!, ¡doble JA!, ¡triple JA! (il lupo fero).

¡¡EL REY ESTÁ EN PELOTAS!!, dijo el niño de la calle, hijo de padre desconocido y madre ausente, ese niño es mi héroe favorito.

¿QUÉ ES PEOR LA IGNORANCIA O LA INDIFERENCIA?

¡¡NO LO SÉ Y NO ME IMPORTA!!

El impertinente, el preguntón es nuestra esperanza, nuestro “Chapulin Colorado”.

Mis querido “Chichipios” - diría don Tato- no olviden que además de ver el vaso medio vació o medio lleno, hay que saber que contiene – sino que le pregunten a Socrates - ¡Bienvenidos! Adelante. Julio


Mendoza, 11 de noviembre de 2009.